Una inocente conspiración

 


CAPITULO 2


            - Hola. ¿Estoy buscando a la señorita Magdalena Peña, vive aquí, verdad?

      Conociendo la dilatada y brillante carrera del catedrático y doctor en química Biológica César Guzmán, cualquiera pensaría que era un científico cincuentón desgarbado y despistado. Nada más lejos de la realidad. A sus treinta y siete años estaba considerado un erudito de la materia, dirigía su propio equipo de investigación en la Universidad Complutense de Madrid, donde también daba clases. Sus alumnos le admiraban como a un genio; sus alumnas le admiraban como a un genio con metro ochenta y dos de estatura, un cuerpo atlético( era un tenaz practicante de varios deportes)y un atractivo rostro de angulosas facciones varoniles, en el que destacaban dos ojos oscuros, inteligentes y vivaces rodeados por tupidas pestañas.

      Aún así, con todo esto, el profesor Guzmán llegó en un momento en el que no podía ser más antipático para las compañeras de su ayudante. Aunque viéndolo frente a ella vestido con un pantalón vaquero y una camisa blanca de manga larga, Paula tuvo que recordar las lágrimas de su amiga para hacerse inmune a la irresistible sonrisa de él y al grave tono de su voz.

      -Si, vive aquí. Pero en este momento no está.- Respondió volviendo a respirar.

      De cerca, el profesor era realmente impresionante y Julia fue consciente de su anterior ceguera al creer que su amiga solo sentía admiración profesional por él. Era evidente que el hecho de estar constantemente expuesta a un espécimen así, tenía que alterar las hormonas de cualquier mujer. Era normal que un alma cándida como Magalen sintiera algo más ¡o mucho más!... Y él ni se fijaba en que era una mujer y no un “instrumento más de trabajo”

      Él pareció sorprendido por aquella respuesta.

      -¿Qué no está? Pero si le he dicho hace un momento que iba a venir a buscar unos datos.

      - Bueno, es que ella tiene más cosas que hacer que esperarle.- Julia se tensó.

      -¿Sabe si ha dejado algo para mi?

      Julia agradeció mucho aquella reacción de profesor. Por un momento se había sentido tentada a rendirse a sus encantos. Por fortuna pasó. Al notar que aquel hombre consideraba que su “instrumento de trabajo” debía estar disponible siempre que él lo necesitara y que tendría que estar esperando a que fuera a recoger la maldita carpeta, la anterior simpatía se tornó en resentimiento, aunque pudo disimularlo.   

      -Voy a ver. ¿Quiere pasar?- Le invitó.

      Él asintió agradecido y entró. Julia notó que aquellos dos ojos oscuros miraban con interés a su alrededor, fijándose en todo lo que había en su paso hacia la salita, donde ella le condujo.

      -¿Tardará mucho en volver?- Preguntó él cuando le ofreció asiento.

      -Sí, creo que sí.- Respondió seca.

       No quería que él dijera que la iba a esperar, seguramente para reprocharle su ausencia.

      -Entonces no me siento, gracias, no tengo mucho tiempo

      -Lo entiendo. Usted debe ser un hombre muy ocupado, profesor.

      - ¿Me conoce?

      -Si le he visto alguna vez por el campus de la Universidad. Yo estoy en la Facultad de Psicología y además de vez en cuando hemos ido, mis compañeras y yo, al laboratorio de usted para esperar a Magalen.

      Él sonrió, pero esta vez ella se mantuvo firme y no se dejó conquistar por el encanto masculino que le envolvía.

      -¡Ah, entonces la conozco de eso! Al verla antes me ha parecido que me resultaba familiar…

      Se interrumpió cuando Mapi y Paula hicieron su aparición en la salita.

       - Paula y Mapi- Señaló a cada una.- Son otras compañeras de piso. Ya conocéis al profesor Guzmán.

      Ellas asintieron con una sonrisa falsa dedicada al profesor, que respondió cordial.

      -También las he visto alguna vez con la señorita Peña.

      La “señorita Peña” Magalen trabajaba como una esclava para él y ni siquiera la llamaba por su nombre de pila.

      -El profesor,- explicó Julia,- ha venido a recoger unos datos de trabajo de Magalen .¿Sabéis si ella ha dejado algo para él?

      -No, nada.- Replicó Mapi de inmediato, lo que le valió una mirada regañona de Julia.

      -¿Seguro?, ¿Por qué no vas a mirar a su cuarto, a ver si encuentras algo?- Insistió.

      Durante un instante, apenas imperceptible, las dos amigas se retaron con la mirada. Ganó Julia.

      -Está bien, -suspiró Mapi,- iré a mirar.

      Salió dejando a las otras dos con el profesor.

      -¿Le apetece tomar algo, profesor?- Paula señaló el mueble bar en el que había algunas botellas de licor y de refrescos.- No es que estemos muy bien surtidas, pero…

      -No, gracias. Si su compañera encuentra lo que he venido a buscar me iré enseguida. ¡Ah! A propósito,- recordó de pronto,- les agradeceré que le digan a la señorita Peña que esta tarde vaya al laboratorio a las  seis, yo estaré allí hasta las nueve.- Dudó.- No, Espere… hoy es sábado…- Palpó los bolsillos posteriores del pantalón vaquero y sacó su teléfono móvil.- Mejor que vaya a las cinco, yo hoy solo puedo estar hasta las ocho,- dijo rectificándose mientras consultaba a la agenda.-¿ Se acordarán de decírselo?,- preguntó mirando a Paula que estaba muy cerca de él, mirando de reojo la pantalla del móvil con mucho interés, aunque al notar que él la observaba sonrió azorada y asintió.

      -Que vaya al laboratorio a las cinco porque usted solo va a estar hasta las ocho.- Repitió el mensaje, a sabiendas de que no pensaba dárselo a Magalen. El profesor debía creer que Magdalena estaba obligada a acudir cuando el silbara, pero esta vez ella no iría porque no se enteraría de nada de aquello.

      Julia debía estar pensando lo mismo que Paula, porque dijo:

      -Quizá tenga algo que hacer y no pueda ir…

      -Si que irá, estoy convencido,- afirmó seguro,- ustedes díganselo, por favor.

      - Es que, como usted ha dicho, profesor, hoy es sábado.- Replicó Julia mal conteniendo su indignación.

      -También lo es para mi.

      Las dos jóvenes sintieron como una ofensa la seguridad que tenía aquel hombre en sí mismo y en lo poco que importaba lo que Magalen tuviera que hacer ante la llamada del deber, Julia iba a decir algo, pero en ese instante volvió Mapi con la carpeta.

      -¿Por qué no se lo dice usted mismo?- Preguntó entregándole el cartapacio azul.- No creo que tarde mucho en llegar.

      El profesor miró a Julia y respondió a Mapi:

      - Su amiga me ha dicho que tardará bastante en volver.

      - Y va a tardar.- Dijo Julia mirando enfadada a Mapi.

      -¡Que va! Debe estar al caer… Hace ya un rato que se fue al supermercado.

      -¿¡Al supermercado!?- Estalló Julia de pronto.- ¡No ha ido al supermercado!

      Paula y Mapi la miraron boquiabiertas.

      -Ella ha dicho que iba al supermercado.

      -¿Y no os extraña esa imperiosa necesidad de ir al supermercado que le ha sobrevenido a raíz de la llamada de teléfono de… de…,-miró al profesor como si le diera reparo continuar hablando ante él,- de ya sabéis quién?

      La actitud de Julia indicaba a sus amigas que ellas sabían de qué hablaba, pero se miraron entre sí sin tener la menor idea de lo que estaba pasando.

       -¿Quién?- Preguntó Mapi.

      Julia se humedeció los labios y volvió a mirar recelosa al profesor antes de responder casi en un susurro furioso, como si le molestara tener que decirlo ante el profesor.

      -¡El Conde! El Conde…- sus ojos vagaron con desesperación por la salita en busca de algo que le sirviera de nombre. Se detuvieron en la botella del vermut -…¡ Martini!

      Paula y Mapi se miraron otra vez llenas de confusión.

      -¿El Conde Martini?

      -Si. Ese atractivo conde italiano que tiene un dúplex en Roma y un castello palazzo en la Toscana…

      -¡Julia ¿de qué hablas?!- Chilló Paula con voz muy aguda.- ¿Es que te has vuelto loca?- Miró ruborizada el profesor.- ¿Nos disculpa un momento, profesor?- Cogió por el brazo a su amiga y la sacó a tirones de la sala.- ¿Qué estás diciendo?

      Julia, fuera ya de la vista del profesor, hizo un gesto con la cabeza a Paula indicándole  la salita y exclamó en voz alta para que el profesor la oyera:

      -Que la he oído hablar con él por teléfono. le ha dicho que ha venido a buscarla y que no se volverá a Italia sin ella

      Paula quiso contestar algo, pero se quedó sin palabras. ¡Santo cielo, ¿de dónde estaba sacando Julia todo aquello?!

      Dentro de la salita, Mapi miró horrorizada al profesor, ¿qué estaría pensando aquel hombre ante el espectáculo bochornoso que estaba presenciando?

      Sonrío tensa.

      -¿Me disculpa a mi también?- Se apresuró a salir lanzando una mirada asesina a Julia.- ¿Estáis locas o qué? ¡Se os está oyendo todo! Julia, no puedo creerme que estés diciendo eso y   además, delante del profesor Guzmán, ¿no te das cuenta de que Magalen depende de él, idiota?

      - ¡Eso! Además, ¿Dónde queda tu hermoso discurso según el cual Magalen tiene derecho a dirigir su vida como quiera y que nosotras no nos íbamos a meter en nada?

      - Pero es que…- Empezó a excusarse Julia.

      -¡Ni una palabra más!- Ordenó tajante Paula.

      - ¡Pero Paula…!- La miró suplicante.

      -¡Ni una más! Al menos hasta que el profesor se haya ido; después, ya hablaremos… ¡atontada!- La miró amenazante y cuando estuvo segura de haber controlado a Julia, la futura periodista preparó su mejor sonrisa y volvió a entrar en la sala.- Bueno, bueno, profesor, ¿ha comprobado ya si esos son los datos que necesita?

      - Sí, creo que sí lo son.

      -Pues entonces no le entretenemos más.Le acompañó a la puerta.- Le indicó la salida.

      Él la miró suspicaz.

      -¿Todo está bien? Parece que su amiga está algo tensa.

      - No, que va...- Soltó una risilla nerviosa y se apresuró a abrir la puerta.- Todo está estupendamente.

      - Se acordarán de darle el recado a la señorita Peña, ¿verdad?

      - ¡Cuente con ello! A las seis estará como un clavo en el laboratorio.-Le echaba.

       - No; a las cinco.

       -…Eso es, a las cinco.- Volvió a sonreír desmesuradamente, comenzando a considerar la posibilidad de darle un empujón para que se fuera de una vez.- A las cinco estará allí. Adiós. Gracias por la visita.- Y cerró la puerta.

      Emitió un suspiro de alivio al verse libre de él y después exclamó furiosa:

      -¡Julia, eres un cadáver que anda!... Aunque por poco tiempo.

      Y se dirigió como una tromba al lugar donde cometería el homicidio, que era la cocina.

      -¡Yo te mato a Pellizcos, fíjate!-Se fue amenazante hacia la otra.- ¿Se puede saber a qué ha venido el teatrillo?

      Julia miró de soslayo a sus compañeras, tenía que enfrentarse a sus iras y no era algo fácil

      -Yo… no sé qué me ha pasado… Ha sido un momento de enajenación mental. Yo pensaba ser correcta y…¡ pero no he podido soportar verle tan seguro de sí mismo! ¡Y me he encendido de rabia aún más cuando él ha afirmado categóricamente que Magdalena irá al laboratorio, convencido de que ella no tiene nada mejor que hacer un sábado por la tarde.

      -¿Y para qué has dicho lo del Conde?- Le preguntó Mapi sin comprenderla.

      - Para que pensara que ella tiene vida privada.- Se defendió.- Paula ha dicho antes que si en vez de ser una chica sencilla y normal, Magalen fuera la amante de un Conde italiano…

      -¡Era un ejemplo, idiota!- Saltó Paula con ganas de arañar a Julia.- Un ejemplo, ¿sabes lo que es eso? No era para que lo largaras como si fuera un melodrama de lo más patético delante del profesor Guzmán:” Está con él, con el conde Martini”- La imitó furiosa.- ¡Y para que sea más ridículo, le pones nombre de Vermut!... ¿Por qué no le has dicho ya lo de las bragas, imbécil?

      - Lo he pensado, pero me ha parecido muy fuerte soltarlo así, sin ton ni son…y no se me ha ocurrido como dirigir la conversación hacia ahí…

      - Santo cielo, qué lío has montado.- Mapi se llevó la mano a la frente.- Menos mal que al profesor la resbalado por completo toda la escenita.

      Las otras dos se calmaron algo

      -¿Tú crees?- Se interesó Julia.- Yo diría que lo ha oído todo.

      Paula abrió los ojos enormes y asombrados.     

      -¿Y si se le ocurre preguntarle a Magalen si está liada con un conde italiano? Prefiero que la tierra se abra y me trague antes de enfrentarme a las iras de Magalen. Muy buena y muy santa, pero cuando se enfada…

      - Qué nos vas a decir, si ya la conocemos.- Intervino de nuevo Mapi.- Pero no creo que le diga nada, porque me parece que no se lo ha creído.- Las tranquilizó.

       Las otras, en vez de calmarse, fruncieron el ceño.

      -¿Por qué no?

      -¡Eso! ¿Por qué no?-  Se indignó Julia otra vez.- ¿Tan difícil es creer que haya un conde italiano enamorado de Magalen?- Miró a Paula, que corroboró con un gesto de asentimiento aquel comentario.

      -¿Tú te lo creerías?- Inquirió Mapi.

      Julia dudó un instante y luego dijo con infantil de vehemencia:

      -¡Magdalena es muy guapa! Tiene unos ojos azules preciosos, es alta y tiene un tipo muy bonito. ¿Os acordáis cuando recibió la Licenciatura lo guapa que estaba? Y solo se arregló un poco.   

      -Eso es verdad,- corroboró Paula.- Así que, si se arreglara un poco más no digo un conde… ¡veinte condes estarían a sus pies!

      Mapi sonrío, pero aún así hizo un gesto negativo. Julia se encogió de hombros y suspiró perdiendo la mirada.

      -Me encantaría que Magalen tuviera un Conde italiano de verdad para restregarle en las narices a ese engreído. -Dijo Paula.- Así se lo creería.

      - Eso.- Soñó Julia también.- Imagináoslo: El profesor con la modelo en el campus y de pronto ven pasar a Magalen del brazo de un guapo italiano que la mira con adoración.

      - No, Julia, esto es mejor aún, el profesor y la Ríos en el restaurante del Ritz.

      -¿Porque en el Ritz?- La interrumpió Julia.

      - Porque él va a ir al Ritz con la modelo esta noche a las ocho y media, que lo he visto yo anotado en su móvil con estos ojitos que se han de comer los gusanos! Y no me interrumpas, que ahora me toca imaginar a mi.- Se quejó.- Ellos dos en una mesa y de pronto llega una pareja a la mesa vecina. El maître se inclina obsequioso ante él, que cortésmente ayuda a la joven a ocupar su silla. El atractivo Caballero mira enamorado a la bella dama y los otros se dan cuenta de que ella es Magalen, la joven ayudante del profesor, a la que consideraban una pobre muchacha sin interés para nadie; la misma a la que el profesor consideraba, fijaos que lo digo en pasado, “consideraba” un instrumento de laboratorio. Se da cuenta de su error y quiere rectificar, pero Magalen con un simple gesto de su mano le desdeña con altivez.

      La risa de Mapi la sacó de sus ensoñaciones.

      -¿Y tú pretendes ser escritora? Tendrás suerte si consigues que te publiquen una columna en algún periodicucho.

      -¿Es que no es una historia bonita?

      -Sí, querida, pero la Cenicienta ya está escrita

      Paula hizo un mohín indiferente.

      -¡Bah! Pero no me niegues que sería estupendo. ¿Os imagináis la cara que se les quedaría a Guzmán el bueno y a la Ríos?

      - Sí, sería estupendo, pero no es factible.

      - ¿Por qué no?- Exclamó Julia.- No sería tan difícil encontrar a alguien que se hiciera pasar por Conde. Tú podrías prestarle a Magalen uno de tus amigos… El pintor de anoche, sin ir más lejos.

      -Es verdad,- Paula se entusiasmó ante la posibilidad de hacer realidad su sueño.- Podrías decirle que la llevara al Ritz; yo le prestaría a Guillermo, le quiero mucho, pero el pobrecito mío no es muy lucido…

      -Calma chicas, calma, Os estáis embalando y eso no puede ser.- Parecía increíble, pero por una vez Mapi estaba haciendo de persona sensata.

      -Solo sería eso, Mapi. Bastará con que el profesor crea que el conde italiano existe, solo una vez, por no dejar que ella parezca una pavisosa y nosotras unas embusteras.

      -Vosotras sois unas embusteras y ella no se moverá por nada que no sea cumplir su objetivo y doctorarse.

      -Pero solo será esta noche, luego todo seguiría igual. Mapi ¿porque no llamas a tu amigo y se lo propones? Seguro que él estará encantado de hacerte un favor y nosotras pagaríamos la cena…

      Mapi volvió a reír, pero sin ganas

      -¿Que os pasa? ¿Habéis perdido el juicio? Aún suponiendo que pudiéramos montar todo ese tinglado, ni por un momento habéis pensado en el mayor obstáculo de ese plan.

      -¿Cuál?

      -¡Magalen! ¿Tú crees que ella se va a prestar a semejante idiotez?- Preguntó a Paula- ¿Que le decís? “Oye Magalen, hemos pensado que esta noche vayas al Ritz con un tío que se haga pasar por un Conde italiano, que es tu amante, para que para que el Profesor Guzmán se crea que tienes un amante, Conde italiano a tus pies” y Magalen nos mira de arriba abajo y en el mejor de los casos no nos vuelve a dirigir la palabra hasta que el mar Muerto resucite.¡ Santo cielo, Magalen vale más que todo eso!

      Las otras asintieron avergonzadas y también desanimadas

      -De todas formas habría sido bonito.

      -Sí - asintió Paula,- pero Mapi tiene razón, no se puede hacer.

      Se quedaron silenciosas las tres, desilusionadas, había sido bonito mientras duró.

      Mapi miró a Paula y luego a Julia y mientras se mordía pensativa el labio inferior, dijo:

      -A no ser que…

      -¿Qué?- Preguntó Julia, expectante.

      -¿Qué?- Paula la miró interesada.

      Mapi sonrió con cierta perversidad.

      -A no ser que lo hagamos sin que ella se entere de nada.

      -¿Cómo se puede hacer eso? ¿Cómo vamos a hacer que ella vaya al Ritz sin que se entere de que va?

Mapi tenía los ojos brillantes como estrellas a causa de la emoción que la embargaba. Su cabeza no dejaba de dar vueltas a una idea tan genial que no parecía suya.

      -Por ella no lo hará, desde luego, pero ¿que no haría “mami” por una de sus niñas, eh?

      Las otras las miraban silenciosas intentando adivinar adónde quería llegar Mapi. Esta había hecho un inciso para aumentar la expectación de sus amigas.

      -¡Habla ya, Mapi! ¿Qué estás pensando?

      -Algo que no va a rechazar, al contrario, se lanzará de cabeza a hacerlo.

      -¡¿Qué?!- Preguntaron las otras dos, saltando a causa de la excitación que las envolvía.

      Con toda claridad, Mapi comenzó a desentrañar a sus compañeras, todos los diabólicos entramados de su plan, las otras la oían entusiasmándose por momentos.

      -¿Qué os parece?

      -Maquiavélico. ¡Eres increíble!

      -Es estupendo, pero ¿se lo creerá?

      -Estoy estudiando arte dramático; yo haré que se lo crea.- Aseguró Mapi, muy convencida de sus posibilidades.- Lo que hace falta es que no forcemos nada, que la dejemos actuar libremente. Conociéndola, seguro que entra al trapo y cuajamos la faena.- Utilizó un símil taurino.

      -Pero el Conde…

      -Ah, sí, el Conde…Atentas chicas, si vamos a inventar un conde italiano, vamos a inventarlo bien hasta el último detalle.

      Las otras se sintieron conformes.

      -Ya se tiene que quedar con el apellido de vermut que está le ha puesto.

      -Fue lo primero que se me vino a la cabeza,- se excusó Julia,- vi la botella y como es italiano…

      -No importa. Martini está bien. Además, siempre existe la posibilidad de que crean que es el dueño de la marca. Los condes suelen tener viñedos y esas cosas. Necesitamos el nombre de pila.

      -¡Rafaelle!

      -¡Ni hablar!- Exclamó Paula enfadada con Julia.- Ese nombre da risa. Además, tú ya le has puesto el apellido; se llama Salvatore. Salvatore Martini

       -Suena bien,- asintió Mapi,- ahora, ¿dónde se aloja mientras está en Madrid? Necesitamos algo caro, con raigambre.

      -El Ritz es muy caro.

      - No… algo diferente… el conde Martini es rico, pero no es convencional…¡El Luxury! No se hable más, se hospedará en una suite del hotel Luxury.- afirmó Mapi tajante.

      - Pero hay tres Luxury en Madrid…

      - En el más elegante y caro.-Atajó Mapi- Paula, tú eres la futura periodista, con la ayuda de Julia escribe la carta; ya sabéis más o menos lo que necesitamos… No tiene por qué resultaros complicado. Yo, mientras tanto voy a prepararme psicológicamente para mi actuación. Y recordad: Naturalidad. Aquí no está pasando nada.

      -Y si todo sale bien, el profesor Guzmán y Natalia Ríos mirarán a Magalen de otra manera a partir de hoy…-Dijo Julia entusiasmada.

     -¡Por nuestra mami!- Mapi alzó su brazo en gesto luchador.

     -¡¡Por nuestra mami!!- Las otras la imitaron y acabaron riendo satisfechas las tres.









Comentarios

  1. Loli como siempre nos dejas esperando el siguiente, me ha encantado. Bueno espero que aunque te den el alta sigas con este tema, es genial, haber como castigan estas tres al doctorcito, jjjj. Muchas gracias Mary Carmen

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    1. Seguir sí que seguiré aunque más lenta. El trabajo ocupa mucho tiempo.
      Espero que os siga gustando leer lo que escribo y me deis vuestras impresiones.
      Un beso, Mari Carmen.

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  2. 😍 Esperando ya cómo irán nuestras locas amigas!

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    1. Pues muy locas, Eugenia. Espero que me siga comentando vuestras impresiones.
      Un beso.

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  3. Buaaaaaa jajajaja a mi. Me encanta este ovillo de amigas, compis de piso,..... No quiero imaginar lo que llegarán a hacer...... Muchas gracias!!

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  4. Mari ahora no os quedaréis de que se os hacen cortos...

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  5. Me meo con esta tres. No sé cuál forma de pensar me gusta más!!!! O si un mix de todas ellas. Que en todas encuentro un poquito de razón. Y esa manera de planificar la mentira. Jajjajajaja es arte .que risas!!!!

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    1. Pues eso es lo que quiero, saber que te ríes. Me encanta contribuir a ello

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  6. Muy buena historia.... 🥰
    Lupita Campuzano

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  7. Contenta de que te guste. Espero no defraudar tu espectativas.

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