Buscando su camino
CAPITULO 4°
Demir Bahrain terminó el arreglo de su barba y fué al dormitorio para vestirse. La noche anterior, ya tarde, le llevaron su equipaje a la casa, la auténtica, que ya no era el número quince sino el diecisiete. Lo había aprendido de una forma muy dura, pero ya todo quedaba en el pasado, todo menos los dos chichones que aún tenía en su cabeza disimulados por su espesa cabellera negra.
Hacía ocho años que había abandonado definitivamente Turquía para poder seguir avanzando en su carrera profesional. Al principio fué doloroso dejar a su familia, sentirse en tierra extranjera a la que nada le apegaba, pero poco a poco aprendió que el hecho de ser ordenado, metódico, le facilitaba mucho la vida y le permitía concentrarse en su trabajo que era lo que realmente le importaba.En ese aspecto podía felicitarse por haber encontrado a la mujer ideal, su prometida, Helga Berstein, una berlinesa para quien la carrera de él era más importante que la suya propia. Era hermosa y una eficiente colaboradora que le animaba a esforzarse y conseguir nuevos logros. Los había conseguido, pero en alguna parte del camino hacia el éxito se había quedado el joven turco que fué, convirtiéndose en un ciudadano del mundo con domicilio en Miami.
Sin embargo el día anterior, se había dado de bruces con la Turquía que él recordaba; la Turquía visceral, atolondrada y hasta caótica, reflejada en la doctora Hülüsi y no estaba seguro de que eso era lo que necesitaba, sobretodo si además de lidiar con el trabajo tenía que lidiar con los tres hijos de su única hermana, que eran, a fin de cuentas, la verdadera razón por la que había vuelto.
-Necesitaré un coche. Alquile uno.- Le había dicho la noche anterior cuando ya estaba ubicado en el domicilio que ocuparía a partir de aquella noche.
-¿De qué tipo?-Ella le seguía como un perrito mientras él inspeccionaba la casa estancia por estancia.
-Crossover, alemán. Mercedes.-Decidió.- También personal de servicio. Tiene que estar aquí mañana a mediodía como muy tarde. Iremos a recoger a los niños al aeropuerto a las cinco de la tarde.
Ella se había parado en seco.
-Ah, así que está casado,-comentó como al descuido. -Si, claro, es normal.
-No lo es tanto puesto que no lo estoy. Los niños son hijos de mi hermana, llegan desde Antaquia y estarán conmigo este tiempo. Necesitaré un profesor particular que les dé clase a los dos mayores...- Se detuvo en seco.-¿No toma notas?
-¿De qué?
-De lo que le digo.
-No hace falta, me acuerdo de todo.
Ya lo vería. Terminó de abotonarse la camisa e iba a ponerse la americana de tweed inglés cuando sonó el timbre y a continuación se abrió la puerta principal. Bajó las escaleras con innata elegancia y vió parada en el hall a la doctora, ataviada con un traje de pantalón y chaqueta entallada de color negro y una blusa blanca. Tenía toda la imagen de un asistente... y de un enterrador.
-Günaydin, efendim doktor.- Le saludó con una agradable sonrisa en los labios- ¿Qué tal ha pasado su primera noche aquí? Espero que haya descansado bién.
-Günaydin, bayan doktor.- Correspondió al saludo a la vez que asentía en respuesta a su pregunta.
-Hoy tendremos en Estambul un día soleado y una temperatura de dieciocho grados con viento del noreste y un diéz por ciento de humedad, por lo que creo vá a pasar calor con esa chaqueta, pero usted verá...
-No necesito el parte meteorológico, gracias, ni tampoco un consejero de moda. Necesito un coche.
-En la calle tiene un Mercedes GLA ,crossover clase A, full equip de color gris perla. Esta es la llave.-Le mostró antes de dejarla sobre la mesa. -En cuanto al servicio estarán aquí a las nueve y media, para que usted los entreviste.
-¿Yo?
-¿No? Claro, el cocinero no se entretiene pelando patatas.-Dijo como para si.-Dígame qué tipo de personas busca y yo..
-Que respiren, de lo demás encarguese usted.
Ella asintió y continuó:
-En cuanto al profesor para sus sobrinos tengo varios candidatos, aunque en el colegio Santa Sofía, que es el más cercano, aceptarían a los niños.
-¿A estas alturas de curso?
-Es un colegio de alto standing y de pago, así que mediando el dinero aceptarán hasta a su perro, si lo tuviera. Pienso que los niños estarán mejor en el colegio, donde pueden socializar y conocer a otros niños, que estar aquí encerrados con adultos durante cuatro meses.
Quedó gratamente sorprendido con aquella inesperada eficiencia de ella, aunque tampoco tenía motivos para dudar, ya que lo ocurrido la tarde anterior no fué exactamente su culpa, salvo el hecho de incitarle a asaltar la casa.
Para ella tampoco resultaba un trabajo difícil y a cambio esperaba su recompensa cuando él empezara a trabajar en el hospital, aunque, para empezar aquel día la dejó en la casa haciendo entrevistas a los candidatos a trabajar en las labores domésticas. Considerando que la niña pequeña tenía un año y medio, había que elegir a la persona adecuada para que se hiciera cargo de ella. Le pareció que la más indicada sería una mujer de mediana edad, entre cuarenta y cinco y cincuenta años, que cocinara bién y de toda confianza, así que despidió a la gente que había mandado la agencia de contratación y llamó por teléfono a Begum, una viuda que vivía en el mismo barrio que ella y estaba apurada porque la pensión que le había quedado era muy pequeña. La mujer aceptó encantada la oferta, con lo que se encontró con el asunto arreglado.Con ella y una limpiadora por horas sería suficiente para la organización de la casa.
Me encanta cielo, deseando que nos des más👏👏😘😘
ResponderEliminarBravo😍😍
ResponderEliminarChapó!!!!! 🤗🤗🤗
ResponderEliminarQue bien
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