BUSCANDO SU CAMINO
CAPITULO 11°
Con todo el asunto de la boda, Elif y Sühayla se encontraban menos y cuando lo hacían el tema principal eran los preparativos para el inminente evento, era por eso que a la doctora de Medicina Interna le había sido fácil evitar contarle a la pediatra lo que había sucedido la semana anterior con el doctor Bahrain.
-¡¿Me enloquece?! - Casi chilló Elif al oir el relato de su amiga.-¿Eso dijo?
-Todavía se me eriza el vello cuando lo recuerdo...-Musitó Sühayla para evitar que la oyera nadie aparte de la otra.- Desde entonces mantenemos bien marcadas las distancias, como si lo hubiéramos pactado.
Estaban en la cafeteria del hospital, sentadas, como acostumbraban, ante dos vasos de chai especiado con canela, pimienta y cardamomo.
- ¡Esto es una bomba! ¿Por qué has tardado tanto en contármelo?
Ella se encogió de hombros con fingida indiferencia.
-No estaba preparada para hablar de ello, me sentía muy confundida, muy perdida... hasta que por fin me he dado cuenta de que fué algo puntual y ya está. No volveré a permitir que suceda nada parecido; aunque yo soy inocente, yo no tengo una fräulein a la que engaño olisqueando a otras y calentándoles la oreja con el aliento.
Elif la miró extrañada.
-Y digo yo, que yo también sé decir cosas como el chino de tu madre, si fué algo puntual que no volverá a suceder,¿por qué teneis que marcar las distancias?
-Pues... eso...para que no vuelva a suceder...-Tituveó Sühayla .
Su amiga primero achicó un ojo y torciendo el morro, pensativa, dijo:
-Oséa, que si no las marcais, ¿volvería a suceder?
-¡Por supuesto que no!- Exclamó al instante y tarde se dió cuenta de que había sido demasiado rápida y demasiado tajante como para que su amiga la creyera.
-Acabas de decir que todavía se te eriza el vello al recordarlo, osea que lo recuerdas.
-¿Qué es esto?¿Un interrogatorio?¿Me estás aplicando el tercer grado?- Se mostró enfadada para que la otra se acobardara.-¡Se acabó! No hay más que hablar. Además, para que lo sepas, este fin de semana se vá a pasarlo en Alemania, con la fräulein...digo yo que estará allí...
-¡Ja! Acabáramos, esa es la prueba que me faltaba. Se vá a echarle un polvo o dos a la fräulein, como tú le dices, para rebajarse el calentón de tu aroma a jazmines...
-¡Pero qué bestia eres!...
-Y eso que no te he dicho lo que he pensado acerca de tus bragas y tus tobillos al oirte contándome cómo te ardió su aliento en el cuello cuando te dijo el famoso:"Me enloquece"...-Rompió a reir como si sus propios pensamientos fueran la comedia más divertida. -Venga, mi Süh... no te enfades.-Añadió la expresión pétrea de su amiga.
-¿Y con esa boca sucia le hablas a los niños que llevan a tu consul...
Elif esperaba a que su amiga terminara lo que estaba diciendo, pero eso no sucedió. Siguió la dirección en la que miraba, hacia la puerta de la cafetería, pero no vió nada ni nadie que pudiera causar aquel estupor y la palidéz de su rostro.
-¿Qué pasa?
-Nada...No sé, me ha parecido ver pasar...Pero no será... Claro que... Pero no se atrevería a...- Miró a Elif y le preguntó.-¿ Se atreverá...? ¡Ay, pues claro que se atreve!
Se puso en pié y salió casi al galope de la cafeteria. Su amiga la siguió a toda prisa y sonriendo nerviosa a quienes las miraban curiosos.
-Se acaba de acordar de que se ha dejado la plancha enchufada...
La seguía de cerca pero no consiguió alcanzarla, porque cuando estaba a punto de llegar a su altura la vió que encontraba al doctor Bahrain y prefirió detenerse y, jadeando aun por la carrera, observar de lejos lo que fuera que pasara.
-No hace falta que corra tanto,-le oyó decir a él, severo,- ya hemos terminado.
Elif pensó que era una pena que un hombre tan mundano, tan guapo, tan bién vestido siempre y tan inteligente, careciera de sentido del humor.
-Disculpe que haya tardado, es que sentí la urgente necesidad de ir al cuarto de baño...
-¿Cincuenta minutos en el aseo? Lástima que no sintiera otra urgente necesidad de salir de él.-Dijo el doctor.-Por supuesto no creo que haya estado en el baño y menos aún después de oir en su teléfono el tono de un mensaje de su amiga la pediatra.
Elif aplastó la espalda contra la paréd tras la esquina, temerosa de que la descubriera allí, como si ella tuviera algo que ocultar. Pero como su curiosidad era equivalente a su miedo, alargó el cuello para acercar algo más la oreja hacia un punto donde la charla de los otros dos le fuera audible.
-De todas formas no importa. Ya podemos irnos.- Giró el rostro y miró hacia atrás .
-¿Pasa algo?-Preguntó su asistente.
-Nada.- Se encogió de hombros, desconcertado.-Bueno, si. Hace un instante se me ha acercado un tio enorme y me ha dicho que su novia es sagrada y que si intento algo con ella me dará una paliza que me va a dejar aquí como paciente...
Sühayla se dió media vuelta para que él no viera su expresión de horror. ¡Asi que no se había equivocado cuando estaba en la cafeteria y creyó ver a Onur Tekin pasar!¡Era él de verdad!
-¿Era estrábico?
-Si,¿cómo lo sabe? ¿Le conoce?
-¡¡¿Yooo?!! ¡Nooo!... Es que le he visto pasar...-Tragó saliva y se recompuso.- De todas formas no le haga caso.
-No, si no le hago caso. Ni le conozco a él, ni sé quien es su novia ni voy a intentar nada con nadie...-Volvió a encogerse de hombros.-Pero es tan extraño...Al verle no he imaginado que venía hacia mi, porque al tener la mirada desalineada, me parecía que se fijaba en otro, por eso me ha tomado desprevenido...-Reinició la marcha y ella le acompañó.- De todas formas estaría bién saber quién es su novia...
-¿Le interesaría?
-Me interesaría evitar cruzarme con ella, porque créame, que ese iba en serio...
-Habrá sido una confusión. Olvídelo.
El lo dió por olvidado.
-Voy a recoger mis cosas al despacho, nos encontramos en el aparcamiento.
Sühayla fué también a buscar su bolso y su chaqueta, pero al doblar la esquina la interceptó Elif.
-¿Qué haces aquí todavía?
-¿Así que a quien te pareció ver era Onur el camaleón?-Fué la no contestación de la otra a la pregunta de ella.- Cómo se le nota la profesionalidad a este hombre, tú y yo diciendo que Onur es bizco y él dice que" tiene la mirada desalineada" y eso que le ha amenazado con zurrarle... Anda que cómo se entere que el otro se refiere a tí...
-¡No quiero ni pensar que eso pueda ocurrir! Definitivamente voy a matar a ese imbécil en cuanto le vea. ¡Me tiene hasta las cejas!- Se marcó con la mano en la frente.
-Espérate a después de la boda, no quiero que falte mi mejor amiga por estar huída de la justicia.-Bromeó consiguiendo sacar a relucir al fin la preciosa sonrisa de la otra.
-¿Pero tú crees que la Justicia haría algo más que felicitarme por haber librado al mundo de ese animal? En fin,-se despidió, -nos vemos mañana por la noche.
llegaron al mismo tiempo junto al coche. Ella con su falda recta negra, su niki de canalé blanco con manga francesa y sus zapatos planos y escotados. El con un traje clásico de color camel y una camisa blanco roto, sin corbata, porque ella había dicho esa mañana que iba a hacer mucho calor y que era mejor que se pusiera una camisa fina y dejara el cuello abierto. Lo curioso era que él le hacía caso sin percatarse de ello siquiera.
-Me vendría bién que esta tarde se quedara a ayudarme para avanzar algo más en el libro.-Comentó él mirando al frente, a la carretera, mientras ella conducia.- Me gustaría llevarlo este fin de semana a Possenhofen.
Seguramente la fräulein querría comprobar si utilizaba el tiempo en lo que debía. Lo mismo le había puesto deberes, pensaba ella con una soterrada sonrisa maliciosa, y se iba ¿adónde? Porsenjofen.¿Un turco podía decir aquello sin que se le desencajara la mandíbula? Y aunque supiera hablar alemán, como él, seguro que le salían agujetas en las mejillas.
-Es que...no he comido.-Fué la única y absurda excusa que se le ocurrió. ¡Ojalá se le diera tan bién inventar excusas como hacer chistes sobre Posste...Posce...jofen..o como demonios fuera.
-Yo tampoco y seguro que Begum y los niños ya han comido. Si conoce algún sitio de camino a casa, pare y comemos.
Oséa que si o si, trabajaban. ¡Pues no!
-Es que... por aquí no conozco ningún restaurante..
-Hay uno más adelate, en el otro sentido, pero no está prohibido el cambio ...
Justo en ese momento comenzó a sonar la sirena de un coche de policía que les hizo indicaciones para que se detuvieran en el arcén.
-¿Qué pasa?Si no he hecho nada...-Se contrarió ella al mirarle a él, que también se mostraba extrañado.
-Quizá no funcione algún intermitente o... no sé algo de lo que no nos hayamos percatado... Ya lo dirán ellos. Usted no se preocupe.
No, si ella no estaba preocupaba y menos aún cuando vió al único policía que se apeó de vehículo oficial.
-¡¿Será posible?!- Sonrió desconcertada cuando el apuesto hombre uniformado se acercó a la ventanilla abierta de ella.-¿A esto se dedica la policia?
-A cojer ladrones.
-¿Qué tenemos que ver nosotros con eso, agente?- Se asomó Demir dispuesto a sacar su documentación.
-Usted no sé,-contestó el policía sin dejar de mirar a Sühayla.-Pero tú me robaste el sueño el año pasado en la boda de mi primo y espero que me robes el corazón pasado mañana, en la de mi prima.
Demir Bahrain se enteró al fin de que aquella detención no estaba relacionada en absoluto con ninguna infracción y que aquel agente, que en verdad se parecía en nada a los agentes de la urbanización, solo pretendía lucir el uniforme ante la doctora.
-Disculpe, es que tenemos cierta prisa, si tiene algo que...
-Disculpe usted, que estoy hablando con Süsü...
¡¡¿ Süsü?!!
Nadie notó que ella contuvo la respiración y siguió sonriendo para evitar darle un puñetazo y romperle la naríz a aquel atontao. ¿Por qué? ¡Es que tenía un imán para los idiotas! Suponiendo que mezclaran a Onur Tekin y a Mehmet Koçoglu, el primo de Elif, a quien ni la propia Elif soportaba, para entre los dos hacer un hombre perfecto, seguro que a ella se le acercaba el "deshechos", bizco y tonto "delculo" y el guapo y adinerado se lo llevaba otra.
Aún así tenía que usar el tacto para librarse de él, que, como bién decia su prima, mejor hubieran hecho dándole la placa a un mono porque sabría utilizarla con más cabeza. Sonrió con encanto y le dijo lo que siempre decía de Demir, que era su jefe y un doctor muy importante y bla, bla, bla...Que tenían que reunirse en un restaurante porque debían trabajar en un libro de gran relevancia bla, bla, bla y que por supuesto estaba deseando que llegara la boda de Elif y Akin para bailar de su mano el damat halay, (baile del pozo, un baile en el que se cogen de las manos los danzantes haciendo un corro y se mueven hacia un lado y hacia otro para luego marcar con la punta del pié adelante, al lado y atrás y se agachan poniéndose derechos a la vez que dan cinco palmadas)
- Está bién, entonces no te entretengo más,-seguía obviando al doctor,- No vemos en la boda. Mañana estoy de guardia y no podré ir al final de la noche de henna con el novio.
-¡Oh, vaya! Qué pena... Pero bueno, la boda es al día siguiente y no tendremos que esperar mucho...-Arrancó el motor del coche y movió los dedos de su mano con coquetería, despidiéndose.-Nos vamos ya, görüsürüz...(nos vemos...)
Dejó escapar suavemente el aire de sus pulmones para que el doctor no se diera cuenta del alivio que sentía por haberse librado de aquel pelmazo.
-No me parece serio que la policía actúe así solo porque vea a una persona conocida.
-Tampoco es tan grave, creo yo. No ha faltado a sus funciones ni nada por el estílo. Me ha reconocido y ha querido saludarme.
Demir no contestó. No merecía la pena. A fin de cuentas ella debía estar muy contenta porque había conseguido pareja para la boda y para bailar el damat halay y, suponía, lo que se terciara bailar.
Llegaron al restaurante que él había indicado. Tenía muy buena pinta y la comida era casera. El se sentó frente a ella, que estaba de espaldas a la ventana. La luz del sol dibujaba una especie de halo a su alrededor y la hacía parecer etérea. Ella abrió la carta y sonrió.
-Creo que vamos a disfrutar mucho comiendo, doctor. No sé ni qué elegir, me gusta todo-dijo sin dejar de mirar el listado de platos que se ofrecían.- ¿Le gusta la comida turca?
-En realidad no, es demasiado especiada me sienta mal en el estómago.
Ella le miró decepcionada, como si acabara de echarle un cubo de agua fría por encima.
-¿De verdad? Pero...- No supo ni como seguir.
De pronto él rompió a reir con ganas.
-¿Se lo ha creído?-Abrió la carta.- A ver qué tenemos... Pues estoy como usted, no sé qué pedir. Habrá que venir más veces para probarlo todo.
Ella ya no atendía a la carta ni a la comida ni al camarero ni...¡Se había reido! ¡El doctor Demir Bahrain se había reido! Y le sentaba maravillosamente. Aquel sonido hondo que emanó de él, la curvatura de su boca, la forma en que se achicaron sus ojos verdes... todo y más hizo que el corazón de ella se volviera loco y perdiera el ritmo del latido amenazándola con colapsar. No supo ni como consiguió parecer más o menos serena después de aquello. Sabía que nunca volvería a verle igual que antes de las carcajadas.
En realidad Demir tan solo había emulado las palabras de Helga, que odiaba la comida turca, ella decía que era grasienta, muy especiada y poco saludable
-No se ha enfadado por la broma,¿verdad? Es que preguntarle a un turco si le gusta la comida turca... Mi madre era la mejor cocinera de Hatay. Nunca he vuelto a comer Kofte como el que ella hacia.
-Mi madre también es muy buena cocinera; para mi gusto, claro, me encanta cuando hace biber dolmasi(pimientos rellenos de pilaf) La próxima vez que haga le traeré un tupper, se ván a chupar los dedos.
Para ambos resultó quizá extraño encontrarse de pronto charlando animadamente de comida y no solo de medicina.Al parecer, pensó Sühayla, tenían más puntos en común de los que creían. Lo cierto fué que ante el sedoso muhlama( un aperitivo hecho con la densa mantequilla de la región del mar negro, harina de maíz y queso)"un auténtico obstructor de arterias", como lo definió Demir, las berenjenas rellenas, karniyarik y el manti,(raviolis) platos que compartieron para probar de todo, y el kunefe( postre de trigo triturado y pistacho relleno de queso y que se sirve caliente para que el queso esté fundido) los dos pasaron el mejor momento juntos desde que se conocían.
-Creo que voy a morir. ¿Quién se pone a trabajar ahora?
-Nosotros,-dijo ella, -porque mañana no puede contar conmigo.
El asintió, ya no recordaba que ella iría a la noche de henna de su amiga.
Decidieron trabajar en el despacho, sin que los niños les interrumpieran desconcentrándoles. Algo totalmente imposible porque entraban a cada rato a decirle algo a su tío o a ella, aún así aprovechaban bien el tiempo ya que Sühayla tenía la ventaja de conocer y usar la jerga médica, cosa que le complicaría algo el trabajo a una asistente profana, por decirlo de alguna manera, tomaba notas con rapidéz y, como buena aprendiz dejaba espacio en los bordes para las acotaciones y aclaraciones posteriores.
-Ha sido una tarde productiva.-Comentó ella cuando dieron por concluído el trabajo que se habían planteado hacer.
El sol caía lentamente tras el horizonte y reflejaba matices rojizos en todo lo que aún acariciaban sus consumidos rayos. El la había acompañado hasta el jardín para despedirla y ambos se detuvieron para contemplar el hermoso atardecer, después cruzaron una mirada, la de él suave, la de ella huidiza, y con un leve movimiento de cabeza se despidieron.
Qué algo pase, no se vaya Alemania, y la acompañe a la boda. Total, soñar es gratis 🥰
ResponderEliminarDios esto entre ellos está que explota me pregunto como sucedera🤔🤔
ResponderEliminarNo puedo con Onur el camaleón JAJAJAJAJJA
ResponderEliminarEspero pronto el nuevo capítulo ✨
Atisbo de celos?? Ummm se empieza a caldear el ambiente.. nuestro protas van a empezar a sentir de veras.. me esta gustando muuuchoo la historia, esperando la continuacion.
ResponderEliminar👏👏👏me gusta cada vez más!!! Ole
ResponderEliminarQuiero ver los celillos de él, que buena historia...... 😘😘😘
ResponderEliminarMaten a ese onur es que se llama *😒😒😒😒
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