BUSCANDO SU CAMINO

 

Capítulo 1

                      Su padre eligió el nombre de  Sühayla porque ella nació en una oscura noche de luna nueva en la que las estrellas brillaban como diamantes  en el cielo y porque, según le contaría años mas tarde cuando la acostaba a dormir por las noches, apenas abrió sus ojos estos centellearon como luceros en la noche mas negra.

                     -Más cierto sería decir que centellearon como las llamas del infierno, que ésta hija tuya está hecha de la misma piel del diablo. 

                     -Mi hermosa Azra,- solia decirle Hazat a su esposa,- tienes la mala costumbre de  revindicar tu aportación a la niña solo cuando trae las notas sobresalientes de la escuela; para todo lo demás es hija mía.

                     - Porque la inteligencia la mamó de mis pechos- se señaló,- y el carácer lo heredó de tu madre, Allah la tenga en el Paraíso! que lo dudo...

                     Hazat escondió un suspiro y continuó:

                    - Bueno qué ha hecho ahora mi hija para que te tenga tan molesta?

                     Azra se acercó a sentarse con su marido.

                     - Sabes quien es Selim, el hijo de Serkan y Melek, los de la casa de comidas...

                     Esperó paciente  a que Hazat asintiera en silencio.

                     - Pues ha venido Melek muy furiosa a reclamarme por sus futuros nietos, que, dice ella, quizá no tenga porque tu hija le ha dado un rodillazo en semejante parte al niño por haber insultado y empujado a una compañera de su clase. El muy sinsustancia ha caido de rodillas en el suelo yella no le ha dejado levantarse hasta que le ha pedido perdón a la chiquita. - Tomó aire. - En fin, gracias a Allah que se van todos a Estambul a abrir alli su negocio de comidas y dejan el pueblo antes que tu hija acabe con él!...Con el chico, digo, no con el pueblo...

                     La mirada del hombre se opacó con el comentario. De seguir el trabajo ta escaso en el pueblo, no solo los d lacasa de comidas se irían, ellos también tendrían que tomar el camino de Estambul o Ankara o cualquier otra gran ciudad dond poder encontrar u mpleo que les permitiera sacar la vida adelante.    

                     Fué así que cuando empezaba la primavera, contando sühayla con la edad de doce años,  los Hülüsy amontonaron sus muebles y demás enseres en un camión de mudanzas y siguieron el camino de otros muchos paisanos hacia Estambul, donde un primo de Azra encontró para Hazat un trabajo de chófer al servicio de una familia pudiente de la parte europea de Estambul mientras ellos alquilaban una pequeña casa en un barrio obrero  al otro lado del Bósforo.

                     Así pasaron diez años en los que con el esfuerzo de los padres y la obstinación de la hija, ésta logró licencarse en medicina en la universidad. Mas tarde hizo sus prácticas en Nisantasi, en el American Hastanesi. En fin, que entre unas cosas y otras se plantó en los venticuatro años, edad que, para Azra, resultaba escandalosa para seguir soltera.

                      - En fin, que está empeñada en que me case pronto.- Comentaba Sühayla a su colega y amiga Elif  kocoglu.

                       - Eso es normal en una madre, piensa que todas quieren nietos. Mi madre y mi tía no vivirán tranquilas hasta el día de mi boda. Cuando Akin se me declaró ellas se sintieron casi más felices que yo...y ya es decir!- Miró sonriente su anillo de compromiso y exhaló un suspiro . - Cuando pienso que solo me falta un mes para la boda...

                      - Pues cuando yo pienso que mi único pretendiente es Onur" el camaleón"...

  Tekin...

                       -Qué apodo tan curioso. Es deportista o es que se le da bien camuflarse?

                        - No , es un mote que le pusieron los niños del barrio porque los ojos le miran cada uno para un lado diferente, como los camaleones. 

                        - Ja!!- Elif controló a duras penas una carcajada que hubiera resonado demasiado en los pasillos de hospital. - Perdona, no es que me ría de tu pretendiente, digo yo que tendrás algo más donde elegir... 

                         Sühayla movió la cabeza en sentido negativo. 

                          - Se ha corrido la voz de que tengo mal carácter porque un chico que me rondaba me quiso coger la mano y le empujé con tan mala suerte que tropezó, se cayó y se rompió el brazo. Como su hermana y yo tuvimos nuestros más y nuestros menos en el colegio, porque ella era una borde y yo no le pasaba ni una, empezaron a criticarme... Bueno, ya sabes lo que pasa, cría fama y échate a dormir.. Además Onur es enorme y muy bruto;va diciendo que soy su novia y los pocos que se atreven conmigo, no se atreven con él

                      Elif no pudo evitar la carcajada, Sūhayla contaba todo aquello con una gracia natural a la que resultaba difícil sustraerse, además su sonrisa socarrona contradecía la supuesta seriedad con la que fingía tomar aquel asunto. 

                Llegaron a la cafetería del hospital y pidieron dos tés chai especiados con los que se sentaron a la única mesa que quedaba libre. 

                 -Bueno, y ahora, ¿que?- preguntó Elif con interés. 

                  Sühayla se encogió de hombros. Sus negros ojos mostraron un brillo de incertidumbre mas que de preocupación. Cualquier cosa, pensó, excepto acabar en una clínica injertando pelo a los calvos extranjeros que cada día llegaban a manadas al país. No era que tuviese algo contra los calvos ni contra los extranjeros y las manadas, fueran de lo que fuesen, pero no había estudiado medicina para eso. Su contrato en Nisantasi se acababa y ella ignoraba qué haría después.

                  - No lo sé. Mi padre dice que todos tenemos nuestro camino y que cada paso que damos nos lleva a recorrerlo buscando ese punto en el que se vuelve firme. Yo lo estoy buscando todavía.- Suspiró.-Qué profundo hubiera parecido lo que he dicho si me estuvieras escuchando...

             - ¿Te has fijado en el hombre que está en la barra? El del traje oscuro y la camisa blanca sin corbata.- Dijo Elif demostrando que, efectivamente, no la estaba haciendo el menor caso. 

              Se había fijado, claro que si. Había pocas cosas que se le pasaran de largo a ella y mucho menos la mirada de aquel hombre. No era el mas guapo que había visto, pero si el mas atractivo, lo supo cuando se dió cuenta de que estaba conteniendo la respiración.

               -No te ha quitado los ojos de encima desde que nos hemos sentado.-Elif notó el color rubí que tiñó las nacaradas mejillas de Sühayla y sonrió maliciosa; a su amiga le gustaba aquel hombre.- Te gusta...¡Claro que a quien no!... Alto, de porte elegante, pelo y barba negros escrupulosamente bien recortados, piel morena, ojos de intenso color verde...

              -...Zapatos negros del número cuarentay cuatro, calzoncillo boxer de Calvin klein... - Se burló su compañera.

              -¡Calla, calla, que viene hacia aquí!- Elif se aferró con tanta fuerza al antebrazo de Sūhayla, que a ésta le faltó poco para lanzar una exclamación de dolor y segura estaba de que le saldría un moratón con forma de garra.- No lo estropees, en cuanto pueda me largo y os dejo solos...

             La doctora de medicina interna traspasó con su aguda mirada a la pediatra, sin embargo cambió su expresión por una sonrisa amable cuando el desconocido se detuvo junto a ellas.

            -Disculpen, señoritas...

              Elif hizo un reconocimiento rápido y diagnosticó para sus adentros. "Entre treinta y dos y treinta y cinco años... Humm..me hubiera gustado más joven, aunque con esa edad y este aspecto seguro que sabe más de lo suficiente para poner a esta muchacha a mirar el techo, que ya le va haciendo falta. Vamos bombón, preséntate y dame pié para que yo me vaya y te deje mi asiento. Mira que mi amiga es de dulce; inteligente, ingeniosa, guapa, ya la ves, metro setenta y tres, larga cabellera negra, piel blanca, ojos de azabache, pestañas tupídas y cejas perfectas, boca de...

              -... Estan ustedes ocupando mi mesa.

               - ¡Fresa..!.- La pediatra acabó sus pensamientos en voz alta. ¡Vaya chasco de Manual del reventador profesional!

               -¿Fresa? -La miró arqueando las cejas sorprendido

               - ¿Cómo dice?- Estaba claro que a ambas les había caido un balde de agua helada, sin embargo Sühayla no dejó de sonreir, aunque con un casi inapreciable matîz de variación. Solo miró a su alrededor. -Disculpenos usted a nosotras., es que no hemos visto su nombre aquí.-Chasqueó la lengua echando su cabeza levemente hacia atrás- No sigo sin verlo.

                - Pero si verá mis pertenencias en la silla.- Señaló el asiento con un portafolios de buen cuero color negro y un paraguas con mango de madera.

                  - ¿Quien lleva paraguas en abril en Estambul? Además, esa silla está en tierra de nadie, puede ser de esta mesa o de esa otra...- Señaló.

                  - Pero no lo es la que tiene la mullida gabardina sobre la que usted ha sentado su trasero.

                 Ella alzó levemente la cadera y comprobó aquella afirmación. Se sorprendió porque ni siquiera lo había notado. Aún así  tiró de la prenda para libetarla y se la entregó a su dueño. 

          - Le pido..perdón, no la he visto. Se ha arrugado un poco pero no se preocupe, nadie lo va a notar, porque tampoco le va a hacer falta. -se la devolvió dispuesta a no moverse ni un centímetro.

           -Vaya, ¿ es esta la famosa cortesía de Estambul? Desde luego no es la que yo conozco.

           Elif supo que el guapo caballero había ganado. Sühayla nunca ¡ nunca! consentiría que se pusieran en cuestión cualquiera de los valores turcos que ella tan a gala tenía.

          Se tomó su té de un trago y se puso de pié esperando a que su amiga hiciera lo mismo para, a  continuación irse juntas.