Una inocente conspiración



 

CAPITULO 8


        -¿Qué? ¿que el profesor te ha invitado dónde?

      Magalen sintió ganas de reír ante la expresión perpleja de sus tres compañeras de piso. Tanta demostración de sorpresa era casi ofensiva Por lo que de incredulidad tenía.

      -No te salgas por la tangente. Explícame porque nos mentiste. Ayer al decir que el Conde se había ido.

      Magalen pretendía seguir mostrándose enfadada, aunque le era difícil puesto que estaba demasiado feliz con los acontecimientos acaecidos en su propia vida. Mapi parecía querer eludir el tema y ella lo entendía. Igual que entendía la mirada asesina que le habían lanzado las otras dos al conocer la noticia de que el italiano no se había ido y habían sido engañadas.

      -¡Olvídate del Conde ahora!- Exclamó Mapi fingiendo ignorar los puñales que le clavaban las miradas de Julia y Paula.- Repite eso del profesor.

      Paula apartó con desgana su interés por Mapi para mirar a Magalen. Con más animación.

      -¡Ay, sí, Magalen! Explícanos lo del profesor.

      -No hay mucho que explicar. Tiene dos entradas para la ópera y a la señorita Ríos no le gusta, según me ha dicho él, y tampoco quiere ir solo. Por eso me ha invitado.

      El primer estallido de entusiasmo de las otras tres se esfumó en muy pocos instantes. De hecho, fue como si les hubiera caído encima un jarro de agua fría.

      -¿Qué?- Preguntó Julia ya sin sonrisas.- ¿Estás diciendo que te lleva como sustituta de la otra a quien no le gusta la ópera?

      -Él no quiere ir solo.- Asintió Magalen.

      -¡Que se compre un perro, ¿no te jode...?!

      -¡Paula!- Exclamó Magalen entre sorprendida y regañona.

      -¡Tiene razón, Magalen!- Afirmó Mapi.- ¡Te invita a la ópera y tiene el mal gusto de decir que…! ¡ Vamos… es un cerdo!

      -¡Mapi!

      - ¡Lo es! Te ha invitado para no tirar las entradas. ¡Ya  le diría yo por dónde puede metérselas.  

      -¡Julia!

      -¡Tú no eres plato para segunda mesa!

      -¡No entiendo por qué has aceptado… y tan contenta!

      -¡Eso es cuestión mía,- se defendió,- no vuestra! Y en cuanto a ti,-  apuntó a Mapi con el dedo enhiesto,-  quiero que me expliques tú descarada mentira. ¿Por qué no se ha ido el conde?

      -Si, Mapi,- las otras dos se volvieron a mirarla con ojos acerados,- ¿por qué no se ha ido el conde?

      Mapi se encogió de hombros algo turbada.

      -No lo sé. No tiene nada que ver conmigo… Quizá haya tenido que retrasar la partida por algún asunto ajeno a mí.- Recalcó esto último.

      Magalen no la creyó. Ya no podía creerla. No se fiaba.

      -Otra cosa: ¿A quién más le vas a contar lo tuyo con el conde? Lo digo para que no me tome de sorpresa si lo oigo en el telediario.

      -¿Qué quieres decir?

      -Que el profesor me ha confesado que ya sabe todo lo que se refiere al Conde y se lo has dicho tú.

      Mapi se quedó sin respiración. Curiosamente, las otras dos también. Magalen lo atribuyó a la sorpresa que les había causado aquella afirmación y continuó con Mapi:

      -Mira, yo te agradezco que quisieras evitarme problemas en el trabajo y le explicaras lo que está pasando, pero no era necesario.- Acabó por sonreír.- Yo me las hubiera arreglado bien; aunque repito que te lo agradezco.

      Mapi tragó algo del tamaño de un huevo de gallina.

      -Te… te… te…. ha dicho…

      - Sí, me lo ha dicho.

      Las tres amigas se miraron sin comprender nada. ¿Si el profesor le había dicho lo que Mapi había hablado con él, cómo era posible que estuviera tan tranquila?

      -Precisamente estábamos hablando de ello cuando llegó el recepcionista, diciendo que el conde había llamado por teléfono para avisar de que llegaría tarde.

      Los ojos de las otras tres se abrieron espantados al oírla.

      -¡¿Cómo?!

      -¡¿Que el con…?!

      -¡¿Que el Conde llamó?!

      Las tres se miraron furiosas, sospechando unas de las otras.

      -¡No es posible!- Chilló Julia sin pararse a recuperar la compostura.

      Magalen la miró sorprendida.

      -¿Por qué no? ¿Es que sabes algo que yo no sepa?

      -¿Yo?...Pues… no… Lo que quiero decir es que… ¡no es posible que tenga tanta cara!

      Magalen se encogió de hombros.

      -Pues la tiene.-Miró a Mapi.- ¿Me prestarías un traje de noche para mañana?

      Mapi asintió. Lo que menos le preocupaba ya era sí Magalen iba de reemplazo o no a la ópera. Deseaban quedarse a solas para poder arañarse a gusto.

      -Bien,- lanzaba llamaradas por los ojos a una y a otra.- ¿quién ha sido la de la llamada?

      -¡No vengas con esas…! ¡Has sido tú! Tú eres la que lo está liando todo. ¿Por qué no se ha ido el conde?

      -Si se ha ido. Al parecer, ella ha llegado al hotel antes de que yo fuera a liquidar la cuenta.

      - Vale. Ahora, vamos a lo que importa…- Retomó Julia el tema inicial.- Yo no he llamado.

      -Ni yo.- Negó Paula.

      -Ni yo; lo juro.- Mapi alzó su mano al hacer el juramento.

      Se creyeron unas a otras. Eso, lejos de hacerlas sentirse mejor las aterrorizó.

      -Si no hemos sido nosotras?...¿Quién ha sido?

      -¡Oh Dios mío!... - Gimió la de siempre.

      Se quedaron pensativas.

      -Esto se está poniendo muy raro… ¿Que le ha dicho el profesor para que ella se haya quedado tan tranquila?

      -Solo le ha dicho que sabe lo del Conde. Ella debe pensar que lo que le contaste… es tu historia.

      Mapi abrió los ojos enormemente.

      -¡¡Que potra!! ¡Menuda potra tenemos!

      -¿Si, monina? Pues, ya verás como la potra se revuelva y empiece a darnos coces, porque vamos directas al abismo.

      -Os lo dije, es la bola de nieve, que se va agrandando, se va agrandando y al final acabará por aplastarnos…

      Paula apuñaló con sus ojos a Julia.

      -Si vuelves a mencionar lo de la bola de nieve te meto el codo en la boca.- Amenazó gélida.

      -Vale, me callo, me callo…- Julia enrojeció bajo la mirada homicida de sus amigas.- ¡Pero nos va a atrapar…! Ya lo veréis…

      -¡Julia!- Advirtió Paula con los dientes apretados.

      -¿Quién, aparte de nosotras, sabe todo esto?- Inquirió pensativa Mapi.

      -Pues el… ¡Bah no!...-Julia dudó de su sospecha, pero la lanzó:- Bueno…el profesor lo sabe…

      -Aparte de él, alguien que haya podido llamar…

      -Ha podido llamar él.- Insistió la futura psicóloga.

      -¿El? Antes me creo que haya llamado el mismísimo Conde Martini. ¿Para qué iba a suplantar a otra persona? ¿Con qué fin?- Gruñó Mapi.- ¿Sabéis lo que estoy pensando? ¡Que nos ha descubierto!

      -¿El profesor?- Se extrañó Julia.

´     Mapi miró a Paula.

      -Hazme un favor, Paula, tú que estás más cerca, dale una colleja a ver si se le recoloca bien la materia gris.

      Y Paula le dio una colleja a Julia.

      -¡Ay, pues, habla más claro!

      -¡Ella, boba! Magalen ha empezado a sospechar que hay algo raro en todo esto y quiere sacar la verdad con una mentira, dice que ha llamado el conde, pero nosotras sabemos que no puede ser porque no existe, ella espera ponernos  al límite para que metamos la pata y descubrirnos

      Julia dio al fin muestras de entender.

      -Entonces lo mejor será que confesemos…

      -Paula…

      Y Paula le dio otra colleja a Julia.

      -¡Ayyyy! Como me vuelvas a pegar te la devuelvo…

      -¡Si es que te las estás ganando a pulso! ¿Cómo vamos a confesar nada? Al contrario, negar, negar siempre. ¡No sabemos nada! ¿Es que no ves películas de abogados?-La regañó Paula.

      Mapi exhaló un suspiro de hartazgo con Julia.

      -¡Si, le voy a decir a Magalen que el conde Martini no existe!- Comentó acremente.

      La voz de Magalen se dejó oír desde la puerta de la cocina.

      -¿Qué? ¿Qué quieres decir con que el conde Martini no existe?

      Las tres se volvieron a mirar a su “mami” que ya había cambiado la ropa de calle por un cómodo atuendo de andar por casa. Magalen miraba a Mapi sin saber cómo tomarse las últimas palabras de la rubia.

      Hubo unos segundos de desconcierto general, pero Mapi supo improvisar a tiempo:

      -Lo que oyes, Magalen.- Se acercó a su amiga lentamente, mirándola a los ojos.- El conde Martini no existe para mi. Está muerto. Más aún, es como si no hubiera nacido. ¡Se acabó! ¡No quiero saber nada más de él!

      -¡Eso! ¡Muy bien dicho!- Paula corroboró tajante las palabras de Mapi. Solo le faltó aplaudir.

      -¿Si?- Magalen avanzó entre ellas para comenzar a preparar la cena- Ya podías haber pensado lo mismo el día que le conociste, o al menos, el día que pensaste en la posibilidad de volver con él.- La regañó suavemente.- Id poniendo la mesa, vamos a cenar pronto y a ver si nos tranquilizamos.

      Cenaron en silencio, sumidas cada una en sus pensamientos.

      Bueno, ya había pasado un día más, pensaba Mapi respirando hondo. Esperaba que aquello se solucionara pronto, porque en aquellos días había envejecido lo que otras en años. Al día siguiente Magalen se convencería de que el conde se había ido a su tierra y todo pasaría al olvido…¡Ojalá! ¡En qué momento, señor, en qué momento de diarrea mental se les ocurrió montar todo aquello!...

      “- Esto es una bola de nieve que va rodando montaña abajo y va creciendo y creciendo…Y nos va a atrapar…Porque esto no puede salir bien. – Julia miraba de reojo a Magalen- ¿Tendrá en cuenta que solo nos ha movido el cariño?...Además ¡toda la culpa es solo suya!¿Para qué se mete en la vida de nadie? Si Mapi se quiere largar con un viejo conde italiano casado y con tres hijos, ¡que se largue, joder!- Acabó lanzándole una mirada llena de resentimiento.- ¿A qué porras tenías que meterte tú a salvarla?”

      “- Si es que esto no podía salir bien…¿para qué lo comenzamos? Parece un castigo del cielo…¿Y esa llamada? ¡A que con tal de fastidiarnos va a existir el conde Martini…!”

      Por primera vez en muchas noches, Magalen no pensaba en el conde ni en la condesa ni en Mapi, si no en el profesor Guzmán, en el día siguiente y en el cálido sentimiento de esperanza que albergaba en su pecho.

       Sin embargo una cosa no quitaba la otra y al día siguiente volvió a llamar al Luxury para recibir noticias del conde. Para su tranquilidad éstas fueron muy buenas ya que le dijeron que  había satisfecho el día anterior su cuenta con el hotel y ya no estaba allí. Se sentía más que feliz, todo estaba saliéndole tan bien que casi no lo podía creer. Le hubiera gustado decirle al profesor que Mapi estaba ya libre de aquel viejo pervertido, pero la presencia de sus dos compañeros se lo impidió; además notó una cierta tirantez extraña en el jefe de equipo. La tarde anterior, mientras la besaba, la había tuteado, sin embargo ahora su trato volvía a ser distante. ¿Por qué? ¿Quizá para evitar las sospechas de Matías y Lorenzo? Por cierto, que aquellos dos estaban tan amables con ella que casi le daban miedo. Ignoraba qué era lo bueno que les había hecho, pero habían mejorado mucho su actitud.

      -Me gustas mas cuando tienes la falda corta.

      Miró desdeñosa a Matías.

      -A mi me gustas mas cuando tienes la boca cerrada.

      Y el imbécil sonrió como lo que era.

      -¡A trabajar de una vez!- Se oyó rugir la voz del profesor.    

      Definitivamente, pensó Magalen, el profesor estaba enfadado por algo; se preguntó algo decepcionada si aquello cambiaría sus planes para la noche, si acabaría por decirle que cancelaba la cita para la ópera. Viéndole de tan mal humor, se temía lo peor.

      Claro que el profesor estaba de mal humor. Nunca le había ocurrido que una mujer dejara sus brazos para correr a los de otro, y Magdalena lo había hecho el día anterior pese a sus esfuerzos por que desistiera de irse, sobretodo teniendo en cuenta lo bien que lo estaban pasando…¿o quizá ella no lo pasó bien? Quizá Martini era mas…intenso o…¿Qué era aquello? Ya dudaba hasta de si mismo.

      Ella le miraba de vez en cuando. Seguía serio. A lo mejor la señorita Ríos había cambiado de opinión sobre la ópera y él estaba esperando para decirle a ella que ya no la necesitaba como acompañante. ¡No iba a pensar más en eso! Tarde o temprano él tendría que pronunciarse al respecto.

      Fue a la hora de salir. Ella se quitaba la bata cuando él se acercó a colgar la suya en el perchero.

      -¿Le parece bien que pase a buscarla a las ocho?- Le dijo sin emoción alguna.

      -¿A las ocho?

      -Podemos ir a cenar antes de ir al teatro.

      -Ah…

      César frunció el ceño.

      -¿Qué pasa? ¿Ya no se acuerda de que quedamos ayer para ir esta noche a la ópera?

      -Si, claro…

      El echo la cabeza atrás y la miró desde su altura con los párpados entornados.

      -¿O es que ha hecho otros planes?

      -No, claro que no. – Sonrió desconcertada por la actitud de él.- A las ocho está bien.

      Le pareció ver un esbozo de sonrisa en él, que no llegó a cuajar.

      -Esto…¿Consiguió ayer lo que quería?

      -¿Lo que quería…? ¡Ah, se refiere a que iba a ir al…! En realidad, al final no fui. Me marché a casa.

      -¿Se marchó a casa? ¿De verdad?- Ahora la sonrisa si se formó amplia en el rostro

      -¿Por qué le iba a mentir? No me parece que mi pretensión fuera incorrecta o execrable.

      -¿No?- La sonrisa desapareció.

      -¿A usted se lo parece?

      En ocasiones, la expresión de inocencia que ponía ella, le sacaba de quicio.

      -Prefiero no opinar; no me gusta meterme en la vida de la gente.- Dijo seco.- Entonces pasaré a buscarla a las ocho.

      Magalen le vio salir y parpadeó confusa. Al parecer a él le parecía que ella hacía mal  interviniendo en aquel asusto. Bueno, por suerte ya se había acabado y todo volvería a la normalidad cuando Mapi se buscara otro pintor u otro actor bohemio o cualquier chico de  aspecto moderno desarrapado.

      Sería la última vez que le pediría un vestido a Mapi. Ella tenía que arreglarse con su ropa, o comprarse ropa nueva más acorde con la imagen que pretendía tener. Sin embargo en aquella ocasión, por ser la última escogió un vestido negro, recto, con el cuello alto y la espalda descubierta. Elegantísimo.

      -¡Madre mía, Magalen, pareces una reina!- Paula suspiró boquiabierta, orgullosa de ver a su mami así.

      - Solo te falta un toquecillo de maquillaje y el pelo bien cepillado y liso…

      Se quedaron todas en suspenso cuando sonó el timbre de la puerta.

     -¡Si todavía no es la hora!- Magalen se agobió porque aunque le faltaba poco para terminar, no había terminado.

      -Se habrá adelantado,- dijo Mapi divertida por el nerviosismo de su amiga.- tranquilas, voy a abrir y le entretendré en la sala…

      - A ver que le cuentas…Contén tu entusiasmo. Paula le lanzó una mirada de advertencia a la que la rubia respondió sonriendo divertida.

      Aquella sonrisa que tan a menudo iluminaba los ojos verdes de Mapi se quedó congelada en su boca al igual que su voz que en el primer instante de ver ante si la viva imagen del conde Martini. De haber tenido tiempo se hubiera desmayado, pero no podía hacerlo.

      -¡Ti…o…Damián…!- Exclamó apenas con el fino hilo de voz que logró recuperar.

      -¡Mapi, cariño!- Su tío se adelantó unos pasos y la abrazó con fuerza.

      Era su única sobrina y hacía nueve meses que no la veía. Su pequeña y linda caprichosa.

      -Tío…

      Se alegraba de verle, de verdad que se alegraba, su tío Damián, la esposa de éste, Amelia, y sus hijos, eran más familia de ella que su propio padre y se preocupaban mucho más de mantener el contacto, aunque Sidney, Australia, que era donde tenían su residencia habitual seguía estando muy lejos.

      -Cuando salí de Sidney, hace dos días, le prometí a tu padre que te llevaría de vuelta una temporada para que la pases con nosotros…-  Se calló un instante como esperando abandonar el descansillo y continuar la conversación dentro del piso.

       - Ahora vuelvo…- Y le cerró la puerta en las narices.

      Corrió a por su bolso y apenas se dio tiempo para vocear a las otras.

      -¡Es para mi, me voy!...- Salió deprisa.- Vamos, tío,- sonrió tensa, -vamos a tomar algo.

      - Creí que esta vez me presentarías a tus amigas…

      - Es que…se están duchando…

      -¿Las tres juntas?

      - No, bueno ya sabes lo que es un piso de chicas, una se ducha, la otra se viste…vamos muy libremente por la casa, ya entiendes…

      -Si, si, entiendo…

      Se cogió de su brazo y sonrió esta vez si, feliz y tranquila por estar con él. Juntos bajaron las escaleras.

     Dentro del piso las tres mujeres seguían cada una en su tarea. Magalen sonreía contenta mientras se perfumaba.

      -Todo vuelve a la normalidad. ¿Veis? Ya ha venido un amiguete a buscarla.

      Julia y Paula asintieron también satisfechas mientras cruzaban una mirada cómplice. Lo cierto era que una vez que había acabado todo, podían felicitarse por el resultado, en ningún momento pensaron que fuera tan exitoso, hasta el punto de que el profesor le pidiera una cita a Magalen. De allí podía salir cualquier relación…

      -Voy a asomarme al balcón a ver al amiguete.

      -Julia…no seas cotilla. No la espíes.

      -¡Venga mami, ¿qué malo tiene?! Solo voy a echar un vistazo para ver al chico…

     Paula y Magalen se quedaron en el baño, donde la segunda se estaba maquillando bajo la atenta mirada de la primera.

      -El profesor se va a quedar de piedra cuando te vea… Si no se le cambia esa expresión de cartón que lleva siempre, es que no es humano.

      -Te aseguro que es humano…

      -¿Si?...Cuenta eso que te estás callando…Estoy segura de que ayer hubo algo más que una invitación a la ópera.

      La bioquímica sonrió azorada.

      -Fuimos a su casa a ver microscopios…

      A Paula se le cuajó la sonrisa.

      -¿Qué?- Preguntó como si hubiera oído mal

     -Colecciona microscopios.

     -¿Microscopios?... Pero…no viste microscopios.

      -Si, tiene uno de Ramón y Cajal que…

      -Como si lo tiene de Juan y Junior. ¿De verdad te llevó a su casa y te enseñó microscopios?.. ¡Espera! Al decir microscopio te refieres a la lente… y no a “su” microscopio…

      -Si, me refiero a la lente…

      Paula apenas lo podía creer. Un hombre casi cuarentón se llevaba una chica a su casa ¿y le enseñaba microscopios?

      -Bueno, hubo algo más…

      La atención de ambas se desvió hacia Julia que cruzó el pasillo corriendo hasta encerrarse en su habitación mientras gritaba algo ininteligible. Se apresuraron a acercarse y por mucho que se esforzaron no consiguieron abrir la puerta ni conseguir que saliera.

      -¿Qué le pasa?¿Qué dice?... – Paula miraba a Magalen sin entender nada.

      - No sé… algo de una bola de nieve grande que nos va a enterrar…y gime llamando a Dios…Y… algo así como que es un castigo del cielo…¡Julia, por favor cariño, abre la puerta y dinos que te pasa!...- Magalen miró a Paula.- No lo entiendo…

      Paula entendía pero no imaginaba a qué se debía la reacción de su amiga. Fuera lo que fuera estaba segura de que no podría ser asunto que Magalen debiera conocer. Por suerte en aquel mismo momento sonó el timbre de la puerta y la mami se olvidó de todo cuando vio entrar al profesor Guzmán ataviado con un impecable traje negro. Magalen tragó saliva al mirarle de arriba abajo. ¿Todo aquello era para ella? Pues aun así estaba segura de que no se iba a empachar. Si de normal ya era un hombre sumamente atractivo, ¿qué atractivo? ¡Era guapo! Con un cuerpo recio como esculpido en piedra, con clase y estilo para derrochar…¡Santo cielo!¿En qué estaba pensando? Solo le quedaba una cosa clara, estaba loca por él, le amaba y no estaría menos enamorada si en vez de aquel aspecto tuviera otro mas corriente, seguiría siendo él y seguiría estando enamorada.

      El la vio y se le secó la boca hasta tal punto que la lengua se le pegó  al paladar y apenas pudo pronunciar un saludo. Menos mal que no necesitó mucho más porque enseguida ella cogió un mantón y se lo echó por los hombros mientras se despedía de la única amiga que había quedado para verlos salir.

      Apenas se fueron, Paula corrió a la habitación de Julia para enterarse de lo que había pasado.

      -Estamos solas…ábreme.- Pidió a través de la puerta.

      Julia abrió. Podía creerse que estaría desesperada, pero lo cierto era que la encontró partiéndose de risa.

      -¿Qué pasa ahora?...

      Julia reía casi histérica, apenas podía hablar de la risa, se doblaba por la cintura  y se sujetaba el abdomen con las manos.

      -¡Ay que me meo!...

      -Pero…

      -Nos persigue, Paula, no nos libraremos nunca de él… está aquí…- Lograba decir sintiendo el dolor abdominal que provocaban las fuertes carcajadas.

      -¿Quién?

      -¡El conde Martini!

      Aquello era absurdo. Paula estaba empezando a cansarse  de tanta risa de Julia.

      -El conde Martini no existe.

      -¿No? Mapi se ha ido de su brazo. ¡Ha venido el tío Damián!...

      -¿Qué?- La expresión en el rostro de Paula fue lo suficiente elocuente para entender la angustia que la invadió.

      Julia seguía riendo, pero se calmó un poco para filosofar:

      -¡Estamos de mierda hasta el cuello, Paula!

      -¡No lo admito! Haremos lo imposible para que Magalen no le vea. ¿Por qué tuvo Mapi que enseñarle la foto de su tío y convencerla de que no era su tío? - Se crispó. Hizo un esfuerzo y respiró hondo. -Bueno, tranquilidad; eso es todo: Tranquilidad.

      -¿Tranquilidad? Te digo que el conde nos persigue.

      - Pues me da igual. No va a poder con nosotras. Ahora… estate tranquila, normalidad absoluta, cuando vuelva Mapi, ya se nos ocurrirá algo…para este nuevo contratiempo… y el caso es que…- sonrió levemente,- Julia, si nos aplasta la bola de nieve igual vale la pena. No has visto salir a Magalen del brazo del profesor. Iba radiante de felicidad, verla así no tiene precio.

     



Comentarios

  1. Justo lo que necesitaba para seguir impaciente para el próximo. No se si me ha gustado leerlo, por me has dejado con ganas de demás. GRACIAS, me ha encantado 😘😘😘

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    1. Espero que el siguiente no tarde tanto.
      Muchas gracias a ti por tu interés.

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  2. Cada vez más liado. Me encanta. Ya sabes que quedo a la espera de la siguiente entrega.

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  3. Loliiiii no me.puede gustar más. Jajajjaj joer como se riza el rizo. Jajajjaja el colmo de.la.mala.pata. pero estoy deseando leer como les va en la ópera..jajajaja lo de verle.el.microscopio....jajajjajjajaa me.muero. jajaja eres grande entre las grandes!!!

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  4. Valió la pwna esperar por este capitulo... Que bueno!!! 😘🤣

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    1. Muchas gracias, Mary, me siento muy honrada con tus palabras y tu atención.

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