BUSCANDO SU CAMINO

CAPITULO FINAL.


      Demir dejó su puesto en la mesa de estudio para responder al teléfono. Era su hermana, otra vez.

      -¿Te lo ha dicho ya?- Llevaba más de diez días haciéndole la misma pregunta. De haber sabido que se iba a sentir tan impaciente no le hubiera contado nada.

      -No.

      -¿Cómo puede ser? No lo entiendo. ¿Como puede una mujer que es médico ignorar que está embarazada cuando su marido hace diez días que lo sabe?

      - Sencillo, porque no lo se lo espera, no tiene síntomas que le hagan sospechar algo así.- Respondió Demir.

      - De todas formas recuerda lo que te he dicho. Cuando te lo diga, hazte el sorprendido y ponte muy feliz. Como si no supieras nada. 

      -¿Por qué me sorprendería? Llevamos casados siete meses y medio, disfrutamos de la vida matrimonial y no ponemos impedimentos de ningún tipo a un posible embarazo. Lo que tenía que ocurrir, ha ocurrido.

      -¿Ves?¡Eres tan frío como el hielo!- le acusó.-No sé cómo puedes tomártelo con tanta calma Por eso me preocupa tu reacción ante Sühayla, no quiero que se sienta decepcionada

      - Pues no te preocupes, abla, de verdad que haré todo.- Dijo con paciencia el doctor.- Saluda a mis sobrinos. Y no hace falta que vuelvas a llamar hasta que te llamemos nosotros.

      Cortó la llamada. Miró a su alrededor. Estaba solo, los otros tres internistas que trabajaban en el estudio para la detección precoz de una enfermedad autoinmune degenerativa se habían ido hacía unas horas, incluida su mujer.

      Su mujer... 

      Una feliz sonrisa se dibujó en su boca al pensar en Sühayla y en la rapidez con que se desarrollaron todos los hechos desde el momento en que se confesaron sus sentimientos. Petición de mano, matrimonio, dos días de luna de miel en Atenas, campo de Lesbos... Y ahora allí, en el Hospital General de Massachusetts  ("Mass General") un hospital universitario de la Escuela Médica de Harvard y centro de investigación médica en Boston. 

     Decidió que era el momento de acabar por aquel día y volver al apartamento que les proporcionaba el hospital en el centro histórico de la ciudad. Cada día se desplazaban en metro, sin atascos, sin problemas y cuando tenían libre se dedicaban a recorrer la ciudad, a ir al teatro, a conciertos...o a quedarse en casa, juntos, leyendo, oyendo música, bailando pegaditos... amándose...

     Encontró el apartamento en penumbra al entrar. Cerró la puerta tras de sí observando la tenue luz que emitían las velas que había repartidas por doquier. Sonrió al ver a su mujer acercarse para recibirle. El chándal de andar por casa que llevaba desentonaba un poco con la atmósfera romántica que les envolvía.

     -¿Te gusta?- Preguntó ella con sus brazos aún alrededor del cuello de él tras haber compartido un amoroso beso de bienvenida. - Siempre he deseado cenar a la luz de las velas y después sentarme frente a la chimenea, iluminados solo por las llamas del fuego...mira la he encendido.

      - Me gusta ese plan.

      - He preparado fiambre, quesos variados, fruta fresca y yogurt...

      - Cada vez me gusta más.- La tenía ceñida por la cintura, pegándola a su cuerpo. 

       En aquellos meses que llevaban juntos, sus cuerpos habían aprendido a adaptarse, a acoplarse el uno al otro como el Yin y el Yang de los taoístas, como dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias. Hundió el rostro en la base del cuello de su esposa, enterrandolo en su mata de pelo negro. Sintió su olor, aquel aroma a jazmines que le despertaba todos los sentidos, notó la tibieza de su piel , su suavidad, el sabor dulce que dejaba en sus labios al besarla... Suspiró hondamente y susurró quedo con voz profunda de deseo cerca de su oído.

      - Voy a ducharme. Enseguida vuelvo.

      - Ya te has duchado esta mañana. - Se quejó mimosa sin soltarle.

      - No me tientes, bruja.

      - No te tiento, es que no hay agua caliente.

       El detuvo sus sensuales movimientos y miró al frente, hacia la penumbra.

      -¿Y por qué?

       Ella se apartó y se humedeció los labios de forma inocente atrayendo hacia ellos la mirada hambrienta de su marido.

      -¿Te acuerdas de la plancha?

      Una sonrisa involuntaria se formó poco a poco en la boca de Demir. Claro que se acordaba. No la olvidaría nunca.

      - Pues he intentado arreglarla.

      - Te dije que comprarás una nueva.

      - Si, si la tengo que comprar, porque cuando he arreglado la rota y la he ido a enchufar, ha saltado uno de los diferenciales de la luz y no tenemos electricidad. He llamado al portero, pero dice que él no sabe arreglarlo y que nos recomienda que no lo intentemos nosotros. Así que ya lo sabes. Si no hubieras roto la plancha...

      -¿Yo la rompí?- Se quejó él.- ¿Quién le dió con el pié y la tiró al suelo?

      -¿Quién me atacó por la espalda mientras estaba planchando?

      - ¿Así que te ataqué?, pues no noté que rechazarlas el ataque, muy al contrario, te mostraste muy entusiasta y participativa.

      Ella sonrió de pronto al recordarlo.

      - Si, ¿verdad?- Se acercó y rodeo su cintura con los brazos apoyando la frente contra su fuerte pecho.- Estuvo bien... Esta noche lo repetimos, sin patear la plancha, frente a la chimenea. Tu y yo...

      Él estaba inmerso en sus cálculos.

      - Habrá que llamar al electricista.

      Ella se encogió de hombros y le soltó lentamente.

      - Si te empeñas... Yo preferiría contigo, después de estos siete meses casados ya tenemos cierta confianza y no puedo quejarme de nada, pero supongo que el electricista...¡Auhg!- Se quejó de la palmada que él le dió en el trasero.

      -Te la has merecido.- La regañó riendo divertido volviendo a atraerla hacia su cuerpo.

      Otra vez pegadita a él. Sentía que aquel era su sitio natural. En ninguna otra parte se sentía más feliz, más ella misma. Y ahora...ahora... 

      Llevaba días sospechando, esperando impaciente el momento de estar segura y aquel fue el día. Al ver la prueba de embarazo  positiva, tuvo que taparse la boca para que nadie la oyera riendo y llorando a la vez, emocionada. Había estado nerviosa, tenía que decírselo a Demir, pero no allí en el trabajo, a solas, en su casa; sin embargo cada vez que lo miraba se le esponjaba el corazón y sentía que aquel ser del tamaño de  una cabeza de alfiler se revolvía dentro de ella.

      - Tengo que decirte algo. - Musitó cogiéndolo de la mano y llevándolo hacia el sofá. El se dejó llevar mansamente. ¡Había llegado el momento! Recordó a su hermana diciéndole que debía fingir que no sabía nada y demostrar su alegría. 

      - Dime.- la animó a hablar.

      Ella guardó aún un instante de silencio, como si esperara a que su corazón se calmara. Sonreía y a la tenue luz del fuego sus ojos parecían lanzar chispas. Por fin tomó aire y lo soltó acompañado de palabras.

      - Estoy embarazada.

      La reacción de él no se hizo esperar.

      - ¿Qué? ¿Como? ¿Que tú... ? - le tomó la cara entre las manos y la besó en las mejillas. - ¿Embarazada? ¡Qué.. maravilla, qué...!¿Como puede ser?...

     Ella achicó los ojos estudiándole con atención y después le apartó de un fuerte empujón.

     -¡Ya lo sabías!- le acusó poniéndose en pie para evitar que el volviera a cogerla.

      -¡No, yo...!

      -¡Si, tú...! ¿Crees que no me he dado cuenta de que estás haciendo teatro? Y muy mal hecho además. - Volvió a apartarle cuando intentó acercarse. - ¿Te estás burlando?

      Aquello iba a pasar a mayores. No podía consentir que ella pensara algo así.

      - No, eso nunca. ¿Cómo puedes creer eso de mí?- La abrazó con fuerza, rodeándola por la cintura.- Eres lo que más quiero en este mundo y lo sabes, ¿cómo podría hacerte eso?

      Sühayla se calmó porque sabía que aquello era cierto. Se dejó hacer mimos y puso morritos.

      - ¿Por qué no me dijiste que estoy embarazada en vez de hacer esa pantomima?

      - Porque no quería robarte ese momento. El momento en que una mujer le dice al hombre que ama que está esperando un hijo, es solo suyo y yo quería que tú lo tuvieras, que no lo perdieras por mi culpa...

      Ella le miró emocionada y sonrió enternecida. Tomó aquel rostro amado entre sus manos y le besó en los labios. Primero fue un leve roce, luego una cálida presión y por fin un largo beso.

      - Te quiero con toda mi alma. - Le dijo apoyando la mejilla en su pecho.

       - Y yo  a ti.- Musitó contra su pelo- Te quiero como jamás pensé que se podía querer. Como jamás pensé que yo podía llegar a querer.

      Alzó de nuevo el rostro para mirar a los ojos de su marido y se vio reflejada en ellos. Lentamente sus bocas fueron acercándose, sus alientos se mezclaron hasta confundirse y dejaron que el calor de sus labios les quemara. El abrazo de hizo más cerrado. El beso más intenso. Las manos de Demir recorrían la espalda femenina deleitándose en ello mientras las de su mujer le despojaban de la americana con habilidad aprendida de la práctica. La prenda cayó con un sonido sordo en algún lado, como si a alguno le importará donde caía. Las hábiles manos femeninas siguieron con la corbata y cuando al fin consiguieron desabrochar algunos botones de la camisa y tocar su piel un suspiro de victorioso placer emanó de la garganta de ella, si bien no las detuvo ahí... La intensidad de sus respiraciones aumentó hasta hacerse audible cuando el hombre logró ganar el cuerpo de la mujer llevándolo a su total desnudez, depositándolo con  firme suavidad sobre la mullida alfombra que descansaba al calor del fuego. La luz de las llamas dibujaba sombras satinadas en su piel. En todo el mundo no había una criatura mas hermosa que ella, encendida de amor, entregada y a la vez exigente. Después el fuego les guardaría el secreto de palabras susurradas con voz ronca, casi al oído, envueltas en suspiros entrecortados y ardientes miradas, en suaves caricias y silentes gemidos que de dos hicieron uno en la más absoluta enajenación de los sentidos hasta alcanzar la merecida calma de la felicidad. Y risas...tantas risas. Uno al lado del otro, desnudos en confianza, con las piernas enlazadas aún, negándose a romper el contacto. 

      - Mira que eres tonto,¿de verdad pensabas que me ibas a engañar?

      - No, no lo pensaba y se lo dije a mi hermana, pero ella dijo que tenía que poner mucho entusiasmo para que me creyeras, porque soy de hielo. 

      - Se lo has dicho a tu hermana...

      - Entiéndeme, a alguien tenía que decírselo... Aunque luego me he arrepentido, porque ha estado llamándome a diario para preguntar si tú lo sabías ya.

      - Pero¿Desde cuándo lo sabes?

      - Hace diez días.

       -¡Tanto! Si yo he estado esperando a poder hacerme la prueba y pensaba que la había hecho en tiempo récord... ¿Cómo lo supiste?

     Demir sonrió más abiertamente. 

      - Me lo dijeron éstos.- Abarcó con su mano uno de los pechos de ella mientras su lengua y su boca jugueteaban con el pezón del otro.- Éstos que tanto me gustan y tan bien conozco, están diferentes...

      Le encendió la encantadora respuesta de ella, que dejó caer los párpados con desidia mientras emitía un sonido gutural y sorprendido de placer.

      - Así que decidí confirmarlo y...- Su mano abandonó el seno y su dedo inició un descenso lento y tortuoso pasando por la piel de su abdomen y abriéndose camino entre sus piernas hasta el punto en el que pudo introducir el juguetón dedo corazón.-... lo confirmé.

      Ella lanzó un ¡¡Uf!! Y arqueó su espalda mientras se mordía el labio inferior.

     - Osea que yo estaba pensando guarrerías mientras que tú me hacías un reconocimiento ginecológico .¡Qué feo! ¡Que feo, doctor Bahrain! ¿No te da vergüenza?

      Demir no contestó. Se acodó de costado en la alfombra y miró la espléndida belleza de su mujer.

     - Cuando confirmé que mi hijo estaba ahí... - musitó abarcando con su mano el vientre de su esposa,- el corazón se me puso a mil, aún se me pone solo con pensarlo. - Llevó la mano de ella hasta posarla sobre su pecho y la vio sonreír encantada al notar los latidos de su corazón.- ¿Cuántas cosas habré visto?¿Cuánto habré vivido? Y sin embargo nada se puede comparar con lo que sentí en aquel momento y sigo sintiendo. Que mi amor por ti y tu entrega a mí se haga físico es algo que se escapa a mi control de las emociones.

      Ella le escuchaba absorta en sus palabras y el timbre de su voz, con los ojos cuajados de lágrimas. ¿Y su cuñada decía que aquel hombre era de hielo? 

      El la besó tiernamente en los labios.

      - Ojalá todas las lágrimas que salgan de tus ojos sean cómo éstas...

      -Demir, yo quiero que nazca en Turquía, como nosotros, como nuestros antepasados... Me da igual Estambul que Ankara o Izmir o el más lejano pueblo del mar Negro...

      - Nacerá allí y crecerá junto a su gente, aquella será su tierra, la misma de los Ititas, de los  troyanos, de los romanos, los bizantinos, los otomanos, todos esos pueblos que forjaron nuestro carácter y nos convirtieron en lo que somos.

        Sühayla le oía y sonreía dichosa.

        -Y podremos ir a la boda de Onür . Menos mal que por fin se dió cuenta de que había una mujer que le quería de verdad, desde siempre, y fué lo suficientemente listo como para aceptarla. Mi madre dice que se le ve muy enamorado de ella.

        -¿Has hablado con tu madre hoy?

        -Si...-Asintió acurrucándose más contra él y dejándose envolver por el calor de su cuerpo.

        -¿Como está mi suegra?- Se movió para estirar el brazo y coger la manta que adornaba el sofá para extenderla y cubrir a ambos con ella. No hacía frio con el fuego de la chimenea pero los cuerpos desnudos podían enfriarse pese a ello.

        -Muy bien. Contenta de saber que va a ser abuela.

        -¿Se lo has dicho a tu madre? 

        -Y a mi padre. ¡A alguien se lo tenía que decir! Yo tampoco podía guardarlo para mi sola.- Se movió sin dificultad para darse la vuelta y quedar frente a él. 

        Demir sonreía. Sühayla también. Los ojos negros clavados en los verdes. Los verdes paseando entre los ojos negros y la boca de labios regordetes y sensuales que se movieron al hablar:

        - Siento como si hubieras sido mío toda la vida, como si todo lo que he vivido era solo una preparación para llegar hasta tí. ¿Sabes? Mi padre siempre dice que lo que tiene que ser será y lo que tenga que pasar pasará, que somos como el agua de un manantial que se abre paso buscando un camino para llegar al mar.- Alzó su mano para hundir los dedos en el cabello de él.- En este momento sé que he encontrado mi camino.

        El sonrió y con ternura depositó un suave beso en sus labios.

        -Va a ser una largo camino, Askim, por el que iremos cogidos de la mano, encontraremos jardines de flores que disfrutar y pedregales en los que tendremos que ayudarnos para seguir adelante, montañas que subir y valles que recorrer, pero no imagino mayor dicha que hacerlo todo a tu lado. 

        Volvió a besarla y ella le respondió con cálida entrega. Esto le despertó de nuevo y alzando su mano recorrió con su dedo índice uno de sus pechos. Mira, un monte y aquí, un valle que lleva a otro monte.

        -No empieces, que ya sabes que te sigo.

        -No, no me sigas.- Demir puso el alma en sus ojos.- Ven siempre a mi lado.


     

FIN


 


     



      






     

      




      



     




      







Comentarios

  1. Ohhh que bonito...no me sigas ...ven siempre a mi lado🥰🥰🥰🥰🥰 los echaré de menos...enhorabuena👏🏻👏🏻👏🏻🌬💋💋💋

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    1. No está mal que se eche algo de menos, eso es que ha gustado o, cuando menos, entretenido. Es mi único objetivo y me conformo con eso. Ahora Sühayla y Demir, deben dejar paso a otros personajes y otras historias.

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  2. Me ha encantado esperando poder leer lo que vayas relatando muchos besos y muchas gracias

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    1. Muchas gracias por dedicar parte de tu tiempo a leer el relato, habré cumplido mi objetivo si lo has disfrutado.
      Un beso enorme.

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  3. Precioso me ha encantado la historia, y el final. Espero que escribas más relatos... Otra historia ... Enhorabuena 👏❤️

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    1. Te agradezco tus comentarios, sobretodo porque me dices que te ha gustado y ese es mi único objetivo al hacer públicos mis relatos, que los disfrutéis. Muchas gracias y un besote gordo.

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  4. Ohhhh Loli qué manera sublime de cerrar esta historia!! Ya te lo dije. Tienes en mi una fan. Voy a extrañar mucho a Sühayla y Demir pero más el mirar el blog por si había nueva entrega. Gracias por todo. Y espero leer más cosas que salgan de tu cabecita!! Un beso y nos leemos en el chat!!!!

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    1. Gracias , me alegra leer eso, sobretodo porque estoy macerando en el cerebro otra historia que no sé si podré afinar. Voy a intentarlo. De todas formas, mi querida Verita, muchas gracias.

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  5. No tengo nada que decir, mas que expresar mi fascinación por esta historia, fue tal como lo esperaba en su desarrollo fueron experimentando tantos cambios internos entre los personajes, hasta descubrir que eran el uno para el otro cuando ya casi se sentían separados por terquedad y obstinación mutua, pero ahora con este final tan bello nos has entregado una historia de amor tan tierna, tan verdadera y profunda con un desenlace digno de admirar que no queda más que decir que los voy a extrañar y me alegra que hayan encontrado su camino Sühayla y Demir. Sigue escribiéndonos y llevándonos a momentos especiales con tus relatos Loli no dejes de hacerlo. Te felicito tu primer éxito.

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  6. Aunque ya te lo he puesto en Telegram, muchas gracias por tus palabras. Admito que el deseo de saber que pasábais un buen rato me ha animado a buscar situaciones agradables.
    Un beso, Carmen
    Espero que pronto volváis a tener noticias de mi en este medio. En el chat, por supuesto.

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  7. Preciosa historia, muchisimas felicidades por ella!!!! Me pareció muy real, con sus partes cómicas, que me encantaron. Me emocioné y lloré... Espero seguir leyendo historias tuyas 🥰🥰😙

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  8. Woooooowwwww qué talento tienes. En 3 días terminé esta hermosa historia. Bravo!!!! 👏👏👏

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  9. Me encanto, me encantó y me encantó uuuuuf por Dios!!! Te felicito de verdad es muy bueno

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