BUSCANDO SU CAMINO

 


CAPITULO 14°


        Sühayla tuvo que hacer un gran esfuerzo, otro más, para presentarse a trabajar el lunes. ¡No quería ir! Con gusto se hubiera inventado alguna enfermedad o cualquier otra excusa, pero sabía que era imposible. Todos harían preguntas y ella no podía responder. No quería responder. Aquello formaba parte de su intimidad, era solo suyo.

        Un breve cruce de miradas fué la única referencia que Demir y ella hicieron acerca del sábado. En todo momento se comportaron con normalidad, como si no hubiera pasado nada, lo que rugiera o no en su interior era cosa de cada uno, pero parecía que los dos habían hecho un pacto tácito de punto y aparte. 

        Al principio, el doctor Bahrain apenas osaba mirarla. No sabía, no podía comprender qué clase de locura pasó por su cabeza aquella noche, pero ahora le estaba agradecido a ella por la sensatez que demostró. De seguro que tarde o temprano se hubiera arrepentido de aquel deslíz y ¿cómo hubiera podido explicárselo a Helga? El jamás la había engañado, nunca miró a otra mujer que no fuera ella. Sintió de nuevo aquella necesidad de oir su voz y la llamó por teléfono. Fué una conversación rutinaria, la típica de ponerse al día sin contar nada nuevo, porque no había nada nuevo que contar... Sin embargo al día siguiente, en vuelo regular de Lufthansa, llegó desde Alemania Helga Einstein. 

        Fué directamente al American hastane desde el aeropuerto, pero no se presentó ante su prometido, como se podía esperar de una mujer locamente enamorada y deseosa de encontrarse con el hombre que ama. Se reunió primero con el director del hospital y con el jefe de Medicina Interna, haciendo con ambos un gran despliegue de su irresistible encanto y don de gentes. No les conocía personalmente ni falta que le hacía. Había hablado con ellos vía telefónica y video conferencia cuando Demir le dijo que tenía que ir a Turquia durante unos meses porque su hermana le necesitaba. Así que pensó que, ya que él debía estar en su país,¿por qué no sacar provecho de su estancia? Lo negoció todo por él, como siempre, para que él no tuviera que preocuparse por nada. La casa, el asistente, los empleados de la casa, incluido alguien que se hiciera cargo de los niños para que tampoco le molestaran, el coche... En fin.¡Todo! Era consciente de la importancia del trabajo de Demir, él no debía entretenerse en pequeños detalles. Para eso estaba ella, su mayor admiradora, su prometida, su amante y, también, su relaciones públicas.

        Llegó junto al eminente doctor y su equipo acompañada por aquellos dos peces gordos como si fuera una visita de alto rango; y como tal se comportaba. Era cierto que no pasaba desapercibida. Alta, alrededor del metro setenta y cinco de estatura, esbelta, elegante con un Chanel de falda y chaqueta, el pelo rubio claro y cortado a la última moda parisina. Se la veía tan impecable y perfecta que más que de un avión parecía que acababa de salir del salón de belleza.

        Por la sorpresa que demostró Demir al verla resultaba evidente que no la esperaba. Reaccionó con rapidéz y la saludó cariñoso con un beso en la mejilla. Nadie esperaba mayores muestras de entusiasmo en público. Los miembros del equipo le fueron presentados y aunque correspondió con afable calidéz a cada uno, fué la única mujer que les acompañaba la que captó su atención. La midió de arriba a arriba a abajo con su fría mirada de color azul y sonrió tendiéndole la mano.

        -Estaba deseosa de conocer a la única mujer que se ha hecho un hueco entre tanto hombre.- Su uso del idioma turco era impecable, no tanto así su acento que sonaba horroroso con tantas erres marcadas y tantas eses suaves.

        A Sühayla le cayó mal casi desde el primer instante. Ante si misma se negaba a admitir que aquella antipatía procedía de sus celos, ante los demás ni siquiera podía demostrar que le caía mal ya que nadie podía imaginarse el motivo de aquella aversión.

        -¡Off, Elif, si la vieras! Es fría, metódica, calculadora...¡Es horrible! Parece una matrona sacada de una película de nazis.

        -Algo bueno tendrá si el doctor está tan enamorado de ella.

        -Si,- exclamó indignada,- ¡que son tal para cual! Claro, es alta, es elegante ,muy guapa, parece una top model, pero aparte de eso¿qué le queda? ¿eh, qué le queda? ¡Nada! 

        -¿Te parece poco?

        Elif se divertía de lo lindo con el enfado de su amiga. Sühayla había sido siempre una mujer temperamental, le podían las vísceras y allí estaba demostrándolo.

        -¡Elif!...- se quejó ante lo que creía una falta de interés en su amiga.-... No muestra... es como si careciera de sentimientos...no tiene sensibilidad, no es empática...

        -Los alemanes tienen el carácter diferente al nuestro.

        -No lo creo. No me creo que todos los alemanes sean como esa mujer. Te juro que me pongo de los nervios cada vez que oigo su deplorable acento masacrando a golpe de marcadas erres y escurridizas eses el idioma turco, el idioma de Yasar Kemal, de Ömer Seyfettin...de...Peride Celal...

        -¿Ah, si? Y dime¿con qué acento hablas tú alemán, mi querida Jossenmojen?- Le faltaba poco para reir a carcajadas ante el enfado de la otra.

        -¡No es así! ¡Es Jofenpojen!...Jospensojen...¡A la mierda! Si no lo digo no es porque no sepa pronunciarlo perfectamente, es que no me acuerdo. Pero puedo decir que es Baviera.-Se levantó como si la silla tuviera un pincho y señaló a su amiga.-Gracias por toda tu solidaridad y comprensión.

        Lo cierto era que el hecho de conocer a la prometida del doctor la había tranquilizado muchisimo, ahora veía que iban a ser los dos muy felices .

        -¿Quieres que salgamos esta tarde?

        ¡Y dale!

        -¡Que no!¡Que no!¡Que no!¿Cómo te lo digo, pesado?¿Es que no ha hablado mi madre con tu madre?¿Es que no te ha dicho que me dejes en paz? ¡Que yo te quiero mucho, Onur!, que de verdad, te tengo mucho cariño desde niños, que si no te lo tuviera ya te había sacudido, porque me tienes hasta el flequillo.-Le miraba con ojos flamígeros- Y que hoy no está el horno para bollos...

        -¿Es por que quieres a otro?

        ¡Ya no podía más!¿Qué podía decir o hacer?¡No lo sabía!

        Por primera vez en mucho tiempo se detuvo a hablar con él.

        -Oyeme, ¿tú sabes que en esta misma calle hay una chica que bebe los vientos por que,¡ay, Allah! ¿por que tú la mires? Que es una chica buena, como tú, que está en vilo por ver si le dices algo... Que sería felíz si la invitaras, no ya a salir, si no a un simple té en tu tienda o en el horno de pan de su padre? Habla con ella... y...

        -¿Es el doctor famoso?- La interrumpió.

        ¿Con quién estaba hablando?¿Estaba hablando sola?

        -¡Si! ¡Si!-Exclamó conteniendo su rabia y cerrando los puños con ganas de lanzarle un gancho de derecha a la mandíbula- ¡Y ahora me voy que llego tarde a mi cita diaria con él! ¡Ahí te quedas, majadero!

        Lo dejó plantado, que parecía ser el único idioma que conocía. No entendia como Elma, que era un encanto y una mujer hermosa, estaba tan enamorada de aquel cazurro. Bueno,si, le quería desde que eran niños, todos habían crecido en aquel barrio... ¡Pero si en vez de mirarle y babear por él, la muy boba se dedicara a hacer algo que sirviera para llevárselo a su terreno, ahora serían las dos felíces, Elma con Onur y ella libre de él.

        El día había empezado mal y podía ir a peor, por que un accidente en la autopista causó un colapso de tráfico que la retuvo más de veinte minutos casi parada hasta que pudo llegar a una de las vías alternativas que su padre le había enseñado. El retraso no fué escandaloso, aún así cuando llegó a la urbanización y aparcó del coche, se encontró a Tarik y Mohamed, tan cerca que Tarik hasta le abrió la portezuela.

        -Buenos días, doctora hanim.

        -Buenos días, agentes.-Onur, un atasco y éstos dos ¿algo más?

        -El doctor tiene la visita de una señora alemana, que creo que es su prometida...

        Ella asintió sonriendo demasiado ampliamente.¡Pero qué cotillas eran aquellos dos y claro, como se enteraban de todo...!

        -¡Y qué señora, ¿eh Mohamed?!-El otro asintió en silencio, pero tajante.- Alta, rubia, ¡impresionante!... Parece una modelo...Pero no puede ser de otra manera, los hombres como él son los que cortan el bacalao,¿ qué quiere...?

        -¡Un coche con cierre a control remoto!- Suspiró resignada.

        -No. -Sonrió cachazudo el gordo Tarik.-Es una forma de hablar... 

        Ella siguió sonriendo mientras dejó caer las llaves dentro del bolso, hasta el fondo. Se despidió deseándoles un buén día y entró en el jardín.

        Entró en la casa con su llave, como siempre, pero la sorprendió el intenso silencio que la envolvió. ¿Había llegado demasiado tarde? Quizá ya se habían ido; pero no podía ser, pese a su retraso era pronto aún para la escuela.

        Begum salió a su encuentro caminando casi de puntillas.

        -Está la fräulein,-susurró el apelativo que usaban entre ellas cuando se referían a la, hasta entonces desconocida, prometida del doctor Bahrain,indicando con la cabeza hacia la puerta del comedor.

        -¿Ha pasado aquí la noche?- Preguntó ella, intrigada.

        Begum se encogió lenta y exageradamente de hombros poniendo en su moreno rostro una expresión de ignorancia.

        -Cuando yo he llegado ya estaba aquí.-Iban hacia la cocina,cuchicheando,-me ha dicho que le hiciera un café express, pero aquí no hay cafetera de esa. Le he hecho un café normal y se lo he colado con la manga... Casi me lo ha escupido encima, la tía.

        -Me ocupare de que hoy mismo manden una cafetera expres y café adecuado... No te preocupes.

        -Por mí, como si bebe orines de cabra... 

        Soltó una risita maliciosa y preguntó con su alegre tono habitual.

        -¿Los niños se han ido al colegio?

        -No, están desayunando, en el comedor...

        Ella se extrañaba del silencio. Se colocó los periódicos bajo en brazo y con buén ánimo empujó la puerta de vaivén que unía la cocina con el comedor.

        -¡Buenos días, doctor, Helga hanim, chicos...! Sus periódicos doctor,-se los puso a un lado, como siempre.- Hoy hace un día de postal, el cielo despejado, limpio, ni siquiera una nube. Llegaremos a los ventiocho grados, hoy pasamos calor, pero todavía no es nada para lo que nos espera...-Fué hacia el aparador y se sirvió su té diario.-Ah, Helga hanim, ya me ha comentado Begum que a usted le gusta el café expreso; haré que traigan una cafetera hoy mismo, aquí es que somos más de café turco, ya se imaginará que lo del café italiano es más bién raro.-Como la alemana la observaba sin quitarle ojo pensó que quizá se debía a que estaba apoyada contra el aparador, así que fué a sentarse en la silla vacía junto a Sila.-¿Tienes bién preparado el exámen de historia?-Le preguntó con interés.

        -Si, yo creo que no habrá problemas.

        -Como en los demás, aunque no sé si te va a servir, vuestro tío y yo hablamos con el director del colegio para ver si os podrían convalidar estas notas con las del colegio de Antaquia, para que paseis el curso y empeceis uno nuevo en Ankara, pero ya se verá. Vosotros esforzaros mucho estos días,-se dirigía también a Demir sobrino,- hacéd buenos exámenes y haber si con un poco de suerte...

        -Fräulein Hülüsi...

        -Doctora Hülüsi,-por fin abrió la boca el doctor Bahrain para indicar el modo en que su prometida debía dirigirse a la otra, aunque ella ya lo sabía.

        -Doctora Hülüsi,- se rectificó,- veo que le trae los periódicos al doctor.

        -Así es, todos los días.-Asintió sonriente.

        -¿Para que?

        -¿...?

        -Para qué se los trae si no le deja leerlos; desde que ha llegado no ha parado de hablar, del tiempo, del café, de los exámenes, del curso... 

        Bueno, pues el día no mejoraba. Cogió su té y musitando una disculpa volvió a la cocina.

        -¿Te ha echado también?-Sonrió Begum indiferente.

        -¡De una patada en el culo y sin usar el pié!

        Se taparon la boca con la mano para ahogar el sonido de las risas. Desde el otro lado de la puerta les llegó el sonido de la voz grave de él, aunque no supieron entender lo que decía porque habló en alemán. La fräulein le replicó algo  con tal cantidad de erres que las otras dos se miraron.

        -Parece que en el comedor están arrancando el motor de un camión.- Dijo Begum

        Y vuelta a apretarse la boca con las manos para no reirse, aunque aquel camión parecía estar a punto de ponerse en marcha y aplastar a quien estuviera ante él.

        -Le ha dicho a los niños que no hagan ruido, que molestan al doctor,que tiene que estar tranquilo y concentrado antes de ir al hospital, literal, así que cuando ha entrado él a desayunar apenas le han contestado a los buenos, días. Y así están, todo el rato callados. si el doctor pregunta algo, ellos apenas levantan la voz para contestar.

        -Es el mismo silencio que había al principio. Pero bueno, ella ya se acostumbrará también, son niños y son los sobrinos de su prometido, de hecho, cuando se casen serán sus sobrinos. Además, cuando tengan hijos no los vá a tener amordazados para que el papi esté trrrrranquilo y concentrrrrado....- Imitó el acento provocando de nuevo la risa de la otra.

        Sühayla sabía que aquel no iba a ser el único escollo que tendría que salvar con la alemana, así que se dijo que debía tener paciencia, que como decía su padre, el agua seguiría su curso y que no debía preocuparse por lo que pasara, porque pasaría quisiera ella o no. Por lo pronto intentaría mantenerse lo más lejos posible del doctor Bahrain y su prometida, para evitarse problemas de cualquier tipo. Ella no era la que creaba complicaciones. En absoluto.

        -¿Sabes, Sühayla?, esta tarde voy a jugar un partido con mis compañeros de clase.

        La doctora lanzó una exclamación de contento y soltó una de sus manos del volante para chocarla con la de Demir sobrino, que estaba en el asiento posterior del coche junto con su hermana y su futura tía. 

        -¿A qué viene tanto entusiasmo?-Preguntó sonriendo interesado Demir tío.

        -Mis compañeros no me dejaban jugar y la doctora hanim me dijo que les dijera que soy vecino de un hermano de Cyle Larin.- Explicó el muchacho.

        -¿Quién es Cyle Larin?-Preguntó la alemana intentando congraciarse con el chaval.

        -Es...

        -Es el...

        -Es el mejor delantero del Beksitas en este momento. Alguna vez me habrás oido hablar de él. -Informó el doctor sorprendiendo a su sobrino y a Sühayla que fueron quienes habían intentado explicar lo mismo siendo interrumpidos por él.       

        -Ah...fútbol...

        -Pero eso es mentira...-Dijo el doctor haciendo caso omiso del comentario desdeñoso de Helga. 

        -¿Eso es lo que les enseña a los niños?-Se quejó la fräulein a la conductora.-¿A mentir? 

        -Es una mentira inocente, Helga, y ha servido para que Demir haga amigos.- Se defendió la acusada

        -No existen las mentiras inocentes. Mentir está mal.-Dijo el doctor

        -Solo si te pillan. -Replicó Süheyla muy contenta de que su estrategia hubiera dado resultado.-Además, ¿quién va a ir a preguntarle a Larin donde vive su hermano?

        -¿A tí te gusta el fútbol, tío?-Preguntó Demir como si hubiera visto un marciano.

        -Soy socio del Beksitas desde que tuve dinero para pagarme el carné, aunque no puedo ir a los partidos por razones obvias; pero tengo una cuenta premium para verlos donde quiera que esté. Y...-añadió mirando hacia atrás para ver la cara del niño.- Hace tres años me hicieron socio honorífico del club, asi que si quieres, mañana o pasado vamos al entrenamiento y vemos a Larin, a Aboubakar, a Ghezzal...

        La cara que puso su sobrino al oirle era la mayor compensación que  podría vivir un tío. La sonrisa del muchacho solo pudo ser igualada por la de la doctora quien disfrutaba mirándole a través del espejo retrovisor.

        -¿Te lo crees ya?- Preguntó - Os dije que vuestro tío es un hombre  importante de verdad.

        -Yo ya lo sabía...

        -Que tenga una Visa platino no quiere decir que sea importante, quiere decir que tiene dinero.

        -A mi me vale, porque no le habrán hecho socio honorífico del club de fans de Halil Ibrahim Ceyhan...

        Hubo un largo silencio en el habitáculo. Como el doctor se dió cuenta de que iba dirigido a él, respondió:

        -No le conozco.   

       Aquello fue una decepción total para Sila y la convicción para Sühayla de que al tío le iba a costar prestarle su Visa platino a la sobrina.

       Helga, por su parte no daba crédito a lo que estaba viendo y oyendo. Entendía que Demir quisiera cuidar bien de sus sobrinos, eran los hijos de su hermana, aunque nunca la viera, pero de ahí a perder el tiempo llevándoles a ver futbolistas o actores...Sin embargo no dijo nada, prefería esperar a que estuvieran solos y le haría ver la inconveniencia de perder tiempo en caprichos de niños.

      


    


Comentarios

  1. Me encanta...cada vez tengo más ganas de los siguientes......enhorabuena y mejorate pronto...
    Angeles

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  2. Esto va cada vez mejor, Dios mio no quisiera para de leer, pero toca esperar. Sigue loli recuperate pronto

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  3. Le he cogido un asquito a la alemana... que deje en paz s nuestros protas.. tienen mucho que andar. Gracias por seguir la historia y mejorate!!

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  4. Como echamos de menos ,primero a ti y después a nuestros protagonistas, cuídate muchísimo cielo ❤️❤️🥰🥰

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  5. Esa Alemana dan unas ganas de acomodarles las ideas. Me encanta como está yendo la historia

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  6. 🤣🤣🤣🤣 nosotras somos miembros vip del club de fans de Halil que se venga con nosotros la chiquilla, me encanta deseando ver como cambia la salchicha por los dolmas😜🥰🌬💋

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  7. Pues a mí ya me cae mal también la alemana de primeras.. me está gustando muchísimo Loli!!! 😍😘😘

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