BAŞKASININ HATASI


 CAPITULO 10


      No fueron de viaje de novios. A quienes preguntaron les dijeron que ya lo harían en algún momento más adecuado, que tenían mucho tiempo para hacerlo. Lo que no mencionaron fue la necesidad de adaptarse a la vida en común. No era lo mismo pasar un par de horas juntos mientras el desayunaba y comía que estar separados solo mientras trabajaba por la mañana en la consulta y cuando hacía las visitas a domicilio... No era lo mismo moverse por la casa libremente y desnudo cuando se levantaba de la cama que acostumbrarse a ponerse el pantalón del pijama...por lo que pudiera suceder...Pero lo que más le molestaba era levantarse por las mañanas y encontrar el cuarto de baño ocupado. A cambio, eso sí, había café recién hecho en la cocina y se lo tomaba tranquilamente mientras esperaba. Era un tiempo de tranquilidad y meditación que empezaba a gustarle; eso y el olor a lavanda que había en el baño cuando ella salía.
      También le gustaba comer acompañado y oírla soltar algún taco muy cursi cuando se le caía de la cuchara algún goterón de sopa o de yogur y se manchaba la ropa siempre en la misma zona.
     - ¡Ya cayó...y en la tripa!
      - Es la zona que más sobresale.- Bromeaba él.
      -A mí no me hace gracia...- le miraba muy seria...y después se arrepentía de ser seca y suavizaba el tono de voz para comentar que la niña no paraba de moverse y no había dormido bien.
      Miran la entendía, cada día estaba más grande, además estaban acabando junio y hacía calor lo que agravaba su incomodidad, se empezaba a sentir torpe, los pies y las manos se le hinchaban y comenzaba a impacientarse por que quería tener a la niña en sus brazos y acabar con aquello de una vez.
      Por suerte la Otomana solía llegar todos los días y juntas iban al mercado. Aquella mujer tan áspera sabía sin embargo ser dulce y suave como miel con Elif y entre que la hacía reír y le calmaba los arrebatos, la futura madre se sentía muy a gusto con ella, además se enteraba de todos los chismes del pueblo y aunque no era su natural difundirlos, si solía comentarlos con su esposo durante la comida.
      - ¿Qué ha pasado hoy con Defne, la gemela?- preguntó a Miran un día de principios de julio mientras comían.
      El no decía nada, no hablaba de los pacientes ni de sus dolencias, aunque era el único en el pueblo.
      - Dicen que ha salido con los ojos rasos de haber llorado porque tú te has peleado con ella...
      - ¿Peleado?
      - Bueno, que la has regañado porque en vez de una pomada que le diste para un sarpullido que le salió en la cara, ella se ha untado pasta de dientes.
      El la miró de soslayo.
      - ¿Quién ha dicho eso?
      - A mí me lo ha dicho Ecrin, que se lo ha dicho la barbera, a ella se lo ha dicho la mujer del ferretero y a la ferretera se lo ha dicho la hermana del farmacéutico que se lo han dicho la propia Defne y su hermana cuando han ido a por la receta nueva. Tu puedes guardar todo el secreto profesional que quieras, pero aquí se sabe todo. 
      Si la Resistencia francesa en la Segunda Guerra Mundial hubiera contado con un equipo de comunicación de aquel calibre, la guerra habría acabado mucho antes.
      - En realidad mi enfado no ha sido por eso. - Confesó.- Lo que realmente me ha molestado es que se ha estado untando la pasta de dientes abrasiva, mañana y noche, ¡durante siete días! Tiene la piel abrasada, le ha tenido que doler muchísimo y no ha venido a decirlo. 
      - ¿Como se puede confundir un tubo de dentífrico con una pomada?
      - Muy fácil, no saben leer.- Suspiró apesadumbrado. - En fin, si es cierto que me he enfadado, pero no por la confusión. Dentro de un rato iré a verla a ver si la pomada nueva le ha calmado algo el dolor.
      Elif había estado distraída mordisqueando un trozo de pan.
      - No me imagino lo que tiene que ser no saber leer. Es algo tan natural en el crecimiento de un niño.
      - No todos los niños crecen igual, Elif, deberías saberlo. - La miró con la burla brillando en sus ojos. - De nosotros dos, se supone que la pobre eres tú.
      - ¡Jajaja qué gracioso...!- Se quejó ella comenzando a recoger los platos vacíos de la mesa,- ¿Puedo ir contigo? Me gustaría hacerle una visita.
      - Desde luego.
      Una hora después caminaba detrás de él jadeando bajó un sol de justicia.
      -¡Dichoso pueblo lleno de cuestas!... Va a acabar conmigo.- Se detuvo un instante a tomar aliento, apoyó una mano en las lumbares y la otra en la tripa.
      Miran la vio pararse y volvió unos pasos atrás ofreciéndole el brazo. Ella lo aceptó de buen grado y dejó que tirara de ella facilitándole el avance.
      - ¿Que llevas es esa bolsa? Dámela que la lleve yo.
      - Es un poco de fruta.
      A él le gustó el detalle de ella hacía las hermanas. Se estaba integrando muy bien en el pueblo al estar más tranquila. Le parecía a él que se iba adaptando a su nueva vida e iba dejando el pasado en el olvido. Esa idea le animó. 
      Fueron recibidos con toda suerte de atenciones y agradecimientos por el obsequio por parte de las gemelas. Una  de ellas, Defne, tenía la cara brillante a causa de la gruesa capa de pomada que se había untado por orden del médico.
      - Me duele todavía,- comentó la mujer a su visita,- pero ahora es más soportable
y luego usted, que con lo buena persona que es, se ha enfadado conmigo.
      - Me he enfadado con razón, Defne, si le dolía,¿ cómo ha esperado tanto para volver a la consulta,mujer?
      - Es que yo estaba convencida que eso era lo que usted me había mandado...
      - Es verdad, doctor, ella decía que tendría que ser así lo que le estaba pasando porque usted no le iba a mandar algo que no le sentara bien. Y seguía y aguantaba, dándose lo mismo, sin que notáramos que en la bolsa de la compra se habían mezclado y no sabíamos cual era cual..- İntervino la otra gemela, Beril.- Como no sabemos leer...nos guiamos por los colores o cualquier otro indicio, el tapón, o como se abre la solapa de la caja...
      -¿Cómo puede ser que no fueran a la escuela? Aquí hay muchas personas de su edad que se defienden muy bien.
      - Si, pero no eran hijos de nuestro padre. El quería hijos y tuvo hijas y perdió a la mujer en el parto  había que sacar una casa adelante, vivíamos de las aceitunas y desde muy chicas íbamos al campo. El necesitaba ayuda y no podía pagarla, así que ahí estábamos nosotras. Y así pasaron los años, mi hermana se casó, mi padre murió y después Mesut...la vida le hizo esa gracia mi Defne, porque el canalla estaba hecho de la piel del diablo. En fin, no les voy a engañar, desde que nos quedamos solas nos quedamos muy tranquilas. Tenemos ¿Cuantos años tenemos? - le preguntó a su gemela.
      - Sesenta y siete - dijo Defne muy orgullosa de saberlo.
      - Si queréis aprender a leer yo puedo enseñaros.
      - Si, - Miran intervino apoyándola en su idea,- Elif es maestra, solo que lo ha dejado para venirse conmigo.
      Las hermanas se miraba divertidas.
      - Pero ya es muy tarde...Somos ya viejas...
      -¿Qué otra cosa tenéis que hacer durante el día? - Insistió Elif yendo a coger una revista abierta que había sobre una silla.- ¿Sabéis quién es esta?
      - Esa es la de las novelas, la Tuba, me gustan mucho todas las novelas que ha hecho.
      - ¿Y qué dice aquí que le pasa a Tuba?
      -No se. A nosotras nos gustan las revistas y miramos las estampas. ¿Que dice?
      Elif leyó en voz alta la noticia.
      - Parece magia, ¿verdad? Que digan tantas cosas solo dibujando esos círculos y esas formas y esos ganchitos... 
      - Pues vosotras, si queréis y le ponéis empeño, podéis aprender a descifrarlo como cualquier otro.
      Las gemelas volvían a mirarse como un recurso de apoyo, como si se asegurarán que pensaban y sentían lo mismo.
      - Nosotras no somos más tontas que los otros... - Dijo Beril.- Y si ellos aprendieron...
      - Pero eran niños.
      - Eso da igual.- Insistió Elif.
      - Y es verdad que no tenemos nada que hacer... Más que ver la tele y nos daría tiempo también...
      - Vamos a hacer una cosa,- dijo Miran viendo que aquello se estaba alargando de forma innecesaria. - Nosotros nos vamos, ustedes lo hablan y cuando decidan lo que sea, se lo dicen a Elif.
      Todos de acuerdo. Sólo quedaba irse.
      -Miran bey, ¿antes de irse me puede usted mirar la tensión? Esta mañana se lo iba a pedir pero como se puso tan enfadado...
      Y Miran sacó el tensiómetro de su maletín y lo hizo. Viendo a la otra también con ganas, también se ofreció a tomársela. 
      Al salir el volvió a ofrecerle el brazo.
      -Te acompaño a casa, tengo tres visitas que hacer.
      - ¿Puedo ir contigo? No tengo ganas de ir a casa. Me puedo quedar esperándote sentada en la sombra y cuando acabes podemos ir a la tetería a tomar un vaso de ayran, que allí lo hacen muy bueno.
      Miran asintió satisfecho más que con la idea, con la actitud de ella. Retomaron la marcha.
      - Últimamente tomas mucho ayran. Te gusta mucho.
      -¿Es malo?
      - No, no, yogurt, agua y limón es muy bueno y ahora en verano, fresco, salvo el agua no hay mejor bebida.
      - Me gusta, pero es que ahora me entusiasma, yo creo que es cosa de Meryem.
      -¿Meryem?
      Ella le miró azorada.
      - He pensado en ponerle a la niña el nombre de mi madre... No sé qué te parecerá...
      - Muy bonito. Y seguro que ella va a ser tan bonita como su nombre.
      Ella volvió a sonreír complacida.
      Me conformo con que esté sana y entera, con sus veinte deditos...
      La miraba sonriendo. Estaba tan guapa con aquel vestido fino de florecitas rojas en fondo blanco, con el pelo recogido en un moño que le dejaba al aire la nuca... Aquella nuca que parecía estar convirtiéndose en una fijación para él, porque era lo que veía en primer lugar cuando entraba a la cocina; ella con el pelo recogido, preparando la comida o la cena con la cabeza inclinada hacia adelante y su cuello libre...y pensaba el acariciar aquella piel con sus labios.  Un simple beso de saludo. Eso...y aspirar en su pelo el mismo aroma a lavanda que dejaba al salir del baño cada mañana.
      Le acompañó y nadie permitió que esperase fueras la sombra. Al contrario, era recibida con mucho afecto. Así conoció a la gente del pueblo desde otro aspecto, el de pacientes de Miran. Verle trabajar era algo hipnótico. Sus manos firmes, seguras, su disposición a ayudar, su manera de dar información respondiendo a las inquietudes de sus pacientes y familiares y, a veces incluso, sin que le preguntaran, sobretodo si había algo positivo o esperanzador que decir.
      -¿Aquel pedrusco en lo alto de la montaña es lo que llaman el Altar de Zeus?- Señaló una roca enorme.
      -Si. Las vistas desde allí son espectaculares, se ven todos los alrededores y el golfo de Edremit y las islas de Ayvalık y Lesbos. En realidad no es una piedra si no una cámara de piedra desde donde, según la Ilíada de Homero, Zeus contempló la guerra de Troya. 
      - Queda muy típico para los turistas, porque si tenemos en cuenta que hay quien asegura que Homero no existió y que La Ilíada y la Odisea pudieron ser escritos por una sociedad de poetas llamados los homéridas ... Además toda historia que mezcle a Dioses con humanos...- sonrió al recordar algo.- La otomana dice que Zeus era un putero...
      Miran rio. Aquella Ecrin no tenía remedio...por suerte.
      Al día siguiente al volver a casa se encontró a Elif contenta, le pareció que hasta canturreaba algo. Al verle le recibió gustosa.
      - Lávate las manos, la comida ya está en la mesa.- Dijo y añadió: - Han venido las gemelas y dicen que quieren que las enseñe a leer, ¿no es bonito? Pero es que han venido con una amiga y su marido, yo no les conozco, pero se llaman Ender y Dilara, y también quieren aprender. 
      Le seguía mientras iba al baño.
      -He pensado, no sé qué opinas, que mañana cuando acabes la consulta podríamos bajar a Küçükkuyu y comprar en una librería unas cartillas y lápices y cuadernos, y luego podríamos comer allí pescado en un restaurante de la playa al que fui con tu madre y Ecrin cuando estuvimos comprando el vestido de novia. 
     - Bueno, parece que ya lo tienes todo pensado...
      - No, digo...si te parece bien.
      - Claro que sí.
      - Entonces podremos empezar las clases el lunes...- Meditó en voz alta, haciendo cálculos para sí misma. De forma inconsciente se acariciaba la barriga, como si estuviera acariciando a su hija.-¡ Hala patadón!- Exclamó - ¡Qué bruta es!... ¿Tú estás seguro de que es una niña? ¿No le habrá salido pilila después?
      - Es Meryem, seguro.- Afirmó divertido.- Lo confirman las ecografías.
      - Es que, mira...- Le cogió la mano y la puso en su vientre en el momento en que la niña daba otra fuerte patada.
       Miran se quedó sin aliento. Era la primera vez que ella compartía con él algo de su hija. El siempre la había acompañado al médico, se había implicado con ella, pero Elif siempre actuaba de forma independiente, tanto para lo bueno como para lo malo. Nunca se quejaba de nada, como si no quisiera molestar. El lo notaba en ciertos gestos de ella, pero no porque dijera estar molesta.
      -Es que tiene hambre. -Comentó con normalidad.
      -¿Es eso? Pues habrá que darle de comer. Anda, vamos, que he hecho berenjenas rellenas y están para chuparse los dedos...
      Unos días después, el martes por la tarde cuando iba en dirección a casa Miran se encontró con las gemelas Defne y Beril.
      -Doctor venimos de su casa, de dar otra clase.- Dijo Defne muy sonriente. La piel de su cara estaba bastante mejor aunque todavía se notaban los efectos del abrasivo.
      - Si, Elif nos ha enseñado que las letras son signos que unidos forman palabras y las palabras forman frases y que hay dos tipos de letras, vocales y consecuentes.
      - Vocales y consenientes .- Rectificó a Beril su hermana.
       -Vocales y consonantes.- Las rectificó él a ambas.
      -Eso, eso, vocales y consonantes. Mira como el doctor lo sabe ¿Eh?
      - Pues claro, boba, ¿Elif nos lo está enseñando a nosotras y no se lo va a haber enseñado a su marido?- miró al doctor haciendo un gesto de burla hacia su hermana.- Esta mujer tiene unas cosas...
      Se despidieron dejándole sonriendo divertido con las dos.
       

      
      
      
      

      
      

      
      
      
 

      

      









Comentarios

  1. Bueno, bueno, Loli, parece que al doctorcito le empieza a interesar Elif...ya estaba tardando. Y a ella??? Le resultará fácil olvidarse del hermano. .. soy fan de la Otomana. Y me gusta como.metes personajes nuevos. Me gusta mucho la historia...no sé si te lo.habia dicho jajajaa pero.me.encanta!!!

    ResponderEliminar
  2. Ohhh! Loca por saber cómo sigue. Queda mucho para el nacimiento? 🥰

    ResponderEliminar
  3. Que sensación de paz transmite este pueblo. Y ella está cada vez más suelta. Se x han convertidos en amigo. Solo falta un Pasito para que ocurra algo más

    ResponderEliminar
  4. Me encanta, me encanta..... Deseo que siempre les vaya bien 😉😘😘😘

    ResponderEliminar
  5. Me encanta esta historia, la dusfruto mucho porque no perturba mi paz. 🤣😂 Gracias loli

    ResponderEliminar
  6. Ummm... quien de los dos se va a dar cuenta primero de quevson mas que amigos? Quien dara el paso? Que ganas de saber la reaccion del hermano capullo cuando vea que ellos se aman..

    ResponderEliminar
  7. Vamos rompiendo el hielo y propiciando el acercamiento ❤️❤️

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

EL DESTINO EN LA CARRETERA

EL DESTINO EN LA CARRETERA

EL DESTINO EN LA CARRETERA