BUSCANDO SU CAMINO
CAPITULO 6°
-Buenos días doctor, chicos...
Como cada día Sühayla entraba en el silencioso comedor donde Demir Bahrain desayunaba con sus dos sobrinos mayores.
-Hace un día precioso.Se nota que estamos en primavera. Sus periódicos, doctor.-Se los puso a un lado sobre la mesa.-Según las predicciones meteorológicas habrá cielos despejados durante casi todo el día, por la tarde se formarán algunas nubes de evolución aunque no se esperan lluvias.-Cogió un vaso y se sirvió té.
Como siempre, cuando ella llegaba se acababan el silencio y la tranquilidad.
-¿Mi pequeña Melek sigue durmiendo?-Preguntó a Sila que respondió con un asentimiento silencioso.-Es buenisima, me acaba de decir Begum que no da un ruido.
Begum se había hecho enseguida con el funcionamiento de la casa y con la atención a la pequeñita, demostrando que Sühayla no se había equivocado en su elección, que la viuda además de simpática era muy eficiente. También había una interina que acudía tres horas todos los días, para la limpieza.
El día comenzaba cuando el serio médico y ella dejaban a los niños mayores en la escuela. No había abrazos, besos o hastaluegos. Sila y Demir se apeaban del Mercedes de alquiler y entraban en el colegio. Después ellos dos se dirigían al hastane y allí pasaban la mañana trabajando, bueno, él trabajaba con los compañeros de ella y ella les seguía como un perrito sin perderse una coma de lo que decían y tomando nota de todo, aprendiendo, porque si algo tenía claro es que el profesional inteligente, agudo, brillante en realidad, no tenía nada que ver con el hombre que estaba en su casa intentando lidiar con poco exito con dos adolescentes y una bebé.
-Bien ¿en este caso qué podemos hacer?-Preguntó a sus colegas-¿Cómo podemos abordarlo?
-Pediremos una biopsia para asegurarnos, porque es cáncer de páncreas sin duda.
Tanto Malik como Ösman estuvieron de acuerdo con Mustafá. Ella no estaba tan segura como ellos. Por supuesto tenía todos los síntomas, pero había factores que no parecían haber tenido en cuenta sus compañeros y eso que ellos tenían acceso a toda la documentación, ella se limitaba a tomar apuntes de todo lo que comentaban ellos.
-¿Qué opina usted, Sühayla hanim?- el doctor Demir volvió hacia ella de pronto, mirándola interrogante.
Ella tardó unos instantes en reaccionar.¿Le estaba preguntando a ella o había sido su imaginación?
-¿Nos dirá algo en un futuro cercano o quizá no tiene nada que decir?
-Eh... Yo... -La mirada del doctor la animó a seguir.-Yo... creo...que deberian abrirse a más posibilidades.
Mustafá frunció el entrecejo y la observó huraño, al parecer algo molesto con que el doctor Demir le hubiera preguntado y ella no dijera Amén a su diagnóstico.
-Tú sabes que tiene todos los síntomas de cáncer de pancreas...
-Y de una pancreatitis de tipo uno. -Dijo ella, muy seria, mirándole a los ojos.
-Eso es intuición...
- No, no lo es. Se trata de un paciente varón y mayor de sesenta años; además, Osman le hizo palpaciones y no refirió dolor. Tiene ictericia indolora, es un síntoma que no aparece en el cáncer de páncreas.
-Eso es cierto.- Afirmó Osman y Malik asintió dejándose convencer por aquel nuevo dianóstico.
El silencio de Bahrain la animó a continuar.
-La pancreatitis autoinmunitaria de tipo uno puede ser facilmente confundida con el cáncer de páncreas. Hay muchas coincidencias y escasos signos que las diferencian. No voy a extenderme con la sintomatología que todos conocemos, pero a la hora de un diagnóstico de cáncer de páncreas, no hay por qué descartarla.
-¿Entonces?- La instó Demir a continuar.
-Estoy de acuerdo con hacer una biopsia, pero siempre después de descartar la pancreatitis. Es una prueba relativamente sencilla y no tan invasiva como una biopsia. Además si se confirma el tratamiento es muy diferente... y los resultados...
-De confirmarse la pancreatitis, ¿qué tratamiento propondría?
-El habitual en estos casos, esteroides a largo plazo.
-En ese tipo de tratamiento la enfermedad no remite, porque si se deja el tratamiento vuelve.-Insistió Mustafá.
A Sühayla ya empezaba al asomarle el carácter que, según decía su madre, era de su babaanne. ¿Por qué insistía aquel imbécil en querer quitarle la razón cuando todo el mundo allí sabia que por muy de familia de médicos que él fuera, ella era mucho mejor? Si en vez de ser una mujer ella fuera un hombre, Mustafá no sería nadie.
-Usted sabrá doktor Mustafá , que cuando se trata de enfermedades autoinmunes la curación no existe, al menos por ahora.-Intervino el jefe.- Por ejemplo, la puerta de un coche tiene el mecanismo de apertura/cierre estropeado, por la razón que sea no podemos repararlo, así que ponemos... un cerrojo.- Miró a la doctora y ¿sonrió?- No es una reparación total, pero es efectiva. En las enfermedades autoinmunes ocurre lo mismo, no se repara pero el resultado es una vida prácticamente normal del individuo que la padece.- Se puso en pié, zanjando el tema.- Asegurense de que se trata de una pancreatitis y pongan al paciente el tratamiento que corresponde.-Se dirigía a los varones, claro.- Usted y yo vamos a transcribir este caso, es muy interesante.
-Me ha plagiado lo del coche.- Dijo con una actitúd absurdamente infantil cuando se alejaban hacia el despacho de él.
-Ha sido un ejemplo.-Le restó importancia el doctor.
-Pero me lo ha copiado.
-Ha sido solo un ejemplo,-repitió,-por cierto, enhorabuena, un diagnóstico muy bién hecho.
-Usted ya lo sabía.
El no contestó, pero claro que lo tenía que saber era obvio,por su actitúd, que lo sabía, pero¿por qué le había pregutado a ella? Se sentía muy emocionada por eso, porque en aquel momento, ella había sido como una más del equipo y no una pseudoasistente sin derecho a intervenir.
Le estaba tan agradecida que insistió en acompañarle a su casa para pasar la tarde en el despacho transcribiendo y documentando el caso, utilizando incluso algunas de las anotaciones que había tomado ella como apuntes para sí misma.
Los niños volvieron del colegio y se sorprendieron de verla allí, pegada al ordenador en la estancia que el"hermano de su madre" utilizaba como despacho.
-¿Qué haces aquí todavía?-Preguntó Sila como si aquello fuera un saludo.
-Transcribiendo un caso que tenemos en el hospital.- Respondió sin apartar la vista e la pantalla.-Por cierto se dice merhaba o iyi günler, no, "qué haces aquí todavia".
La joven no dijo nada, estaba detras de ella.
-"Orina oscura,-leyó en la pantalla-...¿Heces pálidas o que flotan en el inodoro?¡Puag qué asco!- se apartó desagrado.
-Así aprenderas a no leer lo que no es para tí.
Dejó de escribir y se volvió para prestarle atención.
-¿Qué tal el colegio?
Sila ya estaba dispuesta a irse, pero se detuvo quizá sorprendida de que alguien se fijara en ella.
-Bah, no está mal.-Se encogió de hombros.- Son un poco estirados.
- No dejes que eso te afecte.- Le sonrió con calidéz,- de todas formas muchas veces la gente no es lo que parece; en ocasiones hay que darles una oportunidad y al conocerlos descubres que valía la pena hacer el esfuerzo.
-También lo podrían hacer ellos.- Fué a sentarse en el sofá.
-También, pero siempre tiene que haber quien dé el primer paso, si se está uno por el otro y la casa sin barrer...- Se acercó a ella con calma y se dejó caer sentada al otro lado del sofá.
Algo hizo crak debajo de ella. No sabía de qué se trataba pero estaba segura de que estaba roto. La sonrisa se le congeló en la boca, pero disimuló bién.
-¿Y si me rechazan?-Dudó preocupada la adolescente.
-¿Y si te aceptan?-Replicó incómoda sin moverse encima del objeto roto.- Oye, un poco antes de la entrada de la urbanización hay un puesto de simit, ¿te apetece que nos acerquemos dando un paseo y merendamos? Tienen una pinta estupenda...
Sila dudó un instante pero acabó por encogerse de hombros como si le diera igual o lo hiciera por darle gusto a Sühayla.
- Pues vamos, vé a ponerte una chaqueta o algo.... yo voy a apagar el ordenador...
Apenas salió la muchacha de la estancia se incorporó como empujada por un muelle para ver qué....¡Allah, Allah...! ¡Las gafas del doctor partidas en dos...!¡Puta manía que tenía de dejar las cosas en los asientos!...
Oyó que alguien se acercaba y con prisa escondió las evidencias del crimen entre el costado del sofá y el cojín, corriendo acontinuación para ir a apagar el ordenador.
Entró el doctor y se acercó a la mesa distraído buscando algo mientras llevaba unos apuntes en la mano. Ella supo qué si en vez de mirar en la mesa, mirase en las sillas, banquetas, sillones, sofás... lo encontraria todo.
-Por hoy lo dejo, mañana seguiré si no le importa.
-Al contrario,-comentó distraído en su búsqueda,- no quiero que me acuse de explotarla, ha trabajado muchas horas hoy...
-He invitado a Sila a ir hasta el puesto de simit, merendaremos allí y la traeré de vuelta.
Sin esperarlo logró captar su atención. La miró sin saber cómo reaccionar.
Ella ahogó un suspiro. Si él estaba guapo con sus trajes y sus camisas, con aquellos vaqueros y la sudadera que le marcaba los pectorales estaba de desmayo ¿Sería consciente aquel hombre de lo atractivo que era? Estaba segura de que no, o si lo sabía no le daba la menor importancia.
-Se lo agradezco,-dijo,- le sentará bien hablar con alguien que la escuche. Estan pasando por malos momentos, como ya sabe.
Ella se mordió los labios; se había prometido no meterse donde no le importaba, pero¿de verdad no le importaba? Si se había hecho médico era porque le importaba la gente.
-¿Y por qué ese alguien que los escuche no es su tio?-¡Lo había dicho, lo había dicho! Le había replicado y ahora el le haria algo horrible como incendiarla con el fuego verde de sus hermosos ojos o...
-Para mi desesperación, para mi vergüenza no sé ni como abordarlo siquiera con mi hermana.
-Con amor, con comprensión, usted lo ha dicho, siendo ese alguien que la quiera escuchar...-Se oyeron pasos que se acercaban y cambió de tema.-¿Qué dice que busca?
-He dejado mis gafas en alguna parte,-dijo paseando su mirada por la estancia justo en el momento en que entraba Sila ya preparada para salir de nuevo.
Ella sonrió e indicó a la muchacha que se iban ya.
-Pues encima de la mesa no las he visto...-Aseguró sin mentir.
No quería pensar en lo que pasaría cuando las encontrase, seguro que enseguida sospecharía, había cometido un error al esconderlas, pero confesarlo.... ni que fuera imbécil. ¿Como decían los abogados de las series de televisión? Guardar silencio o negarlo todo. Lo negaría.
Las calles de la urbanización estaban poco transitadas a pesar de que no era tarde. Sila caminaba tranquila al lado de Sühayla, con las manos metidas en los bolsillos de una chamarra vaquera con infinidad de botones y cremalleras como ornamento.
-¿Habláis a menudo con vuestra madre?
-Todas las noches a la hora de la cena.
-Os echará mucho de menos. No llego a imaginar lo difícil que debe ser para ella estar apartada de vosotros tres.
-Para nosotros también. Mi madre es como la luz del día es...
La oyó sonriendo mientras la joven hablaba de su madre, de anécdotas que parecían en principio poco importantes, riendo con ella, acompañándola. Fué entonces cuando pudo ver que la cara de Sila era realmente muy bonita cuando sonreía. Compraron los simits y se sentaron a comerlos en un banco desde el cual se contemplaba una lejana, pero muy hermosa vista del Bóforo.
-¿Dónde habéis ido?- Demir sobrino las abordó en cuanto llegaron a la casa.
-Hemos ido a merendar simit con Nutella,-le dijo su hermana como si hubieran hecho algo grande
-Podías haberme avisado, a mi también me gusta el simit...
-Tranquilo, mañana vamos los tres o incluso nos podemos llevar a Melek si quereis.
Notó sobre sí la mirada de Demir tío y se extremeció como si la hubiera tocado. Fué una sensación extraña para ella, pero que la hizo sentir bien.
-Por cierto,-disimuló fingiendo no haber notado sus ojos verdes sobre ella,-¿dónde está esa brujita?¡Melek...! ¡Melek!
Y a la llamada apareció la pequeñina, caminando con su graciosa torpeza y sus rechonchas piernitas separadas por el grueso pañal, sonriendo felíz mostrando sus dientecillos como perlas mientras mantenía ambas manos en alto mostrando los maravillosos tesoros que había encontrado: Una patilla y media montura con un cristal en cada mano.
Sühayla palideció. Ya estaba descubierta. Lo mejor era irse.
-¡¡Melek!!- El doctor no podía creer lo que veía.- Son mis gafas, pero ¿qué has hecho? ¡Las has roto...!
Demir se agachó frente a la niña y cogió ambos trozos de sus gafas. La criatura empezó a hacer pucheros ante lo que consideraba el robo del tesoro que había encontrado ella solita. Al verla tan triste, la doctora no pudo acallar su mala conciencia, no podía dejar que una criatura inocente cargara con la culpa de algo que no había hecho. su sentido de la justicia la obligaba a confesar.
-Verá doctor, en realidad, Melek no... Melek no...
-¡¡¿Qué?!!- La miró con ojos de ogro.
-Melek no... es más que un bebé, no se enfurezca con ella, pobrecita, ella no sabe lo que hacía...-Se apresuró hacia la chiquilla tomándola en sus brazos y dándole un montón de besos de consuelo para hacerse perdonar el marrón que acababa de endilgarle. A fin de cuentas a la niña no le haría nada mientras que a ella... y su sentido de la justicia en esta ocasión podía compensarla con una chuche -En fin, tengo que irme ya... hasta mañana...-Corrió hacia la salida, nerviosita. -¡Uy la niña, que me la llevo...!- Volvió corriendo y la puso en brazos de su hermana.-¡Hasta mañana!...
Bravoooo 👏👏😘😘
ResponderEliminarMuy bien guapa... Jajja como.le endilgo a la peke el marrón. Sigo atenta a cómo se desarrolla la historia...muy bien!!!!!
ResponderEliminarMe gusta mucho pero... quiero besos!!!!andamos necesitadas como ya sabes🙈😂😂😁😘
ResponderEliminar👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏
ResponderEliminar👏👏👏👏👏👏🤗🤗🤗🤗🤗
ResponderEliminar😁😁😁🥳🥳😂
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