BAŞKASININ HATASI

 



CAPİTULO 15


      Miran entró con prisa a su casa. Era más de mediodía. 
      - Hola...
      - En la cocina.- Respondió Elif.
      Fue directo hacia allí. 
      - Tengo que cambiarme de pantalón, he ido a visitar a Ömer y me ha vomitado encima. Mis padres están al llegar, pero antes...
       Se lanzó sobre ella, sorprendiéndola al besarla en la boca apasionadamente pese a las quejas de ella.
      - Cordero estofado, está en su punto,- saboreó el guiso de sus labios.- Un poco más...
      - Estate quieto,Miran...- Elif intento zafarse de şu abrazo.
      - No era eso lo que me decías esta noche cuando por fin hemos podido...
      - Creo que lo dice porque no estáis solos.
      La voz de Yusuf Karakaya resonó en la estancia. 
     - Papá, mamá,- había entrado tan ciego a por ella que ni siquiera se había percatado de ellos.- No os esperaba tan pronto.
      - Lo hemos notado.- Afirmó Hiranur con un fondo de satisfacción.
      - Ekrin...- Dijo a modo de saludo a la Otomana. Pues si, solo faltaba una banda de música.
      - Hola, doctor bey.
      -Podías haberme avisado.- Susurró a su mujer.
      - No me has dado tiempo.- Respondió ella de la misma forma.
      - Voy a cambiarme de pantalón. Ahora vuelvo. 
      Cuando regresó no lo hizo solo.
      - Mirad a quien me he encontrado en su cuna con los ojos abiertos y la boquita cerrada...
      Con Meryem llegó la revolución a la cocina. Todos querían cogerla y ella se dejaba hacer encantada. Estaba claro que era una niña de acción.
      - Mi niña, despierta y sin llorar...¿está mala?- Se preocupó la abuela.
      - No, algunas veces lo hace,- contestó la madre.- Dice su padre que es señal de que está creciendo.
      - Si,- la Otomana se estiró llena de orgullo,- ayer por la tarde, mientras Elif daba la clase, no dijo ni pío en cuatro horas. A esta le gusta el jaleo.¿Verdad mi sultán? Le gusta mucho que le cante...
      - Te tengo envidia. Tú la tienes cuando quieres y a mi, en cambio, no me la llevan a casa para que yo pueda presumir con mis amistades.
      - Mamá, ya sabes que...
      - ¡Excusas y más excusas! Se lamentó Hiranur. Mi mayor deseo es ir con mi nieta y su madre a comprar en Nişantaşı y no puedo hacerlo, sin embargo, Ekrin, no me lo tomes a mal que no va por tí, la tiene todos los días y la cuida y puede cantarle... ¿Qué os cuesta ir a Estambul a pasar un fin de semana de vez en cuando? Yo le compré una cuna hace tiempo y la puse en tu cuarto, en el que sería vuestro cuarto si fuérais alguna vez. 
      - Es verdad,-intervino Yusuf- al poco tiempo de nacer la niña, instaló una cuna preciosa en la habitación que tú usabas. 
      - Quería daros una sorpresa cuando fuérais, pero como nunca vais... La próxima vez que libres o venís a casa o de verdad que me enfado con vosotros.
      - Bueno, ya hablaremos, este no  es el momento.- Dijo Miran sin ganas de discutir, pero sabiendo que su madre tenía razón.- ¿Qué tal si comemos?
      La Otomana se puso de pie y comenzó a despedirse.
      -¿Donde va usted?- la detuvo Miran.
      - A mi casa, porque vais a comer.
      - Y usted también,¿no?
      - No, gracias, vais a comer en familia.
      - Y en familia comemos si se queda. ¿Qué mejor suegra que usted?Ande, siéntese otra vez.
      Y la Otomana se sintió más ancha que larga cuando se sentó. Elif sonrió agradecida a su marido. Entre aquellos dos había una extraña relación más cercana al cariño que al rechazo. Era como si se divirtieran picándose, pero entendieran que ella era su nexo de unión y ahora también Meryem.
      - Este vino es bueno.- Afirmó Yusuf tras beber un sorbo del vaso que le sirvió su hijo.- ¿Donde lo compras?
      - Me lo regala un vecino de aquí que tiene viña y es vitivinicultor por afición. 
      - ¿Se refiere al Sirke (Vinagre)?- Pregunto Ekrin.
      - Curioso mote para un productor de vino.- Rió Yusuf divertido.
      - El mote le viene del abuelo, y la viña también. Al hombre le gustaba el vino y lo hacía muy bueno, pero tenía muy mal carácter y ya sabe, alguien empezó a decir Sirke amca ( tío vinagre). El nieto lo tiene por afición, porque él en realidad es pintor, pero sus vinos tienen mucha fama por aquí. Dicen que tiene una bodega muy buena.
      Yusuf volvió a dar otro trago y asintió complacido.
      - Luego me tienes que acompañar, que le voy a comprar para mí.
      - Yo creo que no lo vende...- Dudó el hijo.
      - Seguro que si le ofrezco buen precio no se negará.
      -¿Quién, el Sirke?- Intervino de nuevo la Otomana que en cuestión a la gente del pueblo se lo sabía todo. - Qué va, ese no vende. Ese colecciona el vino. Cómo será, que dice que tiene dos mujeres, Deren y la viña y dos hijos, el que le parió su mujer y el vino que hace cada año.
      - Aún así, tú me acompañas y yo lo intento...
      -Se va a llevar un chasco, porque es muy cabezón...
      El también era muy cabezón, así que cuando aquella tarde de sábado Miran cogió su  maletín para hacer a su visita habitual a Zeynep, su padre le acompañó
      - ¿Qué tal va todo?
      A Miran le extrañó aquella pregunta de su padre. Era cierto que se llevaban algo mejor últimamente, pero seguía descontento de que él siguiera en un pueblo y no en una lujosa consulta de su clínica.
      - Bien. Gracias.
      - ¿No tienes pensado dejar esto y volver? Eres un buen médico, hijo, te mereces mucho más que esto. 
      - Papá, es que es esto lo que quiero. Mi ambición es ser feliz y aquí lo soy, tranquilo, con mi mujer, con mi hija y si viene algún hijo más, bienvenido será.
      Yusuf asintió sin deseo de discutir. Era cierto que veía feliz a su hijo.
      - Sigues sin saber nada de Kerem, ni te ha llamado para felicitarte por tu hija.
      - No me hace falta. El está muy ocupado...
      - Bueno, tú eres feliz...- Sonrió.- No me tomes a mal lo que te diga, pero me ha gustado veros a Elif y a ti cuando no sabías que estábamos allí, cuando has llegado y creías que estabais solos. Ha sido como veros en la intimidad. Ver qué os queréis mucho y os lleváis bien.
      - ¿Pasa algo, papá? Pareces molesto.
      - Tu hermano no está tan bien como tú. ¿Cuánto hace que se casó con Zerha? Poco más que vosotros... Ha llegado a mis oídos que él la está engañando con otra y que ella se ha enterado y se deja ver por ahí con un profesor de Pilates o Yoga o qué sé yo... Un desastre... Por eso ver que vosotros estáis bien...es un alivio...
     Se cruzaron por la calle con un vecino que saludó a Miran. El médico le  detuvo.
      - Tengo que darle la gracias a Mesut, por el regalo que él y su mujer le han hecho a la niña. La casa de Onur Koç, el Sirke, es esa.- Le señaló una casa de piedra, como todas las demás, que estaba cerca.- Ve adelantándote que ahora voy yo.
      Yusuf de dirigió allí con paso decidido y llamó. Le abrió un hombre que pasaba de la cuarentena, corpulento y malencarado que admitió ser el dueño de la casa y le invitó a entrar. El médico de Estambul le dijo que había probado su vino, lo elogió y dijo que quería comprar un par de arrobas. El otro solo le informó de que su vino no se vendía.
      - Estoy dispuesto a pagarlo bien...
      - No le hace falta pagarlo de ninguna manera, porque no lo vendo. 
      Uno, insistía y el otro negaba. Así estaban cuando llamaron a la puerta y al abrir el Sirke vio a Miran.
      - Doctor bey, qué gusto verle, hoşgeldiniz ( Bienvenido), pase pase... este caballero ya se va.
      - ¿Ya habéis terminado?- Les dijo a ambos. -¿Qué?¿habéis hecho negocio?
      - Ah,¿pero conoce usted a este señor?
      - Claro, hombre. Es mi padre, si le he traído yo aquí, lo que pasa es que me he parado a hablar con Mesut. 
      La actitud del Sirke hacia Yusuf cambió al instante.
      - Hombre, haberme dicho usted que es el padre del doctor Miran... Eso es otra cosa.
      Yusuf sintió renacer la esperanza.
      - Entonces, ¿me venderá el vino?
      - No señor, yo mi vino no lo vendo, pero si se conforma con una arroba, yo se lo regalo. Se lo haré llegar en un rato.
      - Pero...
      - No hay más que hablar siendo usted el padre del doctor, si le debo yo la vida de mi hijo, que se me estaba muriendo a chorros, todas las semanas en el hospital, porque le filtraba mal un riñón y la medicación que le daban le le provocaba úlceras y vomitaba sangre y me decían que iba a estar así siempre. Mi niño...- se le saltaron las lágrimas al recordar aquellos días.- Hasta que vino su hijo de usted y me arregló al chiquillo a base de hierbas, le quitó la infección y el riñón filtra bien y sin úlceras. Que le escribió a un indio y entre ellos hablaron. 
     Miran asintió y comentó que hacía tiempo había leído sobre la fitoterapia e investigando llegó a un conocido fitoterapeuta al que le comentó el caso de Diwan. 
      - Con el uso terapéutico de las plantas hay que ser tan estricto como con los medicamentos, por eso pedí su colaboración al doctor Parvati. Y nos fue bien,- sonrió,- ahí está Diwan, corriendo y en la escuela como cualquier niño. 
      - Y tan como cualquier otro, que el martes me vino el herrero que jugando al fútbol le ha roto de un balonazo el cristal de la ventana del primer piso. Ya le he dicho que se dedique a otra cosa, porque nadie mete gol tirando tan alto...
Pero vamos a a la bodega y...
      Miran lo agradeció, dijo que no podía, que iba a darle su medicación a Zeynep, como todos los sábados. 
      - Otra, que también tiene una cosa rara y la ha curado su hijo.
      Yusuf acompañó a Miran hasta la casa de una mujer que tendría cerca de setenta años y que les recibió encantada.
      - Ya estaba pensando yo que hoy no venía.
      - Ni mucho menos, ya sabe que sí estoy en el pueblo vengo yo. Este caballero es mi padre, el doctor Karakaya.
      La señora saludó cordial a Yusuf.
       - El doctor me ha hablado mucho de usted... Pero siéntense, ya tengo preparado el té y hoy le he hecho unas delicias, para que le lleve también a Elif, que cómo le gustan las que yo hago...               Zeynep se movía de acá para allá poniendo cosas en la mesa del salón. Un vaso con agua, la tetera con el chai, los dulces... Yusuf vio a su hijo sacar un pequeño bote sin etiqueta y con un cuentagotas. Lo abrió y comenzó a contar en voz alta las gotas que iban tintando de color amarillo el agua del vaso.
      - Como le decía doctor, su hijo me ha hablado de usted, dice que él se hizo médico porque le admiraba y que de verle a usted trabajar él encontró su vocación. Es muy bonito que un hijo pueda decir eso de su padre. Mire yo, el mío me maltrató toda la vida.
      -...Veintinueve y treinta. Listo, sus treinta gotas exactas, Zeynep.- Miran le entregó el vaso y ella se bebió su contenido de un trago.- Bueno, ahora a esperar un rato a que le haga efecto. ¿No nos sirve el té?
      - Claro está que si.- La señora comenzó a servir.- Este pueblo tiene mucho que agradecerle, doctor, por su hijo. Antes no teníamos médico, hasta que el alcalde dijo que tendríamos uno para nosotros. Y cumplió. Menos mal, porque si supiera usted los años que llevo mala yo...Estaba ya harta de visitar tantos médicos y todos me decían que no tenía nada, hasta que el doctor Miran me vio y me ha curado. Bueno, todas las semanas tengo que tomar las gotas estas especiales, y él mismo se asegura de que me hacen efecto. Y si  no viene él manda a alguien. Y algunas veces viene con la niña y con Elif.¡Ay, que bonita es la niña!
      - ¿Y qué le pasa a usted, si no le parece indiscreción? 
      - ¡Uy, que va! Yo no sé cómo se llama, es un nombre  muy raro, pero le diré que estoy tan bien durante la semana, pero es llegar el sábado y el domingo y el lado derecho del cuerpo se me paraliza de cinco a siete de la tarde. Dos horas con medio cuerpo paralizado el sábado y otras dos el domingo. ¿Qué le parece?
      - ¿De cinco a siete de la tarde?
      -Si señor.
      -Ni antes ni después...- Yusuf dirigió los ojos a su hijo.- Pues si es un diagnóstico complicado...
      - Si, es una variante muy extraña del SAFS, el Síndrome Anovelítico de Fin de Semana. 
      - Ya. Es que yo... solo conozco el otro, el habitual.- Dijo el maduro doctor.
      - Hoy me he tomado las gotas, treinta justas, pues mañana tengo que ir a pasear para que continúe el efecto.
      Estuvieron allí poco más de una hora tomando té y charlando de todo con Zeynep. La mujer estaba entusiasmada.
      Cuando salieron de allí Yusuf abordó el tema con Miran. 
      - En serio, entiendo que Zeynep no tiene nada.
      -Si tiene:Soledad, papá. Durante la semana está entretenida con las novelas de la televisión, pero los fines de semana no hay, así que se le echan encima todas sus frustraciones, todo lo que ha pasado.
No miente, ella está convencida de que se le paraliza medio cuerpo de cinco a siete de la tarde pero bastan treinta gotas de agua con azafrán y compañía, para que  se le pase el sábado y el domingo tenga energía para salir a pasear. Es una medicación muy potente y hay que estar con ella para comprobar que le hace efecto. Y ya ves que le hace.
      El hijo sonrió satisfecho. Durante el camino de regreso a casa Yusuf se percató de algo que él mismo había dejado pasar por alto en su ceguera de desdeñar el trabajo "insignificante" de un Karakaya en un pueblo perdido. Los vecinos con quiénes se cruzaban saludaban con respeto y afecto al médico y por ende a él y Miran respondía de igual manera. Allí Miran no era el hijo de Yusuf Karakaya. Allı, Yusuf era el" padre del doctor Miran". Y se sintió muy orgulloso de él.
     Estaban cerca de casa cuando el teléfono comenzó a sonar. Contestó y se detuvo en seco para decir que ya iba y tras colgar se dió la vuelta sin más.
      - ¿Que pasa? - Su padre le seguía a la mayor velocidad que le permitían sus piernas y sus pulmones.
      Dada la brecha que se iba abriendo entre ambos y por la que para informarle tendría que alzar la voz, no contestó. Sin embargo su destino estaba cerca y suponía que su padre le alcanzaría pronto allí.
      La puerta de la casa de Çan y Kiraz Belediyesi estaba cerrada a cal y canto cuando Miran llegó. Tocó con los nudillos en la recia madera de roble y no tardó mucho en abrirse un tajo por el que asomó cautelosa una joven mirada femenina que al comprobar quien llegaba le franqueó el paso.
      - ¿Donde está?
      - Con mi madre, en esa habitación.
      El doctor asintió dirigiéndose a una entrada de doble hoja igualmente cerrada.
      - Hemos llamado a mi padre y ya viene desde Küçükkuyu.- La joven rompió a llorar.
      - Tranquila, todo va a estar bien...
      Volvieron a sonar golpes en la puerta. 
      - Abre, debe ser mi padre; él también es médico. Y después ve a preparar infusión de tilo para ti y tu madre. 
      Cuando entró en la habitación le acompañaba Yusuf.
      Era una habitación de dos camas, en una estaba sentada la madre, en la otra  Selin tenía la mirada perdida en el techo. Kiraz se apresuró hacia el médico llorando con desconsuelo. 
      - Hoy estaba muy rara, doctor, después de comer ha subido arriba. Oí un golpe y corrí porque creía que se había caido...- Rompió a llorar desesperada,- pero era la silla...
      Miran asintió comprensivo y le pidió que saliera a tranquilizarse, que ellos se encargaban de Selin. Se daba cuenta de lo absurdo que resultaba decirle a una madre que se tranquilizara después de haber vivido aquello. 
      Cuando Kiraz salió él se acercó y se sentó en el borde de la cama donde estaba acostada la muchacha. Comenzó a reconocerla mirando su cuello; no había demasiadas abrasiones, por suerte la madre llegó muy pronto.
      - ¿Se puede saber qué intentas hacer, aparte de dañar a la criatura?- Su tono de voz fue seco, sin el menor asomo de compasión.- Te dije que si no lo quieres puedes abortar, que es  legal. Entonces ¿a qué viene esto?
      Ella seguía mirando al techo, parecía que no iba a reaccionar, pero una lágrima corrió desde la comisura del ojo hasta la oreja. Y después otra...y otra. El médico contuvo un suspiro de alivio por aquella reacción. En realidad le valía cualquiera, que chillara, que maldijera, lo que fuera con tal de recibir una respuesta física a su acción.
      - Quiero morir...- Su voz sonaba átona
      - ¿Para eso se han esforzado tus padres en ponerte con dieciocho años? 
siéntate, voy a tomarte la tensión.
      Ella de nuevo tardó en responder. El esperaba paciente.
      - Da igual, cuando se enteren van a preferir que esté muerta.
      - Eso no lo sabes, quizá no.
      Los ojos pardos se apartaron del techo para moverse hasta los del médico.
     - He intentado arreglarlo. He ido a decirle que estoy embarazada, que habrá que adelantar nuestras intenciones de casarnos...- la barbilla comenzó a temblar y su voz se agudizó de tono.-Me ha mirado como si estuviera loca...- se sentó en la cama, dolida, incrédula.- Me ha dicho cosas horribles, doctor...
      Miran parpadeó y tragó saliva para mantener su apariencia serena. Era un momento muy difícil para todos; si hubiera mirado a su padre le habría visto contener las emociones a fuerza de apretar los puños.
      - Me ha dicho...que quiero cazarlo así, que no es suyo...que igual que me fui con él me he ido con otros...
      - ¿Y por un tipo así quieres morir?¿Te merece la pena?
      ¡Por fin!¡Por fin llegó el ansiado llanto. La ruptura del control,las emociones desbordadas.
      - Yo le quiero.
      -¿Aún ahora?¿Después de ver su auténtica cara? Deberías hablar en pasado... Alguien así no te merece. 
      - Ni mis padres tampoco. Mis pobres padres, mi hermana...¿qué he hecho?
      Se arrojó a los brazos del médico y este la acogió con ternura, la dejo llorar sin intentar callarla, sin pretender parar aquel torrente.
      - No es el fin del mundo Selin, no eres la primera a la que le pasa, ni serás la última por desgracia. Eres una mujer que ha confiado en quien no debía, un indeseable. El es quién está sucio, no por haberte embarazado, eso lo habéis hecho los dos, si no por haberte mentido, por haberse llevado como un canalla ladrón tus ilusiones. 
      Ella seguía llorando contra su pecho.
      - Y aún así, ¿tú querías perder la vida? Lo más valioso que tienes, lo único que realmente no es tuyo, si no  de quienes te quieren.
      - Ellos desearan que esté muerta...
      - Bueno, quizá los tres primeros minutos... Aguantar tres minutos es muy poco en toda una vida... No le voy a hablar al corazón de Selin, le voy a hablar a su cabeza, a su inteligencia, que debe pensar en la cantidad de cosas bonitas que le quedan por vivir, todos los retos a los que va a tener que enfrentarse.¿Todo debe acabar aquí? Selin, nadie conoce el futuro. ¿Quién sabe? Quizá mañana conozcas a alguien que te vea cómo eres, y que te ame más que a su vida. Quizá toda esta amargura  se esfume el día que tengas un hijo en tus brazos, quizá ese hijo sea este hijo. Tu decides si vale la pena pelear. Con el otro no cuentes, ese no existe. Ahora, cerebro de Selin, piensa. Pon en una balanza tres minutos y toda una vida. Luego decide. 
       Fuera se oía movimiento, susurros nerviosos y llantos apagados. Ella se tensó al advertir que su padre había llegado.
      - Voy a hablar con ellos. ¿Quieres que les diga lo...?
      - Si, por favor.- Gimió. - Aún no estoy lista para los tres minutos.
      Se puso en pie, al girarse le hizo un leve gesto con los ojos a su padre, indicándole que se quedara con la muchacha. Yusuf contestó asintiendo de forma casi imperceptible.
      La primera reacción de Çan y Kiraz Belediyesi fue la incredulidad. Después hubo gritos y llantos.
      - La mato, toda la vida trabajando para que no les falte nada, para que estudien y puedan vivir como quieran.Y ella nos hace esto.
      Çan intento entrar en el cuarto, él lo detuvo con la ayuda de Kiraz, que lloraba enrabietada, aunque con más control sobre sí que su marido. Era difícil hablarle a una persona en un estado de alteración como el de aquellos padres, sin embargo a ellos no les podía dejar desahogarse como a Selin, porque ella era en aquel momento muy frágil y podía romperse ante cualquier barbaridad que dijeran sus padres en el acaloramiento.
      - Selin necesita compasión.
      -¡Yo se lo que necesita!...Compasión dice...
      - Quería a un hombre que la ha traicionado. Pero no ha sido difícil puesto que a él no le conoce de tanto tiempo. Ustedes, ¿también la van a traicionar? Ustedes la conocen, saben cómo es, es su hija.
       - ¡¿ Y ella no nos ha traicionado a nosotros?!¿Qué pasa con nosotros? Nuestro honor...
      - Su honor está tan limpio e intacto como ustedes lo quieran mantener. ¿De verdad el honor de toda una vida se deja destruir por un error? Miren ustedes, ser padres no es trabajar toda la vida para que no les falte nada, esa es la parte fácil, amigo Çan. Es en los momentos difíciles cuando tenemos que sacar el temple y enfrentamos al mundo si hace falta, por nuestros hijos, porque son nuestra responsabilidad y les traemos al mundo con ese trato firmado. Puede seguir enfadado, está en su derecho, pero no le dé a su hija motivos para pensar que está bien hecho lo que ha intentado hacer esta tarde. Que hubiera sido mejor haberlo conseguido porque no va a tener nadie que la apoye, que la ayude, que la anime en los momentos difíciles que vendrán. 
      Fue una conversación larga y tensa. Por fin decidió que era ya cuestión de ellos lo que ocurriera a partir de aquel momento. Volvió al cuarto donde estaba la muchacha. Ella lo había  oído todo. Sólo le faltaba algo por oír y él se lo dijo.
      -Si necesitas algo, lo que sea, hablar, un trabajo, una casa donde vivir, lo que sea, cuenta con mi mujer y conmigo. No estás sola. No lo estás.
      Volvieron a la casa en silencio. Yusuf miraba de vez en cuando a su hijo. Le veía crispado. Sin embargo él tenía una honda congoja en su pecho. Tantos años y nunca le había conocido, no se había molestado en conocerle, se quedó en la superficie. Le entristecía saber que él no tenía nada que ver en el hecho de que Miran hubiera logrado el mayor éxito que podía alcanzar una persona: Era un buen hombre.
      En cuanto llegó a su casa, ya de noche, Miran cogió en brazos a su hija y tras besarla abrazó a su mujer. 
      - ¿Sabes cuánto os quiero a las dos? 
      Elif miro a su marido y sonrió asintiendo. No sabía qué había pasado, pero fuera lo que fuera, ella estaría ahí para quitarle aquella pena.
      
      
      

      
      
      
      

      
      

















Comentarios

  1. Como le tuvo que doler a miran escuchar escuchando la historia de la chica. Pero algo bueno.. Así padre acaba de descubrir Queen es su hijo.. Una bellísima persona

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  2. Que bueno Loli!! No sé si es por lo bien que escribes, y porque estos días estoy más sentimental. Pero como me alegro que el Yusuf haya visto a su hijo.El Hombre que es. Y con mayúscula...me he emocionado...que bueno...que historiaza.. gracias!!!! 😍😘😘😘😘😘

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  3. Me ha fascinado... una historia tan bien llevada. Cada personaje tiene un cómo y un por qué. Miran pudiera llegar a ser el Príncipe de nuestros sueños... honesto, coherente, maduro, atractivo, noble, bondadoso, profesional, humano.... Real ❤
    Gracias Loli hermosa

    Lupita Campuzano

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  4. Preciosa historia..... Que bonito que el padre empiece a darse cuenta de quién es su hijo..

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  5. Qué bonito cómo evolucionan! Cómo reconocen que se han enamorado y lo demuestran! Y el padre, qué ve a su hijo, como un adulto independiente y respetado. Ahora hace falta que vayan a Estambul y le planten cara a la parejita feliz y le demuestren que son una familia.

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