BUSCANDO SU CAMINO
CAPITULO 13
El corazón de Sühayla latía a mil por hora. Intentaba mostrarse serena, pero era difícil teniendo a Demir Bahrain frente a ella, tituveando como si decidiera si debía hablar o no.
-Ya sabe que... la cena es en mi honor, por decirlo de alguna manera; estas cosas siempre me han abrumado un poco.-Asintió con humildad.-Yo sé que usted también está invitada... y acaba de decirme que irá sin pareja...
Empezaba a impacientarse. Se estaba alargando demasiado.
-El caso es que yo quisiera pedirle... si podría quedarse con los niños...
-¿Uuuum?- No pudo ni despegar los labios.
-Verá es que yo no puedo eludir la reunión y como usted dice que irá sola he pensado que igual no le apatece ir y... Begum me ha dicho que es imposible, que no puede quedarse y a estas alturas, ¿a quién confío a los niños? Ellos la quieren mucho, usted lo sabe y yo lo sé. Sila y Demir la buscan para conocer su opinión y pedirle consejo y se amparan en usted... y yo sé que le estoy pidiendo mucho, por eso dudaba sobre si proponérselo o no, porque...
Ella estaba en un estado tal que no sabía si romper a llorar o romper a reir. ¡Caramba, a él le haía costado arrancar, pero una vez que se había decidido se había embalado!
¡Ilusa!... Y, siendo sensata, era mejor así. Lo sabía. Pero aún con sensatez, dolía.
-Cuente con ello, Doctor. Me quedaré encantada con los niños.- Dijo con una extraña serenidad que le llegaba desde no sabía dónde.
-Por supuesto que le pagaré lo que...
-¡Por favor...!¿De verdad piensa que le cobraría?- Sonrió.- Estoy segura que lo pasaré mejor con ellos que en esa cena.
-Se lo agradezco muchísimo, Sühayla. Créame que si pudiera evitarlo, no iría.
Ella volvió a negar en silencio, restándole importancia a todo.
Se acababa de dar un buén batacazo, pero en fin, cuando uno se caía lo único que podía hacer era levantarse, sacudirse el polvo y seguir adelante.
La noche de la cena cambió el elegante y llamativo vestido rojo por uno de gasa blanco con manga corta y una rebeca de color azul cobalto, los altísimos tacones de los estilettos por unas bailarinas planas con un lacito en el escote y el peinecillo de plata por un pasador de asta que unía su pelo en la nuca para dejar la cara despejada, sin maquillaje, limpia, sin más ornamentos que el brillo de sus ojos y la sonrisa franca de su boca.
Los niños la recibieron encantados y enseguida se la llevaron al jardín para aprovechar la luz diurna que había aún. Sila quería hablar de unas compañeras del colegio con las que había desarrollado cierto feeling amistoso gracias al gusto compartido por un actor de telenovelas que estaba muy en boga en aquel momento. Demir quería jugar a algo, a lo que fuera, pero jugar, mientras que la pequeña Melek solo buscaba estar sentada en sus rodillas.
El doctor Bahrain bajó poco despues vestido con un traje gris oscuro y una camisa blanca. El asunto sobre el color de la corbata le quedó zanjado, era negra.¡No era justo! Ella estaba enamorada de él y él se presentaba con aquel aspecto impresionante, mejor que nunca, el pelo peinado hacia atrás ¡y se había recortado la barba al máximo!... como si fuera incipiente, como ella la imaginó. Como a ella le gustaba.
-¡Tío, estás guapisimo!¿Verdad, Sühayla?
-Si, es cierto.-Sonrió amable.- Está muy elegante.
-Sühayla, yo siento que...
Ella interrumpió al instante cualquier atisbo de mala conciencia en él.
-Por favor.-Y a continuación añadió:- disfrute de la velada. Yo también pienso hacerlo.
Le vieron partir. Ella cerró con llave la puerta de la casa y se giró hacia los otros tres mientras se frotaba las manos con aire misterioso.
-¿Quien quiere cena, helado, peli y palomitas? Hoy están permitidos todas las clases de vicios...de los que no dañan, claro...
-¿Podemos acostarnos a la hora que queramos?-Preguntó Sila.
-¡Cuando queráis! Como si os acostáis al amanecer. por mi no habrá problemas. Ya os he dicho que esta noche es vuestra noche.
Empezó a bailar mientras tarareaba una canción moderna y los otros le siguieron de un modo encantador, dispuestos a comerse el mundo desde aquella casa.
Tres horas más tarde, sentada en el sofá, Sühayla sonreía divertida viendo a Sila dando cabezadas y abriendo los ojos con gran esfuerzo en un vano intento de no rendirse al sueño; algo que ya había hecho su hermano que poco a poco había ido resbalando por el asiento hasta quedar semitumbado y con la cabeza en el brazo del sillón, en una postura imposible, con la cabeza de medio lado y la boca abierta. Melek estaba en su cuna desde que tomó su biberón. Miró a aquellos dos llena de ternura, niños creciendo al fin y al cabo, que estaban pasando por un mal momento en su corta vida. Cerró los ojos deseando que siempre fueran tan felices como lo eran en aquel momento viviendo sus sueños.
-Inshallah.-Musitó.
Se incorporó para despertarles con voz de seda y mandarles a la cama.
-¿Ya ha amanecido?-Inquirió Demir casi en trance.
-Falta poco, lo has logrado, campeón.-Mintió aguantando la risa.-Venga a la cama. Sila...tú también cariño... a acostarte.
Les acompañó a sus respectivos cuartos. Bajó al salón y recogió los restos de la "fiesta" que habían montado; no sería justo que Begum se los encontrara a la mañana siguiente. Volvió al sofá a esperar el regreso del doctor.No supo qué hora era porque se quedó traspuesta en la penumbra, pero se despertó alarmada por el llanto de Melek. Corrió arriba y encontró a la niña llorando. La tomó en brazos susurrándole palabras cariñosas y, como estaba mojada, le cambió el pañal. Le dió el chupete y volvió a dejarla en la cuna, pero Melek tendió sus bracitos hacia ella llorando quedamente para que la cogiera. ¿Quién ,que tuviera alma en el cuerpo, podía negarse ante aquellos enormes ojos verdes anegados de lágrimas? Elif decía que no debía hacerse, que se creaba en el niño una conducta dependiente, que... ¡A la porra, Elif !
La tomó en sus brazos y la envolvió con su mantita para sentarse en la mecedora. La pequeña se calmó al instante, con la cabeza descansando en el pecho de ella, con el chupete en la boca y alzando su manita para acariciar la cara de Sühayla. Ella empezó a cantar susurrante la primera canción que le vino a la cabeza, Biliyorsun, y poco a poco se dejó llevar por la letra de la canción y por sus emociones, ocultas tras sonrisas forzadas. Estaba enamorada de un hombre prometido con otra y él no había hecho nada para que aquello sucediera; era todo culpa de ella, toda suya y de sus sueños absurdos y sus ilusiones rotas. La admiración por el gran médico se había disuelto como sal en agua al conocer al hombre, simplemente, al que se esforzaba por ser mejor, por dar lo mejor de si mismo. ¡ No sabía cómo había pasado!¡No sabía cuándo había pasado! Pero estaba allí, dentro de ella. Real. Hiriente.
Oyó el leve sonido de la puerta de abajo al cerrarse y poco después le vió al lado de la mecedora, mirándolas desde toda su altura. Melek alzó su dedito señalándole mientras emitía un sonido gutural de satisfacción. Asintió cuando le vió hacer un gesto que indicaba que estaría abajo esperándola. Y la esperó un buén rato, porque Melek estaba tan a gusto que se negaba a dormirse y perder aquel momento... Era eso, o el helado de chocolate que no pudo negarle a pesar de las muchas veces que había oido decir a Elif que a los niños no se les podía dar chocolate ni dulces después de las seis de la tarde si no se quería tener que desengancharlos del techo. Por suerte no tuvo que llegar a tanto y pudo dejarla felizmente dormidita en su cuna. Echó un vistazo a los otros antes de bajar comprobando que todo estaba en orden.
Cogió su bolso y su rebeca dispuesta a irse,pero volvió a dejarlos al no verle por allí para despedirse. Las puerta de doble hoja acristalada del jardín posterior le indicó que quizá estaba fuera y no se equivocó. Le vió alto e imponente ante la piscina cuya agua reflejaba la luz blanca del jardín devolviendola azulada.
-La temperatura es muy agradable aquí.- Comentó avisando de su presencia al notar que él no la había percibido.
Demir giró el rostro hacia ella y sonrió levemente.
-Se vé que lo de la metereología es innato es usted.
Tenía las manos hundidas en los bolsillos y se había quitado la chaqueta y la corbata dejando dos botones del cuello de la camisa desabrochados. Era la imagen de la virilidad hecha hombre.
-¿Qué tal la cena?
El hizo un gesto de desagrado demostrando que le disgustaban aquel tipo de reuniones donde se dedicaban a hacerse cumplidos unos a otros y todo eran buenas caras y urbanidad.
-Como todas las de ese tipo.
En realidad no había podido dejar de pensar en ella y en lo injusto que había sido al quitar de la celebración a la única mujer que hubiera ido por derecho y no apoyando a un esposo, a un novio o como simple decoración del brazo de un amigo.
-Me voy,-dijo ella en voz baja, rompiendo apenas el silencio de la noche.
-Espere... Quiero decirle algo...-Estaba dispuesto a disculparse por haberla devaluado como profesional al pedirle que se quedara con los niños en vez de ir a la cena. Siendo justo, si no tenía con quién dejarlos debió quedarse él, eran su responsabilidad y no de ella.
¿Quería decirle algo? Ella no quería escucharle. Ya le había escuchado demasiado cuando le pidió que se quedara con sus sobrinos.
-Tengo que irme, lo siento...
-Por favor, es importante...- La cogió por el brazo para detenerla.
-Seguro que sea lo que sea puede esperar a mañana.- Se zafó con firmeza de aquella mano que la sujetaba.
Posiblemente usó demasiada firmeza, porque al liberarse perdió el equilibrio y aunque sus brazos aletearon instintivamente buscando algo a lo que aferrarse, cayó de espalda en la piscina. Dado que el único punto de agarre que encontró fué el doctor, puede imaginarse lo que aconteció. Acabaron ambos sumergidos en las frías aguas. Al emerger, Demir lanzaba maldiciones que sonrojarían al marinero más rudo, mientras que ella trataba de llegar a las escalerillas metálicas para desaparecer antes de que él la alcanzara. No tuvo suerte. En su lucha contra la resistencia que le ofrecía el agua, perdió las zapatillas y hubo de sumergirse a buscarlas, algo muy difícil por no decir imposible en la oscuridad del fondo. De pronto se sintió fuertemente asida y arrastrada a la superficie.
-¿Es que no sabe nadar?-Preguntó Demir con dureza.
-Si, pero he perdido las zapatillas...
-Déjelas, mañana...
-Mañana estarán inservibles.
-Ya están inservibles.-La rectificó mientras la llevaba hacia el borde para ayudarla a salir.
No supo en qué momento su deseo de ayudarla se convirtió en otro tipo de deseo menos inocente. Debió ser cuando se percató de que la tenía ceñída por la cintura y pegadita a su cuerpo; o quizá cuando salieron del agua y el vestido blanco mojado adherido a su cuerpo revelaba cada una de sus formas. Parecía un rayo de luna en la noche más oscura. Recorrió con sus ojos cada curva, cada montículo, cada valle de su geografía para detenerse en las dos estrellas que le observaban con un brillo diamantino. Bien elegido estaba su nombre: Sühayla. Así lo pronunció en un susurro su voz enronquecida por la ansiedad de tenerla.
Estaba prendida en el calor de la mirada de él. Notaba bajo sus manos la dureza de su pecho que parecía arder aun bajo la camisa húmeda.Podía sentir en sus palmas tensas el latido galopante del corazón masculino, podía sentir su excitación. Ambos eran demasiado conscientes del cuerpo del otro. Era una sensación embriagadora.Notaba él los pechos de ella oprimiéndose contra el suyo cuando la ciño con más fuerza. Notaba ella la potencia del tórax masculino aplastando sus senos cada vez que respiraban. Sus piernas se rozaban. Los ojos de Demir eran como brasas sobre ella, la quemaban y ella deseaba incendiarse con ellos. Ambos estaban perdidos dentro de la corriente erótica que les envolvía y les arrastraba por un sendero cuyo prometedor final no lograban divisar. El sintió sed y deseaba saciarla bebiendo las gotas de agua que resbalaban por el hermoso rostro femenino, libarlas de sus temblorosos labios. Acercó su rostro lentamente dispuesto a calmar su deseo. Los párpados de ella cayeron lánguidos, aguardando paciente aquel primer roce de sus bocas, solo eso, un roce, un cruce de alientos flamígeros que eran la promesa de que el siguiente los convertiría en llamas.
Pero no hubo más. Entre la brumosa mente de ella cada vez se hizo más nítida la imagen de una mujer hermosa cuya fotografía él tenía junto a su cama. No era justo para esa mujer, ni para ella, ni tampoco para él.
-No...-Apartó su rostro con dudosa decisión.
-Sühayla...-La voz de Demir sonó cavernosa contra su cuello.
Tuvo que sacar fuerza desde lo más hondo de su alma para conseguir negar en silencio y darle la espalda alejándose como si abandonara su bién más preciado. Solo que no era suyo. No podía permitirle dejarse llevar por un arrebato que solo arrastraría a su paso un tren avergonzados remordimientos. El la alcanzó y sus brazos fuertes volvieron a a rodearla mientras hundía su rostro en la cascada negra y chorreante que caía por su espalda. La lucha intensa que ella estaba librando con sus sentimientos estaba cercana a terminar en la rendición.
-Por favor, no.- Suplicó débilmente con un último resto de voluntad.
Aquella débil súplica tuvo efecto en él, que muy a su pesar la liberó de inmediato. Ella no se volvió para mirarle. No podía. No quería verle. Temía claudicar si le miraba. Tal como estaba, empapada y descalza, cogió sus cosas y huyó de allí.
Cuando un rato más tarde detuvo el coche en su barrio se dió cuenta de que aún temblaba. Sus emociones se mezclaban de tal manera unas con otras que se le hacía imposible distinguirlas. Poco a poco una fué sobresaliendo sobre las demás. Le amaba, le amaba tanto le dolía físicamente, le amaba tanto que no podría soportar que la mirara con culpabilidad.
La noche no había terminado bién. Estaba empapada y había mojado el coche, había perdido sus bailarinas... ya solo faltaba que sus padres se despertaran y la vieran con aquel aspecto.
Ahh que bueno Loli!!! Pero que bien se te da dejarnos con ganas de más!!! No puedo esperar para leer lo que sigue..muy bien!!!!!
ResponderEliminarLolis de verdad me tienes atrapada con esta historia me encanta de verdad, esperando por mas no tardes.
ResponderEliminarMe encantó, de nuevo quedé con ganas de saber que va a pasar...
ResponderEliminarUff Loli ufff me encanta y mucho, lo mismo me rio que me emociono...avisa más de los nuevos capítulos que llevaba tres de retraso🙈 ...lo único bueno que así he disfrutado un rato más largo.😘
ResponderEliminarMe esta encantando la historia.. espero con ganas la continuacion.
ResponderEliminarLoli, estoy encantada con la historia...con ansiedad espero los sig...
ResponderEliminarÁngeles
Me has hecho emocionarme... Uffffff
ResponderEliminarUffffff
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