Una inocente Conspiración.

 


EPILOGO


      Era el segundo sábado de octubre; el primero después del inicio del curso universitario. En el piso compartido por las estudiantes olía a café.

      Julia despertó a la llamada del delicioso aroma y abandonó la cama para ir a la cocina.

      -Buenos días.-Saludó sonriente a sus compañeras.-Hace sol, ¿no?´- Comentó mirando a través de la ventana.

      -Si.- Respondió Mapi tomando un largo sorbo de café y pasando una hoja plastificada del álbum de fotos que tenía sobre la mesa.

      Julia fue a servirse una taza de café solo y se acercó por la espalda de Mapi mirando sobre el hombro de esta. Sonrió y tomó un sorbo de su reconfortante bebida.

      -La echo de menos.- Comentó Paula, que estaba sentada al lado de Mapi, sin dejar de mirar las fotografías desde las cuales les sonreía Magalen vestida de novia.-¿Vosotras no?

      -Mucho. Da la sensación de que estamos huérfanas sin ella,-suspiró Mapi,- sin nuestra querida Mami.

      -Si estuviera aquí me estaría diciendo que no tomara el café solo.- Evocó Julia.

      -A mi me reñiría por estar descalza.

      -Y a mi por estar en camisón…-Pasó otra hoja.-Fijaos en esta… ¿verdad  que está preciosa?   

      -El traje era divino…

      -Aunque se hubiera vestido con un saco. Estaba guapísima porque irradiaba felicidad… ¡Mirad aquí al profesor…la mira embobado!

      -¡Pues en esta está de morirse! Si no hubiera sido por ella, de verdad que me lanzo a por él… pero que ella le quisiera le hizo intocable para mi…Aquí también está muy guapo- Señaló Mapi otra fotografía.

      Habían recogido el álbum del estudio fotográfico la tarde anterior y desde entonces habían perdido la cuenta de las veces que lo habían mirado.

      -Es como ver el final de un cuento en el que nosotras fuimos las tres hadas madrinas…

     -Nosotras y el azar, Paula; seamos sinceras, la situación se fue complicando a nuestro pesar y no nos quedaba mas remedio que improvisar…

      Las tres se miraron sonrientes y de pronto rompieron a reír a carcajadas chocando los cinco, igual que chocaban sus ramos de flores como si brindaran, en aquella divertida foto que había en el álbum en la que se veían luciendo un hermoso vestido malva de dama de honor.

      -¿No parece una broma que se hayan ido de viaje de novios a Italia? Tienen el sentido del humor muy desarrollado.

      -No es eso, Mapi, han querido aprovechar el conocimiento del idioma que tiene el profesor. No olvidéis que ha aprendido a decir como nadie eso de: Buongiorno, finalmente ci encontriamo… En un entorno adecuado queda de una educación exquisita.

      -Siempre y cuando no se lo digan al señor Mantilla…

      Resonó otra carcajada en la cocina.

      -Me alegra encontraros de tan buen humor.

      La tres se giraron para mirar hacia la puerta de la cocina desde la cual les sonreía Magalen.

      Corrieron hacia ella chillando de contento y abrazándola a la vez, como si fueran los piñones de una piña. Magalen las acogió entre sus brazos como pudo, sintiendo que estaba tan en familia como en la casa de sus padres.

       -¿Cuándo habéis llegado?

      -¿Por qué no nos habéis avisado de que volvíais?

      -¿Dónde está el profesor?¿Habéis pedido ya el divorcio?

      -¡De una en una, por favor!...-Reía gustosa la “Doctora en Bioquímica” Magdalena Peña de Guzmán.- Parece que en vez de veinte días han pasado veinte años desde la última vez que nos vimos…

      - Te echamos mucho de menos…- Tiraban de ella hasta acomodarla en una silla ante la mesa y acomodarse a su vez.

      -¿Quieres un café?- Le ofreció Julia de inmediato.  

      Magalen ocultó su sorpresa, ¿hasta ahí llegaba el cambio? ¡Le iban a servir el café!

      -Si, gracias, con leche… y de paso le puedes echar un chorrito al tuyo también, para que no se vea tan solo y tan negro.

      Julia rio encantada con el comentario. Era de esperar que casada o no Madalena seguiría siendo su “mami”. Paula fue a buscar una caja de galletas.

      -Sigues paseándote descalza por la casa, ¿Eh Paula?- Gruñó mirándole los pies desnudos.

      -¡Qué pesada, Mami! Y tú sigues metiéndote con nosotras y no os cuentas lo que queremos saber…

      -¿Qué queréis saber?

      -¡Todo!- Contestaron las tres a unísono.

      Magalen amplió su sonrisa.

      -Pues “todo” se resume en tres palabras:¡Soy muy feliz!

      Estaba bien resumido y aun así no hacían falta ni las palabras, bastaba ver el brillante resplandor de sus ojos, la serenidad de su expresión…

      -Se te ve tan…

      -…Satisfecha.

      -Si; se nota que el profesor te da lo que tanto necesitabas…

      -¡Chicas, cualquiera que os oiga dirá que…!

      -…Que eres una mal pensada, porque yo me refiero a la tranquilidad…

      - Eso es, la estabilidad…

      -¡Ah, ¿pero ninguna os referíais al sexo?!Yo si.- Mapi se encogió de hombros.- Le hacía falta como agua de mayo al campo. Dinos, Mami, ¿qué tal con el profesor? No seas mala, un breve apunte…

      La memoria de Magalen la llevó a evocar rápidas imágenes no muy lejanas en el tiempo. Su rostro lo expresó todo; aun así dijo con picardía:

      -¡Ríete tú de cualquier conde italiano!, ¡del mejor! …Ríete.- Alzó las cejas con un divertido movimiento antes de dar un trago a su café.

      -Ya te decía yo que ahí tenia que haber calidad…- Le comentó Mapi a Paula.

      -Dejemos eso. Ahora habladme de vosotras. Mapi, sería mas fácil hablar contigo si no te estuviéramos viendo todo lo que transparenta el camisón…Sé que todas somos mujeres y tenemos mas o menos lo mismo, pero no lo tenemos que comprobar a diario…

      -Querida Mami, te adoro, creí que ya no te importaba a ti tampoco…

      -¿De qué hablas?

      -¿Te acuerdas que mi padre me dejó venir de Australia solo para la boda? Cuando volví me hice un poco la insoportable y enseguida me dio permiso para volver y que así dejara de molestarle. Después del lio me dijo que me iba a atar en corto, pero no tiene paciencia y ha vuelto a dejarme de la mano…- Se encogió de hombros como si no le importara la indiferencia de su padre hacia ella.

       -Quizá él te suelte, pero nosotras no, así que mucho ojito, que mi mano no es tan floja…

       -¡Mami ha vuelto!- Rio Julia.-Qué, Mapi, ¿creías que te ibas a escapar?

      -Pero ¿qué os pasa?

      -Hace un rato decíamos que echábamos de menos tus regañinas. ¡Y aquí están; hay para todas, como siempre!

      Magalen rompió a reír.

      -Si es que os lo buscáis. ¿Ese es el álbum de mi boda?

      - Si, pero es nuestro. El vuestro sigue empaquetado y cerrado en tu cuarto.

      -Por cierto, hablando de mi cuarto…- sacó la llave del piso y la dejó sobre la mesa.-Os vendrá bien alquilarlo a otra estudiante…

      -Ya lo hemos hablado y no queremos a otra.

     -A saber qué clase de tipa vendrá. Igual no hace las tareas de la casa, ni quiere cocinar…

     -O es un putón… Todo eso ya lo tenemos cubierto con nosotras.- Rio Mapi y las otras asintieron.- Guarda esa llave para que puedas venir siempre que quieras, aunque ahora no tendrás mucho tiempo… Ya sabemos que tienes varias conferencias sobre tu trabajo de doctorado y qué posiblemente también darás clases…Pero mientras nosotras estemos en Madrid y, menos Julia, pensamos quedarnos aun después de acabar nuestras carreras, tu tendrás la llave de este piso.

      Estuvieron hablando un buen rato, tomaron otro café mientras miraban las fotografías y…de pronto sonó el timbre.

      -¡Ese es César! – Exclamó Magalen.-Tú ve a ponerte una bata, tú unas zapatillas y tú…ve a vestirte directamente.

      Las otras corrieron a sus respectivos dormitorios chillando y riendo divertidas mientras Magalen fue a abrir la puerta. ¡Sentía que el corazón se le iba a salir del pecho a fuerza de latidos mientras recorría el pasillo para ir a encontrarse con su marido.

     ¡Su marido! Siempre había estado enamorada del él, del profesor Guzmán, el buenísimo, en ocasiones creía que todavía estaba viviendo un sueño.

      -Hola.- Los ojos de César echaron un vistazo a su alrededor y al ver que no había nadie con ella se inclinó para darle un profundo beso a su mujer. Le costó separarse, y lo hizo a regañadientes, aunque no dejó de comérsela con los ojos.-¿Qué tal has pasado nuestra primera separación?

      Ella estaba radiante, feliz.

      -Creo que he podido superarla y no me quedará ningún trauma.

      -¿Eso significa que ya no me quieres?

      Ella volvió a reír y se cogió de su brazo para conducirle a la cocina.

      -¿Dónde están?

      -Poniéndose visibles.

      -¿Les has dicho lo de la comida?

      -No, van a aceptar de todas formas. Se alegrarán, porque imagino que habrá bofetadas a la hora de no cocinar…

      -Créeme, tus niñas sobrevivirán sin ti…Ya están creciditas.

      -¿Tu crees? Me da pena, me gustaba ser su mami… que confiaran en mi, que se apoyaran…

      -Que dependieran de ti… que te buscaran novio…

      - ¿Hemos sido novios?- Coqueteó con descaro.-No hemos tenido tiempo de eso…

      -Por suerte…-Musitó el profesor acercándose de nuevo a su esposa y la besó.- Una vez que supe lo que supe ya no hubiera tenido mucha paciencia. Estaba al límite.- Le susurró contra sus sabrosos labios dispuesto a volver a ellos.

      -Uy, qué apuro; lo siento. ¿Ahora que hago?¿Me voy y hago como que no he visto nada o hago como que no he visto nada y me quedo?

      El matrimonio se apartó ante la llegada de Paula y bastó una mirada para que la futura periodista entrara a saludar al profesor. No tardaron mucho en llegar las otras dos y sentarse con ellos.

      -Oye, os quedáis a comer aquí, ¿verdad?

      Aquello le resultó divertido a Magalen.

      -¿Quién hace la comida?

      -Yo.-Respondió Julia .-Ayer fuimos al supermercado y hemos comprado un buen lote de deliciosas sopas de sobre y latas a montones. ¿Verdad?

      Las otras asintieron.

      -Como queráis, nos podemos quedar a comer aquí,-César miró a su mujer, -pero habíamos pensado en invitaros a comer en…

      -¡Genial!

      - ¡Vale!

      -¡Estupendo!

      -No he dicho donde…-El profesor las miraba divertido. Era evidente que él no las conocía tanto como su esposa.

      -¡Nos da igual! Como si es en un estercolero, nos tapamos la nariz y vale…Cualquier cosa es mejor que las comidas de Julia.

      -Cualquier cosa menos las tuyas.- Se defendió la aludida. – Ayer puso a calentar una lata de alubias directamente sobre el fuego.

      -Tú me dijiste “por las alubias al fuego” y es lo que hice.

      -También te dije que abrieras antes la lata.

      - Pero para cuando llegué a la cocina esa parte de la receta se me había olvidado…-Mapi se encogió de hombros con aire inocente.

      -Menos mal que no había nadie en la cocina cuando aquello explotó…

      Magalen suspiró hondamente.

      -¿No se os ocurrió verter el contenido de la lata en una cazuela y luego calentar…o…no sé…calentar la lata al baño María?

       -¿En el baño?¡Qué ascazo..!

      -¡Al baño María!

      -¿Eso cómo es?¡Como tú eres la que cocinaba y te has ido sin contarnos tus secretos culinarios…

       -Déjalas, no sé por qué esperas sacar algo de ellas…- Dijo Paula

       - Habló la que fríe un huevo y parece que está luchando en un combate medieval, con la tapa de la sartén como escudo y la raqueta plana como espada.

       -La raqueta plana es la espumadera.- Aclaró Magalen a su marido.- Anda, vámonos…para olvidar lo que he oído.

      Comieron en el mesón de la calle Cuchilleros por petición de Magalen, a quien le había gustado mucho desde la primera vez que fueron allí. La comida fue excelente, como siempre y estuvieron tan a gusto que la sobremesa se alargó casi sin que se dieran cuenta, hablando de los proyectos de cada una.

      -Por supuesto el más inmediato acabar la carrera,- decía Julia, -después si, volveré al pueblo. Hemos comprado una casa de dos plantas y habrá boda. Luego…como la capital está cerca, puedo poner una consulta y ya veremos qué tal me va…

      -Ojalá yo lo tuviera tan claro como Julia y Paula. No sé si seguir con arte dramático o…

     - ¡Pero si has nacido para eso! Mapi, ¿te olvidas de que me tragué todo lo del conde sin tener la menor sospecha?¡Hasta me convenciste de que una foto de tu tío Damián, que había visto una y otra vez sabiendo que era tu tío, era en realidad el conde Martini!

      -¡Yo creo que es innecesario todo lo que diga para convencerte de que me engañaste! Lo hiciste realmente bien. Tienes madera de actriz.- Afirmó César con seguridad.

      -Es lo que le decimos nosotras…

      -Piénsalo bien antes de tomar una decisión; ahora bien, si lo de actuar ya no te gusta…

      -Me encanta.

      -Entonces ¿qué problema hay?¿Que si continúas va a parecer que te has hecho adulta porque te estás tomando algo en serio y eso te da miedo?

      Mapi bajó la mirada ocultando una sonrisa avergonzada. ¿Era posible que Magalen la conociera tan bien?

       -Tarde mas o menos, ese momento llega, y tendrás que afrontarlo, como todos. Y luego te darás cuenta de que no era tan difícil.- Magalen estiró el brazo y cubrió con su mano la de su mas joven amiga. Las otras dos hicieron lo mismo.-De todas formas aquí estamos para ti.

      Mapi asintió convencida de que realmente no estaba sola, ni ante su futuro ni ante condes falsos que quisieran llevársela.

      -Bueno, ¿y tú, Paula?

      Paula apartó con los dedos el flequillo de su redonda y sonriente cara.

      -Yo…he escrito mi primera novela.

      El anuncio sorprendió a todos puesto que era algo que había hecho en secreto.

      -Pero eso es estupendo, ¿y?...

      -La he llevado a un editor y la ha rechazado. Dice que tiene estilo, que está bien escrita, pero que el argumento es poco real, que no es creíble.

      - ¿Ese editor no sabe que existe la ”ficción” como campo literario?- Intervino César.

      -¿De qué va?- Preguntó Magalen.

      Paula amplió su sonrisa aún más.

      -Va de cuatro amigas estudiantes que comparten un piso y se llevan muy bien, porque son abiertas y empáticas. La mayor de todas es el nexo que las une y hasta en ocasiones las dirige. Pues bien, esa mujer, que se llama Magalen,…

      -¿Magalen?¿Qué nombre es ese?

      -Magdalena, pero la llaman Magalen cariñosamente, bueno la llaman Mami.

      -Eso último ya me suena más…

      -¿Cómo me llamo yo?

      La futura periodista sonrió.

      -Tú eres Mapi, de María Pilar, y tú psicóloga, eres Julia, yo soy Paula y el profesor, además de profesor, César Guzmán, el buenísimo.- Hubo un coro de risas en la mesa.- El caso es que Magdalena está preparando la tesis doctoral y está enamorada de su profesor desde hace años, pero lo oculta. Lo que ignora es que sus amigas se han dado cuenta y deciden conspirar entre las tres para que el profesor se fije en su amiga. Todo va bien hasta que la cosa empieza a torcerse y a complicarse…  

      - Qué absurdo ¿Y el editor te ha dicho que no es real?¡Pues que santa Lucia le conserve la vista! Llévala a otro o…

      -No.- Dijo con decisión la autora.- Lo cierto es que después de hablar con el editor me he dado cuenta de que, precisamente por lo real que es, debe quedarse con nosotros y para nosotros. Supongo que escribiré muchas más cosas en mi vida, pero esta siempre será especial.- Abrió su enorme bolso y de él sacó lo que podrían ser tres libretas envueltas en papel de regalo. Entregó una al matrimonio, y las otras dos a sus otras amigas.

      El profesor puso su mano posesivamente sobre la novela.

      -Estoy deseando saber cómo funcionan esas mentes retorcidas que me llevaron dos veces ante un juez en el mismo día, creedme que me he preguntado a menudo como pude hacer algo así y siempre contesto lo mismo: Tenía que alejar al conde de mi amor como fuera…Y no había conde. ¿Cómo pudisteis crearlo para hacérmelo tan real?

      - Con mucha imaginación.- Afirmó su esposa. -Estoy deseando llegar a casa para comenzar a leerlo…esto…¿Julia?

      -No, Paula, Mami. Espero que algún día lo puedan leer vuestros hijos y vuestros nietos…

      Seguro que así seria, pero por lo pronto los primeros en leerlo serían ellos.

      Al llegar a casa, a la casa de él que ahora compartían ambos, se cambiaron la ropa por unas prendas más cómodas, prepararon café y se fueron a la sala. El tomó asiento en el sofá, ella abrió el paquete y tras sonreír ampliamente al ver el título se recostó sobre el regazo de su marido. El empezó a acariciarle el pelo después de besar sus labios tiernamente.

     -“Una inocente conspiración”- Leyó ella.

    - Me gusta el título,- afirmó el marido,- aunque eso de “inocente”… en ellas hay poco de inocencia.

      -No seas malo, todo lo han hecho desde el cariño.

      - Vamos, empieza.

      La esposa se aclaró la voz y comenzó de nuevo.

      -“Una inocente conspiración”. Capítulo uno: “Para Magdalena Peña aquel sábado soleado y alegre de abril era uno más de los muchos que había a lo largo del año. Enchufó la cafetera y puso dos rebanadas de pan en el tostador; después comenzó a preparar la mesa para el desayuno y ...


FIN

Comentarios

  1. Loli!!!! Muchas cosas que decir!!!!! La primera como siempre Gracias!!!! Gracias por regalarnos tu arte. Me lo he pasado mega leyendo, me he reído. Me he sentido identificada (sobre todo con lo de estas tres que no saben ni poner una lata al fuego) y que epílogo tan genial.. me ha encantado!!!! Bravo!!! Eres muy grande!!!!

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    1. Muchas gracias a ti, como siempre, por leer lo que escribo y animarme tanto con tus comentarios.
      Un besazo enorme y hasta la próxima.

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