Buscando su camino.
CAPÍTULO 2°
Tras acabar la visita diaria a sus pacientes Sühayla se fué a la sala de descanso de los médicos a estudiar los historiales mientras tomaba un té negro.
Acababa de sentarse cuando entró en la estancia Ömer Izmir, uno de los jóvenes médicos que estaban haciendo la residencia alli, y que la miró extrañado de verla.
-¿Has vuelto muy pronto o es que no has ido a la reunión?- Preguntó sirviendose un té y yendo a sentarse cerca de ella.
- ¿Qué reunión?- Preguntó a su vez sin demostrar demasiado interés ya que ni siquiera alzó su mirada del informe que estaba leyendo.
Ömer se tomó su tiempo antes de contestar. En sus ojos oscuros se reflejó el secreto temor de haber metido la pata. Era evidente que el jefe de Medicina Interna, el doctor Kerim Çanzü, había dejado a la internista fuera de sus planes.
Fue el silencio del joven lo que logró llamar la atención de ella, que abandonó su estudio para concentrarse en su compañero.
-Escúpelo.- Le animó con su forma tan directa de decir las cosas .-¿De qué reunión hablas?-Sonrió con encanto y el otro notó que se le aceleraba el pulso.
Tarde o temprano se iba a enterar, así que no servía de nada callarlo.
-El hospital ha contratado al doctor Bahrain como tutor del equipo de Medicina Interna, durante cuatro meses.
Ella apenas reaccionó. Aquella era a la vez una gran noticia y una tragedia. El doctor Demir Bahrain, el mejor internista del país y uno de los más aclamados en el mundo, estaría cuatro meses en el American Hastane. ¡Esa sería una gran oportunidad de aprender para ella y para el resto del equipo, incluso hasta para el jefe Çanzü...! Pero, ¿por qué no la habian avisado?
Se puso de pié.
-Gracias por el soplo.- Dijo. - Voy al despacho de Çanzü a hablar con él.
-Yo..
-Tranquilo, hermano, tu no me has dicho nada. - Le guiñó un ojo mientras salia de la sala con las manos metidas en los bolsillos de su bata blanca.
Tenia prisa así que no vió a aquella especie de muro de cemento contra el que chocó aplastándose la naríz, lo que le hizo soltar una exclamación de dolor seguida de otra de sorpresa al descubrir contra quien habia chocado. Era el hombre de la cafetería, el del paraguas y la gabardina.
-¿Otra vez usted?- Gruñó mirándole enfadada mientras se llevaba la mano al apéndice nasal .- ¡Casi me rompe la nariz!
- En todo caso casi se la rompe usted sola que ha sido quien me ha atropellado.
Se hubiera detenido a matizar quien había sido más perjudicado por el encontronazo, pero en aquel momento vió a algunos de sus compañeros de equipo charlando entusiasmados y el desconocido pasó a segundo plano.
-Tiene razón, disculpeme. - Dijo perdiendo todo interés por él.
-No se preocupe, no tiene importan...
Ni siquiera le oyó. Ya iba hacia los otros. Osman, Malik y Mustafá eran tres buenos hombres, pero como compañeros dejaban mucho que desear, sobretodo para una mujer joven y con ganas de aprender y ascender en la medicina. Si debía ser justa, no toda la culpa era de ellos; al principio se comportaban de forma muy difefente, era como si estuvieran orgullosos de tener una chica en el equipo, sin embargo poco a poco se fueron acomodando a un sistema que la iba dejando atrás por ser mujer y, si notaron que aquello era una injusticia, como no les afectaba a ellos lo dejaron pasar abandonándola en una lucha que claramente iba perdiendo.
-¡ No me vais a creer cuando os diga a quién he visto en este mismo pasillo! - Se apresuró a ir junto a ellos fingiéndose emocionadisima.
- A Demir Bahrain.- Respondió al momento Malik, quien era el más competitivo de los tres y no le gustaba perder ni a las canicas.
-¿ Cómo lo has sabido? - Se fingió sorprendida .
- Hemos estado reunidos con él y con Çanzü hace un momento.- Respondió Mustafa con aire importancioso, con la jactancia propia de quien se sabe heredero de una famosa familia de larga tradición de médicos.
- Lo que es extraño es que hayas sabido tú quien es. Hace bastante tiempo que salió del país y es muy discreto con su vida...
-Le ví hace algún tiempo en un... artículo de una revista extranjera.- Mintió. - Pero eso no importa, lo importante es que está aquí y que os habeis reunido con él y no me habeis llamado. ¿Os parece justo dejarme fuera? Somos un equipo, o eso creía yo...
-No empieces con tus justicias y tus injusticias, no es cosa nuestra.- Se defendió Ösman que de los tres era el más sensibilizado hacia la situación de su compañera, seguramente porque a diferencia de los otros dos, él sabía lo difícil que era carecer de medios y conseguir terminar una carrera a base esfuerzo y de becas, añadiéndole además el obstáculo de ser mujer. Seguramente por eso sentía tanta admiración por su compañera....o quizá también porque estaba un poco enamorado de ella.- Habla con el jefe y que él te diga porqué no te ha convocado a pesar de que hemos dicho que faltabas tú.
-¡ Claro que iré a hablar con él! Ahora mismo voy.- Dijo encaminándose con enérgica decisión al despacho de Kerim Çanzü.
- No entres como una trombra... creo que tenía una reunión con un representante farmaceútico...-Mustafá alzó la voz para que ella le oyera al alejarse
Osman y Malik se encararon con él.
- ¿Por qué le mientes? Sabes que está con Bahrain... ¡ Süh...!
Mustafá detuvo a Malik cuando éste intentó avisar a su compañera.
- Mentira por mentira, -dijo burlón,- ella ha dicho que le conoce, sin embargo ha chocado con él al salir de la sala de descanso y ni se ha dado cuenta. No le ha reconocido.
- Nosotros tampoco le conocíamos hasta que Çanzü nos lo ha presentado...
- Eso es una putada, Mustafa bey, sabiendo que el tipo es más estricto que un capitán jenízaro...
- Déjala, déjala que hable, si no le va a servir de nada...- Osman se encogió de hombros con un suspiro de resignación,- aunque Kerim la acepte, cuando el capitán jenízaro la conozca no la tiene a su lado ni diez minutos.... Quince... si tiene ojos en la cara y se fija en lo guapa que es la puñetera.
Sühayla llegó ante el despacho de su jefe y golpeó con decisión la madera. Tenía que hablar con él, de hecho había pasado la mitád de las prácticas, del tiempo de residencia y de los tres contratos temporales que había enlazado, hablando con él. Era el viejo más cabezota y retrógrado que había en todo el mundo; al menos en todo el mundo que ella conocia.
Entreabrió la puerta y asomó la cabeza recorriendo con la mirada el arcaico despacho hasta que sus ojos se encontraron con los de su arcaico jefe, con su rostro redondo como una luna llena y el bigotón blanco que tanto le caracterizaba. Si alguien iba al hastane preguntando por él y no le conocía por su nombre bastaba decir: ...Uno que tiene un bigote grande y blanco..." y le responderían al instante: Ah, si, el doctor Çanzü...
-¿ Puedo hablar un minuto con usted, Kerim bey?
El jefe le hizo un gesto con la mano para que entrara, cosa que ella hizo.
-La estaba esperando, no la voy a engañar.-Aseguró el maduro doctor.
Aquellas palabras abrieron un mundo nuevo para ella. ¿Qué quería decir con aquello?¿Que había cambiado de opinión y permitiría que trabajara con doktor Bahrain ? Avanzó con decisión hacia el escritorio y se percató de la presencia de otra persona, ni siquiera dedicó tiempo en discernir que era el representante farmaceútico que mencionó Mustafá. No tenía ojos más que para el bigotón de Kerim. Fué precisamente el doctor quien le llamó la atención sobre el otro hombre.
- Le voy a presentar a...
- ¿Otra vez usted?- Exclamó ella dejandose caer sentada en el sillón contigüo al que el representante ocupaba.- Tendré que entrar con cuidado la próxima vez que vaya al baño por si le encuentro allí también....
- Lo mismo podía decir yo de usted. - Respondió el otro sin pizca de humor en su atractivo rostro.
Era la tercera vez que se encontraban en unas horas. Si aquella noticia cayera en manos de Elif, su amiga ya estaría atando cabos acerca de destinos y constelaciones estelares y vaya usted a saber qué más..
- ¿ Ya se conocen?- Preguntó con curiosidad Çanzü.
- Hemos tenido un par de encuentros
Encontronazos más bién, hubiera dicho ella, pero lo dejó así. No sabía si le alegraba más que le molestaba volver a verle. Realmente era todo un figura. Guapo... ¡Allah lo había bendecido.... ! Era una alegria para los ojos de cualquier mujer. Si su madre le viera ya estaria como un aspersor escupiendole bendiciones
"¿En qué estás pensando, chica?" Se recriminó obligándose a pensar en otra cosa. Vió el paragüas y el maletín apoyados en la pared.
-¿ Dónde ha dejado la gabardina?- Sonrió maliciosa.- ¿la ha perdido?
-No, en realidad ha vuelto usted a sentarse encima de ella.
- ¡Allah, Allah...!- Se incorporó de un salto y cogió la prenda ya hecha un gurruño en su mano.-Una silla tiene tres partes principales, cito de abajo a arriba: Patas, asiento y respaldo. El asiento como su nombre indica es para sentarse , si acaso quiere dejar una prenda le recomiendo el respaldo, aunque aquí como somos muy modernos para según qué cosas...-miró de reojo al doctor Çanzü esperando que se diera por aludido,- tenemos unos ganchos que se llaman percheros. Atento, demostración.- Fué hacia la paréd y colgó la gabardina en el perchero. - Fin de la demostración.- Volvió junto a él y se sentó.- Ahora si me lo permite le robaré dos minutos al doctor, no necesito mas tiempo porque estoy segura que él sabe por qué motivo estoy aquí y no se lo tengo que decir. ¿No es así, doktor bey?
Çanzü dibujó una amplia sonrisa bajo su mostacho y asintió.
- No la conocería si no supiera que ya se ha enterado de que el doctor Bahrain ha sido contratado por el hospital como jefe interino para el equipo de Medicina Interna.
- Exactamente y resulta que yo formo parte de ese equipo y...
- Sühayla estoy reunido con...
- Pero a él no le importa que yo le robe un rato...- Se giró hacia el guapo- ¿verdad que no?Usted no me lo tome a mal, yo luego le invito a un café en una mesa - Le guiñó un ojo de :"Usted ya sabe a qué me refiero " y se centró de nuevo en su objetivo inicial.- Por favor, va a estar cuatro meses, me conformo con trabajar uno, solo un mes...
- Sühayla, escuche... La cuestión es...
- Si, ya lo sé, me lo ha dicho muchas veces, el hospital no quiere invertir en mi porque cualquier día me puedo casar y mi marido no querrá que trabaje y será como haber tirado el dinero, pero créame, no tengo ni pretendientes a mi mano...
- Y se preguntará por qué...- Murmuró severo el joven.
- Se está jugando el café...- Amenazó al otro y siguió con Çanzü. - Por favor, usted sabe cuánto le admiro, él es el Elvis de la Medicina Interna.
El doctor Kerim rió con poco disimulo.
- ¡El Elvis de la Medicina Interna... ! Apuesto a que nunca le han dicho algo así, doktor Demir.
Aquel comentario extrañó a la doctora, que lanzó una mirada recelosa al del paragüas y la gabardina .¿Se llamaba Demir?
- ¿Demir?¿usted se llama Demir?- Como el otro asintió, asintió también ella con expresión angustiada. - Por favor, dígame que no se apellida Bahrain...- le pidió con un hilo de voz y cerrando los ojos como si no quisiera ver lo que intuía.
- Ese es precisamente mi apellido, si.
- Y claro, no es representante farmacéutico...
El negó moviendo la caeza de un lado a otro.
Sühayla se desesperó.
- ¡Pero no puede ser!- Exclamó quejosa. - ¡ Es muy joven para ser él! El doctor Bahrain tiene una trayectoria profesional admirable y usted... usted... es joven y tan... tan...así...!
Se interrumpió antes de decir que era demasiado atractivo. Un médico de la categoría de Bahrain tenía que ser como... Kerim Çansü... Casi calvo, orondo, con un bigotón cano y un montón de años, por lo menos cincuenta y muchos... No podía parecer un modelo de pasarela. Fué dolorosamente consciente de hasta qué punto había metido la pata. Pasaron por su mente todas las imágenes del día. La mesa en la cafetería, sentarse en la gabardina, el choque a la salida de la sala de descanso, interrumpirle en su reunión con Çanzü... sentarse sobre la gabardina...
Sonrió forzando su encanto.
- Vaya, creo que esto no va muy bién... ¿ Le parece si empezamos otra vez?
El Elvis de la Medicina Interna alzó una de sus pobladas cejas.
- ¿Para qué?
- Digo yo que no será tan mezquino como para echarme en cara lo de la cafeteria y la gabardina y el paragüas... que a fin de cuentas tengo razón porque venir a Estambul en abril con gabardina y paragüas no es normal.
- Lo es si se viene de Londres y caia un aguacero cuando salí de allí. Pero lo tendré en cuenta la próxima vez, cuando baje del avión los tiraré en la primera papelera que encuentre para que usted no se ofenda.
- ¡Vamos doctor, no se lo tome asi.. ¿ Cómo iba a imaginar yo que usted es...usted?!
- En eso tiene razón ,yo tampoco imaginaba que usted es usted.
El doctor Kerim carraspeó para ganarse la atención de ambos.
- Sühayla hanim, usted sabe que no puede entrar formalmente en el equipo del doctor Demir, pero tengo una propuesta que hacerle y quizá le interese...
Me encanta Loli...eres genial en los diálogos y muy divertida, espero el próximo con ganas😘
ResponderEliminarLoli!! Gracias por pasarme el link, espero seguir leyendote..se está poniendo interesante....👏👏👏👏
ResponderEliminarEsta buenisimo tu historia la voy a seguir siempre fuerza
ResponderEliminarY seguimos viendo lo genial que linda historia me gusta mucho el papel de la chica así deberíamos ver más mujeres rmponderadas en Turquía jaja
ResponderEliminarSe pone interesante... 👏👏👏
ResponderEliminarGuau!! Como me gustan tus tokes de humor!!!
ResponderEliminarLinda historia!
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