ALGUIEN COMO TÚ
Lo
bueno que tenía el homenaje a su profesora era que se celebraba de día; de esa forma Paula no tenía que gastar
nada en su atuendo personal ya que en su armario guardaba el vestido de satén
estampado en diferentes tonos de verde, rosa y amarillo que se compró para la
boda de Magalen y el profesor. Sólo se lo había puesto aquel día, al igual que
los preciosos stiletto de charol negro con unos coquetos lazos atrás y tacones vertiginosos,
a juego con una cartera de mano tan plana que solo le cabía el DNI, el móvil,
dos llaves, el pañuelo y dinero suelto.
-Vas a ir muy guapa y, oye, te queda
como un guante ¿eh? No has subido ni un gramo.
De verdad que le seguía quedando muy
bien aunque habían pasado casi dos años desde que lo estrenó. Se miró y remiró
en el espejo, por delante y por detrás mientras Julia y Mapi contemplaban el
espectáculo medio tumbadas en la cama.
-Si quieres, ese día yo te puedo
hacer un alisado japonés; se lleva mucho y al estirar los rizos parecerá que la
melena es mas larga y se te verá diferente.
-¿Por qué no un recogido? Son muy
elegantes y a Paula le quedan muy bien porque tiene la cara redondita y la hace
mas alta.- Decía Julia.
-¿Un recogido a medio día para una
mujer joven?- Mapi rechazó la idea.- No, mejor el alisado. Queremos que brille,
que todos se vuelvan a mirarla, que se vea espectacular. La maquillaremos con
tonos súper claros y matizaremos las facciones con un toque más oscuro. Le…
-¡Alto ahí! Estáis muy imaginativas
y entretenidas como si fuerais a jugar con vuestra muñeca. Y no es eso.
-¡Venga ya!¿Es que no quieres ir
guapa?
-Quiero ir tal cual soy; no voy a
engañar a nadie.
-Maquillarse y peinarse para una
fiesta no es engañar, ya lo has hecho otras veces. Lo única diferencia es que
en vez de arreglarte tú, te arreglo yo que tengo un poco mas de experiencia.
En eso tenía razón Mapi. Ella
siempre iba espectacular, aunque se vistiera con unos vaqueros rotos y una
camiseta descolorida, se peinaba, se maquillaba y luego iba por la calle
marcando tendencia.
-Además, ¿a quien vas a engañar? Tus
sueños se han cumplido. Eres periodista.
- Estoy licenciada en ciencias de la
información, ser periodista requiere algo más.
-¿Qué más requiere? Trabajas en uno
de los periódicos de más tirada del país.
-En la recepción y de telefonista,
en el hall del edificio.
-Hace años que saliste e a casa de
tus padres y te independizaste.
-Para venirme a vivir a un piso
compartido.
Julia y Mapi se desesperaban.
Alguien dijo que todo es del color del cristal con que se mira y Paula se
empeñaba en verlo negro.
-No, soy realista. No lo veo todo
negro…si acaso castaño oscuro…- Replicó quitándose el vestido por los pies para
no arrugarlo demasiado. Se fijó en sus pies cubiertos.- Me encantan estos
zapatos, son tan finos…
-Estás cambiando de tema.-Observó
Julia.
-Es que solo decís bobadas, ahora diréis
que tengo un coche y lo que tengo es a Cirilo, que la mitad de los días no
funciona, generalmente en los días que lo necesito. Como hoy. Sábado, me toca
trabajar y tengo que hacer tres transbordos de metro, con lo que si no me doy
prisa llegaré tarde.- Colgó el vestido de su percha y se quitó los zapatos para
ponerse otros de medio tacón y punta redonda que formaban parte de su uniforme.
Se puso unos pantalones negros de tela sintética y un niqui de rayas en colores
blanco, negro, y rojo. Ganaba mucho tiempo yendo ya medio vestida con el
uniforme, luego allí cambiaba el niqui por la camisa blanca, se hacía una
coleta o una trenza y a recepcionar personas, paquetes y llamadas detrás de un
alto mostrador.
-Os veo a la noche.-Se despedía
colgándose el bolso del hombro.
-¿Vas a ir a ver a tus padres cuando
salgas de trabajar?- Preguntó Mapi con curiosidad.
- Si, ¿por qué?
-Por nada, simple curiosidad.
Todos los sábados que trabajaba iba
a su barrio a ver a sus padres, si no trabajaba iba entre semana. Otro de sus
sueños perdidos, devolverles el esfuerzo que habían hecho para pagarle los
estudios aportándoles una cantidad mensual para colaborar en sus gastos.
Tampoco podía ser aunque sus padres le decían que dejara de preocuparse, que no
les hacía falta nada mas que verla a ella siendo feliz.
A media mañana la llamó su madre
para decirle que no fuera aquella tarde, porque la hija de Paquita, ya sabes,
la del segundo, había dado a luz el día anterior y ellos
iban a verla al hospital. Así que a media tarde, después de trabajar y
tras otros tres transbordos de metro, volvió a su casa dispuesta a echarse en
el sofá a ver “Cine de barrio” en la televisión, siempre y cuando no volvieran
a repetir cualquier película de Martínez Soria, que es que ya estaba muy visto.
Entró en el piso creyendo que
estaría vacío, pero se equivocó. Desde el pasillo podía oír las voces de Julia
y Mapi junto con las de Magalen y el Profesor. Se alegró al saber que estaban
allí, pero cuando iba a la cocina, algo la detuvo. Ese algo fue oír su nombre y
entender que estaban hablando de ella.
-Desde que recibió la dichosa
invitación, ella no es ella.- Decía Mapi.
-Es evidente que se siente frustrada, está
mirándolo todo desde una perspectiva diferente y no me refiero solo al trabajo
y el dinero. También está Guille, que si tiene todo lo que ella quería, el lo
está consiguiendo y se le ha sacudido como a una molesta mota de polvo en su
hombro. Todos les conocían en el instituto, que ahora él haya roto la relación
y se presente con otra mientras ella va sola…
Paula comenzó a hacer pucheros al oír la
opinión de Julia. Dicho así parecía que su vida era muy patética.
-Estáis exagerando. No conozco a una
mujer mas decidida que Paula. ¿Tú crees que a ella le va a importar ir sola a
esa fiesta? En absoluto. Ella no necesita a nadie. Irá y se divertirá y se
reirá de todos ellos, hasta de ese de la constructora…
-En circunstancias normales, si,
pero ahora está un poquito baja de ánimo y seguramente se dará pena a sí misma
cuando vea a todo emparejados y ella sola…
Entonces se oyó la hermosa voz
varonil del profesor.
-Quizá os vendría bien llamar al
conde Martini para que la acompañara…
-¡César!- Oyó Paula exclamar a
Magalen, tan escandalizada como ella misma ante tal posibilidad.- ¿Cómo puedes
proponer algo así?
El hecho de que las otras callaran puso
en alerta a la oyente secreta, segura de que algo estaban maquinando.
-A nosotros nos funcionó.- Defendió el
profesor.- No digo que sea para siempre.
-Tienes razón, César,- dijo Mapi,-
pero el caso de Paula es distinto. Hay que abordarlo de diferente manera.
Hay…empresas de acompañantes para mujeres…con hombres muy atractivos…
-¡¿Le vamos a pagar un puto?!
-¡Por encima de mi cadáver!- Exclamó
Magalen.
-Escúchame. Ella no tiene por qué
saber que es un acompañante. Supongamos que está en la fiesta y el chico se le
presenta con alguna excusa y ya no la deja. Puede decirle que es un compañero de
clase.
-¡Que no!¡Que ni hablar! Y se acabó
el tema.- Atajó Magalen.- No se puede jugar así con las vidas de las personas.
Quizá a nosotros nos funcionara, pero ¿y si hubiera sido al contrario? Todavía
estaría tirada llorando en el sofá. No quiero ver así a ninguna de vosotras,
así que me niego. Y si insistís en la idea se lo contaré a ella y además de
chafarte el plan se enfadará con vosotras. No conmigo, con vosotras.
Hubo un corto silencio y cuando
volvieron a hablar ya tratando de otro tema Paula volvió sobre sus pasos a la
puerta de la calle, la abrió y la cerró haciendo notar su presencia. Llegó
hasta la cocina y se mostró encantada de encontrar allí al joven matrimonio.
Explicó que llegaba antes porque sus padres no estaban en casa y se sirvió un
café mientras miraba los pastelillos que había sobre la mesa pensando cual
escoger.
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