BUSCANDO SU CAMINO

 


CAPITULO 10


        Aquella noche le estaba siendo imposible conciliar el sueño. Las horas pasaban y sus ojos permanecían abiertos mirando a la oscuridad. Intentaba concentrarse en algún ejercicio de repiración, pero en cuanto se descuidaba su mente volvía a evocar la vivacidad de unos ojos grandes y profundamente negros, el color rosa intenso de aquellos labios carnosos de marcadas líneas, una larga y espesa melena ondulada a cuya oscuridad la lúz del sol arrancaba destellos y la piel ebúrnea del rostro y el cuello cuyo tacto imaginaba sedoso como los pétalos de una rosa.

        Lanzó una maldición sorda y se movió inquieto en la cama. Encendió la lúz de la mesilla de noche para ver qué hora era y sus ojos se toparon con los de una hermosa mujer rubia, de ojos azul muy claro, que le sonreía desde una foto enmarcada en plata. Helga. Su bella germana; la que le anclaba a una realidad sólida que él necesitaba. Ella era la tranquilidad de día y la lujuria en la noche. Cerró los ojos y le pareció sentir sus largas piernas enroscadas alrededor de las caderas de eĺ,con los piés enlazados para no dejarle escapar durante las intensas acometidas a su cuerpo, mirándole, buscando sus ojos mientras sus dientes se mordían el labio inferior hasta que...

        Lo primero que hizo por la mañana fué llamarla por teléfono. Hablaban amenudo, pero aquel día el tema de conversación fué diferente.

        -...¿Por qué no vienes? Estoy seguro de que puedes hacerte un hueco en la agenda y pasar aunque solo sea una semana.- Le dijo con la voz serena, casi átona, que tan bién conocía ella.- Escucha, este fin de semana no, porque iré con los niños a Ankara a visitar a mi hermana, pero a partir del lunes...

        -No puedo, tengo la agenda llena de eventos y sabes que también me ocupo de la tuya. Por cierto,-  añadió utilizando su turco alemanizado de marcadas erres y largas eses,- estaría bién que te tomaras un par de días porque puedo organizarte una conferencia muy suculenta en Humboldt...

        Quizá aquella faceta de de Helga era la que menos atractiva le resultaba, pensaba demasiado en el dinero, claro que, como ella solía decir, alguno de los dos debía ocuparse de la parte práctica." Si fuera por tí lo harías todo sin recibir más pago que las libras justas para sobrevivir y el agradecimiento por compartir tus conocimientos con los demás..."

        -Lo haré a cambio del fin de semana que viene...-El también sabía negociar.

        -Podría atenderte tal y como te mereces si vinieras a Possenhofen; iré con papá y mamá a la casa de campo y ya sé cómo te gusta Baviera y lo bién que te sientan los paisajes del lago...- Coqueteó mimosa.

        -Es que están los niños..

        - ¡Ah, por favor, los dos mayores no son tan niños y seguro que tienes personal de servicio con quien dejarlos un simple fin de semana!-Se quejó bruscamente, aunque al instante se rehízo y rectificó volviendo al tono meloso.- Piénsalo... ya sabes que puede ser un fin de semana muy muy agradable.

        Helga siempre conseguía serenarle, todas sus inquietudes quedaban en nada, hasta el punto de, prácticamente, ignorarlas. Consideró que el fin de semana en Ankara y el de Baviera le sentarían muy bién a su ánimo, sobretodo el segundo, aunque tenía que solucionar el tema de los niños. Su primera opción era por supuesto... Se saltó la primera opción y en cuanto llegó Begum le hizo una proposición que la viuda no pudo rechazar, con lo que, una vez solucionada la cuestión, se quedó satisfecho.


        El día para Sühayla pudo haber empezado bien después de una noche de inesperado sueño reparador, pero no fué así. Solo abrió los ojos y en su cerebro rebotaron aquellas dos palabras otra vez:" Me enloquece" con el tono ronco, susurrante al oido y sientiendo de nuevo en la base del cuello el cálido aliento del doctor...y...y...¡Y claro, se levantó de un salto y de mal humor!

        -¿Sabes qué le pasa a la niña?- Preguntó Hazar a su esposa mientras miraba desde la cocina hacia el pequeño patio donde su hija jugueteaba silenciosa con el plato del desayuno sin probar bocado del contenido.

        Azra se encogió de hombros impotente.

        -¡Qué sé yo! Ayer por la tarde estaba discutiendo consigo misma. Igual llegó a más y ha dejado de hablarse.- Bromeó.- Ya sabes que ha sacado el mal carácter de su babanne... (Abuela paterna) ¡Allah la tenga a su lado... si puede aguantarla!...

        Hazar suspiró y salió al patio para sentarse junto a su hija. El día era más que agradable en aquellas primeras horas. A medida que avanzase el sol iría calentando más y más y es que no tardaría mucho en llegar la temporada de verano.

        -¿Por qué estás tan seria y silenciosa kizim?

        Ella se encogió de hombros y estuvo un rato callada, hasta ver que su paciente padre aguardaba una respuesta.

        -Estoy confundida, baba, no sé ni cómo me siento. 

         -¿Asuntos de trabajo?

         Ella negó... dudando... asintió y acabó por negar enérgicamente.

        "Si que está confundida mi niña, si" Pensó Azra, quien contemplaba la escena con interés sin salir de la cocina, a la espera de que su querido esposo hablara con la hija y se enterara de lo que la tenía tan ausente.Ella empezaba a pensar que no era por Onur Tekin, como confesó la tarde anterior, que a Onur lo manejaba bién... En el guiso estaba metido alguien diferente. Se decidió a salir también.

        -Oyeme, kuzu,( corderita) Si se trata de asuntos de amor, tú dime quien es el chico que yo quedo con su madre en el baño turco para que te conozca y de allí sales para prometerte. -Bromeó.

        -Mamá...-Se quejó Sühayla blandamente.

        -¿Que? En toda Turquía no hay nadie que te pueda poner un defecto. 

        Sühayla frunció el ceño al mirar a su madre. 

        -Azra.-Fué lo único que le dijo su esposo y ella guardó silencio y fué a sentarse junto a ellos.- Hija, deja las cosas como están, no te preocupes demasiado; el agua mana de un manantial en el monte y sola va encontrando su camino hacia los ríos y luego hacia el mar. Nada la detiene. Lo que tenga que ser, será.

        -¡Ay, Allah... una hija confundida y un marido filósofo, ten piedad de mi!- Alzó la mirada al cielo.

        Hazar y su hija miraron divertidos a aquella mujer vital de carácter fuerte que se empeñaba en culpar a su suegra de lo que en realidad era solo de ella.

        -Kizim( hija) lo que tu padre quiere decir es lo mismo que dijo aquel chino; si el asunto tiene arreglo, ¿para qué te preocupas? Y si no tiene arreglo,¿para qué te preocupas?- Se encogió de hombros ante la mirada divertida de su marido y su hija-¿Qué os creeis?¿ que yo no sé de filósofos?         

        -¿Quien dijo eso, anne?

        -¿Qué se yo? Sería el Confucio ese, que es el único chino que conozco que decía cosas...- Pasó el brazo por los hombros de su hija y la atrajo hacia sí, sonriendo llena de amor al llenarse del aroma de su pequeña. -Hija, hace tiempo que eres adulta y tomas tus propias decisiones; tu padre y yo estaremos contigo siempre, pero ya sabes que te conocemos lo bastante para saber que lo que hagas bién hecho estará, porque eres sensata. 

        -Las dudas, la confusión son parte de la vida, mi niña, así que tómalo como viene; decide, como todos, sobre la marcha, disfrútalo y aprende si aciertas y asúmelo y aprende si fallas.   

        -Pero no es facil...

        -¿Cuándo te hemos dicho que nada sea fácil?- Azra se incorporó.- ¡ Y dejaos ya de tanta charla, que vais a llegar tarde y con el estómago vacio al trabajo! 

          Aquel día, como siempre, salió de su casa con paso firme y segura de si misma; tal y como había dicho su padre, improvisaría, tal y como había dicho su madre, sería sensata.

        Al pasar ante el establecimiento de joyería que pertenecía a la familia de Onur " el camaleón", este salió a su encuentro como siempre.

        -¿Quieres que salgamos hoy?- La seguía al mismo ritmo del apresurado paso de ella.

        -No.

        -Si quieres iré contigo a la boda de tu amiga Elif.

        -No.- Se detuvo tan en seco que el otro la atropelló al no poder frenarse.-¡No sé si  todos los días tengo un "déjà vu" o eres el único que tiene una máquina del tiempo y me haces volver siempre la misma fecha! 

        -Tú eres para mi. Que se te quite otro de la cabeza...

        -¡Y otra vuelta la burra al molino!...¡Que no, Onur, que no!

        -¿Es por el médico famoso?

        Ella lanzó un fastidio.

        -¡Anda y que te dén...! 

        Sühayla entró en su coche con la impresión de que el día no estaba mejorando, por eso y para no complicarse más las cosas cuando llegó a la casa del doctor Bahrain optó por el camino fácil: entró en el comedor, saludó al adulto y a los niños como siempre, entregó los periódicos y se fué a la cocina con Begum.

        -¿Quieres que te traiga un té del comedor o te hago un café aquí?- La viuda le guiñó un ojo.

        -Con mucha azúcar.- Sonrió señalando el cezve, la típica cafetera de cobre y latón con su largo mango.

        Begún sacó de un armario alto el bote con café arábigo molido hasta el punto de consistencia de harina y preparó dos tazas que ambas tomaron con gusto. Al terminar la doctora fué a dejar su taza, sin embargo la otra mujer se la arrebató y con una sonrisa maliciosa cubrió la boca de la taza con el platillo y después de darle un par de meneos volcó ambos dejándolos reporsar.

        -Begum,-se quejó Sühayla sonriendo burlona,-tú sabes que lo de la lectura de los posos del café es una falsedad...   

        -Es cuestión de creer.

        -Pero yo no creo.

        -Pues yo soy muy buena leyendo el significado de los posos. Seguro que tu madre te lo ha dicho y lo habrás oido por el barrio.

         -Si... Dijiste a Fatma que su marido iba a hacer mucho dinero...-Asintió admitiendo que en ese caso acertó.- Y lleva ya siete meses en la cárcel por falsificación...

          -Acerté.

        - Ella hubiera preferido que acertaras lo de la cárcel y no le habría dejado comprar la fotocopiadora a color al imbécil, que yo creo que le han condenado a diez días por fotocopiar billetes y al resto del año por idiota.

        -Sea como sea, hizo mucho dinero...- Cogió la taza y miró en su interior.

        -Desde ahora te digo que estás perdiendo el tiempo...

        -Pues... te diré... que esto está muy interesante.

        -¿Si? ¿Qué ves aparte de una taza sucia?

        -Veo que la puerta de tu vida está abierta de par en par... y hay un hombre que está a punto de entrar en ella. Es...

        Justo en ese momento  llegó el doctor Bahrain a la cocina y ellas dos, sorprendidas, se movieron hacia un lado, disimulando mientras llevaban las tazas al fregadero.

        - ¿Tengo que venir a buscarla? 

        -Es usted el que todavía no está preparado; que yo estoy aquí esperando a lo que usted disponga.

        -Me pongo la chaqueta y nos vamos.

        Ambos se despidieron de Begum, que se quedó muy sorprendida analizando lo que acababa de presenciar mientras volvía a mirar dentro de la taza .

        Iban en el coche hacia el hospital cuando Sühayla se enteró de la intención de Demir de viajar a Alemania y de su decisión de dejar a los niños con la viuda.

        -¿Por qué no me los ha dejado a mi? No quiero decir que con Begun estén mal, ni mucho menos, pero...

        -Ya está hecho.- Atajó él.

        Ella guardó silencio consciente de la gran tensión que había entre ambos, ninguno quería hablar de más, ambos obviaban una situación deseando no recordarla para evitar sentirse incómodos.

        Pero ambos sabían que estaba ahí.

        

        

Comentarios

  1. Que tía!! Cómo vas hilando fino...me tienes intrigada. Quiero ver más!!!! Sigue guapa!!!

    ResponderEliminar
  2. Mira lolis que me tienes revisando tu blog todos los días y a cada rato buscando la continuación de esta historia, me tienes atrapada.

    ResponderEliminar
  3. Me encantó, como siempre con ganas de saber más... ✨

    ResponderEliminar
  4. Vaya, me sorprendes mucho para bien!! 🤗🤗🤗🤗

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

EL DESTINO EN LA CARRETERA

BUSCANDO SU CAMINO.

EL DESTINO EN LA CARRETERA