YENIDEN ASK

 CAPITULO 16



      Inci se puso colorada ante la mirada de sus hijas y su hermana.

      -Dile que se vaya con viento fresco.- Exclamó nerviosa.

      -Inci... deberías verle para saber al menos lo que quiere.-Intervino Esma.

      Hizo caso a su hermana y fue a verle por eso, no porque ella lo estuviera deseando.

      -¿Os habéis fijado?- Dijo Aysel mirando a sus hermanas.- Es la primera vez que la veo así.

      -Si, -afirmó su gemela- está distinta, es como...

      -Como si no fuera madre, como si fuera mujer.-Sonrió la teize.- Mi querida hermana está muy enamorada, espero que ese tío no le haga daño, porque se las va a ver conmigo y...

      Se interrumpió porque en aquel momento volvía Inci. Todas miraron hacia el hombre que venía tras ella, vestido correctamente, atractivo, con una leve cojera y con Yeniçeri haciéndole fiestas, al lado.

      - Os presento a Murat Kaya.- Dijo Inci.- Mi hermana Esma y mis hijas, las gemelas Aysel y Ferha y la pequeña, Harika.

      Murat saludó a la familia de Inci con su habitual don de gentes. Tenía soltura y sabía como usarla. Además sabía muchas cosas de todas ellas. A Esma le preguntó por Umut y por las vacaciones en Grecia, a las chicas, una por una, les mostró su interés por lo que hacían.

      -Veo que estáis en una reunión familiar, quizá deba volver en otro momento...

      Esma se adelantó diciendo que no era necesario, que ellas se iban a la cocina a preparar la cena. En cuanto pudieron los dejaron solos.

      -Bueno,-dijo ella tras un momento de silencio entre los dos.-¿Crees que te dara tiempo a decir algo antes de escaparte otra vez?

      -Quiero que nos casemos.

      Así, sin preámbulos ni nada. De acuerdo, no era la declaración más romántica en la historia del mundo, pero... la había dejado de piedra. El tomó el silencio de ella como una conformidad y continuó:

      -Tú dirás cuándo. No podemos evitar que se sepa, pero si que se note en la boda. Quiero pensar que es mio, pero si no lo es no quiero saberlo. Es tuyo y punto, lo acepto como mío.

      Ella frunció el ceño, no sabía que entender de aquello. Le había dejado pasar porque él había dicho que había vuelto en varias ocasiones para hablar con ella y no la encontró, pero comenzaba a arrepentirse de haberle dado la oportunidad.

      -¿De qué hablas?¿Qué es mio aunque no sea tuyo,pero lo aceptas como tuyo y punto?

      - El niño que estás esperando. Si es del pelón...no me importa, no voy a dejaros solos.

      La inicial emoción de ella se hizo añicos. De pronto lo entendía todo. Aquella resignación de él, aquella languidez al pedirle matrimonio.¡Ilusa!¿pues no había pensado que él la quería?

      -¿Qué te hace suponer que estoy embarazada? Yo ni te he dicho ni te he pedido nada, creo.

      -Lo sé.- Asintió.- Es cierto que cuando vi la chaquetita de bebé me sentí furioso pero...

      -Lo has pensado mejor.- Sonrió amargamente.- ¡Y ni siquiera te importa que sea de otro! Eres todo un caballero. Dispuesto a sacarme de un apuro.

      -¿Qué otra cosa puedo hacer? Acepto mi responsabilidad.

      -Y la del otro también.

      -Ya te he dicho que el otro no existe. No me importa que...

     Inci apretó los dientes. El alma se le había caido a los pies y ella misma no caía al suelo porque estaba apoyada en el respaldo de un sillón. Toda la felicidad que sintió cuando él le dijo que iban a casarse, se había desvanecido en el aire.

      - Te va a alegrar oír esto. El otro si existe, ¿sabes ese marido por el que has preguntado a mi hermana?Pues es él. Mi cuñado. Y por supuesto no estoy esperando un hijo de él.

      Si que le alegró, aunque por algún motivo que ignoraba no lo demostró. Se sintió aliviado al pensar que el hijo de ella era suyo. Le hacía muy feliz saber que iba a tener un hijo de ella. Realmente lo deseaba.

      -Tampoco estoy esperando un hijo tuyo. No estoy esperando un hijo, así que tengo el placer de comunicarte que no tienes que casarte conmigo ni cumplir con ese deber.

      -Pero...la chaquetita...

      - Parece ser que la ropa que he regalado porque ya no la necesito,-recalcó bien sus palabras,- ha inducido a equívocos

      El estaba desconcertado.

      -De todas formas, Murat, tu primera equivocación ha sido pensar que iba a casarme contigo por el hecho de estar embarazada. No lo hubiera aceptado. Un embarazo es muy poca base para asentar una unión, matrimonial o de hecho, eso solo debe sustentarse en el amor.- Le miraba a los ojos, fijamente, aguantando los deseos de romper a llorar delante de él.-¿De verdad piensas que yo iba a atraparte con una excusa como esa?¿Tan poco me conoces?Tan ruin me crees...

      -Yo...Inci...

      -Vete, por favor, vete. Esta vez si me siento insultada al verte frente a mi, ofreciéndome tu adorada libertad con tan buena intención. No debes sacrificarte porque no hay razón y, aunque la hubiera, tampoco aceptaría ese sacrificio.

      Murat sintió que otra vez había metido la pata, y es que eso de amar a alguien era muy complicado, no estaba acostumbrado. Pensó que lo mejor sería descararse y decir la verdad.

      - Yo te quiero, Inci, te quiero qué sé yo desde cuándo. Solo sé que nunca había sentido algo así y que al darme cuenta, aquella mañana, sentí miedo y huí como un cobarde, como lo que soy cuando estoy ante tí. Me siento indefenso, no porque me hagas daño tú, sino porque siento que dependo de tí por completo, que no me interesa nada más. Y creeme, me hacía mucha ilusión ese bebé... He aceptado un puesto de redactor jefe en el periódico, con un horario fijo... para poder formar nuestra familia...

      Ella negaba mientras le oía. Se sentía mal, todo aquello le abrumaba. ¿Que le quería?Claro que si.¿Que le haría muy feliz ser su mujer?, casada o no, le daba igual por supuesto, pero ya no sabía qué creer ni qué pensar. 

      -No puedes hacer eso, acabarías por odiarme.

      -Es lo que quiero. Quiero pasar mi vida contigo y....Dime que no me engaño, que tú también me quieres, que quieres estar a mi lado y aguantar mis tonterías y dejar que te quiera...

      -¿Y cuando te diga que la lavadora no funciona, que la nevera no enfría y la calefacción no calienta? 

      -Bueno, no esperes que lo arregle yo. Habrá que llamar a un técnico. 

      Se acercaba sonriente a ella. La cogió por la cintura.

      -Además... en cierto modo me lo debes, mi amada mediomenopaúsica, ¿quién te ha enseñado a nadar?¿Quien ha conseguido que vuelvas a enamorarte? y ¿quién...? ¡Inci! ¡Inci!...

      Se sintió desfallecer y no pudo más que abandonarse a la agradable sensación del descanso. La voz de él se convirtió en un eco hasta que desapareció.

      Despertó serena. Lo primero que vio fue un techo blanco. Siguió recorriendo la estancia en la que se encontraba, un armario empotrado, una mesilla de noche. Una silla... Todo indicaba que estaba en la habitación de un hospital. Se sentía a gusto, así que volvió a cerrar los ojos dispuesta a volver a dormir, segura de que habían dado algún sedante para ello.

      Cuando volvió a despertar los tenía a los cinco al lado de su cama.

      - ¿Cómo te encuentras? - Murat la miraba preocupado. En todo aquel tiempo que había pasado desde que llegaron hasta que les habían dejado estar con ella, Esma le estuvo mirando con mala cara, como su creyera que él era el culpable de todo. Y seguramente lo era... Con sus absurdos miedos y sus estúpidas indecisiones le había causado muchas penas a la mujer que amaba, a la única que había amado.

       - Bien... Estoy bien.

      - Si, tú siempre estás bien, pero mira dónde estamos, si me hubieras hecho caso la primera vez que quise que fueras al médico...

      Las niñas regañaron a su teice porque no querían que su madre se agobiara  con reproches, aunque Inci acabó por admitir que Esma tenía razón. Se encontraba mal hacía tiempo y había llegado demasiado lejos al no querer hacer caso y pensar que ya se pasaría, que solo necesitaba olvidar a Murat.

      Entró un médico portando una carpeta en la mano. Se mostró tranquilo pero serio, sobretodo con las visitas que prácticamente se abalanzaron sobre el cosiendole a preguntas. Exigió silencio y tranquilidad y cuando habló lo hizo dirigiéndose a la paciente.

      - Ya tenemos los resultados de las pruebas que le hemos hecho y la causa del desmayo ha sido una repentina bajada de la tensión arterial...

      Esma achicó los ojos al clavarlos en el periodista, como si le preguntara amenazante qué le había hecho a su hermana para causarle la bajada de tensión.

      - Se la hemos controlado,- continuó el doctor,- pero debe cuidarse ya que se encuentra débil y con valores analíticos más bien bajos, salvo en en lo que se refiere a la hormona Hcg, que está muy elevada.

      -¿Eso es malo? - Aysel puso en su boca la pregunta que todos querían hacer.

      - ¡Oh, no, no! Y hoy en día menos, No tiene porqué suceder nada, los controles son exhaustivos... No se preocupen, todo está bien. 

      - Pero sí ha dicho que tiene la hormona esa muy alta...- Intervino Ferha

      - Esa hormona es simplemente indicativa de un embarazo, como es el caso de Inci.

       Silencio absoluto. Nadie podía hablar antes de salir de su asombro, salvo la paciente, que fue la primera en reaccionar.

      -¿ Embarazada? ¿Yo estoy...?- Se llevó la mano a la frente y deseó volver a desmayarse.

      El desconcierto era general. Murat aferró con más fuerza la mano de su amada mientras las muchachas mostraban su contento dejando a la pobre Teize abandonada a su suerte, buscando una silla para sentarse y no caer redonda al suelo. ¡Así que si estaba embarazada! Intentó reanimarse a si misma y con un hilo de voz le pidió al médico que se acercara.

      -¿Puedo ayudarla, señora, se encuentra mal?- preguntó el médico.

      Esma negó , pero con voz temblorosa, preguntó lo que realmente le interesaba.

      -¿ Cuántos...?

      El médico sonrió amable.

      - Como ya les he dicho la hormona Hcg es indicativa de embarazo y al encontrarse en niveles tan altos hemos hecho una ecografía, con lo que hemos podido confirmar que se trata de un embarazo gemelar. Mi enhorabuena. En poco tiempo pasará una enfermera y le dará algunas pautas a seguir. Esta noche la pasará aquí, pero mañana podrá irse a su casa sin problemas.

     ¡Sin problemas!...Ella pensando que era mediomenopáusica  y resultaba que era una enteroembarazada ¡Y otra vez dos!... ¿A que venía aquella sonrisa de satisfacción en la cara de Murat?

      -A la primera...o la segunda, eso se llama tener puntería... 

      Murat se había quedado aquella noche con ella, para acompañarla. Las demás se habían ido y estaban los dos solos. 

      - No puedo entender tanta satisfacción en un hombre que la primera vez se fugó por miedo y la segunda por indignación.-Inci sonreía levemente, poco a poco se iba haciendo a la idea de que a sus treinta y ocho años iba a volver a ser madre y ¡de gemelos! Al menos en los primeros embarazos no lo supo hasta el momento del parto.

      - Querida mía, es la aceptación de lo inevitable. Me has dado un disgusto esta tarde cuando has dicho que no estabas embarazada...

      -¿Te has disgustado mucho? No lo parecía...

      - Bueno porque, si tú me lo permitas, pensaba poner remedio en cuanto nos casaramos. - Le besó la mano.- Mañana cuando vuelvas a casa iré al registro a pedir fecha para la boda...

      - No tengas tanta prisa, yo no he dicho aún la última palabra.

      - Pues dila ahora, - susurró,- dime que sí.

      Ella aspiró profundamente. Sonrío.

      - Si. Te digo que si.

      Era tan extraño, pensó Mirar, estaba ardiendo por dentro, le dolían las mejillas de tanto sonreir y temblaba de felicidad  y temor a partes iguales.

      Eso tenía que ser el amor.


























Comentarios

  1. Gracias por ese amor. Precioso. 😘😘😘🤗

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  2. Jajajaja.. capitulazo.. menuda carcajad con la reaccion de futuro papa.. esta cual pavo!!

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  3. Que buen capítulo.. que buenísima historia, que valor los personajes que a pesar de haber cometido errores, o no haber sido del todo claros. (Menos Inci) han tenido agallas para decir la verdad. Y solucionarlo.. gracias!!!

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  4. Me hubiera encantado que no se emarazara tan pronto. Pero lo hecho, hecho está.

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