BAŞKASININ HATASI


                      CAPITULO 8


     Fue extraño verla en la puerta de la casa el domingo por la tarde. Ella no trabajaba los domingos y nunca iba.

      -¿Pasa algo?¿ Te encuentras mal? - La miró de arriba a abajo buscando algún problema. 

     No vio nada anormal, solo que no llevaba puesto el blusón de la Otomana, si no un vestido de color rosa palo, con manga francesa, que le sentaba muy bien. De hecho, desde que la conoció nunca la había visto tan guapa. Tenía un bonito color en la cara y no el tono macilento que se le había ido quedando a su bonita piel de canela.

      - No, estoy muy bien. - Entró al piso y esperó a que él cerrará la puerta.- He ido a dar un paseo. De casualidad me he encontrado con Berat bey que venía cuando yo iba y se ha dado la vuelta para acompañarme.

      Miran fue a sentarse en un sillón del salón, le señaló a ella el sofá para que se sentara y volvió a sorprenderse, no ya de verla tan guapa, si no de que eso le llamase tanto la atención a él. 

      - El caso es que me ha dicho que yo le parezco una buena mujer, que me merezco lo mejor en la vida, que me hablaba como le hablaría a su propia hija y en fin, abreviando, me ha dicho que debo exigirte que te cases conmigo o que te abandone y me lleve a la niña. Me ha hablado mal de ti, yo creo que para convencerme de que me vaya, pensando que así irás a buscarme y harás lo que debes hacer. - Tomó aire y continuó:- Yo le he contado la verdad. No le he dicho quién es el padre de la niña, pero sí le he dicho que no eres tú. Que es injusto contigo, que tú me has dado trabajo y me has traído aquí cuando estaba desesperada y que nada ni nadie te obligaba a hacerlo.  

      El lanzó un fastidio.

      -¡No tenías que haber dicho nada! A nadie le importa y si dicen, que digan. 

      - No, no te mereces que piensen mal de ti. Parece increíble que lleves la misma sangre que tu hermano. Yo...- Se miró las manos sobre el regazo.- Nunca te he dado las gracias, pero eso no quiere decir que no me dé cuenta de todo lo que haces por mí. - Se puso de pie dispuesta a irse, pero recordó algo y se detuvo.- ¡Ah!, él me ha contado lo que pasó ayer en la tetería. No quiero que vuelvas a pelearte con nadie por mi. Tu eres un médico, no un matón de taberna. No...merece la pena...

      Volvió a sentir que la furia le subía desde el estómago otra vez. ¿No merecía la pena? ¿Por qué Elif se castigaba tanto? Ella sí que no merecía lo que le estaba pasando. La vida se había avalanzado sobre ella, arrastrándola, sola, sin amparo alguno y con el corazón herido por la mentira y la traición.

      - No le digas nada a nadie más,- le dijo al acompañarla a la puerta,- ni siquiera a la Otomana.

      -Pero...

      - No beneficia a nadie. Por favor.

      Ella acabó por acceder y asintió. Se despidió y se fue. El la miró alejarse desde la puerta, hasta que la perdió de vista. 

      Cerró y volvió a su sillón del salón y a la revista especializada que estaba leyendo cuando ella llegó. 

      Apenas se había acomodado cuando volvieron a llamar en la puerta. Miró a su alrededor pensando que Elif se había dejado algo allí y volvía a por ello, pero no vio nada. Al abrir se encontró con la figura recia y el negro bigotón que tenía el alcalde bajo la nariz.

      - ¡Berat bey! - se sorprendió al verle parado ante él. Le hizo un gesto con la mano cediéndole el paso al interior de la vivienda.- ¿Qué le trae por aquí?

      - Si acaso la pura vergüenza, doctor. Porque créame que es lo que siento después de todo lo que le dije ayer...y de lo que no le dije, pero lo pensé. Por eso vengo a pedirle disculpas.

      Miran ocultó una sonrisa por aquella confesión mientras le guiaba al salón.

      - No tiene que disculparse. Siéntese, por favor.

      El otro lo hizo.

      - Esta tarde me he encontrado con Elif mientras volvía de un paseo...

      - Lo sé. Ella ha estado aquí y me lo ha contado.

      - Me ha abierto su corazón y me he enterado de muchas cosas que yo ignoraba.

      - ¿Quiere un te?- Le ofreció.

      - No.- Rechazó el alcalde.- Como le he dicho Elif me ha contado cosas que ignoraba y una de ellas es que tiene usted un coñac francés al que de vez en cuando le da un empujón...

      ¡Caramba! Al parecer a Elif se le había soltado bien la lengua. Fue a servir un par de copas y volvió con ellas entregándole una al visitante antes de sentarse a degustar la suya.

      - Si que está bueno esto, si.- Dijo Berat tras dar un corto trago. - en fin, a lo que vengo. Después de saber la verdad tengo que pedirle perdón... 

      - Nada de eso...

      - No hay mucha gente, creo yo, que sea capaz de hacer algo parecido.

      - Elif es una mujer buena, que no se merece lo que le ha pasado.

      - Cierto, cierto... Por eso he pensado que...¿Me atreveré a decírselo?- Dudó el alcalde.

      - Seguro que si.- Ironizó el médico que ya empezaba a conocer al otro.

      - Pues me atrevo,-dijo como dándose ánimo. - Igual que la ha traído y le ha dado un trabajo, lo mismo puede casarse con ella y convertirla en su esposa.

      Miran de atragantó con el coñac. En cuanto se recuperó miró Berat.

      - ¡Hombre eso... !- Se levantó de pronto como si al sillón le hubieran salido clavos.- Eso es mucho pedir... Una cosa es darle un trabajo, una estabilidad para que siga adelante y otra...es lo que usted dice...Es una bomba.

      Paseaba nervioso por el salón. El otro le miraba mientras daba cortos tragos al coñac.

      - Casarme con ella sería como admitir mi culpa...

     - Y remediarla...

      - Si, pero...¡Casarme!....Eso sin contar con que ella quisiera, que esa es otra...

      -¿Por qué no iba a querer? Es usted un hombre joven, bien formado, con muy buenas perspectivas de futuro... Y en cuanto al amor, olvídense; el amor está sobrevalorado, fíjese si no lo que el amor le ha traído a ella: penas y desengaños.- Se tomó hasta la última gota de su copa y dejándola vacía en la mesa y se preparó para irse. - ¿Por qué no se lo piensa? Estoy seguro de que ella sería una buena esposa, es muy bonita y no creo que le fuera a usted muy desagradable cumplir con las funciones de "esposo", ya me entiende... Y si, por lo que sea, no va bien, en este país tenemos la opción del divorcio.

      Una rato después de que el alcalde se fuera, todavía estaba Miran dándole vueltas a la cabeza.¡Maldito Berat! Qué mal cuerpo le había dejado...

      Al día siguiente, mientras comía en la cocina, la miraba de reojo. Ella solía quedarse allí y adelantaba trabajo, casi siempre limpiando los quemadores que ya no iba a utilizar. Él carraspeó incómodo y al fin se dispuso a hablar.

      - Ayer, después de que te fueras, vino el alcalde a visitarme.

      Ella asintió.

      - Ya me imaginé que vendría, le noté mortificado por las acusaciones que te había hecho y pensé que vendría a disculparse.

      - Si, y a más cosas. A tomarse una copa de mi coñac... Por ejemplo. 

     Ella le miró sorprendida.

     - ¡Pero qué hombre tan pillo!- dijo con un leve atisbo de sonrisa. - Me preguntó si eres violento o borracho y yo le dije que no, que eres muy tranquilo y que solo te he visto beber ese coñac de forma ocasional...¿Y vino a probarlo?

      El asintió. No dudaba de que el alcalde tenía recursos de sobra para lograr todo lo que quisiera.

      - Qué caradura.- Comentó Elif antes de volver a frotar enérgica los platillos metálicos de la cocina de gas.- Pero a mí me cae bién, por lo que oigo se desvive por sacar adelante el pueblo. Me dijo que ahora que estás tú quiere pedir una subvención para un ambulancia medicalizada. Una UVI móvil...que es...

      - También me dijo que deberíamos casarnos.- Soltó de golpe y porrazo. La vio detener en seco su movimiento y tras un instante de tensión volvió a frotar, ahora con más energía aún. El la miraba, o más bien miraba su espalda. - ¿Te dijo algo a ti?

      - No...- No se giró para mirarle a la cara.- Pero no se lo tengas en cuenta, sería el coñac francés...

      Miran pasó por alto aquel comentario

      -¿Tú qué opinas?- Preguntó.

      -¿Sobre el coñac?

      - Sobre casarnos.

      De nuevo se detuvo el movimiento. El silencio era tal que podía oír la agitada respiración de ella...o quizá era la suya, porque tampoco estaba muy tranquilo.

     -Elif... 

     - Es absurdo.- Respondió al fin.- No puede ser.

      -¿Por qué? 

      - No sé. Porque no. Tú ya has hecho bastante por mí. ¿Por qué ibas a querer casarte con una mujer a la que despreció tu propio hermano después de tenerla? No, no es posible.

      El se acercó a ella y la hizo girarse para ver su rostro. Tenía la mirada baja, los labios fuertemente apretados, tensos. Eran pocas las ocasiones en las que sus preciosos ojos azules miraban de frente, no a él solo, a cualquiera, siempre avergonzada, depreciada por sí misma como algo sin valor. El puso su mano bajo la barbilla redondeada y la obligó a subir el rostro, pero sus ojos siguieron bajos.

      - Mírame... Elif, por favor, mírame...

      La vio alzar lentamente los párpados, hasta fijar su mirada en los ojos de él, pero enseguida la apartó incapaz de sostenerlos, haciéndola vagar por cualquier punto que no fuera él.

      - Cásate conmigo. Yo...no te voy a pedir nada, seremos amigos, tú en una habitación y yo en otra. Tú tendrás mi apellido y tu hija también, será mi hija.

      -No puedo hacerte eso...- Musitó mientras una lágrima delatora se resbalaba por su mejilla teñida de color grana.- No te lo mereces.

      - ¿Qué no me merezco?

      - A mí.- Más lágrimas siguieron a la primera en su descenso por el bello rostro femenino.- Tu te mereces una mujer buena.

      - Tú eres una mujer buena.

      -¿Y si algún día te enamoras?

      - ¿ Y si te enamoras tú? Podemos divorciarnos y siempre será mejor que si fueras soltera.

     - Tus padres se opondrán, no...

     -¡Deja ya de pensar eso! Mis padres no tienen prejuicios de clase, entérate, Kerem te mintió, te mintió y te utilizó y luego ante ti se escudó en mis padres, culpándoles y ante mí te culpó a tí. Él tiene su conciencia muy tranquila, él no es culpable de nada.- Se percató de que se había exaltado y respiró hondo para calmarse. - Di que sí.

     Ella casi jadeaba por la ansiedad.

     - Sería tan fácil...- Musitó.- para mí sería muy fácil, pero tú... 

      - Di que sí.- Repitió

      Elif le miró a los ojos en un arranque de valor.

      -¿Estás seguro? Puede que un día te arrepientas de esto.- Toda ella reflejaba el miedo, la inseguridad. El aguantaba su mirada, su determinación. - Perdóname por lo que voy a decir, Miran... Si, me casaré contigo.

     No hubo abrazos ni besos. Él solo sintió como si le quitarán del pecho una pesada roca que le aplastaba y volviera a respirar. Ella volvió a hurtarle la mirada y se giró para seguir con su tarea, como si de pronto pulir los quemadores fuera lo más importante del mundo.

      - Antes de hacerlo público, tengo que decírselo a mis padres. -Dijo él volviendo a sentir la roca en el pecho.- Les llamaré más tarde y mañana por la mañana estarán aquí.

      Su madre aceptaría su decisión sin problema, pero su padre... Tendría que prepararse para aguantar una nueva tormenta. Lamentaba que en toda su vida no hubiera sido para Yusuf Karakaya más que una gran decepción. Pero, aunque callara respetuoso ante el hacedor de sus días, nunca renunció a vivir como quería. Quizá su padre pensaba que él era médico por la tradición familiar y no era así, era médico porque desde niño admiró a Yusuf y quiso ser como él, lo suyo era vocacional, como fue lo de su padre. 

      Prefería que Elif no estuviera presente ni cuando hablara por teléfono con él ni cuando hablarán cara a cara. No sería nada agradable.

      Y no se equivocó en nada. Llamó aquella tarde para que ya no les diera tiempo a presentarse allí aquel día. Conocía a su padre lo suficiente como para saber que no querría pasar la noche en el  pueblo, como castigo a su díscolo hijo y como muestra de su desacuerdo con aquella decisión. Así que llegarían a primera hora de la mañana,  Yusuf colérico e Hiranur paciente y resignada.

      - ¡¿Qué es eso de que te casas?! 

      Nada era sorprendente para Miran en cuanto abrió la puerta.

      - Me alegro de verte, papá.- les franqueó la entrada y se inclinó para recibir de su madre un beso en la mejilla.- Hola, mamá.

      - Hola, cariño mío. Admito que esta vez te has superado, hasta yo estoy en shock. ¿Desde cuándo tienes novia? ¿Por qué la has mantenido tan en secreto?¿Quien es? ¿Quiénes son sus padres?

      - Prepararé té y luego contestaré en la consulta a todo lo que preguntéis.

      -¡Déjate de té y de consulta!- Gruñó Yusuf.- Dinos qué está pasando, a qué viene tanta prisa por casarte.

      El mantenía la calma. 

      - Vamos a hablar abajo, papá, Elif está a punto de llegar y si te ve tan enfadado pensará que es por su culpa.

      - También tiene su parte.¿ Como es que no hemos sabido de ella hasta ahora? Aunque la hayas conocido aquí, en el tiempo que llevas, es mucha rapidez para una boda...

      -¿Se llama Elif? - Empezó su madre la tarea de mediar entre aquellos dos torrentes carácter.- Qué bonito. ¿Es de aquí? 

      -No, de Estambul.

      - Estambulí. Vive al lado y no la conocemos... ¡Muy propio de tí.!

     Hiranur miró a sus dos hombres y, siempre prudente, insistió en hacer caso a su hijo y bajar a hablar en la consulta.

      ¡Tarde!

      La puerta del piso se abrió y apareció Elif dispuesta a comenzar su jornada de trabajo. Se hizo un silencio sepulcral mientras se miraban entre sí. 

     - Papá, mamá, os presento a Elif Yılmaz, la mujer con quién me voy a casar.- Miran fue hacia ella y la acercó suavemente a la pareja. -Elif, mi padre, el doctor Yusuf Karakaya y mi madre, Hiranur. 

      De nuevo el silencio. El ambiente era denso y por momentos irrespirable. La pareja miraba, sin poder evitarlo aunque hubieran querido, el notorio embarazo de la joven. Ella dió unos pasos tímidos hacia la pareja y les tomó la mano para apoyar en el dorso sus labios y su frente en señal de respeto. Miran respiró aliviado al ver que estaban tan sorprendidos que ni siquiera reaccionaron para rechazar el gesto.

      - Querida... Elif, estamos muy felices de conocerte; también estamos muy sorprendidos, espero que nos disculpes y no lo tomes a mal es que no hemos sabido nada de tí hasta ahora...- La señora parpadeó confusa y después se rehizo.- Pero, qué digo...- la abrazó contra sí,- me alegro tanto tanto de que Miran quiera casarse y formar una familia...Es verdad que no lo esperaba tan pronto, pero¡qué más da!... Eres preciosa, cariño. No es extraño que mi hijo quiera casarse de inmediato.

      - Teníais que haberlo  hecho unos meses atrás, ¿no?- La acritud del padre de Miran era más que notable y mucho más que incómoda. 

      De pronto la expresión de Yusuf mudó del enfado a la sorpresa.

      - ¡Yo la conozco!- Exclamó,- usted es la chica que estaba empapada en el hall la noche del compromiso de Kerem y Zerha...- Se dirigió a su esposa.-¿Te acuerdas que te lo comenté? Te dije que Miran estaba con una chica...en... -Se volvió furioso hacia su hijo y dijo con los puños fuertemente apretados:- Vamos a tu consulta.

       Elif se adelantó y se puso frente a su futuro suegro.

      - Por favor, no culpe a Miran de lo que es exclusivamente culpa mía.

      - Elif...

      Yusuf miró el abultado vientre.

      - Señorita... Elif, sé lo suficiente de estas cosas como para estar seguro de que no eres la culpable en exclusiva...

      - Me refiero a que yo le pedí a  Miran que no me mencionara porque...no tengo familia, soy de origen bastante humilde y no tengo nada que ofrecer. Yo hubiera preferido que no me conocieran si no hubiera sido por la niña y porque él quiere que nos casemos, bueno yo también quiero casarme con él.

     -¡Una niña!- Hiranur volvió a abrazarla encantada. - ¡Voy a ser abuela de una niña!...Ven cariño, vamos a sentarnos a charlar y dejemos que ellos hablen lo que quieran en la consulta o donde les de la gana.- Se la llevaba no sabía dónde, alejándola de ellos.- siempre deseé tener una niña, pero tuve dos varones... Ahora podré resarcirme malcriado a mi nieta...¿Como has podido pensar que nos importaría que no tuvieras familia? Ven cuéntame, aunque si mi hijo te quiere seguro que es porque tiene muy fundadas razones...

      Miran bajó a la consulta precediendo a su padre por la escalera interior. Era temprano para que hubiera nadie, así que no habría testigos de la conversación. Yusuf ni siquiera miró a su alrededor interesándose en conocer el lugar donde su hijo menor trabajaba. Como siempre fue directo a la hora de hacerle saber su decepción. Le daba igual que la chica no fuera de su entorno social, admitió que era muy bonita y que en principio parecía una buena muchacha; sus reproches, como siempre iban dirigidos a él, que la había dejado embarazada, que había permitido que el embarazo fuera evidente antes de decidirse a casarse, que pese a las reticencias que ella había confesado, él debió insistir haciendo lo correcto.

      - Obrando así da la sensación de que te avergüenzas de ella. 

      - Pues siento dar esa imagen, porque no es cierto.

       - La noche que vino a casa, cuando yo os vi en el hall, ¿fue a decirte que estaba en estado? Porque entonces ya debía estarlo.

      - No, en realidad me enteré al día siguiente. - Se obligó a alejar de su mente lo sucedido entonces, porque se encendería de ira y era capaz de confesar toda la verdad. Ni sus padres se merecían tal desengaño ni Elif la pena de volver a pasar por aquellos días.

      Yusuf suspiró vencido. 

      -¿Qué voy a hacer contigo, Miran? Desde que tuviste uso de razón te empeñaste en hacer lo que querías sin escuchar a nadie. Siempre me he quejado de tu falta de ambición. Mírate, una consulta en un pueblo perdido...un matrimonio por obligación... Supongo que tienes lo que te has buscado. Tu hermano, en cambio, tiene una buena consulta, una carrera notable, una boda por todo lo alto... Pero bueno, hijos míos sois los dos. Está claro que te vas a casar, así que aunque no la necesitas, tenéis mi bendición.

      



















      

      








  

      






 







     

     



 








        

      










 

      


Comentarios

  1. Ohhh, qué bonito! Hay boda. Y llegará el amor. Ahora a ver la cara del hermano y la cuñada cuando se enteren 😉

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  2. Lo primero decirte que me encanta el nuevo aspecto del blog, el color y el cambio de fuente. Me gusta.
    Del capítulo.. que decir que no sepas ya, que me encanta, la manera que reflejas los pensamientos de los personajes, al leer como los describes en mi mente escucho una voz distinta para cada uno. Y eso no es fácil de conseguir, gracias Loli!!!

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  3. Sin palabras.. Perfecto.. Deseo seguir leyendo.... Me Encanta🤗🤗

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  4. Giros del destino, ellos se casan por cumplir.. o no? O realmente la verdad es un amor puro que ninguno reconoce pero no van a dejar escapar.. me encantan tus relatos, sabes llegar al corazon con palabras.. con ganas de seguir leyendo.

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  5. 😲 así he quedado pero encantada

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  6. Habemus bodooooooooorrio💃🏻💃🏻💃🏻Bravo por Miran, ni decir cómo escribes!!! Fantástico, pensamientos, personajes, entorno, e historia❤️❤️❤️

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