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Mostrando entradas de octubre, 2021

Una inocente conspiración

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CAPITULO 4             -César, cariño, de verdad me pareces mucho más apasionante tú que tu trabajo.- Natalia Ríos, bellísima y sonriente, puso delicadamente su mano sobre la de su acompañante.       César Guzmán hizo un mohín apenas perceptible al oír aquel apelativo con el que la modelo solía dirigirse a él. No le gustaba que le llamara “cariño”. Aquella palabra sugería una intimidad que en realidad no tenían y, aunque la tuvieran… tampoco le gustaría.       -No sé qué encuentras de apasionante en mi.- Replicó sonriendo levemente.- Soy un hombre de vida y gustos sencillos, apacible; soy muy normal.       Estaban en el restaurante del hotel Ritz. Allí todo era elegante y selecto, por eso gustaba tanto a las exquisitas exigencias de la modelo. En la amplia estancia sonaba música clásica que daba un agradable ambiente de serenidad, la intensidad de la luz era moderada, la decoración ostentosa y los empleados solícitos. Bastaba mirar a su alrededor para percibir que era un sitio

Una inocente conspiración

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  CAPITULO 3       Magalen volvió a casa cargada con cinco bolsas. Había tardado más de lo que pensaba porque el supermercado estaba a tope de gente. ¡Cielos!¿Es que toda la gente elegía el sábado para hacer las compras?¿Qué pasaba el resto se la semana? Dejó las bolsas en la mesa de la cocina y comenzó a vaciar su contenido y guardarlo en los armarios.       -Hola, no te he oído llegar.       Casi dejo escapar un grito de susto al ser sorprendida por la voz de Paula. El piso estaba tan silencioso que había pensado que estaba sola.       -Creí que ya os habíais ido.- Miró con agrado a la joven futura periodista. Se había puesto muy guapa y siempre a la moda con un vaquero roto, que ella odiaba, pero que a Paula le sentaban especialmente bien. Era alta y esbelta, con el pelo rizado de color castaño oscuro, como sus ojazos de brillo inteligente. Llevaba también una camiseta enorme, parecida las que Julia usaba para dormir, con un nudo a la cadera para ajustarla. Suponía Magalen, que iba

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  CAPITULO 2             - Hola. ¿Estoy buscando a la señorita Magdalena Peña, vive aquí, verdad?       Conociendo la dilatada y brillante carrera del catedrático y doctor en química Biológica César Guzmán, cualquiera pensaría que era un científico cincuentón desgarbado y despistado. Nada más lejos de la realidad. A sus treinta y siete años estaba considerado un erudito de la materia, dirigía su propio equipo de investigación en la Universidad Complutense de Madrid, donde también daba clases. Sus alumnos le admiraban como a un genio; sus alumnas le admiraban como a un genio con metro ochenta y dos de estatura, un cuerpo atlético( era un tenaz practicante de varios deportes)y un atractivo rostro de angulosas facciones varoniles, en el que destacaban dos ojos oscuros, inteligentes y vivaces rodeados por tupidas pestañas.       Aún así, con todo esto, el profesor Guzmán llegó en un momento en el que no podía ser más antipático para las compañeras de su ayudante. Aunque viéndolo fren