BUSCANDO SU CAMINO



 CAPITULO 8°


        Demir Bahrain tenía sentimientos encontrados en lo que se refería a Sühayla Hülüsi. Por una parte era inteligente, viváz, eficiente, ingeniosa, extrovertida, vital y, ¿por qué no admitirlo?, muy guapa. Pero por otro lado...¡Allí estaba, dándoles otra vez el parte meteorológico del día, charlando por los codos y rompiendo la tranquilidad del desayuno! Era cierto que en poco tiempo se había hecho con el afecto de los sobrinos de él y eso se lo envidiaba porque él no conseguia llegar hasta ellos, salvo a Melek, que no tenía prejuicios contra su tío y era una criatura encantadora. Aún así, cada vez que la doctora llegaba, la pequeña abandonaba los brazos de él para correr a abrazarse a las piernas de ella; bueno...en cierto modo eso lo entendía, porque tenía unas piernas estupendas.

        La vió servirse el té y tomarlo, como cada mañana, de pié, apoyada en el aparador, a pesar de que él la invitaba todos los días a sentarse a la mesa y acompañarles en el desayuno. ¡Way way... aquello era nuevo!, se extrañó el doctor; habia alargado los brazos para coger la fuente del queso de cabra y ella, al ver sus manos, se habia ruborizado hasta las orejas, había apartado la mirada sin saber donde posarla y hasta había balbuceado algo ininteligible.

        En el trabajo era entregada y tenáz. Tenía una cierta rivalidad con el doctor Mustafá, pero eso a él no le parecía mal, porque aquella competitividad controlada, agudizaba las mentes de ambos. También era empática, quizá demasiado para aquel trabajo, eso la llevaría a sufrir de más y acabaria por pasarle factura a lo largo del tiempo.

        Después de dejar a los niños en el colegio fueron hacia el hastane, como cada día. Ella conducía, no porque él desconociera la ruta, ya se la sabia al dedillo, si no porque lo habían tomado como costumbre.

        -...Con lo que hoy, para las quince horas ya habrá terminado su trabajo en el hospital.

        El asintió pensativo cuando ella terminó de comunicarle de memoria la agenda de la jornada.

        -Me pregunto si podría volver conmigo esta tarde y ayudarme con un nuevo libro que estoy preparando.

        -Por supuesto.- No le dió tiempo ni a pensarlo antes de reponder sonriendo.-Y podemos trabajar en el jardín, como ya le he dicho va a hacer una tar...

        -No.-Atajó. Sin más.

        Por muy raro que le pareció a él, ella se calló y continuó conduciendo silenciosa el crossover. Demir no estaba acostumbrado a eso.¿Ella callada? Quizá había sido muy tajante, ¿demasiado  seco?

        -Quiero decir que... en el jardín no podríamos concentrarnos debidamente; están los niños... hay distracciones... y yo necesito mucha tranquilidad para trabajar.

        -No se preocupe, si lo entiendo.- Respondió ella atenta al tráfico.

        ¡Lo sabía! Se había enfadado. Bien. Mejor. Un poco de silencio al lado de ella nunca le iba mal.

        - Pero digo yo que tampoco sería tan terrible que pasara un rato al día con sus sobrinos, a fin de cuentas llevan su sangre.-Comentó ella con tensa vivacidad.

        Demir miró por la ventanilla. Demasiado bueno para que durara mucho más. Podía callarse y dejarlo de aquel tamaño.

        -Usted sabe que a mi no me toleran tanto como a usted. Yo no soy tan simpático ni me cuentan secretitos al oido ni me los llevo a comer simit ni les soborno con chuches.

        La vió contener la respiración como si acabara de recibir un puñetazo en el estómago. Se arrellanó satisfecho en el asiento pensando que si ella no se metiera donde no debía no recibiría "puñetazos". A fin de cuentas no tenía nada más que lo que merecía. La miró de reojo. La vió con los labios obstinadamente cerrados. No la conocia tanto, pero le daba la impresión de que estaba librando una dura batalla en su interior entre el "me callo" y el " lo suelto y que pase lo que pase"

        -¡Es increíble! -Exclamó molesto.-Si vá a decir algo, suéltelo ya.

        -¡Se les ha roto el mundo, Demir!- Exclamó, por primera vez sin usar un tratamiento de distancia o respeto.- Su padre les ha abandonado, su madre está lejos intentando acomodar una nueva vida para ellos y usted, con quien les ha dejado, no intenta acercarse a ellos siquiera...

        -¿Se cree que no sé todo eso? ¿Que su padre se ha ido? Créame, van a estar mejor sin él. Su madre no está sola, yo no le voy a soltar la mano, pero ellos...-ahogó un quejido de rabia,- ya les oye, me llaman doctor o hermano de su madre... No consigo conectar con ellos.

        -¿Lo ha intentado?

        -Ah...por favor...-Sonrió sardónico.

        Ella puso el intermitente y dando un volantazo detuvo el vehículo en el arcén de la carretera. Demir la miró interrogante.

        -¡Vuelva a ser su tío!- Dijo mirándole intensamente a los ojos.- Vuelva a ser aquel tío que con su primer sueldo les compró una pelota amarilla con puntos negros.¿Que cómo lo sé? Me lo contó Sila llena de resentimiento, porque usted no es aquel tío... porque usted es un extraño.

        El se quedó un instante en silencio. Dolido.

        -No eran puntos, eran pentágonos negros.-Fué lo único que se le ocurrió decir.

        -Así que lo recuerda...

        -Claro. Y a Demir le compré un andador, un cochecito de madera con un palo para empujar, entonces tenía la edad de Melek,- sonrió cálidamente al recordarlo,- era el niño más travieso y más gracioso que se pueda imaginar...Pero de eso hace mucho, yo he cambiado, ellos también, he estado lejos mucho tiempo y los he perdido y... -La miró de reojo y confesó entre avergonzado y vencido.-El otro día les compré una caja de "delicias turcas" de la mejor confitería de Estambul. Apenas le hicieron caso.

        -¡Ajáh... !-Le miró burlona con una ceja alzada.- Así que no soy yo sola la de las chuches...-Volvió a poner el coche en marcha y se incorporó al tráfico.- Usted es como el borracho que perdió la llave delante de la puerta de su casa y fué a buscarla debajo de una farola porque allí había luz. Vuelva y busque la llave donde la perdió, aunque sea a oscuras, aunque sea a tientas... la llave sigue ahí.

        Sühayla continuó conduciendo en silencio, dejándole inmerso en sus pensamientos, de vez en cuando le lanzaba una mirada de reojo y notaba su inquietúd. 

        Cuando aparcó en el hospital, ella comentó al descuido:

        -¿Sabe, doctor Bahrain? Yo creo que a usted le encantaría volver a pasear en un barco por el Bósforo, ver de cerca la Torre de la Doncella y comer un maras dondurmasi (helado turco) dejando que el vendedor le haga malabares con él y juegue dándoselo y quitándoselo... es divertido.

        Aquella tarde Demir volvió a casa solo. Entró directamente en la cocina donde solía encontrar a los niños acompañando a Begum mientras esperaban a que Melek despertase de su siesta. 

        Recibió una respuesta vaga a su saludo pero se aseguró de que las papeletas que llevaba en su mano y que dejó caer sobre la encimera de mármol llamasen la atención.

        -Hoy ha venido el viajante de una farmacéutica y me ha regalado unas entraas para recorrer el Bósforo en un barco de esos turísticos.- Le comentó a la viuda mientras iba a la nevera a buscar agua.- Me habrá visto con cara de turista... Claro que llevo tanto tiempo fuera del país que casi lo soy. 

        -Esos paseos son preciosos, van por el Cuerno de Oro, pasan por la Torre de la Doncella y bajo el puente y por los palacios... 

        - Lo pone de una forma que me están dado ganas de ir... Y lo cierto es que tengo la tarde libre...porque le dije a bayan doktor Sühayla para trabajar aquí y me ha dicho que no puede porque va con annesi (su mamá) a comprar un regalo para una amiga que se casa en breve...-Miró de reojo a los hermanos que cruzaban silenciosas muecas entre       si.-¿Qué me decís, Sila, Demir?¿Quereis que vayamos? 

        Los dos adolencentes se encogieron de hombros a la vez, como si pasar la tarde recorriendo el estrecho del Bósforo o quedarse en casa haciendo deberes fuera  una decisión difícil de tomar. 

        -Si... te apetece podemos ir. -Dijo Sila adoptando la postura de quien se sacrifica por el bién común. El otro asintió con más entusiasmo.

        Se cambiaron de ropa, metieron a Melek en su sillita y se dispusieron a irse. Antes de salir Demir cerró los ojos y aspiró aire profundamente. ¡No podía creer que fuera a decir lo que iba a decir...pero lo iba a decir!

        -Coged unas chaquetas, Sühayla hanim dijo esta mañana que por la tarde iba a refrescar...    

          El paseo en barco duró alrededor de dos horas y media. Demir notaba la tirantez de sus dos sobrinos mayores hacia él, pero no quiso tomarla en cuenta; desde la primera vez que notó la hostilidad de ellos no había querido imponerles su presencia pensando que sería mejor no incomodarlos, ahora decidió que todos debían afrontar y superar aquella incomodidad. Al principio fué difícil, preferían guardar las distancias, pero un solo comentario histórico llamó su atención. Después, preguntas, más datos, leyendas y curiosidades relativas a lo que veían... El se lo sabía todo y sus sobrinos estaban llenos de curiosidad.

        Disfrutaron del recorrido, de los vendedores que iban y venían ofreciendo té, gorras,  refrescos, sourvenirs... Tomaron unos refrescos y como el sol era intenso aún les compró una gorra a cada uno. Después, tras el desembarco, fueron a comer kebab en un popular establecimiento cercano al puerto. El doctor apenas podía disfrutar de aquellos momentos debido a la cantidad de sentimientos que le embargaban. Una mente inquieta como la suya necesitaba diseccionar, analizar cada instante de aquella tarde. Lo haría por la noche, quizá otro día u otro año...¿qué importaban los hechos? Importaba disfrutar de ellos tres. Ver a Melek mirando a su alrededor, empapando de imagenes sus preciosos ojos verdes, u oir las bromas y también las discusiones entre Demir y Sila. Pero si quedaba un pequeño obstáculo, un leve muro entre ellos, éste fué destruído cuando miró a Sila y le dijo:

        -¿Te acuerdasdel balón amarillo con pentágonos negros que te regalé...?

        

        


Comentarios

  1. Exelente muchas gracias x compartir vamos x más.

    ResponderEliminar
  2. Enganchada a otra historia. Hay qué ver cuántas cosas buenas han surgido de Emanet 🥰

    ResponderEliminar
  3. Ahhh que guay lo estás haciendo. Me está gustando mucho.. jajaja pillina mira como nos estás enganchando.... 👏👏👏👏

    ResponderEliminar
  4. Bravo, nos acercamos a los besos...lo siento ...no va a ser este doctor tan desagradecido después de tan buenos consejos...😜

    ResponderEliminar
  5. Que bonito.. sigue asi, estas creando una historia magnifica y nosotras la estamos diafrutando. Lu

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

EL DESTINO EN LA CARRETERA

BUSCANDO SU CAMINO.

EL DESTINO EN LA CARRETERA