EL DESTINO EN LA CARRETERA.
CAPITULO 1
La oscuridad de la
noche se rompió por mor de la potente luz de una linterna que cegó a la
psicóloga. Usó sus manos como visera para evitar la molestia en sus ojos. No
podía distinguir al jinete mas que a grandes rasgos; sumido en las sombras tras
el haz parecía estar fundido con su montura de tal forma que su silueta se le
antojaba a Julia como la de Quirón, el centauro hijo de Cronos y Filira.
-Buenas noches, señor. Si, me he perdido;
he salido de la autovía y cuando intentaba volver se ha averiado mi coche.-
Explicó someramente.- Llevo varias horas aquí y no sé donde estoy ni si hay
algún pueblo cerca, me he quedado sin batería en el móvil y sin posibilidad de
pedir ayuda… Si me dejara su teléfono para llamar a una grúa o un taxi que me
lleve al hotel más cercano…Por favor, ¿puede apartar la linterna? Me molesta la
luz…
Como única respuesta su última petición
fue aceptada y pudo sentir el alivio en sus ojos, aunque durante unos instantes
continuó cegada, momentos en los que el hombre se apeó del caballo acercándose
a ella y al coche que continuaba con sus cuatro intermitentes encendidos.
-A estas horas va a serle imposible conseguir
una grúa o un taller abierto. El hotel más cercano está a siete kilómetros y a
estas alturas del año es muy posible que esté cerrado…
Julia no se inquietó pese a darse cuenta
de que estaba en un paraje solitario junto a un hombre de gran tamaño que tenía
tantas posibilidades de ser buena persona como de ser un psicópata asesino , y
de esto último ella sabía algo como que por mucho que supiera no lo detectaría antes
de tener en la yugular el filo de una navaja o unas manos alrededor de su
cuello, estrangulándola.
-Gracias por hacerme ver las
posibilidades que “no” tengo.- Ironizó- ¿Podemos pasar a la lista contraria?
El tono profundo de la voz masculina se
tornó seco.
-Si, claro.- Afirmó.- Puede encerrarse
en el coche, envolverse en una manta y esperar que se haga de día y pase
alguien que se ofrezca a ayudarla para corresponderle siendo una petulante.
Sintió un intenso calor que subía a sus
mejillas en forma de rubor. El hombre tenía razón, el hecho de que aquel no
estuviera siendo el mejor día de su vida no era motivo para ser borde, pero
estaba cansada, parecía que habían pasado años desde que salió de León aquella
mañana y tenía frío, estaba tiritando tanto que de un momento a otro se le caerían
los lunares de la camiseta.
-Tiene razón, discúlpeme.- Admitió
vencida.
El debió disculparla porque de pronto emitió
un suspiro de conformidad y le dijo:
-Coja lo más necesario. La llevaré a mi
casa…
En aquel momento si saltaron las alarmas
de ella. ¿Qué la iba a llevar a su casa? ¡No podía meterse en su casa!¿Y si era
el “Sacamantecas”?
-¡No puedo meterme en su casa!¿Y si es
el “Sacamantecas”?
-¿Y si lo es usted y la estoy metiendo
en mi casa con mi familia?
¡Familia! ¡Tenía familia! Eso era
diferente. Un señor, por muy grande que fuera, con una esposa y unos hijos…era
más de fiar. Inclinaba la balanza hacia el lado positivo. Claro que había
muchas excepciones que…
Se dio cuenta de que estaba tardando
demasiado en decidirse cuando le oyó decir con impaciencia:
-¿Qué decide? No me voy a quedar aquí
toda la noche, me están esperando en casa para cenar.
A
cualquier persona le aconsejaría que, por supuesto, no se fuera con un
desconocido, pero era mala consejera para sí misma y en aquellas circunstancias
prefería arriesgarse. Abrió el maletero y de su maleta sacó un camisón, ropa
interior y algunos productos de higiene. Lo metió todo en una bolsa del
Mercadona que Paula debía tener allí para cuando iba de compras al súper y una
llave inglesa de considerable tamaño y peso que seguro era con la que Marcos “afinaba”
el mecanismo de aquel “reloj suizo”. Se sintió mas protegida, aunque deseó no
tener que necesitarla.
Para cuando cerró el coche, él ya había
vuelto a subirse al caballo y le tendía la mano derecha. Ella la estrechó con
firmeza, sonriendo. Ah, claro, no se habían presentado.
-Soy Julia Pacheco, encantada de
conocerle, señor…
-Villanueva.- Terminó tirando de aquella
mano hacia sí.
Ella recuperó su mano echándose atrás.
-¿Qué hace?
-Ayudarla a subir a la grupa,¿ o puede
hacerlo sola? Porque si es así yo no tengo el menor inconveniente…l
¿Subir a un caballo?¿Ella? Si cuando era
niña en el tiovivo se montaba en el coche de bomberos para no ir arriba y abajo
en los caballitos.
-Yo no sé montar a caballo.
Volvió a oírle suspirar con impaciencia.
-Entonces venga corriendo detrás. Si
quiere le llevo la bolsa…¡Vamos mujer, no se trata de un concurso de
equitación, solo de recorrer los tres kilómetros que me faltan para llegar a
casa y cenar y descansar, porque créame que a estas horas estoy ya rendido…!-
Lo dijo en un tono que solo le faltaba maldecir la hora en la que se volvió a
ayudarla.- ¡Suba de una vez!
Aquella “sugerencia” fue aceptada por
ella y se aferró a la fuerte mano masculina dejándose alzar con poca elegancia.
El chasqueó la lengua.
-Vámonos, Argenta.- Le indicó a la
montura y después añadió para ella.- Iremos despacio, no se asuste. ¿No tiene
frío? Ha debido ponerse alguna ropa de abrigo…
Julia estaba de acuerdo, pero se había
dado cuenta tarde de que su equipaje estaba preparado para pasar doce días
tirada en playas idílicas de Sudamérica con su encantador esposo y no escondiéndose
en el otoño de un pueblo de Málaga. Sintió
un pequeño alivio cuando puso sus manos en la cintura del hombre, pese a que él
si iba abrigado con una chamarra de fino cuero, el leve calor que le llegó
desde su cuerpo le resultó agradable. Por su gusto y con el temor que tenía a
caerse del jaco se hubiera aferrado con ambos brazos, pero su temor a él era
mayor que el que sentía hacia el animal, aunque como le dijo, iban despacio, y
su instinto le dijo que solo tenía que dejar que su cuerpo siguiera el suave
paso del caballo.
En ello estaba cuando vio el maletín de
cuero negro amarrado a la silla de montar.
-¿Es usted médico?- Le preguntó con más
vehemencia de la que hubiera deseado.
-No.
Aunque Julia esperó, no obtuvo más
respuesta. Ya sabía algo más de él. No era médico… ni hablador. De forma
inconsciente apretó contra su cuerpo la bolsa que llevaba colgada del hombro y
se sintió mejor al notar la dureza de la llave inglesa contra su costado;
lástima no haber cogido el mango de azada que compró en una ferretería de
Madrid el día que Mapi y ella siguieron a Paula y Marcos hasta el hotel de él,
pero aunque desde entonces su amiga la llevaba en el maletero de Cirilo, no
habría podido disimularla en la bolsa y hubiera demostrado demasiada
desconfianza, si bien se mantenía tensa y alerta ante cualquier movimiento
extraño que pudiera hacer el desconocido Rodrigo Villanueva.
De pronto vio a lo lejos las luces encendidas
de una casa y algo se revolvió dentro de ella que la hizo sentirse mas animada.
Poco a poco según se iban acercando su inicial alivio fue enfriándose como la
noche. Bajo la escasa iluminación exterior el lugar era lóbrego. Los cascos del
caballo resonaron en el patio empedrado con lascas de caliza cuando accedieron
a él por el enorme portón de vetusta y recia madera, cuyas hojas estaban abiertas
de par en par. La construcción era un antiguo caserón de piedra de dos plantas
al frente y un anexo bajo a cada lado. Tenía un aire viejo y fantasmagórico que
alertó a Julia aún mas. Aquello no le gustaba. Empezaba a pensar en salir
corriendo en cuanto se apease del caballo.
-Hemos llegado.- Fue el extenso discurso
de Rodrigo.
La tomó gentilmente del brazo y la
sujetó a pulso hasta bajarla del caballo. Para ella fue imposible que pasara
desapercibida la fuerza que tenía él, tanto cuando la ayudó a subir como cuando
la ayudó a bajar, ¡y era con un solo brazo!, Si utilizara los dos la podría
convertir polvo de talco. Si, polvo, porque estaba seca. Se bebió el último
trago de agua a medio día; estaba buscando un bar o algo parecido cuando se
metió en la vía de servicio y se perdió. ¡Claro! Si es que no tenía la cabeza
donde la tenía que tener…¡Y ahora este!...Era un tío enorme. No era médico,
pero tenía un maletín de médico, vivía en Villadrácula y seguro que su esposa
se llamaba Morticia y su hijo Casper. Decidió que no era el mejor momento para usar
el sentido del humor, máxime si la iba a conducir por aquella deriva. Mejor
aguardar acontecimientos.
El se apeó del caballo y soltó el nudo
de la cinta que sujetaba el maletín a la silla de montar. Palmeó suavemente el
anca del animal.
-Ve a tu sitio Argenta, enseguida voy
contigo.
Y el equino, dócilmente, se encaminó
hacia el edificio anexo a la izquierda de la casa. El otro anexo, el de la
derecha, era claramente una cochera y por el por sus portones abiertos se veían
al menos dos coches aunque podía haber varios más si se juzgaba por el tamaño
de la nave.
-Por aquí.- Indicó Rodrigo en un nuevo
discurso.
Le siguió hacia la casa. Había varias
luces encendidas en la planta baja lo que le indicaba que él no había mentido y
efectivamente había más gente allí. El se quitó la chamarra y la colgó en un
perchero de pared. Entonces se giró hacia ella y por primera vez Julia pudo
verle con claridad. Ya no era el bulto en sombras que había aparecido en mitad
del campo; ahora era un hombre de considerable altura, más o menos era tan alto
como el Profesor e igualmente fuerte su complexión física. Su edad rondaría los
treinta o treinta y pocos años, cabello oscuro, piel morena y un rostro
atractivo, aunque de expresión severa quizá marcada por la intensa mirada negra
de sus ojos y las angulosas facciones de su cara, con el mentón y los pómulos
bien marcados, la nariz recta y la boca de labios carnosos. Se dio cuenta de
que él también la observaba con la misma curiosidad. Lo que pensaba no podía
saberlo, pero si notó aquella fría mirada midiéndola de pies a cabeza. Julia no pudo atender a nada más porque en aquel
momento asomó un hombre por una de las puertas laterales del recibidor.
-¡Ya es hora de que vuelvas! Creíamos
que ibas a quedarte con Ra…- Se interrumpió al ver que tenían compañía.-
¡Hola!...
Julia dedicó una sonrisa tensa y un
silencioso gesto de cabeza al anciano vigoroso que la saludaba. La primera
impresión que recibió fue que tenía un gran parecido con Rodrigo, podía ser su…
-Papá, la señora Julia Pacheco pasará la
noche aquí. Su coche se ha averiado en la carretera del pueblo y no ha podido
conseguir ayuda.- Rodrigo pudo apartar la mirada del ella para dirigirse a su
padre.
-Ah, por supuesto, por supuesto.
Faltaría más…-Se dirigió hacia la inesperada invitada tendiéndole la mano.- Bienvenida,
señora Pacheco. ¡Uy, si tiene la mano helada!... Es que ya hace bastante fresco
a estas horas…y viene en manga corta…Pase por aquí, a la cocina… Supongo que no
habrá cenado… Yo me llamo Matías, soy el padre de Rodrigo y de Millán… ¡Millán,
tenemos una visita!...
Esto último iba dirigido al joven que
estaba sentado en la cocina mirando una televisión pequeña en la que estaban
dando una serie de acción a juzgar por los tiros que se oían. Como su hermano
mayor, tenía el pelo oscuro y los ojos negros, aunque su rostro carecía de las
agrestes facciones del otro, quizá debido a su juventud ya que no llegaría a
los veinte años. El chico se levantó y la saludó tan cordial como su padre,
ofreciéndole asiento. Julia no pudo menos que agradecer la amabilidad con la
que era recibida, aunque sus ojos se movían por la estancia buscando una
esposa, una hermana o cualquier ser vivo del sexo femenino, pero hasta el
pastor alemán que se acercó a olisquearla con amistosas intenciones era macho.
-Pon otro plato en la mesa para la
señora, Millán.
-No quiero causarles ninguna molestia
mas. Y por favor, llámenme Julia, a secas, no soy señora ni nada de eso. Solo
Julia y tutéenme.- Sonrió débilmente.- Aunque si le agradecería que me
permitiera cargar el teléfono; me quedé sin batería y mi familia estará
preocupada por mi.
Millán le indicó un enchufe y ella
respiró más tranquila al conectar allí su cargador y saber que en poco tiempo
podría llamar a Mami y preguntarle como había ido todo en la no boda, ya que
ella había escapado con Cirilo después del desayuno. Seguro que estaban preocupadas,
pensarían que ya debía estar en el pueblo de su amiga, en Málaga, y no en… en…
-¿Dónde estamos? No sé qué pueblo es
este…Estoy totalmente perdida.
Matías asintió sonriente mostrando una
hilera de blanquísimos y perfectos dientes postizos.
-Estamos en la comarca de Torrijos, a
cinco kilómetros escasos de La Puebla de Montalbán, en las inmediaciones de los
montes de Toledo.
Le sorprendió saberlo. Ella esperaba
estar más lejos de Madrid y estaba casi al lado.
La conversación de Matías consiguió tranquilizarla
hasta el punto de dejar de pensar en psicópatas asesinos para considerar que
había tenido suerte al haber dado con gente buena con quienes se sentiría a
salvo aquella noche.
Rodrigo entró ya aseado y preparado para
cenar. Apenas le dirigió a ella una rápida mirada antes de sentarse a la mesa.
-¿Ya has atendido a Argenta?- Preguntó
su hermano menor.
-Si.
-¿Cómo has encontrado a Margarita?- Se
interesó su padre.- Has estado toda la tarde con ella.
-Por el momento he conseguido
estabilizarla; pero se adelantará el parto y habrá problemas.
¡Era comadrón! Claro, también podía
llevar un maletín de médico. Julia le miró de reojo. ¡Qué hombre más cerrado!
Que poco se parecía a su padre, ¿tan difícil era mantener una conversación?
“¿Es médico?” “ No, soy partero”, en vez de un simple “No”.
Matías se dispuso a servir la cena; ella
insistió en que no quería cenar, no tenía apetito y era cierto, con todo lo que
le había pasado desde el día anterior estaba bien servida.
-No insistas, papá. Creerá que le
queremos poner algo en la comida para poder sacarle las mantecas cuando se
duerma.
-No digas tonterías.- El anciano regañó
a su hijo mayor- Pero, al menos un vaso de leche caliente si querrás.
-Eso si, se lo agradezco, Matías.- Un
vaso de leche caliente le sentaría de maravilla.
-Ya verás, te va a gustar. Es leche,
leche, de nuestra vaca, no de vaya usted a saber qué que meten en los cartones
que venden. – Sacó una jarra de cristal de la nevera y sirvió un vaso de leche
que metió al microondas.- Verás como te calientas.
El buen hombre
tenía mucha razón. Le bastó notar el calor del vaso entre sus manos para sentirse
reconfortada y en cuanto probó la leche le pareció tener una regresión a su
infancia, cuando su madre la mandaba con la lechera de aluminio a la vaquería
de Faustino y él ordeñaba la vaca delante de ella. Después, al hervir la leche,
rebañaba con el dedo índice la nata que quedaba por encima, que para ella era
un manjar.
Estaba cansada, entre que no había
dormido la noche anterior y la tensión acumulada en la carretera con perderse y
la avería, en el momento que se sintió a salvo y relajada se hizo patente su
agotamiento. Rodrigo debió notarlo.
-Si has acabado de
cenar,- le dijo a su hermano,- sube y prepara una habitación para nuestra
invitada. La que usaba Isa.
Fue Rodrigo quien
la acompañó para indicarle donde estaba el cuarto.
-Es la habitación
de mi prima Isabel. Tiene reja en la ventana y un cerrojo, así podrá dormir
tranquila.
Aunque pareciera
extraño, no había burla ni broma en el tono de su voz. Ella le miró sintiendo
que se ruborizaba.
-Yo…
- No se preocupe,-
le dijo algo rudo, pero amable,- lo entiendo. Y si quiere puede poner la llave
inglesa debajo de la almohada para tenerla más a mano, aunque no la va a
necesitar.
Julia hubiera deseado desaparecer en
aquel momento para que él no viera la vergüenza que estaba pasando ante su
propia idiotez y la desconfianza ante la única persona le había prestado ayuda.
-Por la mañana iré con un mecánico del
pueblo a ver el coche, si necesita grúa o lo puede arreglar en el sitio. La
mantendré informada.
-Muchas gracias, de
verdad.- Le miró poniendo el alma en los ojos.
Le abrió la puerta
y encendió la luz antes de cederle el paso.
-Que descanse;
buenas noches.
-Buenas noches.
Gracias de nuevo.
Cerró la puerta y
corrió el cerrojo. Respiró profundamente y se dejó caer sentada en el borde de
la cama mirando a su alrededor. Estaba en una habitación muy hermosa, con
muebles antiguos y fuertes de buena madera de color oscuro. La cama tenía un
gran cabecero y el colchón era de lana, como los que tenía su abuela cuando
ella era niña. La colcha estaba hecha a labor de ganchillo, con muchos y vivos
colores; solo había una mesilla de noche igual que la pesada cómoda y el
armario de tres puertas además de un hueco en la pared, una especie de alacena
cubierta con una cortina estampada. Era como entrar en la época de Luis
Candelas, o quizá antes…
Lo tenía todo; una
habitación del siglo XVIII o XIX y un teléfono del XXI con el que se puso en
comunicación con Magalen.
-¡Menos mal! Ya
estábamos sofocadas… Te hemos llamado mil veces y no contestabas.
-Perdonadme, me he quedado sin batería
en el móvil, me he perdido y Cirilo se ha estropeado.- Le informó sintiéndose a
gusto solo con oír su voz.- ¿Qué tal por ahí?
-¡No quieras saberlo! Te lo resumiré en
pocas palabras, el cabrito de Roberto se ha hecho la víctima, como pensamos, y
aunque hemos estado a punto de cogerle entre las tres y reventarle la cara a
golpes, nos hemos resistido y nos hemos callado como tú has dicho. Pero mañana
ya le vamos a coger a solas, ya, y se va
enterar… Los chicos y Paula volverán mañana a Madrid, Mapi y yo nos
quedamos con tu madre, hemos estado todo el tiempo con ella y le diremos la
verdad mañana, pero lo cierto es que tampoco la hemos visto muy afectada… No sé,
empiezo a tener la sensación de que esta boda no la quería nadie… En fin, no la
llames todavía, espera a que nosotras volvamos a hablar con ella. Eso es grosso
modo lo que mas te puede interesar…Ah y tu prima…Juani, dice que te ha regalado
una pareja de pastores de noséqué porcelana y que quiere que se los devuelvas,
que a ella le gustan mucho para el mueble auxiliar de su salón.
-¿Solo eso me cuentas?
-Solo eso. Y que tengo los pies muy
hinchados. ¿Qué tal estás tú?
-Bien. Cansada, pero bien.
-¿Estás en un hotel o dónde estás?
-Te vas a reír. En la Puebla de
Montalban.
-¿Dónde nació Fernando de Rojas?¿En la
provincia de Toledo?
-Esa misma. Ya te he dicho que el reloj
suizo de Paula se ha estropeado y he estado toda la tarde esperando a que
alguien me ayudara y al final ¿Quién te crees que me ha recogido y me ha traído
a su casa? ¡Un comadrón! Y estoy en la habitación de su prima Isabel, que es
antigua y preciosa, la habitación, a la prima no la conozco. Espero poder
seguir viaje mañana…o vuelvo a Madrid o… a León…no sé. Me gustaría pensarlo
esta noche, pero creo que en cuanto me deje caer en la cama me voy a quedar
dormida.
-Pues descansa, cariño.- La voz de Mami
sonó cálida y suave a sus oídos.- No te preocupes por nada, todo acaba pasando,
menos la manta de hos…tortas que le vamos a estar dando a Roberto hasta que
confiese que te ha estado poniendo los cuernos
-Me da igual, si yo
no…
-¡Pues a nosotras
no nos da igual! El tiene su parte de culpa, que no te la deje a ti toda. Vale,
tú no le quieres, pero él a ti tampoco y él lo sabía desde antes, tú te
enteraste ayer.- Hizo un corto receso para calmarse.- En fin, descansa. Yo
también me voy a acostar. Mañana será otro día. A ver qué nos trae…
-Un beso para
todos. Dile a mi madre que la quiero mucho.
-Eso ya lo sabe, Cielo.
Un beso enorme nuestro para ti. Buenas noches.
-Buenas noches,
Mami.
Gracias.. Me encanta como escribes
ResponderEliminarMuchas gracias a ti.
EliminarEmpieza otra historia de amor. Pero Rodrigo no será veterinario?🙄
ResponderEliminarNo empecemos a adivinar...😂😂😂
EliminarJajajajja me ha encantado Loli, s ver no es por nada pero cualquier en su sano juicio desconfiaria....ya estoy elucubrando para saber porque Rodrigo es tan reservado...nos esperan aventuras en esta nueva novela....💖
ResponderEliminarHola bonita. Muchas gracias como siempre. Me encanta que te guste. Intentaré que vivamos nuevas aventuras y nos divirtamos todas, vosotras leyendo y yo inventando y escribiendo para vosotras, Siempre para vosotras
ResponderEliminar😘🌹 escribiendo
Me da que estamos ante una bonita historia.... Y se que no me equivoco... Ánimo para seguir escribiendo 🤗
ResponderEliminarGracias Mary, te echaba de menos.
EliminarEsto empieza bien Loli ...esperando al siguiente capítulo.
ResponderEliminarEn cuanto esté listo os lo paso. Gracias.
EliminarAy Loli!!! Que me encanta leerte!! Tus diálogos son tan chispeantes que es como si lo estuviera viendo en primera persona...
ResponderEliminarYo quiero que le den una somanta de host..as a Roberto!!! Y que este le devuelva el dinero invertido por Julia y que ha disfrutado con la otra...mucho 🔧 se merece!!!
😀😀🌹🌹pues seguimos entonces.
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