ALGUIEN COMO TÚ

 

                                                                 IX

 

  UNA TARDE MUY PRODUCTIVA… O NO.

 

            Julia entró en casa y encontró a Mapi muy afanada con su ordenador portátil.

            -No hay nada…¡No hay nada!- Decía nerviosa. De pronto alzó la mirada y la clavó en su amiga.- ¡No hay nada de él, Julia!

            La psicóloga dejó su bolso sobre una silla y se acercó a mirar la pantalla por detrás de Mapi.

            -¿Qué pasa?¿A qué te refieres?

            -Estoy buscando en redes sociales, en Google, en…todas partes y no hay nada de Mark Bradfor ni de Marcos Salinas. ¡Nada!- Se desesperó volviendo a clavar sus ojos en la pantalla.- Y si hoy en día no estás en ninguna página de Internet, ¡no existes!   

            Julia sonrió tranquilizadora.

            -Pero existe, porque nosotras le hemos visto. Además ¿desde cuándo tienes tanto interés en él?

            Mapi cerró el ordenador y se giró hacia su amiga.

            -¡Desde que Paula me ha llamado para decirme que es un delincuente y que si le pasa algo a ella que sepamos que se ha ido con él!

            Julia se quedó con la boca abierta, con los ojos hundidos en las pupilas azules de Mapi, como si quisiera que asegurarse de que no estaba bromeando.

            -¡Pero esta chica es tonta y no nos hemos enterado hasta ahora!- Exclamó sofocada.-¿Pero por qué se ha ido con un tío que le puede hacer algo malo?

            -Cuando al fin entendí lo que quería decirme, me di cuenta de que su voz sonaba asustada…Le dije que ni se le ocurriera irse con él, pero me dijo que era una oportunidad para trabajar como periodista.

            Julia se dejó caer sentada encima del bolso. Durante un breve instante su respiración se detuvo y su mirada se perdió en el vacío.

            -¿Qué hacemos, Julia?- Preguntó angustiada la rubia.

            Julia volvió a tomar aire. ¡Cierto, algo tenían que hacer!...Pero ¿qué? El hecho de que Mapi no tuviera respuesta a aquella interrogante era un indicativo claro de la gravedad de la situación. Se miraron preocupadas.

            -Por supuesto que Magalen no puede enterarse de esto…

            -Desde luego, en su estado…no sería bueno para ella ni para la pequeña Mapi.

            Julia parpadeó olvidando por un momento el asunto que las ocupaba. ¡Aquella loca ya le había puesto nombre a la niña y por supuesto era el suyo! Pues ya podía olvidarse de eso, Magalen no le iba a poner el nombre de ninguna de las tres, de eso estaba segura. Lo pasó por alto y volvió a Paula, que era lo importante.

            -Si al menos supiéramos donde está…¿No te dijo donde iban?

            -No,- se lamentó la otra,-¡ Espera…!- Exclamó como si se le hubiera encendido al fin la luz de las ideas.- Conozco a un tío que trabaja haciendo teléfonos o algo así y una vez me estuvo aburriendo hablando de su trabajo y creo que me dijo que había una aplicación para encontrar personas por el teléfono móvil…Si pudiera acordarme de como se llama…

            -¿La aplicación?

            -¡No, el tío! Podría llamarle y que me lo dijera. Vamos a ver…- pensó en voz alta.- me lo presentó una compañera del grupo de teatro. La llamaré a ella, seguro que se acuerda.

            Mientras Mapi hablaba por teléfono, Julia sacó su bolso de debajo del trasero y se sentó con más comodidad esperando algún resultado de la conversación de su amiga.

            -…Ah, ingeniero de telecomunicaciones…Ya entiendo. No tendrás su teléfono…es que una amiga está en un apuro y creo que él nos puede ayudar…Si, si, apunto…-Hizo un gesto a Julia para que le acercara un bolígrafo y cuando lo tuvo se escribió el número en la palma de la mano.- Muchas gracias, cielo…Gracias, si yo espero que se pueda solucionar…-Cortó.- ¡Lo tengo! Se llama Jorge y es ingeniero de telecomunicaciones. Le llamo ahora mismo.

            Las dos estaban impacientes. El tiempo corría en su contra y necesitaban encontrar a Paula antes de que fuera demasiado tarde. El tal Jorge fue de gran ayuda ya que desde su ordenador instaló la app en el teléfono de Mapi y la conectó con el de Paula.

            -Si lo tiene encendido dice que podremos ver dónde está. Ha sincronizado mi teléfono con el de ella y lo mejor, he aprendido a hacerlo, para futuras ocasiones.

            -Ahora nos importa el presente. Mira a ver dónde está y nos plantamos allí ahora mismo.

            Estaba las dos pegadas, cara contra cara mirando la pantalla del móvil mientras veían la ubicación de Paula.

            -Pero si está…

            -¡Hola, chicas!- La voz de Paula se oyó nítida a la vez que se cerraba la puerta del piso.

            Ellas se miraron y se apresuraron a apagar el teléfono de Mapi. La aplicación había llegado tarde, pero al menos sabían que funcionaba, porque según el teléfono, Paula estaba en su calle y en su portal.

            -¡Paula! Nos has tenido muy alarmadas. No sabíamos ya qué hacer.

            Paula llegó hasta ellas tranquila y despreocupada.

            -¿Es por la llamada que te hice?- Le preguntó a Mapi.- Ya lo siento, pero es que en ese momento estaba un poco asustada por lo que había oído, pero si voy con cuidado no creo que sea más peligroso que cualquier otro tío.- Aseguró encogiéndose de hombros.

            -¿Cómo puedes saberlo?

            No lo sabía. Era un presentimiento como el que sintió al oír los comentarios de él en la conversación telefónica. En aquel momento se asustó; ahora estaba segura de que se había pasado.

            -Que es un estafador lo tengo claro,- afirmó tajante y lo avaló con el comentario siguiente,- ha hecho creer al personal del hotel Carlton que es accionista de la cadena, con eso está todo dicho; no le sacan la alfombra roja para que pise porque él no lo quiere. ¡Y no es que me lo haya dicho Marcos, es que lo he visto yo misma!

            -¿Habéis estado en el Carlton?- Quiso saber Julia.

            -En el bar me han dado a escoger entre no sé cuántos tipos de agua diferente y en el restaurante ha venido el chef a la mesa para saludarnos.

            -He oído hablar muy bien de su cocina.- Apostilló Mapi.- Creo que es muy internacional. ¿Qué has comido?

            -Literatura, como dice el profesor cada vez que le ponen un plato muy grande con poca comida.- Sonrió divertida.- Yo he pedido a dedo “ petit pois à la crème avec julienne de carottes”.

            -Crema de guisantes con zanahoria en juliana.- Aclaró Mapi a Julia dándose cierta importancia.-El francés para mi no tiene secretos…

            -Ya, ya lo sabemos…- dijo Paula con expresión algo irónica.

            -Me refiero al idioma.

            -Si… eso también…-Asintió.-En fin que tanto nombre solo sirve para cobrar treinta euros por un cucharón de puré de guisantes. El ha pedido “ratatuille”. Miedo me daba pensar en lo que podía ser eso, pero le han traído un plato con verduras y hortalizas. Para el segundo plato ya me he dejado aconsejar y me han traído “filet de porc à la Villeroi avec pommes de terre et poivrons”. Traduce, niña.

            -¡No me da la gana!

            -¡Qué picajosa eres, Mapi! En fin, solomillo de cerdo empanado y patatas y pimientos. De postre profiteroles, que eso si sé lo que es. No quería más sorpresas.

            Las otras dos se miraron.

            -Nosotras en un sinvivir y ella empapuzándose a manjares acompañada de un tío que bien merece comérselo a él… ¡ni un comentario Paula o me enfado de verdad!

            -Solo iba a decirte que me ha devuelto tus cincuenta euros.- Le guiñó maliciosa y tras abrir su bolso le dio el sobre.

            Ahora fue Mapi la que sonrió burlona.   

            -Quédate con ellos y le invitas a una buena comida española… seguro que con eso le sobra.

            -Depende de lo que quiera y como… no hay ni para empezar.

            -¡Ay, vale ya!- Exigió Julia.- No sé ni como os aguanto cuando os ponéis en este plan.

            Las otras dos rompieron a reír.

            -Hablando de plan,-dijo Julia cuando cesaron las risas,- ¿qué plan tienes? Porque supongo que no te acercarás a ese hombre a menos de cinco kilómetros…

            Paula exhaló un hondo suspiro al par que negaba con un gesto de su cabeza.

            -He quedado mañana para cenar con él. Esta noche no puede.

            -¿Qué?

            -¡Tengo que hacerlo!

            -¿Sabes que no aparece en internet ni en redes sociales ni en ninguna parte? Es como si no existiera.

            Julia cerró los ojos lamentando que Mapi hubiera dicho aquello; conociendo a Paula se empecinaría más en su objetivo. Debió decirle que  era un tío muy conocido en alguna parte, o, mejor: no haber dicho nada. Así tan solo había conseguido picar aún más su curiosidad, que ya estaba bastante picada de por si. Tendrían suerte si no se empeñaba en ir a hacer guardia a la puerta del hotel para seguirle en cuanto saliera.

            -Es no puede ser…

            -Te lo juro.

            Paula fue a su habitación y empezó a consultar en su propio ordenador.

            -Qué extraño, es cierto que no aparece…

            -Puede ser que use otro nombre o un alias- Intervino Julia quitándole peso a la cuestión.

            Paula se quedó silenciosa. Pensaba. Pensaba mucho, porque hasta se le arrugó el entrecejo.

            -…O puede ser que no sea Marcos Salinas y solo esté utilizando su nombre para ocultar su verdadera identidad.

            -No digas bobadas. ¿Y quién sería?¿Un espía?¿Un detective?¿Un agente del FBI? ¿Y cómo iba a saber de la existencia de Marcos Salinas?

            -No lo sé, Julia, pero me enteraré.- Afirmó con aplastante seguridad.-¡Lástima que Cirilo Latas esté estropeado! Voy a gastarme una fortuna en un taxi…

            -Paula…

            -Me quedo los cincuenta, Mapi, te prometo que te los devolveré.- Se levantó con prisa y recogió su bolso y una chaqueta por si refrescaba por la noche.

            Las otras dos la seguían por el pasillo.

            -No seas loca, no puedes…¡Ay, Mapi, tú también como eres…!¿Es que no la conoces?¡Paula!...¡Pau…!- La puerta se cerró detrás de Paula.

 





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