ALGUIEN COMO TÚ

                UN SALTO DE FE

                            XVI


            -¡Pero ¿qué estáis haciendo otra vez?!¿Es que no aprendéis nunca?- Las regaño César casi tan ceñudo y enfadado como su mujer. Se acercó al vehículo, miró su interior, las miró a ellas pidiéndoles explicaciones con gestos porque no tenía palabras. De todas formas volvió a mirar por si acaso no había visto realmente lo que creía haber visto.

            -¡Socorro, me han secuestrado!- Gritó el otro al sentir una presencia nueva.

            -¡¿Tú quieres verte con la boca llena de clínex?- le amenazó Julia. El otro negó.-¡Pues cállate!

            -¡Esta vez se os ha ido de las manos! ¡Es que os estáis convirtiendo en el Enemigo Público Número Uno!-Exclamó el profesor cerrando la portezuela del coche como si quisiera olvidar lo que acababa de ver-¡Es que vamos a tener que ir a visitaros a Carabanchel!...¿No pensáis en vuestros padres?¿No pensáis en vuestras familias?¿No pensáis…a secas?¡No pensáis, coño…!- Acabó lamentándose.

            Magalen las miró una a una.

            -¿Quién me va a explicar a qué viene todo esto antes de que nos lleven a los juzgados?      

            -Es que…Magalen, no os hemos querido decir nada por tu embarazo, para que la pequeña Mapi no sufra…

            -¡Y vuelta la burra al trigo!- Saltó Julia.-¿A que la niña no se va a llamar Mapi?

            -¡Antes le pongo Chindasvinta!- Saltó el padre mesándose el cabello.- ¡Estabais a punto de dar explicaciones!

            -Todo ha sido por Paula.- Empezó Julia.- Sabéis que fue al homenaje a su profesora y allí volvió a encontrarse con su compañero, el que empujó la silla y ella se cayó y enseñó las bragas rosas…

            -El canijo Salinas.- Dijo Magalen a modo de asentimiento.

            -Bueno pues resulta que es un estafador de guante blanco, Paula lo descubrió cuando le oyó hablar por teléfono en una sala del periódico después de reunirse con el presidente del grupo editorial. El la llamó y le dijo que estaba en Toledo, pero ella le estaba viendo en el hall del periódico, así que les siguió y les sorprendió. Y no tuvo mejor idea que aceptar salir con él para poder desenmascararle, entregarle a la policía a él y a su banda de facinerosos, y escribir la historia para el periódico que más le pague y así hacerse conocida y empezar a trabajar como periodista. Pero a nosotras nos daba miedo de que la descubriera y la hiciera daño…

            -Un amigo mío que trabaja vendiendo teléfonos…

            - Es ingeniero en telecomunicaciones, Mapi…

            -Si, bueno…que entiende de teléfonos, me instaló una aplicación en el mío y lo sincronizó con el de Paula para saber en todo momento donde está… Y les hemos estado siguiendo en previsión de que le hiciera algo… Pero Paula…

            -¡Todo muy clarificador!

            En el parking resonó la potente voz masculina con un leve acento extranjero de Marc Bradfor o, lo que era lo mismo, Marcos Salinas. Se había mantenido a unos pocos metros oyendo la discusión entre el matrimonio y las tres mujeres. Avanzó unos pasos hacia ellos sin dejar de mirar a Paula. Al llegar junto al coche se inclinó para ver su interior a través de la ventanilla.

            -¡Ah, Medina!- Miró a las chicas.

            -¿Le conoces?-Preguntó Mapi.

            -Es un sabueso de mi abuelo.-Asintió.-¿Podéis soltarle, por favor?

            Liberarle fue más difícil que atarle, no podían soltar las bridas y tuvieron que usar un cortaúñas que Julia llevaba en el bolso ante la falta de un instrumento más adecuado. El hombre salió del vehículo, recorrió con la mirada a todos y por fin se fijó en Marcos.

            -Señor Bradfor, su abuelo me…

            -No se preocupe, Medina.- No le miraba. Sus ojos volvían a estar clavados en Paula.- Espéreme en el bar, enseguida subiré.

            Medina asintió y se fue con sus pantalones vaqueros, su chamarra de cuero, su camiseta de Kiss y sus zapatos no tan limpios ya.

            Fue César quien rompió el silencio creado entre todos ellos.

            -Es evidente que todo esto ha sido una terrible confusión y yo creo que podemos sentarnos tranquilamente y hablar sobre…

            -¡¿Piensas que soy un delincuente?!- Marcos ni le oía, toda su atención estaba puesta en aquellos ojos verdes que sostenían su mirada con más obstinación que valor.

            -¡¿Qué quieres que piense si no?! Tu forma de actuar, tan encantador, embaucando a la gente con tu sonrisa, envolviéndola en engaños.

            -¡¡Engaños?!¿Qué engaños?

            -¡Muchos!¿Acaso no vives en un hotel de lujo haciendo creer que eres el mayor accionista de la cadena? Te aprovechas de ello.

            Marcos sacudió levemente la cabeza.

            -¡No me puedo creer que me esté pasando esto de verdad!

            -¿Y lo del muerto?...Tú y Luis queríais enterrarlo bajo hormigón en la nave del polígono viejo…

            -¡¿Qué muerto?!

            -Dijiste que estaba muerto y que todo se arreglaría fácilmente cavando y cubriéndolo con hormigón.

            El se tomó unos segundos para recordar.

            -¿El suelo?¿Te refieres al suelo? Es una superficie de cemento resquebrajado que se rompe porque está muerto. ¡El cemento está muerto! Te recuerdo, porque ya te lo he dicho, que soy ingeniero. Luis me pidió consejo sobre el polígono que…¡Pero ¿qué hago dando explicaciones?! Todo esto te lo dije en su momento, pero por lo visto tú prefieres creer que he matado a alguien.- Se encaró con ella.- ¿Qué más tengo que explicar? Ah, los empleados del hotel…Yo no les he dicho nada, no tengo que hacerlo. Te dije que no soy el mayor accionista, es mi abuelo, pero la gente se empeña en creer que estoy a su sombra, y no es así. También soy propietario del restaurante de la otra noche y de otros más. Todos heredados de mi padre, como su parte en la sociedad de MBF Business Company junto con mi abuelo, Marcus Bradfor II, y el resto de la familia Bradfor.

            Mapi soltó un agudo silbido al oírle decir el nombre de la compañía. Miró a Paula. Tenía que reconocerlo, Paula lo hacía todo a lo grande y en cuanto a meter la pata no iba a ser menos.

            -¿Qué me dices de la conversación telefónica en la planta ejecutiva? Hablaste de que era tu último trabajo, de chantaje…¿Y cuando me llamaste diciendo que estabas en Toledo y estabas en el hall del periódico?

            -Para el padre de mi padre, yo soy Marcus Bradfor IV, mi cometido en la vida, según él, es liderar a la familia por ser su nieto mayor. Yo no quiero. El ha sido mi tutor desde que mis padres murieron, pero ha llegado el momento de dirigir mis pasos hacia donde yo quiero. Y mis pasos querían traerme aquí.-Su mirada se entristeció de pronto y sonrió con amargura.- Mi abuelo dice que es un error. Yo pensaba que si era un error, sería mi error. Cuando te vi de nuevo en el homenaje a doña Margarita me di cuenta de que en todas las mujeres con las que he salido a lo largo de estos años, buscaba a alguien como tú. Eres mi primer amor, no correspondido pero el primero a fin de cuentas. Me encantaba todo de ti, pero sobretodo tu forma de ser, decidida, valiente, segura. Estaba convencido de que eras la compañera ideal para recorrer el camino. He dado un salto de fe…y me he estrellado. En vez de creer lo que te decía querías conseguir una exclusiva.- Asintió lentamente, decepcionado, aunque rehízo su ánimo y siguió:- Una pena que hayas derrochado tanto esfuerzo por un trabajo, si me lo hubieras dicho en el homenaje te hubiera encontrado uno rápidamente, de hecho, esa reunión a la que aludes era para la compra del Grupo Editorial Tablada. Mantenemos en secreto esta transacción para evitar que las acciones se derrumben en bolsa mientras se concretan los detalles, pero de eso ya se encarga otra gente.

            Paula apartó su mirada y la fijó en el suelo, donde las rayas que delimitaban los aparcamientos comenzaban a torcerse y desdibujarse por efecto de las lágrimas. Después de todo aquello no tenía nada que decir.

            Marcos, al parecer, si.

            -Bueno, ahí tienes tu exclusiva y mi permiso para publicarla cuando quieras,  donde quieras. Asumiré las pérdidas que pueda ocasionar que esta información se haga pública. Déjame decirte que es mucho mas importante que la detención de cualquier estafador por muy blanco que sea su guante. En fin, esto es todo.- Hizo un gesto abriendo sus manos como para mostrar que ya no había nada más, que no escondía nada.- Ahora, con vuestro permiso, iré a prepararlo todo para volver al redil, visto que mi intento de escapada ha sido un error.

            El silencio fue su única compañía cuando se dio la vuelta y se fue hacia los ascensores. Después fue Magalen la que rodeó con ternura los hombros de Paula.

            -Vámonos a casa, cariño.- La empujó suavemente hacia su coche mientras miraba a las otras dos.- Nos vemos allí.

            Ellas asintieron. César no fue tan sensible como Magalen.

            -Eso, nos vemos allí y hablaremos de porqué no está bien visto secuestrar personas. Mami os ha educado muy mal. ¡Eso no se hace, caca!

            Julia y Mapi se miraron con un mohín casi infantil.

            -Siempre tienen que hablar con nosotras.- Se quejó Mapi.- Paula ha sido la que la ha cagado…

            -Se ha enamorado de él.- Comentó Julia apenada por su amiga.

            -¡Pues por eso la ha cagado! Si no le quisiera ahora se sacudiría las manos y “a otra cosa, mariposa”.  Estoy harta de deciros que el amor es una mierda que no sirve para nada. Yo soy mas lista que vosotras y nunca me voy a enamorar; lo tengo claro.

            Julia sonrió maliciosa.

            -Mapi, llevamos días recorriendo Madrid al galope detrás de ella, hoy mismo le hemos atizado a un tío, maniatado y secuestrado…Tú…¿por qué crees que nos hemos metido en eso?¿Por qué lo hemos hecho?

            Mapi abrió la boca para decir algo, pero no lo hizo. Julia sonrió y le dio un sonoro beso en la mejilla.

            -¡Exacto!- Sonrió.- ¡Eso, también es amor!

 

 

 

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