Una inocente conspiración
CAPITULO 11
César Guzmán salió con prisa del edificio de los Juzgados y se despidió fugazmente de su abogado. Si corría quizá podía alcanzar a Magdalena y pedirle disculpas por su anterior comportamiento.
La vio entrando
en el coche con sus amigas.
-¡Magdalena…!-La llamó.-¡Magdalena, espera por
favor…!
Ella miró y al
verle se apresuró a poner en marcha el motor y partir de allí como si las
persiguiera el diablo. El se apresuró a ir hacia un taxi que en aquel momento
se detenía junto a la acera y del que, casualmente, se apeó Natalia Ríos.
-¡César…¿qué ha
pasado?!- Exclamó sorprendida al verle.
-Natalia, ¿qué
haces aquí?
- He ido a buscarte al laboratorio y la
secretaria me ha dicho que estabas aquí…
La miró molesto.
Ya se iba a enterar Marisa cuando la tuviera delante. De seguir así lo iba a
publicar en el BOE y todo el país se iba a enterar de que le habían detenido
por agredir a un hombre.
-¿Qué ha
pasado?-Insistió Natalia.
El no quería ser
desagradable, pero en aquel momento no tenía tiempo para dedicárselo a ella.
-Ya te lo
contaré. Tengo que hablar con Magdalena.- Se subió al taxi.
Ella le siguió
con un ágil movimiento. César la miró pero no quiso entretenerse ni para
librarse de la modelo.
-¿Ve aquel coche
rojo?- Le señaló al taxista.-Cincuenta euros por la carrera si no lo pierde…
-¡Eso está
hecho!- Exclamó el taxista partiendo con rapidez.
César se apoyó
en el respaldo del asiento del conductor para poder ver bien la vía por si el
taxista se despistaba.
-Ha cambiado de
carril…Ha cambiado de carril…
-Ya lo he visto,
caballero. No se preocupe.
-César,-inquirió
Natalia,- ¿qué está pasando? Quiero saberlo.
El la miró y
exhaló un suspiro.
-¿Te acuerdas
del conde italiano?¿El que le tira los tejos a mi ayudante?- La mujer asintió
un tanto sorprendida.-¡Se la quiere llevar!
-¿Qué?
-¡Como lo oyes!
Se la quiere llevar a Italia. Es un viejo que debe estar podrido de dinero,
aunque creo que tiene buena pinta aún. Pero lo peor es que el tío está casado y
tiene tres hijos. ¡No le ofrece nada bueno! Ya sabes, hacerla pasar por su secretaria
-¿Y todo esto
qué tiene que ver con tu detención?
-Nada. Bueno…-
comentó desanimado,- esta mañana ella me ha dicho que se va con él…
-¿Y qué? Como tú
mismo dijiste, ella es mayorcita y puede hacer lo que quiera.
-¡No voy a
permitir que eche a perder su carrera! En cierto modo me siento responsable de ella…¡El
carril, chófer…ha pasado al de la derecha…!
-Lo he visto,
caballero, lo he visto.
-¡Ella es
responsable de ella!- Continuaba Natalia.- Y sigo sin saber por qué te han
detenido.
-Yo he ido esta
mañana a hablar con él…
-¿Has ido a
hablar con el conde?¿Desde cuando hablas italiano?
- Me ha
entendido, créeme; lo que pasa es que luego me he enterado de que no era el
conde, si no un empleado del hotel encargado de la limpieza o algo así. Ha
habido algo de alboroto…
-¿Y ahora por
qué la estás siguiendo?
-Porque,- exhaló
un suspiro de lamento y miró a su amiga,- me he portado como un idiota. Ella ha
venido a ayudarme y yo me he enfurecido porque no quería que me viera en esa
situación. Solo quiero pedirle disculpas.
-¿Pedirle
disculpas? Ahora si que te estás portando como un idiota; te mete en un lío y
tú…
-¡Ella no me ha metido en ningún lío, me he metido yo
solo!
-¡Por una
ayudante! Pero, cielo, ¿qué te importa a ti si ella se va o no con un viejo?¡Que
se vaya! No te van a faltar ayudantes. Así te libras de ella.
-No me quiero
librar de ella; es la mejor ayudante que nunca he tenido, tiene un gran
porvenir y no voy a dejar que ese tío se lo destroce.
-¿Destrozárselo?¿Un conde italiano, rico? Yo creo que le arregla el
porvenir mejor su trabajo; solo hay que ver los regalitos que le hace…¡Hazme
caso, déjala ir!
-¡A la derecha,
chofer…ha girado a la derecha…!
-Lo he visto,
caballero.
César se retrepó
tranquilo en su asiento y suspiró relajado al fin.
-Van a su casa.-Dijo-
No importa que las pierda, sé la dirección.
La intuición de
César era cierta. Efectivamente las cuatro chicas iba a su casa. Magalen no
estaba de humor para comer fuera y sus amigas aceptaron volver a casa para
comer lo primero que encontraran en la nevera.
Fue una decisión
fatal en una fatal hora; pero ellas lo ignoraban.
-De verdad
Magalen, no sé porqué no has esperado al profesor. Igual. quería disculparse y
darte una explicación.
Magalen no
contestó y Paula, sentada atrás al lado de Julia, pisó el pie de esta con tanta
fuerza como disimulo. Julia la miró con una muda expresión de dolor y dos
lagrimones como dos garbanzos que le corrían por la cara, recibiendo de la otra
una mirada incendiaria y muy explícita: Lo que menos les convenía a ellas era
que aquellos dos se explicaran sus diferentes puntos de vista. La futura
psicóloga captó la indirecta y guardó silencio.
Magalen accionó
el intermitente derecho, giró el volante y enfiló la calle en la que vivían,
buscando un hueco donde aparcar. De pronto Paula sintió una aguda punzada en su
brazo. Miró la mano de Julia, cuyas uñas estaban clavadas con firmeza en su
brazo y tiraba de él como si tuviera la intención de arrancárselo. Pensó que
era una venganza por el pisotón, pero su amiga ni siquiera se daba cuenta.
Miraba hacia el portal con los ojos repletos de terror. En el momento en que Paula
vio lo que estaba viendo Julia dejó de sentir dolor…de hecho dejó de sentir
hasta el brazo. Allí, apoyado con indolencia en la pared, inocente e ignorante,
se hallaba el conde Martini que Magalen conocía.
¡La patata
caliente!... El tío Damián…
-¡Ahh…!- Exclamó
Mapi y no le salió de la garganta nada
más.
-¿Qué te pasa?-
Inquirió Magalen sobresaltada por aquella especie de agonía que percibió en el
grito de su compañera.
-Es que…me ha
dado un escalofrío… Yo creo que he cogido algo…Igual me voy en un taxi al
centro de salud…
-Yo te
acompaño…- Se ofreció Paula.
-¡Mira!- Chilló
Magalen en el mismo momento en que las otras tres estaban a punto de
desvanecerse.-¡Un sitio para aparcar! Lo siento Mapi, pero esto no se ve todos
los días en esta calle y no voy a desperdi…- Su rostro adquirió repentinamente
un tono pajizo y todo en ella se tensó.- ¡¿Esa es tu prisa por ir a un centro
de salud?! ¿Qué hace ahí ese canalla?
Las otras tres
cerraron los ojos. La bola de nieve más redonda y enorme del mundo acababa de
alcanzarlas y enterrarlas.
-¡Magalen…yo no
sabía que…!
-¡¡No os mováis
de aquí!! ¡En serio! Aquí quietas, ¡ya me encargo yo!- Les advirtió dispuesta a
lo que fuera para salvarlas de aquel indeseable.
- Magalen,
escucha…yo…
Magalen no se
detuvo a escucharla. Se apeó del coche con la misma fiereza de una leona que
defiende a sus cachorros.
-¡Oiga!¡Usted!...-
Gritó yendo con prisa hacia el tío Damián.- ¡Usted…!
Damián Contreras vio a la chica que se le acercaba y parecía increparle,
pero como no la conocía miró a su alrededor buscando a la persona a la cual se
dirigía. No había nadie más.
-¿Es a mi?- Se
señaló confundido.
-¡¿Cómo se
atreve a venir aquí?!- Ella estaba fuera de sí. Furiosa con aquel tipo que
debería estar en Italia y con Mapi, por engañarla…- ¡Deje de acosar a Mapi…a
María Pilar! Si no se va de inmediato, llamaré a la policía. ¡Usted no sabe
quien soy yo!...
-Pues en eso
tiene razón, señorita, no lo sé, ¿quién es usted?- Preguntó bonachón el
caballero.
-¡A usted no le
importa!
-Pero… ¿qué le
he hecho yo para que se dirija usted a mi de esta manera?
-¡Venir aquí!¿Le
parece poco?- Le dijo con los dientes apretados de rabia.-¿Cómo puede tener el
cuajo de venir a buscar a María Pilar aquí?
El tío Damián
parpadeó y frunció el ceño.
-No querrá que
la vaya a buscar a la Puerta del Sol sabiendo que ella vive aquí…¿Es usted
amiga suya? ¿Sabe dónde está? Es que la llamo por teléfono y no me responde y
yo necesito saber si se va a venir conmigo para hacer las reservas de avión… ya
sabe…¿Qué le pasa?-El hombre se asustó al ver la expresión de la muchacha. ¿Que
le habría dicho que le parecía tan horrible?
-¡Por supuesto
que no se va con usted a ninguna parte! Hombre, ¡usted es un canalla y un
impresentable y como no se vaya de aquí
llamo a la policía!
-¡Pero… qué
manía con llamar a la policía, señorita! Si yo estoy aquí tranquilamente sin
meterme con nadie, esperando a que venga mi sobrina.
-¡¡Su sobrina!!-
Gritó conteniendo la ganas de arañarle.
Mapi, Julia y
Paula seguían dentro del coche.
-Mapi, tu tío,
tengo que advertirte, está en serio peligro. -Comentó Julia rompiendo el tenso
silencio que había en el pequeño habitáculo.
-¡No lo creo!
Magalen no le va a hacer nada, solo chillar, y él está muy tranquilo. Mi tío no
se inmuta por nada y menos si es una mujer la que se lo dice, está muy
acostumbrado a mi tía que es muy nerviosa y él la lleva con mucha calma porque…
-Tú sigue explicándonos
el carácter de tu tío , que el profesor se está bajando de un taxi y me da la
impresión de que en breve va a volver a meditar y a analizar…
-¡Oh Dios mío!- Mapi
miró hacia atrás y llegó a ver a Natalia Ríos apearse del taxi tras el profesor
que iba hacia Magalen.-¡Oh Dios mío!
-¡Nos
caímos!-Exclamó Paula.
-¡¡Vamos…!!-Las
apremió Mapi a salir del coche.
-Pero ¿por qué
te preocupas tanto?- Se burló Julia maliciosa,- si él es un científico y los
científicos piensan y no actúan…
-¡Déjate de
chistecitos!
-¿Si? ¡Tanta
potra, tanta potra…!¡Ya te dije que acabaría coceándonos!
En el portal Magalen
gesticulaba como una energúmena ante aquel hombre. César llegó junto a ella.
-¿Ocurre algo?
Magdalena miró furiosa
a su jefe. ¡Ya solo le faltaba aquel para redondear la tarde!
-¡Nada que sea
de su incumbencia! Váyase con su…Barbie.- Miró a Natalia.
-¡Oye tú!...-Empezó
a decir la modelo, aunque Cesar la calmó con un gesto.
-Magdalena escuche…
-¡Váyase!
El tío Damián se
sonrió malicioso.
-A mi también me está echando. Por lo visto le
estorbamos todos …
-Magdalena,
tengo que disculparme por…- César se fijó en el hombre que acababa de hablar y
frunció el ceño al medirlo con la mirada.-¿Usted quien es?
-¿A usted qué le
importa?-Respondió el tío Damián en el mismo tono.
César notó un
raro acento en su voz, desde luego español no era…Llevaba un traje de muy buena
calidad, caro sin duda. Era de mediana edad, aunque por mucho que lo jurara aquel
tío no tenía cuarenta y nueve años desde hacía mucho tiempo.
-No hace falta
que me lo diga.- Se centró en el otro manteniendo una tranquilidad muy
aparente.-¿Está aquí esperando a su secretaria, por un casual?...
-Pues ya que lo
pregunta, no. Estoy esperando a mi sobrina…
-Ah…Su sobrina…-
Miró a Magalen antes de volver su atención a él- ¿Para llevársela de viaje
quizá?
El tío Damián se
sorprendió.
-¿Usted cómo lo
sabe? ¿Es que la conoce también?...
César miró a
Magdalena.
-¿Es este?...¡Es
este!...“¡Buongiorno, finalmente ci incontriamo!”- ¡Y pláf! Le dio la primera
hostia antes de recibir la confirmación.
-¡No!- Mapi
llegó en aquel instante y se lanzó contra el profesor.- ¡No le pegue!
Nadie esperaba
aquella reacción del profesor; obviamente el más sorprendido fue el supuesto
conde, que solo acertó a decir tembloroso:
-¿Pero por qué?
-¡Mapi!- Exclamó
Magalen.-¡Mapi!
El profesor se
zafó de Mapi como de una molesta mota de polvo. Cogió por las solapas al tío
Damián, que aún no se había recuperado y lo zarandeó como a un muñeco.
-¡Ya te voy a
dar yo a ti besos en el Coliseo!...
-¡¿Qué?!...Oiga…Yo…yo no sé quien es usted, pero a mi esas cosas no me
van… ¡Yo tengo mujer e hijos y…!
-¡Ya lo sé,
sinvergüenza!¡Tendrías que pensar en ellos más a menudo, en vez de llevar Venus
vírgenes a tu nido…Buitre!
-¡Profesor,
déjelo!- Magalen trató de separarles.
-¡Ni hablar!¡Le
voy a subir al Olimpo a bofetones y cuando acabe con él no le van a reconocer
ni sus amigos los dioses! A ver si entonces te mandan regalitos.-Volvió a
zarandearle.
-¡Oiga…pero…
¿qué le he hecho yo…?!¿De qué habla…?¿Qué está pasando?... ¡Si yo no le conozco!
-¡Esto es
bochornoso, César!¡Vámonos!- Dijo Natalia acalorada y con el rostro enrojecido
por la vergüenza.- Si ella se quiere ir con él es asunto suyo…
-Diga usted que
si…-Murmuró el tío Damián pendiendo de las solapas.
- ¿Es que no te
das cuenta de que se está aprovechando de una joven inocente? Este tío le
suelta cuatro párrafos en italiano y así cualquiera. ¿Verdad que si?- Le
zarandeó de nuevo.
-¿Qué quiere
usted que le diga?
-¡Magalen que no
lo vuelva a tocar!-Gritó Mapi intentando salvar los obstáculos que tenía para
poder llegar a su tío.
-¡No lo hará!-
Contestó Magalen.
-¿Qué no?¡¿Qué
no?! – Gritó el profesor; y para demostrar que si, le dio otro bofetón que sonó
hasta con eco.
-¡No vuelva a
hacerlo!- Magalen se enfrentó a él.-¡Suéltelo! No le pegue…
¡Encima le
defendía!
-¿Qué no?¡Ahora
mismo!- Parecía fuera de sí.
-¡Ya basta!
César ofendido
por la airada defensa que su ayudante hacia del conde , levantó la mano otra
vez. Al verlo, el tío Damián gritó:
-¡Dejarlo
tranquilo ya, por Dios! No me defendáis más que me va a moler…
Julia y Paula se
miraron.
-Ya te dije yo
que cuando se enteraran, el tío de Mapi iba ser el cuarto asociado de la
fábrica de galletas. Mira…él aporta la harina…
En aquel momento
llegó la policía, alertada sin duda por alguno de los muchos espectadores que
se habían acercado a ver la pelea en la que los implicados parecían pelear
todos contra todos.
-¡Déjelo ya,
profesor!
-¡Déjame tu a mi!
-¡Déjelo a él,
señorita, no le caliente, no le caliente…!
-¡Aquí el único
que va a salir caliente eres tú, degenerado!¡Pervertido!
-Como siga
meditando así, don César va a alcanzar el Nirvana…¡Eh…que yo no estoy haciendo
nada…!
Pero Julia y
Paula, al igual que Mapi, Natalia, Magalen, el profesor Guzmán y el tío Damián
fueron introducidos en sendos coches policiales para su traslado a comisaría.
Horas después acabaron
en el Juzgado. Las mujeres por un lado, los hombres por otro, aunque entre
ellos había una pareja de agentes que los separaba.
Mapi, Paula y
Julia se miraban avergonzadas y a la vez temerosas. Estaba claro que la potra
ya se les había escapado al prado, ahora solo les importaba ver cómo escapaban
ellas.
El juez entró en
la pequeña sala y mientras el auxiliar leía en voz alta los registros de la
causa, miró uno por uno los rostros de los encausados, deteniéndose en el
hombre más joven.
-¿Otra vez
aquí?- Frunció el entrecejo dirigiéndose al profesor Guzmán.-¿Es que ha
encontrado a otro desdichado que presuntamente es conde?
-No Señoría,
este no es presunto, este es el auténtico.
El Juez miró a
Damián Contreras.
-¿Usted es
conde?
-¡Yo no escondo
nada, Señoría, ¿qué voy a esconder yo?!
-Me refiero a si
usted es noble…
-¡Ah, eso si…! Algunas
veces me enfurezco, pero por lo general tiendo a ser un hombre de buen carácter
, muy tranquilo y sencillo. De verdad que soy buena persona, Señoría.
-¡No le haga caso, Señoría- Intervino César,-
El es el conde Salvatore Martini, de Italia. Está casado y tiene tres hijos.
Posee un castello palazzo en la Toscana y un dúplex en la Piazza di Spagna en
Roma donde lleva a las jovencitas que seduce diciéndoles que son regalos de los
dioses, que son Venus y que las va a subir al Olimpo…
-¿Quién?¿Yo?- El
tío Damián se levantó como impelido por un resorte, asustado de todo lo que
acababa de oír.-¡Yo no soy conde!...
-¡Ya se te nota!¡Hasta
en eso las engañas, canalla! También dice que tiene cuarenta y nueve años…¡Si
tú tienes cuarenta y nueve años yo he nacido ayer!...¿No te da vergüenza?
¡Podría ser tu hija…o tu nieta!
-¡Que es mi
sobrina!¿Cómo lo tengo que decir?
-¡Su
sobrina…!-César se lanzó a por él y le
hubiera alcanzado de no haberlo evitado la policía judicial.- Siempre ha dicho
que es su secretaria; lo hace para que su mujer no sospeche cuando la lleva a
los restaurantes y locales donde va la aristocracia italiana…
-¡Está loco!-
Exclamó Damián Contreras.
-¿Loco? ¡Se la
quiere llevar, Señoría! La persigue, la acosa. Ha dicho que no se irá de aquí
sin ella…¡Que ella diga si miento!- Señaló a Magalen.
El Juez esperó
la confirmación de la joven.
-No miente,
señoría, es cierto.
-¿Pero ella qué
sabe?- Exclamó de nuevo el tío Damián.
-¡¿Qué no sé?!-
Se indignó también Magdalena.-Yo le aseguro Señoría que todo lo que ha dicho el
profesor Guzmán es cierto. Totalmente cierto. Este hombre…
-¡Pero si yo no
sé quien es usted, señorita! Mire Señoría yo le juro que no he visto a estos
dos en mi vida…No entiendo por qué me está pasando esto. Lo único que sé de
esta señorita es ella y sus amigas son muy limpias porque cada vez que voy a
ver a mi sobrina me dice que se están duchando…¡Mapi…cariño…diles que soy tu tío!
-¡Cerdo, ¿niegas
conocerla y te la quieres llevar?! – César de nuevo señaló a Magalen.
-¡¿A quien?! ¿A
mi?...¿A mi?- Exclamó la aludida mirando ofendida al profesor.
-¡Pero, yo que
me la voy a querer llevar si no la
conozco!
-Y tú te quieres
i con él.- Acusó César a Magalen.
-¿Yo?¡Pero si le
he conocido hoy!
-¿Quieres
hacerme creer que no le has visto nunca antes?
-Si le he
visto…en la fotografía que me enseñó Mapi. Siempre nos ha hecho creer que era
de su tío, pero hace unos días me confesó que era el conde Martini,- buscó a
Mapi entre los presentes, pero no la vio,- ¿verdad Mapi?- Volvió a dirigirse al
juez,- El la ha estado acosando porque hace tiempo tuvieron un romance y quiere
volver a estar con ella, yo he intentado hablar con él por las buenas, hacerle
ver que ella tiene otra vida y que no le conviene…
-¡Falso, Señoría,-
intervino de nuevo el profesor,- es a ella a la que quiere llevarse.
El juez apoyó la
barbilla en la mano. Quizá en un principio intentó que aquello pareciera un
juicio, pero se le había ido de las manos y se había convertido en un circo en
el que era poco más que un mero espectador.
-Pero cómo voy a
querer a esta mujer, si no la conozco…- Insistía el falso conde Martini.
-¡No pretendas engañarnos para salvarle!. ¡El
te sedujo cuando estuviste en Roma! Sé que es doloroso para ti hablar de ello,
pero debes admitirlo.
-Yo no he estado
nunca en Roma… Fue ella, Mapi, la que cayó en sus redes…
-Mapi es mi
sobrina, ¿es que no hay nadie que pueda oírme?- El tío Damián se dio por
vencido y se sentó hablando como para si mismo, ya que parecía que nadie le
hacía el menor caso,- es la hija de mi hermano Manuel… Yo a esa no la conozco…
El ambiente de
la sala era una locura. El juez miraba a unos
y a otros y entendió que no entendía nada, por lo que había que empezar
a aclarar la situación. Sus ojos se clavaron en las tres muchachas silenciosas
que se sentaban aparte pretendiendo ser invisibles.
-¡Silencio!-
Ordenó el juez sin dejar de mirar a las chicas.- Mapi…- Dijo.
Una de las
chicas se encogió y se echó disimuladamente hacia atrás.
-¿Mapi?-
Insistió.
Mapi miró a sus
amigas, que la flanqueaban intentando ocultarse tras ellas.
-Maaaapiiii-
Canturreó divertido el juez.
De pronto Mapi se
adelantó como empujada por un muelle, con tanta decisión que estuvo a punto de
caerse. Lanzó una mirada fueguina a Julia, que fue el “muelle” que la había
empujado.
-Mapi, al fin la
conozco. Su nombre ha sonado varias veces. ¿Tiene algo que decir para aclarar
esto?
Mapi miró a su
tío, al profesor, a Magalen y por último al juez pero guardó silencio.
-Mapi,- insistió
el juez,- ¿quiere decirnos algo?
Ella dudó.
-Por querer…no
quiero
-Habla, Mapi,
hija, ¡diles que soy tu tío…!
La joven se
mordió el labio inferior, se miró las uñas de sus temblorosas manos y dijo con
voz tímida:
-Es mi tío…-Miró
de refilón a Magalen. ¡Cielos, qué expresión!¿Quién le tenia miedo a un juez cuando
Magalen la estaba mirando así?- Es mi tío Damián Contreras, el hermano mayor de
mi padre.- Confirmó.
Magalen no daba
crédito a lo que oía, ¡no sabía ni qué pensar…!
-Pero…Yo sabía
que era tu tío cuando me enseñaste la foto… y tú me dijiste…que no, que era…
-¡Déjame que te
lo explique, Magalen, por favor…!¡Todo tiene una explicación muy sencilla…!Veras,
yo…- Se retorció los dedos nerviosa y al fin tras coger aire se armó de valor
dispuesta a confesar.- Magalen, yo…¡La culpa es de Julia!- Señaló a la otra con
decisión y escaso espíritu de sacrificio.- ¡Ella fue la que habló del conde
delante del profesor el sábado pasado cuando vino a casa a por la carpeta!
Se oyó una
exclamación de dolida indignación y al instante Julia fue a por Mapi.
-¡¿Serás
chivata, asquerosa acusica?!- Le dijo indignada antes de dirigirse a Magalen.-
No es culpa mía, Magalen; fue Paula la que dijo que si en vez de ser una buena
chica fueras un pendón liada con un conde, tu…
-¡Ya sabía yo
que al final la culpa iba a ser mía!- Apareció la tercera en discordia.-¡Yo lo
dije al buen tun tún, fue un comentario inocente, pero cuando vino el profesor ésta
imbécil se lo soltó!
- ¡Pero tú
dijiste que estaría muy bien que el profesor creyera que tenía un lío con un
conde Italiano!-La acusó Mapi.-¡Yo no quería hacerlo Magalen!
-¿No?- Se
enfureció Julia.- ¿Y quien ideó el plan para que ella fuera al Ritz aquella
noche? ¡Fue ella, Magalen!- La señaló.
- Pero Paula
escribió la carta…
-Y tú has
registrado al conde en la suite del Luxury…- Acusó Paula.
-¡Y tú llevaste
la carta al Ritz para que el maître se la diera!- Intervino Julia.-Y tú,-
señaló a Mapi,- le contaste a Magalen toda esa idiota historia de tu romance
con el conde y le enseñaste la foto de tu tío para que creyera que era él.
-¡Y vosotras dos
queríais romperle las piernas!
-¡Hala! Era un
decir, Magalen, no íbamos a hacerlo de verdad…- Aclaró Julia con aire inocente.
-Si, Mapi, todo
se pudo quedar ahí, pero fuiste tu quien lo lio más al decirle al profesor que
el conde iba detrás de Magalen.
Magdalena miraba
incrédula a sus amigas mientras oía atónita, como todos los demás, aquel cruce
de acusaciones. ¡No podía creerlo!
-¡¡Basta ya!!-
Exclamó mal controlando la mezcla de sentimientos, ninguno agradable, que la embargaban.-¡Me
habéis mentido!- Dijo dolida.- ¡Habéis montado todo este espectáculo contra mi
para…¿Para qué?!-Chilló sin entenderlo.
-En tu contra
no, Magalen…- Gimió Paula.
Las tres
acudieron a rodearla.
-¡No queríamos
nada malo para ti!
-Es verdad…
-Lo hicimos por
tu bien…
-¡¡¿Por mi
bien?!! ¡Es lo más absurdo que he oído en mi vida!¿Podéis imaginar la semana
tan horrible que he pasado pensando que una amiga mía, eso creía yo que era,
iba a echar a perder su vida marchándose con un hombre casado y mucho mayor que
ella? Me he escapado del trabajo, he ido no sé cuantas veces al Luxury y hasta
he llegado a discutir con mi jefe, por ti Mapi, y no me ha importado porque
aunque tu padre estuviera lejos, tú no estabas sola… ¿No os dais cuenta de la
que habéis liado? ¡El profesor ha agredido a tu tío! ¡A tu tío!...
-No se olvide
del de esta mañana.- Apuntó el juez.
- Además…Y a
todos nosotros nos han traído aquí después de armar un escándalo en plena
calle, ¿eso es por mi bien?¿Qué tenéis en la cabeza?¡¿Qué pretendíais?! ¡¿Por
qué?!
- ¡Queríamos
ayudarte!
-¿A hacer el
ridículo más espantoso?
-¡No! Queríamos
que el profesor te viera… de otra manera.
-¡Ya! Como un
pendón liada con un conde, eso me ha quedado claro…
- Como una
persona. Tu…viniste a casa…- se interrumpió Paula porque no quería hablar de
más.
-El había dicho
que eras solo…un instrumento de laboratorio, queríamos que viera que eres una
persona…una mujer con sentimientos y pasiones…tan maravillosa que un conde se
había enamorado de ti…Pensamos que sería solo esa noche…
Magalen exhaló
un suspiro mirándolas a todas alternativamente. Tendría que matarlas, merecían
que las matara con torturas lentas…Lo malo era que no sufrirían mucho porque no
tenían cerebro… Pero creía en su buena voluntad, en el cariño que le tenían
para llegar a armar todo aquel lío.
-¡Vaya gentuza!-
Se oyó la voz de Natalia.
Magalen se giró
amenazante hacia ella.
-¡Oiga, cállese,
aquí la única que las insulta soy yo!- Miró de nuevo a sus amigas.-¡Seguid!
- Todo se
complicó cuando te empeñaste en librarme del conde como fuera…
-No guapita, se
complicó cuando le contaste la misma historia al profesor, pero poniendo a
Magalen de protagonista, diciéndole que quería irse del país y cuando llamaste
al hotel fingiendo ser el conde para decir que volverías tarde aquella noche…
-¡Que no fui yo la que llamó, que fue Julia!
-¡Yo no llamé!-
Chilló Julia.- ¡Fue él!- Y señaló al profesor Guzmán.
Todos se
volvieron para mirar a César, sorprendiéndose, más que por la acusación, por que
él no lo negó.
-Si, fui yo.
-¡Usted estaba
conmigo¡
-¡Os lo dije! Si
no habíamos sido nosotras solo podía haber sido él.- Dijo Julia a las otras
dos, que se habían quedado embobadas.
-¡César, ¿qué
tienes tú que…?!- Natalia Ríos no supo cómo continuar.
-Le di una
propina al recepcionista para que te diera ese mensaje y así poder sacarte de
allí para alejarte de él.- Confesó sin el menor asomo rubor ante Magalen.
-¿Por qué?
-Se supone que
por la misma razón que tenías tú para hacerlo por Mapi. Te conozco hace tiempo
y en parte me siento responsable de ti…Tu…yo pensaba que te merecías algo mejor
que ser la querida de un viejo. Tu vales mucho, tienes mucho futuro en tu
carrera profesional y no podía permitir que lo echaras a perder. Además pensaba
que te olvidarías del conde si… vieras que un hombre mas joven…te mostraba su
interés…
Ella sonrió con
un deje de tristeza. De pronto entendía el intento de seducción, los besos en la
sala de los microscopios y en el rellano de la escalera.
-Por eso me
invitó a comer… y a la ópera.- Dijo con un poso de amargura.
-¡A la ópera!-
Intervino Natalia.-¿Desde cuándo te gusta a ti la ópera?¡Llevo mucho tiempo
diciendo que me lleves y tu nunca has querido…!
-A ti no te gusta
la ópera
- Pero hay gente
interesante… para mi carrera.
-Para su carrera
¿de qué?-Ironizó Mapi.
-De modelo.
-¿Ahora las
llaman así?-Sonrió Paula con malicia.
-¡Vale ya!-
Terció Magalen una vez más.- ¡No estáis en condiciones de tomar esto a la
ligera! Es muy grave. ¿Os dais cuenta de la que se ha liado por culpa de un
conde que no existe?
El profesor
buscó los ojos de Mapi.
-¿Realmente no
existe el conde Martini?
Mapi bajó la
mirada incapaz de soportar la dureza que había en la de él.
-No.- Musitó.
-Entonces…¿esta
mañana he atacado a un pobre hombre y esta tarde a otro… confundiéndolos con
una persona que no existe, porque tú me has convencido de lo contrario?
-Si.
César miraba a
Mapi haciendo un repaso mental de todo lo que había ocurrido. De pronto, ante
la sorpresa de propios y extraños, rompió a reír.
-¡Oh, profesor!-
Se lamentó Magalen.-¿Os dais cuenta del alcance que tiene todo esto? Ahora
tiene dos denuncias por agresión, ¿creéis que esto no va a salpicar su
expediente académico?
-Bueno…-El tío
Damián alzó la voz para hacerse oír.- Sabiendo que mi sobrina tiene un tercio
de la culpa…y que no ha hecho mucho por evitarme el mal rato, estoy dispuesto a
retirar la denuncia y en lo que al profesor respecta, dar el tema por zanjado.-
Miró a Mapi dando a entender que en lo que se refería a ella no había nada
cerrado.
El juez sonrió
divertido con todo aquello. Nunca había tenido una Vista preliminar tan
entretenida.
-Está bien. Si
el señor conde se muestra generoso, yo puedo ser indulgente y dado que en este
caso no hay denuncia, tampoco hay caso. Todos a casa.-Concluyó dando el mazazo
que acababa con la sesión.
Natalia Ríos se
acercó a César.
-Vámonos, ya ha
pasado todo…-Le cogió por el brazo.
-Profesor,
siento mucho todo esto que ha pasado…-Dijo Magalen con acento lastimero.- Al
menos se libra ya de mi. Porque supongo que no pondrá pegas a que me vaya.
César se quedó
seco.
-¿Cómo que te
vas?¿Adónde te vas?¡Acaban de decir que el conde no existe!...
Magalen se
asustó y dio unos pasos hacia atrás.
-Yo…he pedido el
traslado al equipo de don Agustín Noble. Se lo he dicho esta mañana.
César lo pensó
detenidamente. ¿Así que aquella mañana cuando le dijo que se iba se refería a
otro laboratorio?
-¡Claro!- Se
dijo divertido encajando las pocas piezas que le faltaban por entender.
-Gracias…-
Respondió ella aliviada.
-¿Qué gracias?
-Ha dicho que
claro…que me puedo ir.
-En absoluto.
¿Qué vas a hacer tú en el equipo de don Agustín? Y no me digas lo de las
hormonas porque es un trabajo para parbulitos.
A Magalen se le
cayó el alma al suelo. ¡No podía estar con él y después de todo lo que acababa
de pasar, mucho menos!¿Cómo iba a mirarle a la cara? Sería imposible hacerlo sin
recordar sus besos, las ilusiones que habían despertado en ella y, para colmo,
había que añadir el asunto del conde que nunca existió.
-Vamos, César…-
Natalia volvió a tirar de su brazo.
- Pero es lo que
yo quiero hacer…- Insistió ella.
- No hay permiso
y Agustín, si yo no quiero, no te aceptará.
-¡César si no
vienes me voy sola!
- Por favor
Natalia, estoy tratando un asunto de importancia con mi ayudante.- Se volvió
molesto hacia la modelo.
-¡Es que no
entiendo a qué viene todo esto! Ella puede hacer lo que le dé la gana…
- En lo que se
refiere a su trabajo, no. Sacó plaza en mi equipo y mientras no acabe su tesis
está bajo mi tutoría.
-Pero ella
quiere irse…
- No, la que se
quiere ir eres tu.
-¡Y me voy…no
creas que lo digo por decir!¿Vienes o prefieres quedarte con esta gentuza que
se inventa condes para liarte?
-¡Eh! Mucho
cuidado con lo que dice de mis amigas- La amenazó Magalen.
-¡Vaya amigas…!
- Ellas se
habrán equivocado, pero querían hacer algo por mi; lo único que harían sus
amigas por usted sería no pisarle el cuello si la ven caída, así que absténgase
de opinar sobre ellas delante de mi.
-¡Bien dicho!-
Aplaudió Paula.
-¡No te confundas!
¡Esto no se ha acabado para vosotras! No os digo cuales van a ser las
represalias porque por ahora me falta imaginación para pensar algo digno del
embolado en el que me habéis metido.
Julia se
adelantó unos pasos y no lo pensó demasiado para no arrepentirse.
-De acuerdo en
que inventamos al conde, pero no tenemos culpa de que el profesor se haya liado
a tortazos con todos los presuntos condes que ha encontrado en el camino. ¡Eso
es cosa de él!
-Provocado por
vuestra mentira.
- No Pienso
pagar por algo que no he hecho.-Insistió
la futura psicóloga.-¡Es él quien se tiene que responsabilizar de sus actos!
Mis profesores no van por ahí pegándose con mis presuntos pretendientes.
-En eso tiene
razón la jovencita.- Comentó el juez recordándoles su presencia aún en la sala-
¿No opina usted lo mismo, profesor Guzmán?
César lo pensó
unos instantes y sonrió.
-Es cierto. Desde
el principio yo tengo mucha culpa de todo esto.
-¿Usted?¿Qué
culpa tiene usted?
-¡Eso!¿Qué culpa tienes tú si eres la
victima a la que han enredado?
-Oye, ¿pero tú
no te ibas?- Le preguntó Mapi a la modelo, que le lanzó una mirada asesina,
pero no se movió.
César miró a Magalen
.
-Yo tengo la
culpa de que todo esto haya pasado porque si el sábado, cuando Natalia me acusó
de haberte mirado, en vez de negarlo le hubiera confesado que si, que te
miraba, que lo que mas me gusta es mirarte, porque es lo único que me he
permitido hacia ti a lo largo de todos estos años.
- No… no
entiendo…
- Te quiero casi
desde el día que te vi sentada en mi clase, escuchándome como si yo te
estuviera abriendo la caja de los secretos del mundo.-La miraba de frente.-Cada
vez que me clavabas tus ojos algo se me removía dentro. Pero yo era tu
profesor…y casi doce años mayor que tu, mi ética no me permitía ni siquiera
hacerte una leve insinuación. El profesor Noble me decía que mis escrúpulos
eran absurdos, me lo sigue diciendo, así que cuando te licenciaste pensé en dar
un paso adelante, a ver qué respondías tu. Pero eres demasiado buena y entraste
en mi equipo, de nuevo me sentí atado de manos…Yo hice todo lo posible para
evitar que estuvieras en mi laboratorio, pero tampoco era justo para ti, habías
ganado ese puesto. Así que me he acostumbrado a tenerte cerca… y nada más.
-Pero…eso es
absurdo…
-Si, lo es, y
muchas veces he pensado que…si hubiera visto algún tipo de señal en ti, por
pequeña que fuera…Agustín, que ya sabes que es mi mentor, me conoce bien, me ha
dicho siempre que me estaba arriesgando a perderte, que cualquier día llegaría
alguien a por ti, que te irías…Pero yo me acomodé, porque tú eras como yo,
tranquila, con una vida y unos hábitos sencillos… Pero cuando tus amigas
hablaron del conde y Mapi vino a decirme que estabas pensando en irte con él…Fue
como si me dieran una patada y me hicieran ir hacia adelante, a ponerlo todo en
juego. Pensé que si te interesaba un tío de casi cincuenta años, yo te
parecería un crío…
El mundo parecía
haberse detenido a su alrededor. El decía que si hubiera visto alguna señal en
ella… Y ella moría cada día disimulando para que nadie se enterase de que
estaba enamorada de él. ¡Qué tonta! De haberlo sabido hubiera acudido al
trabajo con una pancarta…
No era mentira.
Lo que oía era cierto. El estaba diciéndole que le quería,¡ que hacía años que
estaba enamorado de ella!¡Qué tiempo perdido!...
-¿Es esto verdad?-
Musitó como para si.
-Tan de verdad
que al creer esta mañana que te ibas con el conde estaba dispuesto a echarle,
no del país, de la Unión Europea si fuera necesario, aunque fuera a golpes.-
Miró al tío Damián.- No sabe cuánto lo siento, caballero.
-Créame, yo lo
siento más,- sonrió el hombre.
César volvió a
mirar a Magalen poniendo el alma en los ojos.
-¿Lo entiendes
ahora?
Ella asintió.
Era feliz. Muy feliz.
-De todas
formas, profesor Guzmán,- intervino el juez,- la próxima vez que quiera
demostrarle a la señorita lo que la quiere…¡cómprele una flores, por Dios…! ¡Ujier,
desaloje la sala!
César sonrió sin
poder dejar de mirarla encantado. Le cogió la mano y salieron del juzgado seguidos
por todos los demás.
-Bueno, ¿qué pasa entonces con mi traslado?-
Preguntó Magalen sonriendo juguetona, a sabiendas de que no pensaba hacerlo
efectivo ni mucho menos.
-¡Ni hablar! El
único traslado que te permitiré será el de vivienda… Y te prometo que la
próxima vez que salgamos de aquí…estaremos casados…si tu quieres.
Ella rompió a
reír a carcajadas de loca felicidad.
-¡Claro que
quiero! Es lo que más deseo, es lo que he deseado desde que te conocí.- Le
abrazó con fuerza sintiéndose a su vez rodeada por los brazos de él, arropada,
cálida.
- Entonces lo
haremos lo antes posible, ya hemos perdido demasiados años disimulando; además,
será mejor apartarte de estas locas.
- ¡Eh, profesor,
que los dos tenéis mucho que agradecer a estas tres locas!...
-¿Ahora que te
vas a casar con nuestra Mami, serás nuestro Papi?- Preguntó Paula divertida.
En la calle había
anochecido ya. El ambiente era muy agradable, primaveral. Natalia se había ido
ya; a las puertas del juzgado, César tomó a Magalen por la cintura.
-Vayamos a mi
casa ahora, señorita peña…Estoy como loco por continuar lo que dejamos a medias
en el rellano de la escalera.
-¿Qué? Ella ya
ha visto su colección de microscopios. No vaya tan deprisa, profesor.- Le paró
Julia.
-¿Deprisa? Pero
si la llevo esperando toda mi vida.- Sonrió ilusionado.
-Como yo.-
Replicó ella.
De pronto la
mirada de él y su sonrisa sufrieron un sutil cambio.
-Necesito que me
respondas algo que quiero saber…- Se acercó para decirle algo al oído.
Magalen se
apartó mirándole con el ceño fruncido.
-¡Claro que si!¿De
dónde has sacado eso?- Preguntó extrañada.-¡Con razón los otros dos se pasan el
día de rodillas por los suelos!
Las otras tres
se miraron entre si.
-¡Corred,
chicas, corred!...- Mapi puso acción a sus palabras.
Sus amigas la
siguieron.
-¡No me puedo
creer que le dijeras al profesor lo de las bragas!- Se quejó Paula.
- Merecerías que
Magalen te pillara…
La voz de
Magdalena se dejó oír en la distancia:
-¡Mapi estás
muerta…!
Las tres
rompieron a reír.
Qué pena qué la Fontaneda se quede ya sin accionistas!!! Excelente capítulo! Esperando el próximo
ResponderEliminarMe encanta saber que te ha gustado.
EliminarEsta historia es como poco ingeniosa y divertida. Gracias Loli, me has hecho distraerme y evadirme por un rato de que es lunes 😘😘👌
ResponderEliminarSi te ha entretenido me doy por más que satisfecha porque esa es mi intención. Entretenerme yo y entretener a quien lo lee.
EliminarLo que me he podido reir! Me encanta la historia! Es fresca, divertida.. que pena que se acabe!
ResponderEliminarBueno, se tiene que acabar, pero queda ahí y se dice que bien está lo que bien acaba. Un abrazo Lu.
EliminarPrecioso desenrollado de madeja jjjjj
ResponderEliminarSi te soy sincera, ha sido menos complicado desenrrollarla que enrrollarla.
EliminarGracias, como siempre, por leerla.
Gracias a ti por escribir 🤗
EliminarJajajjaja Loli no quiero que se termine nunca. Por fin se desenmadejo la madeja. Madre mia. Que escena. No puedo parar de reír,pobre tío de Mapi la somanta que le ha dado el profe, y las tres Marías.. intentando fusionarse con el mobiliario del juzgado. Gracia as por estos momentos estupendos. Y deseando leer el final (se puede pedir epílogo???) 👏👏👏👏👏👏
ResponderEliminarClaro, cuenta con ello.
EliminarEl próximo capítulo es el epílogo.