BAŞKASININ HATASI
CAPITULO 13
- ¡Pero si estás más grande cada vez que te veo!- Como todas las abuelas, Hiranur le hablaba a su nieta con voz infantil y aguda y se volvía loca cuando la pequeña la miraba con sus ojazos azules y esbozaba una sonrisa o un amago de querer contestar.
Entonces los abuelos estallaban de gusto y coincidían los dos en que no había otra niña más espabilada que aquella.
- Miran, hijo,- susurraba la madre con el fin de que nadie más la oyera.- Dirás que tu hermano y tu cuñada no han venido a ver a la niña, pero es que están muy ocupados... No se lo tengas en cuenta. No te enfades con ellos.
El asentía y la tranquilizaba.
- Lo entiendo, mamá. Todo está bien. Ellos tienen su vida, nosotros la nuestra y no coinciden, eso es todo.
-¿Elif qué dice?
- Lo mismo que yo. No te preocupes.
Hiranur se quedaba conforme con su hijo pequeño, pero a Kerem... ¡Off, Kerem, off! ¡Ni un regalo les habían hecho llegar! El y Zerha decían no tener tiempo para ir a Kalafat y en cambio se iban a Nueva York. ¡No esperaban eso de él hacia su hermano!
-¿Cuándo vais a venir vosotros a Estambul? La niña ya tiene tres meses, nuestras amistades quieren conocerla...
Cada vez que salía ese tema Elif se turbaba y hasta palidecía. Por suerte sus padres no notaban nada porque ella solía disimular su malestar con una sonrisa tensa y dejando la contestación a Miran.
- Meryem es muy pequeña todavía y enseguida será invierno, viajar no es lo más aconsejable.
-Hijo, siempre estás con lo mismo, antes el estado de Elif, que lo entiendo, ahora la niña es pequeña y el invierno, a nosotros nos gustaría que Elif fuera presentada como tú esposa y Meryem...
- Todo llegará. No tengáis prisa...
Todo llegará. Ese era el gran temor de ella.
- Tu sabes que tarde o temprano tendremos que ir.- Le decía él a solas.
Ella no contestaba. Volvía a aquel silencio de pérdida del pasado y se concentraba solo en su niña. En amarla, cuidarla y volcarse por entero en la pequeña. Había recuperado por completo su figura anterior al embarazo y él se descubría a veces con la mirada perdida en ella, en las formas sinuosas de su cuerpo, en el largo de su brillante cabello negro, en su perfil, sus mejillas, su boca...¡oh, su boca! Qué locura le provocaba, en que ardiente desvarío se envolvía su mente solo con mirar su boca. Al menos cuando se quedaba dormida en el sillón frente a la televisión podía contemplarla a gusto, sin disimulo alguno. Pobre, estaba agotada. Meryem estaba dormida pero tenia una especie de radar que la avisaba de que los demás querían dormir para, como decía la Otomana,"¡despertarse y dar por culo!"
- Elif... Elif... - Ella abrió los ojos y le miró somnolienta.- Vete a la cama, ahí estás incómoda.
- No, estoy bien. Si voy a la habitación se despertará como siempre...
- Vete, esta noche me la llevo a mi cuarto.
- Tu estás estudiando y mañana tienes que trabajar...
- Los sábados hay poco trabajo, después de comer puedo dormir la siesta. - İnsistió.- Esta noche duerme tranquila.
No era solo esa noche, eran bastantes noches las que Miran se llevaba la cuna de la niña a su cuarto.
- ¿Soy una mala madre si acepto otra vez? ¡Me da igual! Vale.
Mientras ella entraba en el baño él llevó a cabo el traslado a su cuarto. Le divertía ver a la niña durmiendo tan feliz mientras la llevaba de un lado a otro y sin embargo si se caía el pétalo de una flor en el oscuro silencio de la noche ya estaba despierta. Estaba seguro de que aquello era una etapa, que pasaría y conciliaria bien el sueño, ahora solo faltaba saber cuando pasaría y cómo llegarían ellos al fin de esa etapa.
Por lo pronto aquella noche no despertó hasta las tres y cuarto. Miran se apresuró a cogerla para acallarla y que no despertase a su madre. La bebé se calló al sentir el calor de aquel pecho y al momento giró la cabeza torciendo la boca a la búsqueda de un pezón.
-¿Así que es eso lo que quieres, pequeña glotona?- le susurró riendo en tono bajo,- no vas a encontrarlo, pero aunque lo encontraras no ibas a sacar nada. - Cogió la mantita de la cuna y la arropó con ella.- Vamos a prepararte un biberón.
Con mucho cuidado de no hacer ruido, sujetando a Meryem con un solo brazo contra su cuerpo y con la pericia que le daban sus tres meses de paternidad, preparó el biberón y se sentó para dárselo a su hija.
Su hija, si, porque era suya. ¿Que había hecho Kerem por ella? Sólo ignorar que se le había roto el preservativo. No la quería, idiota. Sin embargo él estaba dispuesto a entregarle su vida.
-¿Como puede ser que hace tres meses no te conociera y ahora sienta que no sabría vivir sin tí, pequeña bruja? Es eso,¿no? Me has embrujado con tu mirada azul...eh...no vale dormirse, no te hablo para que te duermas.- La apoyó en su hombro y le dió suaves toques en la espalda hasta que la oyó soltar los gases.- Así me gusta. Ahora más biberón, que si no dentro de una hora estarás con hambre otra vez y no puede ser tanto desorden en las comidas. No queremos que de mayor seas una asaltaneveras nocturna...
Casi se terminó el contenido del biberón.
- ¡Hala, qué fallo!El "kit" para cambio de pañal está en la habitación de mamá...
- Ahora está aquí.
Se giró hacia la puerta y vio a Elif apoyada en el quicio, sonreía mientras le enseñaba el "kit".
- Te hemos despertado.
- No.- Avanzó y comenzó a preparar el cambiador.- Me he despertado con la sensación de haber dormido diez horas. He visto que teníais montada una fiesta y he venido a bailar un rato.
- Dame, a partir de ahora me encargo yo.- Le quitó a la niña de los brazos y después de darle un sonoro beso, la tumbó sobre el cambiador.- Ah, sonríes, te alegras de verme...¿Me quieres decir algo?
Miran se acercó a ellas para verlas interactuar. La niña cambió su foco de atención hacia él.
- Mira quién está aquí. Dile algo...Dile: Papá... Papá... Llama a papá, cariño...
A él debió parársele el corazón, porque de haber tenido latidos se hubieran oído como el bombo de una orquesta. Estaba emocionado y feliz. Ella terminó de cambiar el pañal y le devolvió a la pequeña mientras recogía y ordenaba. Hasta entonces le había hurtado la mirada, como si no se atreviera a ver su reacción ante lo que había dicho. Después si, después se acercó y le preguntó si seguía con la niña o cambiaban otra vez la cuna.
Los dos querían aparentar una normalidad que no sentían, lo sabían y se entendían.
- Me la quedo, no vamos a estar con ese trajín de cuna...- Salieron de la cocina y apagaron la luz.
El llevaba a Meryem, ella le seguía con la manta de la cuna que se había dejado atrás. Acostó a la pequeña y ella la tapó con la sábana y le colocó la manta encima. El no se perdía detalle. La veía sonreir con tanta dulzura que...
No fue consciente de ello hasta que vio la cara de sorpresa de Elif. Estaba claro que no lo esperaba. El tampoco lo esperaba. Sólo fue un inocente beso en la mejilla.
-... Perdoname yo... No sé como...te ruego que me perdones... No he debido hacerlo.
Ella no habló. Su mano buscó la mano de él y cuando la encontró tiró de ella, para que la siguiera cuando se sentó en el borde de la cama. El se sentó a su lado y ella acercó su rostro ofreciéndole sus labios.
- Escucha, no tienes porqué... No quiero que te sientas obligada, te dije que...
- Chsss, hablas mucho...- susurró contra su boca.
Se besaron. Fue algo único, jamás él se había sentido así. Todo el deseo que llevaba retenido durante aquellos meses se fue liberando de un modo suave, cadencioso, no explotó como temía. Las manos de Elif se apoyaron en sus hombros desnudos y descendieron por sus fuertes brazos en toda su longitud para volver a ascender y abrir un sendero hasta su pecho. El cerró los ojos un instante y después se dejó llevar. Hundió los dedos en el pelo de ella sintiendo la suave textura que los envolvía. Apartó la melena para posar sus labios en el cuello femenino. Volvió a aspirar aquel aroma a lavanda mezclado con aquella piel que adoraba mientras sus dedos se enredaban con los tirantes del camisón y los hacían caer desmayados hacia los brazos. Ella notaba la reacción de la piel de él a cada roce de sus manos, el vello se le erizaba,se volvía ruda, gentilmente áspera y eso la excitaba, le hacía sentirse poderosa, porque él la deseaba y respondía a su reclamo. Las manos de él se regodeaban con el contacto del cuerpo de ella. Le abrazó y sintió en su pecho los pezones apuntándole enhiestos. Despacio, como si tuviera en sus manos la más delicada pieza de porcelana, la hizo caer sobre la espalda y se tumbó a su lado, iniciando cual guerrero el avance por otro flanco, pero antes su boca volvió a enredarse en la de ella, su mano descansó en su vientre que parecía arder como el mismo ardía. Aquel vientre que durante nueve meses protegió a su hija y que ahora se ofrecía generoso a acogerle a él. Ignoraba con cuántas mujeres había estado, cuántas veces había repetido aquellos movimientos ondulantes de su pelvis, no le importaba tampoco. Nunca. Nunca sintió aquella plenitud, aquella unión más allá de lo físico, como si realmente se completaran. Ella respondía con más instinto que aprendizaje, sus brazos le abarcaban y se dejaba llevar. La oyó jadear y el control que tan a gala había llevado en todo momento se hizo aire en el aire y se desató en la mayor tormenta de pasión que conoció.

Que bellooo, al fin dejaron al descubierto sus sentimientos.🌹🇻🇪🇨🇴💞
ResponderEliminarY por fin salio el amor, como son ellos, de manera lenta, cocinado a fuego lento, pero con uns pasion que quema el mundo, son una familia, esa nena le unio y nada va a poder separarlos, ha sido precioso si momento, has conseguido transmitir la pasion y el amor infinito que se tienen, ella esperaba ese paso, saber que el amaba a ese bebe, y el.. bueno creo que nunca tuvo dudas de que era su hija.
ResponderEliminarAhí estaaaa, que bien. Das avance a las historias. Esta siendo como debería ser....y creo que el detonante igual fue escuchar Elif a hurtadillas de la boca de él, esas palabras tan bonitas hacia la niña.. que bien escribes Loli.. espectacular!!!
ResponderEliminarQue esperado momento, hermoso, sin contar, preciosooooo😘😘😘
ResponderEliminarSe lo merecían los dos. Ser felices. Disfrutar de estos pequeños.. Grandes momentos
ResponderEliminarOooooohhhhhh llegó el momento... algo tan especial: sencillo, inesperado, ansiado, dulce, tierno, apasionado... ❣
ResponderEliminarLupita Campuzano
Finalmente ❤️❤️❤️
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