BAŞKASININ HATASI



CAPİTULO 16


      Sabía que tarde o temprano tenía que llegar el momento, pero eso no quería decir que no le temiera. Al día siguiente iban a ir a Estambul, cumpliendo el justo deseo de los padres de él. Tenía miedo  a lo que podía suceder. Ella no era tan valiente como Miran. 

      - Estas muy callada,¿en qué piensas? ¿O tengo que pagarte un penique por tus pensamientos como en las películas americanas?

      Elif sonrió en la oscuridad del cuarto. Su marido era especialista en sacarle sonrisas cuando menos lo esperaba.

      - No tienes que pagarme por ellos,mis pensamientos son tuyos. ¿Y tú, en qué piensas?

      -Pues estoy aquí, meditando seriamente y como he notado que estás despierta, me he dicho: ¡Se lo voy a preguntar...!

      -Dime.- Dio media vuelta en la cama y apoyó su cabeza en el pecho desnudo de él. Notó aquel calor que emanaba de su cuerpo y la traspasaba, encendiéndola.

      - ¿La hija del alcalde no te ha prestado más novelas?... Pregunto por curiosidad,¿Eh?... No por interés en nada.

      Ella casi suelta una carcajada. Menos mal que se acordó de que Meryem podía despertarse.

      - Si, me ha prestado una de una venganza...

      - ¿Una venganza? 

      Ella volvió a ahogar su risa, su marido no parecía muy emocionado con el tema.

      - Te la cuento. El se llama Rick y ella Savanah... Es en...Oklahoma...

      - ¿Un western?

      ¿Un western? ¿Qué importaba? Se lo estaba inventando todo...

      -Si, el es un rico ganadero y ella la hija de un ranchero que murió pensando que él le había arruinado...

      - ¿Rick?...

      - Si, Rick...y ella decide vengarse y entra a trabajar en el rancho de él...

      - ¿De Rick?

      - Si de Rick.

      -¿Para qué?

      Su intención es que se enamore perdidamente de ella y se case y poder arruinarle. 

      - Qué lista... ¿Y como lo hace?

      - Una noche de luna llena se cuela en el cuarto de él.

      - ¿De...?

      - Si, de Rick, si,- se adelantó a él,- Se quita el camisón,- se quitó el camisón tirándolo a los pies de la cama,- y se mete en la cama con él, pegándose mucho para que sienta el calor de su cuerpo. Él al notarlo se despierta...

      - Y ahí empieza la venganza, en despertar al muchacho que al día siguiente se tiene que levantar temprano para ir con las vacas a pastar.

      - Eso es. Verás, ella le besó en el cuello y le mordisqueó en el lóbulo y paseó sus dedos por el pecho desnudo de él...

      - Pobre Rick...- Musitó,- qué persona tan cruel la manta...

      - Savanah. Si, mucho, mientras le besa, su mano empieza a bajar por el pétreo abdomen de él, buscando su...

      - Un momento, un momento...- detuvo la mano a medio camino.- ¿Y Rick que hace?

      -¿Qué sé yo? Que haga lo que pueda...Por lo pronto no hace más que preguntas tontas...

      - Ya...¡Pues ahora se va a enterar Savanah la de quién es Rick...!

     Ella soltó una risotada bajo las cobijas cuando él se giró y la historia se acabó en cuanto se hizo con su boca. Sus manos apartaban el pelo de la cara y se enredaban en él, para luego seguir su largura hasta llegar al pecho y llenar sus cuencos, acariciándolo, excitándola al simple contacto de su calidez. Abandonó su boca y ella dejó escapar un suspiro con su nombre.

      - Miran...

      - ¿No soy Rick?- musitó enterrando el rostro en el cuello de ella.

      - ¡Que le den a Rick!...- Exclamó buscando con urgencia la boca de él de nuevo, ansiosa por sentirla jugando en la suya. Tenía prisa. Había aprendido mucho de él. Sabía lo mucho que le gustaba que le besara el cuello, que le mordiera suave el lóbulo de la oreja y que le susurra que le amaba, bueno, esto último lo suponía, pero era a ella a quien le salía decírselo una y mil veces mientras la boca de él buscaba sus pezones y sus manos dibujaban su figura hasta llegar a las nalgas y presionarla contra sí como un primer alivio para su excitación. Rodó sobre su espalda y la colocó sobre el. Así tenía más dificultad para moverse y le daba el control a ella, ¡y vaya si sabía controlar! Clavaba los codos en la almohada y le besaba, y se alzaba para dejar que sus pechos se apoyaran en él mientras las manos de Miran abarcaban su trasero y la atraían hacia sí enloqueciendo con la explosión de sensaciones que les provocaba la simple fricción de sus cuerpos, más aún cuando ella se incorporaba solo lo suficiente para hundirlo en sí, honda, profundamente, con lentitud, dejándole sentir la suavidad lubricada de su interior mientras iniciaba un trote lento guiada por el ritmo que marcaban las manos de él en sus caderas hasta que se volvían a cambiar las tornas y él tomaba de nuevo  el control para el descontrol, para el arrebato de los sentidos, para la culminación de su juego de amor.

      Se quedaba vencido, rendido sobre ella, rodeado por ella, hundido aún en ella, sintiendo en su espalda las yemas acariciantes de sus dedos. Y un beso tierno de agradecimiento por tanto amor y otro por la total entrega y otro por la felicidad que embargaba a su pecho.

      Se apartó de ella, pero no rompió el contacto, su mano seguía traviesa acariciando aquí y allá solo por el gusto de sentir el tacto de su piel mientras su voz grave le susurraba a oído que la quería. Cuando eso ocurría todo lo que no estuviera dentro de aquel dormitorio, no existía.

      - Tengo miedo...- Se sinceró ella al fin.

      - No hay motivo para eso.- pasó su brazo bajo ella y la envolvió dejando que la cabeza de su mujer descansara en su pecho mientras él le acariciaba el pelo.

      -¿Y si se sabe todo?¿Qué pasará?

      - A ellos no les conviene que se sepa; de todas formas, deberíamos decírselo a mis padres antes de que se enteren por terceros...

      - Yo quiero mucho a tus padres...y temo que se aparten de nosotros.

      El también lo temía. Sobretodo por su padre, su madre, tarde o temprano, se haría a la idea; sea como fuere, Meryem era su nieta realmente. Pero su padre era más estricto en el control y cumplimiento de las normas sociales, él tenía una imagen pública y era  importante. 

       No quería que Elif sufriera más. No quería que los ojos azules de su hada volvieran a derramar más lágrimas si éstas no eran de felicidad. Ya había tenido demasiadas pérdidas en su vida.

      - Todo va a estar bien. No temas nada.     

      Al día siguiente, muy temprano Miran comenzó a cargar el coche. Ir con la niña era como mudarse de casa. Si...continuaban yendo a la mansión de forma habitual tendrían que tener otro equipo allí para no estar trasladándolo todo cada vez que fueran. En fin, si irían mucho en el futuro o no dependería de aquellos dos días, pensó preocupado.

      - Günaydın.( Buenos días) 

      Le sobresaltó la voz de la Otomana cuando sonó a su espalda. Aún no había amanecido.

      - Pero,¿qué hace aquí tan temprano, mujer?

      - He venido a despedirme de  vosotros.- Dijo con tristeza.

      - Despedirse. Pero si el lunes por la mañana estaremos de vuelta... Si no va a notar ni que no estamos.- Sonrió al fin con afecto.- Ande, suba a la casa que se va a enfriar. 

      Ekrin subió y él la siguió poco después. La encontró lamentándose mientras Elif la animaba.

      - Que no, que no nos vamos a mudar a Estambul ni a otra parte.

      - Eso lo decís ahora, pero luego iréis cada vez más y más y acabareis por quedaros allí. 

      Elif cruzó una mirada de ternura con su marido.

      - Mire, Eckin, no tenemos el menor pensamiento de establecernos allí, pero si vamos de visita de vez en cuando, usted se vendrá con nosotros para asegurarse de que volveremos. 

       -¿ Y yo qué voy a hacer en Estambul? Yo, con saber que volvéis, os espero aquí contenta.

      - Pues empiece a esperarnos ya, porque nos vamos.- Miró a su mujer,- Ve con la niña, que yo voy a cerrar la casa. 

      Poco después partían bajo la atenta mirada de Ekrin que les volvió a recordad que allí les esperaba.

      El viaje no era muy largo, la niña iba dormida, segura dentro del capazo de su cochecito, bien anclado al asiento trasero, lo que hacía que Elif se girara cada pocos minutos para comprobar que todo estaba bien.

      - Te va a salir tortícolis si sigues así. Va bien, no te preocupes.

      -Me da no sé qué que vaya sola. Para  un poco y me voy atrás con ella.

      Lo hizo, no por la seguridad de Meryem, si no por la tranquilidad de su madre. Elif estaba muy nerviosa con aquel viaje.

      Media hora más tarde entraban a la que fue capital del Imperio otomano.

      - Mira, ya estamos entrando a la ciudad y tú ahí atrás. Ahora empieza la avenida con sus semáforos, los atascos y  yo no voy a poder darte un achuchón cada vez que paremos.

      Ella apoyó los brazos en el respaldo del asiento de él. Sonreía.

      - ¿Por qué no haces como el resto de los conductores y te dedicas a sacarte el cerebro por la nariz con la ayuda del dedo índice?

      - Porque yo soy muy fino.¿No te apetece venir a mi lado? Si ahí tienes que estar incómoda. Mira llegamos al primer semáforo en rojo... Uno perdido.

      Ella soltó una carcajada ante la finjída desolación de él y se apresuró a salir de coche y sentarse delante junto a su marido, que lo primero que hizo fue ponerle la mano en el muslo. 

      -¿Lo ves? Ahí la mano se asienta mejor que en la palanca de cambios. Los dos estamos más contentos... Vamos a hacer planes. Esta tarde tu suegra querrá ir con vosotras a Nişantaşı, me da igual lo que te compres, todo lo que te guste, pero quiero un vestido para ir a bailar esta noche y un camisón sexy...

      -De acuerdo. El vestido¿cómo, de qué color?¿Escotado? ¿Ajustado?

      - Todo eso.

      - No sé, no tienes mucho, pero con el escote grande se te van a ver los pelos del pecho y ajustado...tienes un tipazo, te advierto, a mí me encantas, pero igual marcas lo que no debes...

      - ¿Te estás divirtiendo mucho, verdad? No te hagas la tonta, sabes que es para mí, pero te lo pondrás tu, así que no seas mala y no me quieras ver con encajes. Todavía no tenemos suficiente confianza para eso.

      Ella volvió a reír. Le encantaba oír su risa y ver el brillo de sus preciosos ojos mirándole a él y tocarla y olerla y hacerle el amor y fregar platos, ¿Que importaba? Cualquier cosa que hicieran juntos era perfecta, empezando por Meryem.

      Llegaron a la mansión de los Karakaya y comenzó a notarla tensa. Ella solo había estado allí una vez y no pasó del recibidor. Podía recordar aquella noche con tanta nitidez que era como volver a vivirla; empapada, con el paraguas roto y avergonzada porque estaba goteando agua a la alfombra. Y Miran, tan guapo con aquel esmoquin negro diciéndole que...

      Parpadeo para volver al presente cuando su suegra salió casi corriendo a recibirles y la abrazó con tanta fuerza que se le olvidó todo lo que no fuera aquellas muestras de cariño hacia ella y sobre todo hacia la niña, a la que cogió en brazos y le dió algo así como quince besos del tirón.

      - Ay, es que me la comería. No me canso de besarla y quiero siempre más.

      Entonces llegó el abuelo y ya fue el remate. Ellos los dejaron juntos y se dedicaron a instalarse en la habitación de soltero de Miran, que ya  no se parecía en nada a la habitación de soltero porque habían pintado las paredes de color crema cálido, la cama era más grande y el edredón menos colorido. Además de la cuna habían puesto un cambiador en cuyas baldas había muñecos de peluche. Todo estaba precioso y bien organizado.

      En la mansión de los Karakaya todos, desde los señores hasta el último empleado, y había muchos, se volcaron en hacerla sentirse bien recibida. Por supuesto la niña era la gran estrella de  la casa. Hacía muchos años que no había niños por allí y todos estaban ilusionados con tener una que pronto los llevaría a todos de cabeza.

      Fue después de comer, mientras Elif subía a la habitación a ver a Meryem, cuando Miran decidió hablar con sus padres para contarles todo lo relativo a su esposa, su matrimonio y su hija.

      - Papá, mamá, tengo que deciros algo.

     - ¡Ay¡¿No puede ser a la noche? Es que ya sabes las ganas que tengo de ir de compras con mi nuera y mi nieta. Ya he pedido el coche y tengo que arreglarme un poco todavía...

      Se tuvo que conformar. El también quería hacer una compra muy especial para Elif, aunque le hubiera gustado dejar los puntos claros antes de irse. No pudo ser.

      Mientras su madre, su mujer y su hija se iban con el chófer a Nişantaşı, él se fue al Gran bazar. Conocía un par de buenas joyerías donde encontrar lo que buscaba. Y lo encontró sin dificultad.

      Ella también encontró lo que buscaba, cuando Miran regresó dispuesto a prepararse para la cena, se la encontró peinada y maquillada.

      -¡Wow Wow!¿Quién es usted, señorita?¿Donde está mi Elif?

      Ella rio.

      - Aunque no lo creas, aquí debajo. En cuanto le he dicho a tu madre que íbamos a salir tú y yo si ellos aceptaban quedarse con Meryem, ha insistido en que debía ir a la peluquería  y  lo que ves es lo que han dejado de mi- Se dio la vuelta para que viera el precioso recogido de su pelo y el maquillaje.

      - Sin menospreciar a la mía, está Elif está también estupenda. El pelo recogido no sé...- dudó- pero voy a tener uno de los mayores placeres soltándolo. ¿Y el vestido?

      Ella sacó una percha de la que colgaba un vestido de terciopelo azul oscuro, con el escote de barco por delante, la espalda descubierta por detrás, cruzada con dos cintas, y la falda recta. 

      Empezaron a vestirse ambos antes de que la hora de la cena se les echara encima. El se puso un traje gris oscuro, casi negro, con una camisa blanca y sin corbata. Ella el vestido y unos stiletos de finísimo tacón. 

      - Preciosa. - La miró arrobado, haciendo que ella se sonrojara ante la fija observación de su marido.

      - ¿Te gusta?

      - Tu sabes que si.- Susurró. - Y ahora mi regalo. 

      - ¿Un regalo?- ella cogió la cajita que le entregaba.-¿Por qué?

      -El regalo que no te hice cuando nos prometimos.- La vio abrir enormes los ojos al contemplar el contenido de la caja.- Compré las alianzas, pero no te di anillo de compromiso. ¿Me permites?

      Lo sacó de la caja y cogiéndole la mano, se lo puso en el dedo anular izquierdo.

      - Pero este...

      - Espera, -le dio otra caja más grande y plana.- El regalo que no te di en nuestra boda...

       En aquella segunda caja había una gargantilla de oro blanco, al igual que la sortija, y un colgante con un zafiro con halo de brillantes, como el anillo. Ella había enmudecido hecho que aprovechó él para ponerle la joya.

      - Y este,- sacó una tercera caja,- por el nacimiento de mi hija.

      - Te has vuelto loco, Miran... Esto es un dineral...

      - Piensa que cuando seamos viejos, le contaremos a nuestros nietos que estos son los primeros regalos que te hice. 

      Elif se colocó los pendientes a juego con lo demás.

      - Es bellísimo.- dijo mirando el conjunto luciendo en ella.

      - Tú eres bellísima, esto no es más que un adorno.- La besó en la base del cuello, uno de los muchos puntos de su cuerpo que a él le encantaba besar.-¿Nos vamos a cenar?

      Bajaron las escaleras cogidos de la mano. Y fue una suerte, porque Elif podía haberse caido cuando vio que abajo, en el salón, estaban Kerem y su esposa. Las fuerzas la abandonaron, toda ella empezó a temblar como gelatina.

      - Tu lo sabías.- Musitó. No fue una pregunta, fue una afirmación.

      -No, pero mentiría si te dijera que no lo esperaba.- Respondió de igual modo a su esposa.- Piensa que ellos están aquí por obligación. No te preocupes demasiado. Mis padres les habrán forzado a venir para conocer a la niña y saludarnos a nosotros. Mañana lo aclararemos todo con ellos, ya que esta tarde no ha sido posible.

      - No voy a poder... Yo...me quiero ir a casa, por favor inventa algo y vámonos.

      -No. Elif... Mírame. Mírame Elif...

      Ella alzó su mirada angustiada hacia él. No te avergüences de nada. Si te crees culpable parecerás culpable y no lo eres. Te quiero. No lo olvides, vida mía. 

      - Pero si tus padres....

      - Yo estoy contigo, eres mi mujer, pase lo que pase.

      - No quiero que pierdas a tus padres por mi...

      - No sigas por ahí o acabarás por llorar. Vamos se fuerte. No hay porqué ocultar ni mentir. 

      Llegaron junto a ellos. Hiranur tenía a Meryem en los brazos y con ellas estaba Yusuf, atento como su esposa a lo que sucedía entre las dos parejas. Observaron un saludo frío, pero ¿qué se iba a esperar por parte de Miran y Elif tras el comportamiento descastado de los otros dos?

      - Miran,¿no presentas a tu esposa?

      - Ellos ya se conocían, mamá. Elif les conoce a los dos.

      - ¿Es cierto? Nunca habéis dicho nada.- Dijo Yusuf.

      - No habrá salido la conversación...

      - Yo solo he visto a Zehra en una ocasión. - Dijo Elif notando sobre si la mirada de Kerem. 

      No quería ni mirarle. Realmente era un pobre hombre y lamentaba desde lo más profundo de su ser el haberle conocido, el haber creído que lo quería, era un error que la iba a acompañar toda su vida. Se sentía mal. Ni siquiera la presencia de Miran y de su hija podía aliviar la carga de su culpa. Miran era bueno, no se merecía una mujer que le hiciera pasar aquel mal rato. Tener que estar con su esposa y con el hombre que la tuvo antes que él. 

      Le era muy difícil mantenerse serena, sobretodo en el momento en que descubrió a Kerem mirándola con lascivia de arriba a abajo. Se apresuró a ir hacia su marido y ocultarse tras él de la mirada infame del otro. Por otra parte, Zehra, la señora de Kerem, bebía una copa de vino blanco tras otra, al parecer beber vino blanco era lo más "in" y si era español, lo más de lo más.

      Se sentaron a cenar. Los padres intentaban sacar alguna conversación que acercara las posturas de las parejas, de tal manera que la relación se volviera más fluida, como de familia que eran, pero solo recibían frases corteses y monosílabos.

      Llegó la sirvienta con una fuente de  cordero a la brasa con guarnición de verduras. Elif apenas había cenado y rechazó el cordero con una sonrisa.

      - Apenas ha comido, coja un poco, está muy bueno.- Ella volvió a negar en silencio agradeciendo el ofrecimiento de la joven, que insistió.- Anímese, señora...

      La voz de Zehra se dejó oír un tanto vacilante y vacilona.

      - A cualquiera se le llama señora hoy en día.

      Miran hizo ademán de responder, pero le detuvo la mano de su padre y la voz de su hermano.

      -¡Zehra!... 

      - Zehra, come un poco más, tú tampoco comes nada...deja la copa y come, cariño.- Fue la suave voz de Hiranur la que calmó los ánimos. 

      La niña comenzó a gemir en el coche de paseo y Elif fue a cogerla en brazos. Le puso el chupete, pero Meryem lo escupió, así que ella se sentó a la mesa con la bebé en su regazo.

      - Es... Una niña muy hermosa.- Dijo Kerem sin apenas mirarla.

      -¡Claro que sí, lleva la sangre de los Karalayan!- Zehra soltó un amago de risa que se quedó en una ridícula pedorreta.

      - ¡Zehra, te estás pasando de bebida! Cuida tu comportamiento, seguro que más tarde lo lamentarías. 

      - Quizá sería mejor que nos fuéramos a casa.- Intervino Kerem. 

      En ese momento Meryem rompió a llorar con fuerza y su nerviosa madre no conseguía callarla.

      - Dámela,- se la pidió Miran. 

      - Ve con papá mi amor...

      - Trae, trae a mi niña linda que quiere estar con papá

      -¡¡Ja...!!

      - ¡Bueno basta ya!- Yusuf dio un golpe en la mesa.- Zehra estás bebida e intentamos ser pacientes, pero parece que no te das por aludida. Haz el favor de comportarte.

      - Es que no me puede hacer gracia que...

      - Zehra cállate.- Ordenó Kerem. 

      - Es que es muy gracioso que tu hermano diga que es el papá de la niña linda... 

      -¡Zehra, başta de una vez!

      - Ah, Yusuf baba, si quieres que me calle , me callo, pero Miran no es el padre de esa niña...

       -¿Pretendes insinuar que esa criatura no es mi nieta?

      Su marido intentaba hacerla callar, pero parecía que no había fuerza en el mundo para conseguir su silencio.

      - Oh, no. Esa niña es su nieta, solo que no es hija de Miran.- Se volvió a su esposo.- ¿Verdad cariño? Ella fue tu querida y ahora tienes otra pero no te creas que te la voy a dejar pasar como a ésta. O la dejas o se acabó, estoy harta de ser el hazmerreír...

      - ¡¿ Qué es esto?!¡¿Qué está pasando?!

      Elif no pudo soportarlo más. Se levantó y huyó de allí llorando. Miran dejó a la niña en los brazos de su madre para correr tras su mujer.

      -¡Elif!

      Consiguió alcanzarla antes de que saliera del comedor la abrazó por la espalda sujetándola con firmeza, neutralizando sus intentos de liberarse.

      - Suéltame...Suéltame- lloraba y se debatía entre sus brazos.- Tu sabías que esto iba a pasar y me has obligado a venir... Déjame... Déjame...

      - No, no mi vida, mi amor...- El apoyó la frente en el pelo recogido de ella.- Tu sabes que yo no quería esto. Yo nunca querría verte sufrir... Por favor... Elif...

       Ella se giró hacia él y aún así no la soltó. Un caudal de lágrimas corría por su hermoso rostro y cada una de ellas le dolía a el.

      -Dejame, Miran...- Suplicó casi sin fuerzas para seguir debatiéndose entre sus fuertes brazos.- ¡Yo...no sé que daría por qué tu primer recuerdo de mi no fuera el de una mujer empapada en ese recibidor...No sé que daría por... No haberle conocido a él, por no haberle dejado que...

      - ¿De qué hablas?¿Que mujer empapada?¿Qué recibidor? ¿Es que ya no te acuerdas? Porque yo me acuerdo perfectamente. Era mayo y lucía un sol radiante en el cielo  azul. Yo había quedado con unos amigos cerca de la torre Gálata, y al pasar por la cafetería de Rıfat bey, te vi. 

      -No, no, no...

      - Si, óyeme, tu estabas sentada en una mesa junto al ventanal, con un vestido blanco con florecitas rojas...- Ella seguía llorando y negando, mientras intentaba soltarse sin conseguirlo.- Si, te vi y dije: "¡Vaya!" Me hubiera gustado decir algo más inteligente pero fue lo único que me salió. Me olvidé de mis amigos y entré. Te estuve observando desde la barra mientras pensaba como abordarte. Por fin me decidí a improvisar porque pensé que cualquiera podía adelantarse y es que estabas tan preciosa con aquel vestido y tu pelo suelto y tomando tu té mientras leías un libro que estaba convencido de que todos estaban tan locos por tí como yo.

      - Miran...

      - Shssss. Me acerqué y te pregunté: "Perdona, ¿que estás leyendo"? Y tú me miraste y creo que me calaste enseguida, porque no me hiciste el menor caso. Yo me di cuenta de que ibas a ser dura de pelar y entonces insistí y te pregunté si no te acordabas de mi. Y tu volviste a mirarme y esos ojos azules que tienes me pararon el corazón. Dijiste que no y yo te dije" eso no es muy amable de tu parte" y tú definitivamente pasaste de mi.  Yo te dije que habíamos estado en el mismo colegio, que tú ibas con las chicas y yo con los chicos y que era primo de tu compañera, la que llamabais "la gorda" Suerte que en todas partes hay uno o una a quien apodan el gordo o la gorda.

      Todo parecía estar suspendido en el aire, hasta Meryem había dejado de llorar oyendo aquellas aceleradas explicaciones de su padre.

      - Volviste a mirarme, pero esta vez intentabas recordarme, - sonrió,- pero no te acordabas aún así me preguntaste por mi prima... Y te dije que estaba muy bien que había adelgazado veinte kilos y se había casado con un funcionario...Me dijiste que le diera recuerdos tuyos y te levantaste para irte. Yo te seguí y te pregunté de quién le decía que eran los recuerdos y tú dijiste " de Elif" Y yo pensé que mi futura mujer se llamaba Elif.... Y seguí a tu lado y te pregunté si querías que quedáramos algún día y dijiste que no, y te dije que podíamos ir al cine y tú me dijiste que no y te pregunté si podía acompañarte y dijiste que no... Pero yo seguía a tu lado y ya te iba sacando una sonrisa como ahora.

      Cierto ella lloraba y sonreía a la vez. Mirando al hombre más loco y más maravilloso del mundo, al que ella amaba con desesperación, porque no sabría quererle de otra manera.

      Lo que sigo sin recordar es el título del libro... Era algo de... amoríos, de dos pánfilos ...No sé, ¿cuál era? Tú te tienes que acordar...

      - Era... Era...- La voz de Elif sonaba temblorosa.- Romeo y Julieta...

      - ¡Eso es!¿Ves como tú también te acuerdas de aquel día?..

      - ¡Ah, ya sé! Yo también me acuerdo... Viniste diciendo que habías conocido a la chica con la que te ibas a casar...- Se acercó Hiranur con la niña en los brazos. - A mí me extrañó, porque como él ha sido siempre tan formal... Que viniera de pronto tan loco...¿Te acuerdas, Yusuf?

     -¿Que si me acuerdo? Decía que se iba a casar con aquella chica y sólo sabía su nombre, no sabía nada más...- Gruñó como solía hacerlo cuando discutía.

      -No me hacía falta saber más. Sabía que la encontraría. Y te encontré. Y nos casamos y tenemos una niña preciosa que tiene tus ojos y tú dulzura y mi perseverancia... Y la llamamos Meryem, como a tu madre.

      - Bueno a la siguiente le ponéis Hiranur y yo me quedaré tranquila...

      - ¿Que dirá Ekrin, mamá?

      - La tercera... y el cuarto Yusuf..

      -Si, mujer, y luego que sigan  con la plantilla del Galatasaray...

      - ¡Pero¿ que es esto?! ¿Estáis todos locos o que?- Gritó Zehra tambaleándose.

      Kerem la cogió por el brazo y ella se zafó. 

      - Yo puedo ir sola. 

      Kerem suspiró. Era la que él había elegido, o la eligió su ambición. Viendo a su hermano y a...su cuñada pensó que quizá merecía la pena un esfuerzo para ser feliz. 

      - Nos vamos.- Anunció, aunque pareció que a nadie le importaba. - Papá, ¿Queréis hablar o...decir algo?

      Yusuf lanzó una mirada fría a su hijo mayor.

       - Mañana. Por ahora... Sólo cerrad la puerta...desde fuera.

      Kerem asintió y salió con su esposa.




       

      


      

      

      

     

      

       

      


      

       

      


      

     



      



      





















Comentarios

  1. Es increíble como todos los demás 👏🏽👏🏽 siempre me quedo con ganas de más 🤪😜
    Me alegro que se descubra la verdad pero no quiero que se acabe 🥺 😅
    De verdad eres muy buena 👏🏽👏🏽 sigue así 💪🏽💪🏽

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  2. Ufffffffff, a los demás que les pase lo que quieran, pero a Miran, Elif y Meryem que nos les toke nadie.... 🥰🥰🥰

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  3. Que maravilla de Capítulo... Chapó.. soy Fan de Miran.....y de sus padres ahora. Como ayudan a Miran a inventar el como se conocieron porque para ellos Elif ya es parte de su vida y prefieren que ella se quede con ese recuerdo y no con lo que pasó.. Loli.. eres lo más. Que bonito. Que bien si las cosas pudiesen sea así.. 😍👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏

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  4. Querida Loli ya no me quedan palabras para elogiar tu talento... cómo lo haces?... lo sé, es talento, es vocación, es amor, es inmortalidad... es una bendición. Doy gracias a Dios por conocerte a través de tu escritura. Un abrazo. 🥰

    Lupita Campuzano

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  5. Que mejor venganza que simplemente enseññar lo que has perdido y no tendras? Que tuvo en su manos el nirvana del amor y lo desprecio? Y si, reconozco que me han sorprendido, para bien, los padres. Cada dia te superas.. tus historias son adictivas y aunque siempre quiero mas, tambien se que estamos llegando al final.

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  6. Bien hecho! Con su mujer y su hija no se mete nadie. 🥰

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