BUSCANDO SU CAMINO

 


CAPITULO 9°


        El ambiente que Sühayla encontró al día siguiente al llegar a la casa del doctor Bahrain era muy diferente al de tiempos anteriores. Se respiraba una especie de armonia difícil de explicar. El hecho fué que saludó, entregó los periódicos, dió el parte meteorológico del día y al terminar,todo estalló.

        -¡Ayer por la tarde recorrimos el Bósforo en un barco...!

        -¡Ojalá hubieras venido lo pasamos tan bién...! Y mira qué gorra mas chula...

        -¿Tú sabes por qué al Cuerno de Oro le llaman el Cuerno de Oro...?

        -...Y comimos un helado, ¡qué risas! el heladero se lo daba al tío y luego se lo quitaba sin que él se diera cuenta y se lo volvía a dar y se llevaba la bola y le dejaba solo con el cucurucho y se lo volvía a poner y antes de...

        No pudo evita romper a reir.

        -¡De uno en uno, por favor!Parece que estoy en un partido de tenis, no sé a quien mirar.

        Pero si lo sabía. Sus ojos buscaron la mirada del doctor y la encontró clavada en ella. Al ir a servirse el té pasó por detrás de la silla que él ocupaba.

        - Parece que ha conseguido encontrar la llave...-Comentó casi en un susurro.

        - Es que sabía dónde buscar.- Respondió sonriendo el doctor.

        Sonriendo...¡A Sühayla se le detuvo el corazón dentro del pecho y dejó de respirar! No porque él sonriera, que también porque era algo extraño de ver, si no porque... porque... No sabía por qué, quizá porque era una sonrisa cautivadora, quizá porque le iluminaba el rostro y se veía más guapo si aún era posible, quizá... porque el por qué estaba en la reacción de ella y no en él. Ésta última posibilidad la aterrorizó.

        -Bayan doktor, respire, se está poniendo morada...- Y otra sonrisa.

        Ella asintió nerviosa y se sirvió el té. Temblaba como una hoja expuesta al viento de otoño, así que al echar el té no atinó en el vaso y lo derramó sobre su mano. Soltó una exclamación malsonante al tiempo que se le escapaba el vaso y chocaba contra el suelo haciéndose añicos.

        -¿Se ha quemado?- Demir se apresuró hacia ella e intentó ver lo que le había pasado.

        Echó hacia atrás no solo su mano, si no toda ella para evitar que él se le acercara.

        -No es nada, no es nada. No se preocupe.

        -Iré al botiquín a por una pomada

        Se armó in pequeño alboroto alrededor de ella, los niños querían ver la quemadura y Melek rompió a llorar asustada.

        -Coge a tu hermana, Sila, no vaya a ser que se corte con el vaso roto y sea peor.

        Pidió tranquilidad a su alrededor y se fué a la cocina. Estuvo un rato con el dorso de la mano bajo el chorro de agua del grifo hasta que dejó de sentir el dolor. Realmente era una quemadura leve, lo grave era...

        -¿En qué estabas pensando para tirarte el té encima?- Preguntó Begum incrédula.

        ¡Eso!¡Eso era lo grave!

        Llegó el doctor con un tubo de pomada para las quemaduras. 

        -Déjeme ver.-Ordenó mientras desenroscaba el tapón. Ella alzó obediente la mano y le mostró la zona enrojecida. -Eso no es nada.- La consoló como si en vez de una doctora titulada fuese una niña de la edad de Melek.- Un poco de pomada y ya está.

        -Yo puedo hacerlo...-Se quejó ella tímidamente cuando él empezó a aplicar el unguento.- No se moleste...

        -No es molestia... 

         Demir alzó la mirada sonriendo con amabilidad. De pronto la sonrisa se le congeló en la cara. Ella miraba nerviosa hacia otro lado, aguardando impaciente a que él terminara; fué un simple momento, un instante inesperado, y sus ojos se encontraron a medio camino. El le entregó el tubo de pomada. 

        -Usted... ya sabe cómo usarla...-Dijo severo antes de salir de la cocina.

        "¡También sabía como usarla antes de hacer manitas, no te jode!"

        Se enfadó con el doctor...y consigo misma, sobretodo consigo misma porque estaba segura de que al mirarla él había adivinado sus pensamientos como si los llevara escritos en la frente. Seguro que se había dado cuenta...¿o no? ¿Y si ella le estaba dando a aquello más importancia de la que realmente tenía? Repasó mentalmente todo lo sucedido de unos minutos a allí. El estaba contento, sonrió, ella no estaba acostumbrada y se sorprendió, se despistó y se echó el té encima... Se había quemado un poco... el té no estaba tan caliente; aquellas teteras eléctricas que supuestamente mantenían el té a temperatura de pre-ebullición estaban sobrevaloradas...

        Se dice que quien no se consuela es porque no quiere y como Sühayla quería consolarse decidió pasarlo todo por alto, máxime cuando aquella tarde volvieron a la casa para trabajar y él quiso hacerlo en el velador del jardín, difrutando del sol y de la agradable temperatura exterior. Sila y Demir sobrino estuvieron aburridos hasta que Begum sacó a Melek después de que ésta durmiera su siesta; entonces se pusieron a jugar con su hermanita arrojando lejos de sí el muñeco de trapo y la pelota para que la otra pobre corriera a por ellos y se los devolviera.

        En un momento dado el doctor y ella alzaron la vista y se fijaron en la escena que formaban los tres sobrinos.

        - Qué cafres son esos dos...-murmuró el doctor.

        Ella emitió un suspiro y se encogió de hombros.

        -A Melek parece que le divierte.

        - No sé...¿debería comprarles un perro para que la dejen en paz?

        - No conozco a su hermana de usted, pero yo creo que preferirá que sigan con Melek. De todas formas no es malo que la niña corra y ejercite las piernas.

        Demir se quitó las gafas y fijó sus ojos en ella un instante, cuando ella alzó la mirada y le descubrió carraspeó y comentó:

        - Anoche hablé con mi hermana y le pregunté si le parecía bién que los niños y yo vayamos a pasar este fin de semana con ella a Ankara. 

        Sühayla no pudo ocultar su sorpresa y para disimularla comentó:

        -Ella le habrá dicho que no, que prefiere estar sola sin abrazar a sus hijos y sin el apoyo de su hermano.

        -No, no. Se puso muy contenta y hasta...-Comenzó a responder él. De pronto se interrumpió abruptamente.- Se está burlando de mi...

        -Solo a usted se le ocurre preguntarle a una madre que está sola y lejos de sus hijos  si quiere estar con ellos.- Hizo un mohín de incredulidad.-En fin, puede aprovechar para preguntarle si quiere que les compre un perro a sus hijos.- Se puso con el bolígrafo y el bloc en ristre. -¿Seguimos?

        El asintió.

        -¿Por dónde íbamos?

        -Enumerando los síntomas,- le recordó,-aunque...¿puedo hacerle una observación? En el punto tres tenemos el sarpullido y en el dos la fiebre, sin embargo la fiebre es un sintoma más indicativo que el otro.

        El se acercó por detrás y se inclinó para ver la anotaciones en el cuaderno y ella se olvidó de sarpullidos, de fiebres y de cualquier cosa que no fuera la proximidad de él. A duras penas consiguió mantenerse inmóvil y no apartarse de un salto, pero notaba que el aire se había tornado muy cálido de repente y le ardía al pasar por el pecho y llenar sus pulmones.

        -No los estamos clasificando por importancia... si no por... si no por...-La voz de Demir se volvió más pesada, como si su tono engordara y se hiciese más lento.- Quiero decir... que... que...- Y de pronto un susurro involuntario.- Huele a jazmines... 

        Se le paró el pulso y cerró los ojos. Apenas tenía aliento. Y en un suspiro:

        -¿Le...gusta?

        Una breve pausa. El aspiró suave, despacio.

        -Me enloquece.

        Ella no pudo más. Se puso en pié apartándose con prisa, apretando entre sus manos los útiles de escritura, aferrada a ellos, mirando hacia cualquier parte que no estuviera en dirección a él.

        -Yo...creo que por hoy ya hemos terminado. -Dijo con voz crispada.

        -Si, ya seguiremos mañana...o...

        Si, mañana o pasado o nunca. Se despidió con prisa de todos y prácticamente corrió hacia su coche. Vió de lejos a Tarik y Mohamed, los dos policias que solían hacer la ronda en la urbanización, aquellos que les recibieron al doctor y a ella el primer día que fueron allí y que hasta les asesoraron sobre la mejor manera de asaltar la casa de la vecina. Quiso darse prisa para no tener que entretenerse en saludarles, pero temblaba tanto que no conseguía meter la llave en la cerradura y claro, les dió tiempo a acercarse.

        -Buenas tardes, bayan doktor, hace tiempo que no coincidíamos...

        ¿Era su imaginación o Tarik había cogido unos cuántos kilos más?

        -Agente Tarik, agente Mohamed,¿como están?- Sonrió tensa.-Si, es verdad que no coincidimos mucho.

        -Ayer, precisamente,¿verdad Mohamed? Vimos salir al doctor salir con los tres sobrinos y volvieron ya de anochecida.

        -¿Ah, si?

        -Daba gusto verlos, estaban tan felices... y mire ahora como se les oye...-Le hizo notar el más joven, Mohamed, el sonido de las risas  y las voces procedentes del jardín cercano. Antes había mucho silencio.

        -Si, se notan que están contentos en la zona... y se han adaptado bién.

        -Si, si eso creo... yo...-En un alarde de control consiguió meter la dichosa llave en la cerradura y abrir el coche. ¡Inshallah algún día ganara el dinero suficiente para comprar un coche con apertura a control remoto!- Bueno, agentes, les tengo que dejar si no quiero encontrar demasiado atasco.

        -Uy si, un problema el tráfico de Estambul... Por suerte aquí no hay ese problema, ¿verdad? ¿A que aparca siempre donde quiere? 

         Ella asintió sonriendo con más cortesía que sinceridad y preguntándose si aquellos dos eran agentes de policia...o agentes inmobiliaros con intereses en la zona...

        Los dos policias la vieron alejarse en el coche despidiéndola agitando su mano en el aire.

        -Aquí hay algo, Tarik.- Dijo el más joven sin dejar su sonrisa de despedida.

        -Ya te digo que lo hay.- Está roja como un pimiento morrón y temblona...

        -Pues me ha dicho Begum que él tiene una alemana.

        -No sé cómo será la alemana, pero esta es una chica turca y te aseguro que con alemana, no hay turca.- Tarik comenzó a andar siguiendo con la ronda.-¿Quién iba a decir que el genio es también un vividor, con lo serio que parece...

        -Yo no creo que sea un vividor; si yo fuera él, me lanzaba a por esta.

        La "ésta" en cuestión conducía en dirección a su casa. Lo admitiera o no, la charla con los dos agentes había servido para asentarle un poco el ánimo. Aún no quería pensar, no quería que su mente optara por tomar caminos a los que no estaba preparada para llegar. Y sin embargo deseaba con toda su alma zambullirse en aquel mar de sensaciones que la había envuelto momentos antes. Si, era una contradicción. ¡ Pensar no, sentir si ! No podía dejar de extremecerse cada vez que su cerebro la machacaba recordando aquel ronco "me enloquece" de él.

        -¿A qué está jugando?¿A qué está jugando?-Exclamaba dando vueltas por su cuarto como una pantera en su jaula.- ¿Está jugando conmigo? ¡No puede ser! ¡No puede ser!...¿Qué pasa con la fräulein?¿Es que se te ha olvidado la fräulein?... Aunque por lo que se vé yo la tengo más presente que él...¿o no?

        Sonaron unos leves golpes en la puerta y se oyó fuera la voz de su madre.

        - Kizim iyi misin (hija,¿estás bien?)

        - Evet anne.

        -¿Con quién hablas?

        - Conmigo...

        La puerta se abrió y la cabeza de Azra asomó por la rendija.

        - Que estés hablando contigo no indica que estás bién... más bién lo contrario.

        -No me pasa nada, anne, es simplemente que... ¡Onur Tekin... me desespera!

        -De acuerdo, cariño, se acabó. No volveré a darle alas. Te prometo que le diré muy seriamente que se olvide de tí y que si te molesta hablaré con su madre.

        ¡Para colmo le mentía a su madre!¡Jamás lo había hecho, no tenía por qué!...Aunque si la libraba al fin de Onur," el camaleón", daba por buena la mentira. ¡Antes tenía que haberlo hecho!

       

Comentarios

  1. La cosa se pone interesante... 👏🥰

    ResponderEliminar
  2. O por Dios vamos bien, el dr bajo la guardia Bravo. Lo enloquece.

    ResponderEliminar
  3. Te supera cada dia cielo , un placer como siempre 😘😘

    ResponderEliminar
  4. Pobre Demir. Lo que se le viene encima... Ya empiezan los calores. Muy bien guapa seguimos espectantes!!

    ResponderEliminar
  5. Bueno las calores don divinas no? 😜😍 Laura

    ResponderEliminar
  6. Muy bueno ahora esperar que este doctor no se nos vuelva yaman al momento de abrazar jaja

    ResponderEliminar
  7. Hay ese olor a Jazmin, siii 🤗🤗🤗🤗

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

EL DESTINO EN LA CARRETERA

BUSCANDO SU CAMINO.

EL DESTINO EN LA CARRETERA