BAŞKASININ HATASI.


  CAPÍTULO 14


      Despertó y abrió los ojos en la oscuridad. Aún no había amanecido. Al instante todo su ser rememoró el momento en que su esposa se convirtió en su mujer y creyó que podía enloquecer de felicidad. ¿Eso podía ocurrir? Se lo preguntaría a alguno de sus amigos psiquiatras. De todas formas no era eso lo que más le preocupaba. Lo que iba a ser difícil era finjir que hoy todo era igual que ayer.
      Movió sus brazos encontrando demasiado espacio. Ella no estaba allí. ¡Un momento! No lo había soñado, de eso estaba seguro. Quizá no estaba acostumbrada a dormir acompañada y había vuelto a su cuarto. Quizá había ido al baño...No sabía si ir a buscarla y volver a llenarla de besos...
      Encendió la luz de la mesilla y se asomó a ver a Meryem. Estaba dormida plácidamente con los bracitos extendidos y, cosa rara, el chupete en la boca.
      La puerta de la habitación estaba cerrada. Debió cerrarla Elif al salir. La abrió con cuidado y al pasar por el salón en dirección al cuarto de ella, la vio. No claramente, ya que estaba a oscuras, pero las contraventanas del balcón estaban abiertas y entraba la luz de las farolas de la calle e iluminaban lo suficiente para ver su sombra.
      Un instante. Un gesto y todo cambia
 de nuevo. 
      Estaba arrinconada en el sofá, hecha un cuatro, con un cojín entre las manos  en el que enterraba su cara para ahogar los gemidos que sacudían su cuerpo. Aquel cuerpo que había sido de él poco antes.
      Se quedó envarado allí, de pié,  descalzo, cubierto solo con el pantalón del pijama.
¿Qué hacer? Su instinto de conservación le decía que se diera la vuelta sigilosamente y que ignorara lo que estaba viendo. Que lo olvidara. Pero no podía aceptar tal cobardía de su parte. Prefería enfrentarse a ello y afrontar lo que fuera, como siempre había hecho.
      Se acercó lentamente y al oírle ella se apresuró a limpiar sus lágrimas.
      - ¿Que haces aquí a oscuras?- Le preguntó blandamente. 
      Ella carraspeó para aclararse la voz antes de contestar.
      - Me he levantado y no quería despertaros a vosotros.
      Su voz temblaba. Quizá la de él también, no lo sabía. Sólo sabía que no quería saber y sin embargo debía saber.
      - ¿La enciendo ahora?
      - No, es que...me duele un poco la cabeza...
      El fue a sentarse en el sofá y ella volvió su cara hacia otro lado eludiendo su mirada.
      Aguardó en silencio un breve instante, el tiempo justo para asentar su ánimo.
      -¿Que te pasa?- Su voz sonó suave.
      - Nada.- Ella respondió forzando una sonrisa.
      - ¿A estas alturas vamos a empezar a mentir? No es necesario. Estás llorando y quiero saber por qué. -Se inclinó hacia ella para verla mejor.- Todo se puede arreglar.
      - Lo mío no tiene arreglo...- Quiso bromear Elif y sin embargo acabó en un llanto de amargura.- No tiene arreglo...
      - Es más que posible que si.
      - ¿A que te refieres?
      - Ya que no lo quieres decir, te ayudaré un poco. Me refiero a que te sientes atrapada, a que el hombre a quien amas está con otra y tú estás casada con el que no amas, pero con quien te sientes en deuda.- Tuvo que hacer un esfuerzo para que no se le estrangulara la voz en la garganta.- No te obligues a nada, Elif, no me debes nada.
      Ella le miró un momento, como si estuviera repasando palabra por palabra para entender lo que acababa de oír. De pronto le sorprendió con una extraña mezcla de risa y de llanto.
      - No es eso... No lo entiendes.
      - Explícamelo entonces.- Insistió sin saber ya ni qué pensar.
      Ella tomó aire en silencio, como si se diera tiempo para pensar. El aguardó paciente.
      - La noche que nos conocimos en el recibidor de tu casa, cuando me dijiste que el que yo creía mi novio se estaba prometiendo a otra, mi mundo se derrumbó y yo quedé herida bajo los escombros. Tu me sacaste de allí, quisiste volver a levantar lo que se había caído, pero no fue así. En realidad me lo diste todo nuevo, lo has creado para mí. ¿Que quiero a otro, dices? Kerem murió, si no aquella noche, en los días siguientes; su engaño, su falta de hombría lo mataron. 
Dices que me siento atrapada...Si, por completo, pero no por alguien a quien no amo, cómo crees. Yo te quiero, Miran, mucho...-se le quebró la voz y volvió a llorar,- pero tengo mucho miedo de perderte porque no te merezco. Hace un rato, cuando al fin me rendí cansada de luchar contra mí misma, te miraba y me decía que tú estarías pensando que yo había sido de tu hermano...¡Y no lo puedo soportar!...Porque yo quisiera estar limpia de sus manos, solo para ti, yo quisiera que me hubieras conocido en una cafetería del centro y hubieras intentado ligarme y...que solo estuvieras tú en mi vida... Y por eso...me he venido aquí a....
      El la abrazó con fuerza y le pedía perdón, porque la estaba viendo sufrir y era incapaz de sufrir con ella después de haber oído de sus labios que le quería. Que sus miedos eran falsos. Todo lo demás no importaba.
      - Escúchame, amor, ahora vamos a empezar a vivir de verdad nuestra vida. Olvida el pasado, olvidalo todo. Cree en mí como yo creo en tí. No dejes que nada ni nadie nos haga daño.
      La tenía abrazada y le acariciaba el pelo, lo besaba y la tranquilizaba.
      - En los países de occidente creen que los días que coinciden en martes y trece dan mala suerte. - Musitó ella un rato después, calmada, dejándose acariciar.
      - ¿Y tú lo crees? 
      -Antes si, porque Kerem me dejó un martes y trece.  
      - ¿Y ahora no lo crees?
      Elle negó con la cabeza.
      - A ti te conocí un martes y trece.
      Miran buscó su boca y se la besó con toda su alma. Fuera, la incipiente luz del día se mezclaba con las de las farolas y el salón cada vez se veía con más nitidez. Estaba amaneciendo para ellos también.
      Empezaba el sábado, pero no era un sábado más. Ahora todo estaba claro y no había nada que ocultarse. Todo sería distinto.
      - Vaya, doctor bey, le noto diferente. ¿Será que la princesita chillona les ha dejado dormir?
      - Berat bey, haga el favor...sabemos la costumbre que hay aquí de poner motes. No nos gustaría que Meryem se quedara con ese.
      El alcalde sonrió complacido
      - No, no, ella es la niña del médico y nada más,- afirmó,- ¿adónde encamina los pasos?
      - Me han llamado para una urgencia, un golpe abierto, parece ser.
      - Vaya, vaya...espero que no sea grave.
      - En principio parece que no.
      - Últimamente trabaja mucho y ya no damos aquellos paseos tan instructivos que dábamos.
      - Tengo una hija que gasta mi tiempo a manos llenas. Todo lo que no sea estar con ella y con su madre me parece una pérdida de tiempo. Pero, si quiere,  después de que acabe con esta urgencia
y antes que vaya a medicar a Zeynep, puede venir a casa y nos "empujamos", como usted dice, una copa de coñac.
      - Pues no le diré que no...
      Quedaron en que se verían en la casa del médico. Miran siguió hacia la dirección que le habían dado en el aviso. En principio, no sabía de quién se trataba, pero cuando llegó reconoció al camarero del restaurante de la plaza, el que según Ekrin se había casado con la hija de alguien, ya no recordaba quien, que era más fea que un pie.
      El hombre estaba nervioso cuando le llevaba hasta su esposa, que era la accidentada. La encontró sujetándose una toalla contra la cabeza, que sangraba abundantemente. No consideró que fuera una herida importante, las brechas en el cuero cabelludo eran siempre muy escandalosas en sí, por la cantidad de vasos capilares que pasaban por allí. Si le preocupó más el cómo se la había hecho, y por la forma en que ella, que dicho fuera de paso no era tan fea como  la Otomana dijo, miraba a su marido, mucho se temía el médico que él tenía algo que ver.
      - ¿Cómo te lo has hecho? - Le preguntó cómo al descuido, si era un caso de maltrato doméstico, el camarero iba a aprender a hacerse pajas en la cárcel.
      - Pues verá...- empezó ella,- díselo tú, amor- le dijo al marido.
      El otro se tiñó de grana el rostro.
      - Yo he llegado a casa, que estado en los olivares toda la mañana, he entrado en el patio y ella estaba colgando la ropa, y se agachó a coger algo del suelo y yo... Esto quedará entre nosotros¿verdad doctor?
      - Depende de lo que sea... Siga.
      - Pues eso, que ella estaba ahi agachada y yo la he visto y me he acercado a darle un manotazo en el trasero, ya me entiende. Ella que no se lo esperaba ha salido despedida hacia adelante como una moto y ha parado en la pared. Ha dado con la cabeza...¡Un susto que me ha dado cuando la he visto sangrar...!
      - Es que es muy bruto...- ella sonreía coqueta.
      Se fijó en que ambos se miraban embobados y ocultó una sonrisa de diversión.¡Vaya par!...
      Volvió a su casa justo cuando Elif se iba con la niña a la pensión de la Otomana. Le invitó a ir con ellas y él le dijo que había quedado con el alcalde y por si le quedaban dudas, Berat Hamza apareció por la calle dirigiéndose allí.
      - Le veo contento.- dijo el alcalde una vez estuvieron solos en la casa y con una copa de coñac en la mano.
      -No puedo quejarme, las cosas van bien.
      - Y yo que me alegro. No sabe cuántas ganas tenía de mantener esta charla con usted. Pero me ha bastado verlos para saber que no hace falta decir nada. Me alegro mucho por los dos. 
      Miran nunca imaginó que acabaría así. Nunca se había enamorado antes, no se había planteado casarse y ahora se veía felizmente casado y con una hija, así, sin pensarlo.
      Su mayor empeño era que sus dos chicas fueran felices. A la pequeña ratita, por el momento era fácil contentarla; a su mujer...su mujer, sonaba tan hermoso usar esa palabra refiriéndose a Elif, intentaba darle toda la seguridad que pudiera necesitar.
     Y poco a poco lo iba consiguiendo...
Se dio cuenta aquella noche de noviembre. Ella veía la televisión, él leía una revista  médica que acababa de llegarle aquel día. Ella se levantó y apagó la televisión. 
      - Me voy a la cama.- Le dijo.
      El asintió distraído muy interesado en un artículo sobre la artrosis hipertrófica y los posibles tratamientos paliativos en sus primeras fases.
      - Tú...¿no vienes?
      Hubo algo en aquella pregunta que le hizo apartar su atención de la lectura.¿Le estaba invitando a acompañarla? Si vio una invitación en la mirada de ella. Cerró la revista y se levantó de un salto para seguirla con gran entusiasmo. Era la primera vez que ella tomaba la iniciativa y le resultaba estimulante.
      Se lanzó sobre ella apenas entraron en el dormitorio, pero Elif, coqueta, le apartó suave, pero firmemente. El aguardó paciente y tragó saliva cuando las manos femeninas comenzaron a desabrochar lentamente los botones de su blusa, dejando a la vista el sujetador. Se despojó de la prenda y siguió con el pantalón vaquero, bajándolo muy despacio y sacándolo por los pies junto con los calcetines. A continuación bajó los tirantes del sostén. Para entonces la temperatura de él había subido unos ochenta grados, sintiéndose cercano al punto de ebullición. Una vez liberada del sujetador fue hacia él y de un pequeño empujón le hizo caer sentado en la cama y se sentó a horcajadas sobre él.
      - Vaya,-musitó ardiente a su oído.- No es que necesites mucho para ponerte a tono...- Rio quedito pasando las manos por el pelo de él hasta sujetarle la cara para besarle en la boca intensa y profundamente. Él quiso tocarla, pero ella no le dejó, apartó sus manos y comenzó a desabotonar la camisa. El aguardó obediente, aunque sentía que en cualquier momento su corazón estallaría a causa de la velocidad que estaban alcanzando sus latidos.
      - Quédate quieto.- Le indicó ella.- Lo he leído en una novela que me ha dejado la hija del alcalde...
      ¡Joder con las lecturas de Defne Hamza, ahora entendía la sonrisa de bobo que tenía el hijo de Kavruk bey, Ahmet, desde que había vuelto de cumplir con el ejército! La misma que se le iba a quedar a él...
      Sonó el teléfono y por una vez deseó que fuera una operadora telefónica pretendiendo venderle un súper plan para el móvil. Pero no.
      - El pequeño Ömer, el hijo de Burku y Tarcan. Parece que está vomitando.
      Ella puso mala cara.
      - ¿Otra vez? Será otro cólico, el niño es muy movido y la madre permite que coma demasiadas chucherías para que la deje tranquila y luego a llamar al médico.- Se colocó el camisón y se metió en la cama. Sonrió maliciosa cuando le vio abrocharse la camisa.- Si quieres, te espero despierta...
      El asintió encantado y se fue. Ella volvió a coger la novela para repasar... las partes importantes.
       Volvió tres cuartos de hora más tarde. El diagnóstico de su mujer era acertado. El niño tenía un cólico, no podía hacerse más que darle a beber suero para mantenerlo hidratado y dieta  limpia... Volvería al día siguiente para ver cómo seguía.
      -¿Por donde íbamos?- Se sentó en la cama dispuesto continuar donde lo habían dejado.
      Elif sonrió y volvió a sentarse a horcajadas para volver a desabotonar la camisa. Le encantaba el cuerpo de su marido, adoraba acariciarle el pecho y sentirle excitado como en aquel momento lo sentía. 
      El teléfono volvió a sonar. Era el Cabo de la policía.
      -¿Por qué te llaman a ti? Hoy no estás de guardia. Tendrían que llamar al médico de Adatepe... Pero claro, ese tarda mucho en venir y saben que tú vas a acudir aunque no te toque. Pues pueden estar llamándote toda la noche si quieren.¡Vaya noche de viernes!
      El volvía a estar vestido.
      - ¿Me esperas un poco?
      - Te espero lo que haga falta.- sonrió amorosa.
      Con esa satisfacción se fue al cuartel de policía.
      - Disculpe que le hayamos llamado a usted, doctor bey, pero el médico de guardia tarda mucho desde Adatepe y no sabemos si habrá que trasladar a alguno al hospital de la ciudad.
      Una pelea entre dos borrachos. Resultado: Una brecha en la cabeza y dos dientes rotos para uno y una herida superficial de arma blanca en el brazo del otro. Un par de costuras y a dormirla en celdas separadas, aunque en aquel momento estaban de lo más cariñoso el uno con el otro pidiéndose perdón. 
      - Cuando despierten denles un analgésico para la resaca.
      - Muchas gracias doctor, es usted muy buena gente, yo le quiero mucho...- lloriqueó  uno de los detenidos.
      - Y yo también.- Dijo el otro.
      El Cabo sonreía divertido. 
      - Vamos a la celda, a ver si se os pasa el exceso de cariño...Muchas gracias, doctor. Y perdone de nuevo las molestias.
      - No se preocupe, cabo, para eso estamos.
      Llegando a su casa, oyó el reloj del ayuntamiento marcar las tres de la madrugada. Seguramente Elif ya estaba dormida...
      Se le encendieron los ojos y una amplia sonrisa se dibujó en su boca al verla despierta y a la espera...
      - Por si acaso,¿nos saltamos los preliminares?¿Algo rapidito y satisfactorio?
      El se había hecho ilusiones con lo de la novela, pero habría que dejarlo para otro momento,visto lo visto...
      Se dio prisa en quitarse la camisa y el pantalón para llegar junto a ella. La besó en la boca justo en el momento en que Meryem comenzó a llorar.
      No le extrañaba. Él estaba a punto de hacer lo mismo que su hija.
 
      
      

      

      
      
      

      
      


      
      
       

  












      
















Comentarios

  1. Jajajajaja tan real como la vida misma.... Jajajajjaa me encanta 😍😘😘😘😘

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  2. Me encanto como todos los demás
    Escribes muy bonito y siempre me quedo con ganas de mas (es por mi ansiedad 🤣) sigue así Rafa 😉

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    Respuestas
    1. El final fue lo más pero también me da un poco de pena Miran jajaja
      Aunque seguro ya lo recompensan 😉🤣 Rafa

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  3. Wooooowwwww me encanta, más real no podría ser... bella bellísima historia. Como me hace feliz 😃 gracias Loli 👏👏👏

    Lupita Campuzano

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  4. Buena esa, tanto esperar para ver volar las ilusiones. Gracias por el capítulo. 🇻🇪🇨🇴💞Neyda

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  5. Por fin, por fin sus barreras se han roto, se aman, lo saben y lo disfrutan.. me encanta como eres capaz de meternos en la historia. Ahora la pregunta es : nos vas a dar un poco de venganza con el hermanisimo y la arpia? Tan simple como enseñarles que es el amor, el matrimonio, la familia.. y si, la pasion aunk sea a "destiempo y con frustacion" por motivos laborales..jajajja

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  6. Ya lo lei de nuevo... es adictivo jajajs

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  7. Que buenoooo, Miran ahí fue un hombre, ha tenido agallas.. y al final tuvo su recompensa. En vez de quedarse en sus suposiciones. Tuvo valor, enfrentó esa conversación con Elif.. y que buen final. Jajaa pero coñeee que los dejen amarse locamente... Me flipan los toques de humor. Y me encanta la historia!!!!

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  8. Bienvenida a la vida real Miran😜 no es fàcil combinar paternidad, trabajo, amigos, pareja y tareas del hogar, pero como dice el dicho….QUERER ES PODER👏👏

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