ALGUIEN COMO TÚ
El silencio era casi absoluto en la
clase de primero de ESO del Instituto Tierno Galván. Tan solo se oía la
cantarina voz de una chiquilla de doce años que leía para todos sus compañeros la
redacción con el título “¿Qué voy a hacer el día de mañana?” que había escrito la
tarde anterior como parte de los deberes de Lengua.
-…Y después de desayunar leche con
Cola Cao y pan con mantequilla y azúcar, me lavaré los dientes y la cara y me
peinaré. Volveré a mi cuarto, porque mi madre me obliga siempre a hacer la cama
para que me responsabli…respronsabi…
-Responsabilice.- Ayudó la profesora
sofocando un suspiro de resignación.
-Eso. Responsablilice…de las tareas
de casa. Después terminaré de preparar la mochila y…
La profesora se ajustó impaciente
las gafas con montura de carey pensando que ya era hora de cortar aquel rollo.
Raquel García Molinero era una niña encantadora, pero…¡Qué caray! Raquel era
una pelmaza y además una ceporra que no había entendido nada…
-Gracias Raquel, está…bien…
-Pero Margari, todavía no he llegado
a clase…
- Es que la redacción que os pedí no
es sobre lo que vas a hacer mañana, si no “el día de mañana” Es decir cuando
seáis personas adultas, cuando seáis responsables de vuestra vida…Qué queréis
hacer, cuales son vuestras ambiciones ahora mismo…
-Ah…- Raquel entendió al fin. Para
contestar a eso no necesitaba escribir una redacción larga. Estaba muy segura
de lo que quería ser.- Yo voy a ir al Gran Hermano y seré famosa…
Aquella confesión alborotó la clase con
lo que la profesora hubo de poner orden antes de que el tumulto fuera a más. Lo
consiguió con relativa facilidad; por suerte aún tenían una edad en la que se
dejaban dirigir.
-Puedes sentarte, Raquel…- Le dijo a
la muchachita con una mueca que simulaba una sonrisa.
Hacía media hora que había empezado
la clase y en los quince minutos que llevaban leyendo las redacciones tenía una
concursante de Gran Hermano, un agente del FBI, la futura esposa de Brad Pitt,
un Rambo y un empresario que seguiría los pasos de su abuelo en el negocio
familiar: Una tienda de chuches.
Sin palabras.
Estiró el cuello buscando con la
mirada su siguiente elección.
-Paula Merino.-Nombró con voz
monótona.
La aludida se puso en pie con el
cuaderno en la mano y tomó aire antes de comenzar a leer.
-“¿Qué voy a hacer el día de mañana?
El día de mañana quiero ir a la universidad y prepararme para ser una gran
periodista y trabajar en el periódico más importante del país, haré grandes
reportajes y ganaré mucho dinero con el que me compraré un coche y un piso en
el centro y ayudaré a mi familia. Viajaré al extranjero y como seré mayor y
viviré sola en mi piso del centro podré salir por las noches con mis amigas a
las discotecas y a las verbenas…”
“Bueno,-pensó la profesora,- al
menos las ambiciones de esta son factibles y más realistas, porque quiere ir a la universidad antes de ser
periodista y ganar mucho dinero.”
-Gracias Paula, puedes sentarte.
Paula se sentó y satisfecha se echó
hacia atrás con la silla, apoyándola solo sobre las patas traseras. No se dio
cuenta de que su compañero de detrás tenía los pies apoyados en la barra
travesera de estas. Resultado: Las patas
resbalaron hacia adelante, el respaldo volcó hacia atrás y la silla cayó con
Paula sentada en ella, armando un considerable escándalo que atrajo la atención
de todos. La postura con las piernas abiertas era embarazosa, sobretodo si se tenía
en cuenta que llevaba una falda y que se le subió dejando expuestas sus bragas
de color rosa. Sintió que la cara le ardía y se ponía roja como la grana.
Las carcajadas de sus compañeros resonaban
en sus oídos y mientras se apresuraba a incorporarse deseó que el techo se
hundiera enterrándola bajo los cascotes…¡Y a Salinas también!...¡Por culpa de
aquel canijo idiota estaba pasando la mayor vergüenza de su vida! Quedaría
estigmatizada para siempre. Nunca lo olvidaría por más que le pidiera perdón y
le jurara que él no había mirado, por más que intentara sobornarla llevándole
chuches de la tienda de su abuelo, aunque se tirara a sus pies y dejara que se
limpiara en él la suela de sus zapatos. ¡Jamás le perdonaría!
Ni siquiera quiso despedirse de él
cuando Margari anunció a toda la clase que Salinas no volvería el curso
siguiente porque sus padres se mudaban a otro país.
-Yo creía que solo tenía madre.- Comentó
Alicia Martínez en el recreo el día siguiente a que él se fuera.
-Si tiene, lo que pasa es que es un
americano de la base de Torrejón.- Intervino Luis Sánchez, que lo sabía porque
vivía en la misma calle en la que el abuelo de Salinas tenía su tienda.-Ahora
se va a casar con la madre de Marcos y se los lleva
-¿Y se va a América? Entonces no volverá
nunca…
Paula oía esta conversación y pensó que tenía
que haberse despedido de Salinas porque nunca volvería. Pero “Jamás” y “Nunca”
son palabras muy grandes cuando se tienen doce años.
Me da a mí que el de Torrejón vuelve 🤔😜
ResponderEliminarComo me conoces. Si que soy previsible.
Eliminar⭐⭐⭐esperando la continuación 😘😘
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